42
La oscuridad les oprime, y el piloto rebelde puede sentir el asombro de Gideon.
-No, tienes razón -dice Luke-. Erredós puede devolver el ala-X a la base, pero no creo que Sidney pueda escapar sin nuestra ayuda.
-Ahora hablas mi idioma -dice Gideon.
Luke trata de alcanzar su arma, pero Gideon le tiene demasiado encajado contra la pared.
-¿Puedes desenganchar mi sable de luz? -pregunta Luke.
-Desde luego -responde Gideon-. Apenas puedo esperar a ver la reacción de esos autómatas cubiertos de plastiduro cuando salgas con ese trincha-hombres en la mano.
Los dedos de Gideon agarran el cinturón de Luke.
-Estás demasiado a la izquierda -dice Luke.
-¡Entonces gírate a la derecha! Ordena el minero-. ¿Qué te crees que soy, un twi'lek?
Luke se gira obedientemente, haciendo caer algo pesado de una estantería. Lo atrapa entre su cuerpo y el muro. El joven rebelde se detiene, sin querer que lo que quiera que había caído golpease en el suelo y alertase a los guardias.
-Un poco más -pide Gideon.
-¡No puedo! -responde Luke-. Estoy sujetando algo contra el muro.
-¡Bueno, yo no puedo alcanzar esa maldita cosa desde aquí, y estos malditos grilletes están a punto de cortarme los dedos! -La voz de Gideon muestra su impaciencia.
Luke termina de girarse, permitiendo que el objeto pesado caiga. Como temía, siente cómo golpea el suelo entre sus botas. Gideon alcanza el sable y lo desengancha del cinturón de utilidades.
-¡Lo tengo! -murmura.
La puerta del armario se abre.
-¡Quietos ahí dentro! -ordena el guardia. Su mirada cae inmediatamente sobre el sable de luz en la mano de Gideon-. ¿Qué es eso? ¿Algún tipo de detonador?
Con la culata de su rifle bláster, golpea primero a Gideon en la cabeza, y luego a Luke. Lo último que siente Luke son sus rodillas doblándose.
Luke no está muerto, pero cuando el gobernador-general Parnell termina con él, desearía estarlo. Las aventuras de Luke han terminado hasta que logra escapar... pero esa es otra historia. Pasa a la sección uno e inténtalo de nuevo.
La oscuridad les oprime, y el piloto rebelde puede sentir el asombro de Gideon.
-No, tienes razón -dice Luke-. Erredós puede devolver el ala-X a la base, pero no creo que Sidney pueda escapar sin nuestra ayuda.
-Ahora hablas mi idioma -dice Gideon.
Luke trata de alcanzar su arma, pero Gideon le tiene demasiado encajado contra la pared.
-¿Puedes desenganchar mi sable de luz? -pregunta Luke.
-Desde luego -responde Gideon-. Apenas puedo esperar a ver la reacción de esos autómatas cubiertos de plastiduro cuando salgas con ese trincha-hombres en la mano.
Los dedos de Gideon agarran el cinturón de Luke.
-Estás demasiado a la izquierda -dice Luke.
-¡Entonces gírate a la derecha! Ordena el minero-. ¿Qué te crees que soy, un twi'lek?
Luke se gira obedientemente, haciendo caer algo pesado de una estantería. Lo atrapa entre su cuerpo y el muro. El joven rebelde se detiene, sin querer que lo que quiera que había caído golpease en el suelo y alertase a los guardias.
-Un poco más -pide Gideon.
-¡No puedo! -responde Luke-. Estoy sujetando algo contra el muro.
-¡Bueno, yo no puedo alcanzar esa maldita cosa desde aquí, y estos malditos grilletes están a punto de cortarme los dedos! -La voz de Gideon muestra su impaciencia.
Luke termina de girarse, permitiendo que el objeto pesado caiga. Como temía, siente cómo golpea el suelo entre sus botas. Gideon alcanza el sable y lo desengancha del cinturón de utilidades.
-¡Lo tengo! -murmura.
La puerta del armario se abre.
-¡Quietos ahí dentro! -ordena el guardia. Su mirada cae inmediatamente sobre el sable de luz en la mano de Gideon-. ¿Qué es eso? ¿Algún tipo de detonador?
Con la culata de su rifle bláster, golpea primero a Gideon en la cabeza, y luego a Luke. Lo último que siente Luke son sus rodillas doblándose.
Luke no está muerto, pero cuando el gobernador-general Parnell termina con él, desearía estarlo. Las aventuras de Luke han terminado hasta que logra escapar... pero esa es otra historia. Pasa a la sección uno e inténtalo de nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario