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Los guardias que pudieron verse en el exterior de la mansión de Bardrin durante la primera visita de Mara no se veían por ninguna parte cuando ella y Sansia estacionaron su deslizador terrestre y se dirigieron al interior.
Y, como pudo comprobar, era por un buen motivo.
—Bienvenida, Mara -dijo Karrde, levantándose de su silla junto al gigantesco escritorio de Bardrin cuando Mara y Sansia entraron. Estaba sonriendo, pero Mara podía darse cuenta de la ira helada que estaba a punto de estallar bajo la expresión placentera-. Justo a tiempo, como siempre. Acabamos de asegurar la mansión, y estaba a punto de empezar a reunir una fuerza de ataque para ir en tu busca. -Hizo una media reverencia a Sansia-. Usted debe ser Sansia Bardrin. Bienvenida a casa, usted también.
—Gracias -dijo Sansia, devolviendo el gesto-. Estoy impresionada; la gente que diseñó esta pequeña fortaleza para mi padre aseguraba que sería imposible para cualquiera tomarla. No intacta, al menos.
—Tuve cierta ayuda profesional. -Karrde miraba a Bardrin, sentado en malhumorado silencio detrás de su escritorio-. Así como considerable motivación. Puede que más tarde quiera explicar a su padre que jugar con mi gente de esta manera no es forma de mantener una vida larga y saludable.
—No se preocupe -prometió oscuramente Sansia-. Él y yo tenemos mucho de lo que hablar. Empezando con su buena disposición para dejar que me pudriera en los pozos de limo de Praysh con tal de que se le devolviera su preciosa Apuesta Ganadora.
—No habrías estado allí más de seis horas más -retumbó Bardrin-. Ya tenía un equipo congregado para ir en tu busca.
—¿A través de las defensas exteriores de Praysh? -resopló Sansia-. Los habrían cortado en tiras incluso antes de que tocasen la atmósfera.
Mara aclaró su garganta.
-Realmente, creo que se dará cuenta de que es aún más retorcido de lo que pensaba -dijo, alcanzando con la Fuerza la mente de Bardrin. Ahora tenía la mayoría de las piezas, pero sus reacciones emocionales le ayudarían a confirmar si las estaba uniendo en el orden correcto-. Creo que él lo preparó todo deliberadamente para que fuera capturada por esos piratas, sabiendo que ellos la enviarían a usted y a la Apuesta Ganadora directamente a Praysh.
Sansia le frunció el ceño.
-No puede hablar en serio. ¿Qué ganaría con eso?
Mara sonrió estrechamente a Bardrin.
-Algunos prototipos de alta tecnología completamente nuevos que Praysh robó de la Corporación Uoti.
La expresión de Bardrin permanecía sólidamente bajo control, pero su culpable crispación mental era toda la confirmación que Mara necesitaba.
-No sé de qué está hablando -gruñó.
—Pero continúa de todos modos -invitó Karrde, con una sonrisa furtiva asomando en sus labios. Mara sabía que había estado con él el tiempo suficiente para que él pudiera reconocer que nunca usaba ese tono de voz cuando simplemente estaba elucubrando-. Esto es muy interesante.
Mara miraba a Sansia.
-Usted recordará que Praysh mencionó que había pasado sólo una semana desde el robo de Uoti. Su padre oyó hablar de ello y decidió robárselo antes de que Uoti pudiera organizarse para recuperarlo ellos mismos. Sabía que cuando los piratas la entregaran a usted a Praysh, también le darían la Apuesta Ganadora; y por eso aparejó ese fantástico sistema de puntería del que me habló para hacer una grabación de sensores completa de la matriz de defensa de Praysh en el vuelo de ida.
La cara de Sansia se había vuelto de piedra vidriada.
-¿Por qué, especie de nerf hinchado, manipulador y sin corazón? -exclamó, con los ojos fijos en la cara de su padre como turboláseres gemelos-. Me enviaste deliberadamente a esa...
