lunes, 1 de diciembre de 2008

MedStar: Intermezzo (VIII)

Barriss había terminado su turno en la unidad médica, y fue directa de allí a la sala quirúrgica. Como sanadora y como Jedi, ella tenía habilidades que otros doctores no tenían; ella podía usar la Fuerza para tranquilizar y para reparar lesiones difícilmente tratables con una droga o una hoja. Pero había límites. Uno de esos límites residía en tratar a alguien contra su voluntad, o sin su conocimiento. Una cosa era entrar en la mente de un paciente en coma; otra distinta ajustar los pensamientos de alguien que estaba despierto y funcionando. Sí, los Jedi usaban la Fuerza para influenciar a las mentes débiles, cuando la única opción restante era permitir a esos seres hacer daño a sí mismos o a otros. Pero entrar en la fuerte mente de un cirujano trabajando para salvar a un paciente agonizante era una situación completamente diferente.
Asumiendo que Jos esté intentando salvar al zabrak, y no matarlo.
Leer ese tipo de propósito era difícil a veces. Con todas esas emociones que zumbaban alrededor de la cabeza de Jos, Barriss supo que ella podría confundir fácilmente sus propósitos con respecto a Omant. Indudablemente tenía sentimientos entremezclados, tenía un serio conflicto sobre eso. Y cómo te sientes sobre una cosa no siempre indica cómo actúas con respecto a ella.
Los vestíbulos se estaban vaciando, y ya no había ningún herido alineado fuera de la SO principal cuando ella llegó. Barriss observó el interior de la sala. Los cirujanos, droides quirúrgicos, enfermeras, técnicos, y celadores bullían en su interior, atendiendo a los heridos. Vio a Jos mientras caminaba hacia un nuevo paciente, y la Fuerza le dijo que aún era otro soldado clon, y no el oficial zabrak.
Así está bien, de momento. Había otro aspecto en todo esto que ella tenía que considerar. Si ella usara la Fuerza para afectar a Jos mientras él estaba en medio de un procedimiento delicado, podría muy bien hacerle cometer un error. La suya no era una mente débil, y cualquier conflicto entre su cerebro y el de ella podría traducirse en un fallo nervioso, y a su vez en una mano trémula manejando la hoja.
Peliagudo. Muy peliagudo. Deseó poder hablar con su Maestra, conseguir sus consejos. Pero eso tampoco iba a ocurrir.

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