-Creí que alguien con las habilidades de Jade tendría más oportunidades de conseguirlo sola -le cortó bruscamente Bardrin-. Y ella tendría una ocasión más fácil de alcanzar la Apuesta Ganadora desde la cámara de audiencias de Praysh en lugar del cuarto de las esclavas, por eso envié ese mensaje anónimo sugiriéndole que avisase al Mrahash de Kvabja sobre el globo flotador. Una vez que tuviéramos la Apuesta Ganadora podríamos analizar la formación de defensa exterior de Praysh, nuestras tropas privadas podrían entrar con facilidad, rescatarte, y destruir la operación de Praysh de un solo golpe.
—¿Y los prototipos de Uoti?
Bardrin se encogió de hombros.
-Una pequeña paga extraordinaria. Una recompensa, si prefieres, por nuestra conciencia cívica eliminando un esclavista particularmente nocivo. Somos gente de negocios, Sansia. -Miró a Karrde significativamente-. Y te enseñé mejor que para dar salida a las disputas comerciales delante de extraños.
—Sí, ciertamente lo hiciste. -Sansia tomó una respiración profunda; entonces se volvió para mirar a Mara-. Sea lo que sea que él prometió pagarle, usted merece más. Diga su precio.
Mara miró a Bardrin fríamente.
-No puede permitirse pagar todo lo que me ha hecho pasar -dijo-. Pero me conformaría con una copia del registro de rastreo de la Apuesta Ganadora. Hay un poco de seria justicia que pienso hacer llover sobre la cabeza de Praysh, y no creo que quiero confiar en su padre para que lo haga por mí. Con conciencia cívica o sin ella.
Sansia arrojó una sonrisa maliciosa a Bardrin.
-Haré algo mejor que eso. Llévese la nave entera.
—¿Qué? -Bardrin se puso en pie de un salto, ajeno al bláster que había aparecido de repente en la mano de Karrde-. Sansia, no vas a dar mi nave a estos... estos...
Echó saliva al parar de hablar. Sansia permaneció en silencio un par de instantes, y luego volvió a mirar a Mara.
-Ya sabe los códigos de acceso y operación -continuó como si su padre no hubiera hablado-. Es una buena nave. Disfrútela.
—Gracias -dijo Mara-. Lo haré.
—También está la cuestión de mi cuota -dijo Karrde.
—¿De qué está hablando? -preguntó Bardrin-. Ella ya ha dado a Jade más de lo que...
—Yo no estoy hablando del pago por el rescate de su hija -le cortó fríamente Karrde-. Estoy refiriéndome a mi cuota por no matarlo ahora mismo por secuestrar a mi tripulación. -Miró a Sansia-. A menos que usted prefiera no hacer semejante trato, claro. Ciertamente puedo cobrar mi cuota en sangre si usted lo prefiere.
—Es tentador -admitió Sansia-. Pero no, me ocuparé de mi querido papá a mi propio modo. -Puso una fina sonrisa-. Fuera de la vista de extraños. ¿Qué clase de pago quiere?
—Pensaremos en algo más tarde -le dijo Karrde, guardando su bláster-. Me mantendré en contacto. Venga, Mara. Es hora de volver al aire libre de nuevo.
Dejaron la sala y avanzaron a través de la mansión extrañamente abandonada; y fue sólo mientras descendían la escalera final hacia el vestíbulo cuando el anterior comentario de Karrde sobre haber tenido ayuda profesional finalmente se aclaró. Acechando en la sombra de un pilar de apoyo tallado dónde podía cubrir tanto la escalera como la puerta había una silueta que recordaba demasiado bien.
—Reclamé unos cuantos favores a la Consejera Organa Solo -murmuró Karrde como explicación a su lado-. Era un negocio muy ventajoso.
—Sí -dijo Mara, estremeciéndose involuntariamente cuando rebasaron al guerrero noghri y se dirigieron abajo por la escalera-. Apostaría a que lo fue.
Los guardias que pudieron verse en el exterior de la mansión de Bardrin durante la primera visita de Mara no se veían por ninguna parte cuando ella y Sansia estacionaron su deslizador terrestre y se dirigieron al interior.
Y, como pudo comprobar, era por un buen motivo.
—Bienvenida, Mara -dijo Karrde, levantándose de su silla junto al gigantesco escritorio de Bardrin cuando Mara y Sansia entraron. Estaba sonriendo, pero Mara podía darse cuenta de la ira helada que estaba a punto de estallar bajo la expresión placentera-. Justo a tiempo, como siempre. Acabamos de asegurar la mansión, y estaba a punto de empezar a reunir una fuerza de ataque para ir en tu busca. -Hizo una media reverencia a Sansia-. Usted debe ser Sansia Bardrin. Bienvenida a casa, usted también.
—Gracias -dijo Sansia, devolviendo el gesto-. Estoy impresionada; la gente que diseñó esta pequeña fortaleza para mi padre aseguraba que sería imposible para cualquiera tomarla. No intacta, al menos.
—Tuve cierta ayuda profesional. -Karrde miraba a Bardrin, sentado en malhumorado silencio detrás de su escritorio-. Así como considerable motivación. Puede que más tarde quiera explicar a su padre que jugar con mi gente de esta manera no es forma de mantener una vida larga y saludable.
—No se preocupe -prometió oscuramente Sansia-. Él y yo tenemos mucho de lo que hablar. Empezando con su buena disposición para dejar que me pudriera en los pozos de limo de Praysh con tal de que se le devolviera su preciosa Apuesta Ganadora.
—No habrías estado allí más de seis horas más -retumbó Bardrin-. Ya tenía un equipo congregado para ir en tu busca.
—¿A través de las defensas exteriores de Praysh? -resopló Sansia-. Los habrían cortado en tiras incluso antes de que tocasen la atmósfera.
Mara aclaró su garganta.
-Realmente, creo que se dará cuenta de que es aún más retorcido de lo que pensaba -dijo, alcanzando con la Fuerza la mente de Bardrin. Ahora tenía la mayoría de las piezas, pero sus reacciones emocionales le ayudarían a confirmar si las estaba uniendo en el orden correcto-. Creo que él lo preparó todo deliberadamente para que fuera capturada por esos piratas, sabiendo que ellos la enviarían a usted y a la Apuesta Ganadora directamente a Praysh.
Sansia le frunció el ceño.
-No puede hablar en serio. ¿Qué ganaría con eso?
Mara sonrió estrechamente a Bardrin.
-Algunos prototipos de alta tecnología completamente nuevos que Praysh robó de la Corporación Uoti.
La expresión de Bardrin permanecía sólidamente bajo control, pero su culpable crispación mental era toda la confirmación que Mara necesitaba.
-No sé de qué está hablando -gruñó.
—Pero continúa de todos modos -invitó Karrde, con una sonrisa furtiva asomando en sus labios. Mara sabía que había estado con él el tiempo suficiente para que él pudiera reconocer que nunca usaba ese tono de voz cuando simplemente estaba elucubrando-. Esto es muy interesante.
Mara miraba a Sansia.
-Usted recordará que Praysh mencionó que había pasado sólo una semana desde el robo de Uoti. Su padre oyó hablar de ello y decidió robárselo antes de que Uoti pudiera organizarse para recuperarlo ellos mismos. Sabía que cuando los piratas la entregaran a usted a Praysh, también le darían la Apuesta Ganadora; y por eso aparejó ese fantástico sistema de puntería del que me habló para hacer una grabación de sensores completa de la matriz de defensa de Praysh en el vuelo de ida.
La cara de Sansia se había vuelto de piedra vidriada.
-¿Por qué, especie de nerf hinchado, manipulador y sin corazón? -exclamó, con los ojos fijos en la cara de su padre como turboláseres gemelos-. Me enviaste deliberadamente a esa...
-Creí que alguien con las habilidades de Jade tendría más oportunidades de conseguirlo sola -le cortó bruscamente Bardrin-. Y ella tendría una ocasión más fácil de alcanzar la Apuesta Ganadora desde la cámara de audiencias de Praysh en lugar del cuarto de las esclavas, por eso envié ese mensaje anónimo sugiriéndole que avisase al Mrahash de Kvabja sobre el globo flotador. Una vez que tuviéramos la Apuesta Ganadora podríamos analizar la formación de defensa exterior de Praysh, nuestras tropas privadas podrían entrar con facilidad, rescatarte, y destruir la operación de Praysh de un solo golpe.
—¿Y los prototipos de Uoti?
Bardrin se encogió de hombros.
-Una pequeña paga extraordinaria. Una recompensa, si prefieres, por nuestra conciencia cívica eliminando un esclavista particularmente nocivo. Somos gente de negocios, Sansia. -Miró a Karrde significativamente-. Y te enseñé mejor que para dar salida a las disputas comerciales delante de extraños.
—Sí, ciertamente lo hiciste. -Sansia tomó una respiración profunda; entonces se volvió para mirar a Mara-. Sea lo que sea que él prometió pagarle, usted merece más. Diga su precio.
Mara miró a Bardrin fríamente.
-No puede permitirse pagar todo lo que me ha hecho pasar -dijo-. Pero me conformaría con una copia del registro de rastreo de la Apuesta Ganadora. Hay un poco de seria justicia que pienso hacer llover sobre la cabeza de Praysh, y no creo que quiero confiar en su padre para que lo haga por mí. Con conciencia cívica o sin ella.
Sansia arrojó una sonrisa maliciosa a Bardrin.
-Haré algo mejor que eso. Llévese la nave entera.
—¿Qué? -Bardrin se puso en pie de un salto, ajeno al bláster que había aparecido de repente en la mano de Karrde-. Sansia, no vas a dar mi nave a estos... estos...
Echó saliva al parar de hablar. Sansia permaneció en silencio un par de instantes, y luego volvió a mirar a Mara.
-Ya sabe los códigos de acceso y operación -continuó como si su padre no hubiera hablado-. Es una buena nave. Disfrútela.
—Gracias -dijo Mara-. Lo haré.
—También está la cuestión de mi cuota -dijo Karrde.
—¿De qué está hablando? -preguntó Bardrin-. Ella ya ha dado a Jade más de lo que...
—Yo no estoy hablando del pago por el rescate de su hija -le cortó fríamente Karrde-. Estoy refiriéndome a mi cuota por no matarlo ahora mismo por secuestrar a mi tripulación. -Miró a Sansia-. A menos que usted prefiera no hacer semejante trato, claro. Ciertamente puedo cobrar mi cuota en sangre si usted lo prefiere.
—Es tentador -admitió Sansia-. Pero no, me ocuparé de mi querido papá a mi propio modo. -Puso una fina sonrisa-. Fuera de la vista de extraños. ¿Qué clase de pago quiere?
—Pensaremos en algo más tarde -le dijo Karrde, guardando su bláster-. Me mantendré en contacto. Venga, Mara. Es hora de volver al aire libre de nuevo.
Dejaron la sala y avanzaron a través de la mansión extrañamente abandonada; y fue sólo mientras descendían la escalera final hacia el vestíbulo cuando el anterior comentario de Karrde sobre haber tenido ayuda profesional finalmente se aclaró. Acechando en la sombra de un pilar de apoyo tallado dónde podía cubrir tanto la escalera como la puerta había una silueta que recordaba demasiado bien.
—Reclamé unos cuantos favores a la Consejera Organa Solo -murmuró Karrde como explicación a su lado-. Era un negocio muy ventajoso.
—Sí -dijo Mara, estremeciéndose involuntariamente cuando rebasaron al guerrero noghri y se dirigieron abajo por la escalera-. Apostaría a que lo fue.
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