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-Podríamos estar mejor si los imperiales se dispersasen -responde Luke a Gideon-. Eso igualaría las probabilidades. Atrapemos esa luz.
Se gira para comenzar a andar por el pasillo.
-Espera, joven amigo -dice el minero-. Si andamos, nunca llegaremos a ninguna parte. Esta mina tiene más de 200 kilómetros de galerías. -Trepa al asiento del conductor de un pequeño tractor elevador de repulsión. Aunque sólo hay un asiento en el sentido de la marcha, un banco corre a lo ancho en su parte trasera-. Nos llevaremos este buggy de supervisión, si es que arranca. Sidney, mira a ver si hay alguna linterna de sobra por ahí.
Mientras Gideon trastea en el buggy de supervisión, Luke usa su sable de luz para fundir las cajas de control de los demás vehículos. Está agradecido de que la persona al otro extremo del túnel no haya hecho lo mismo.
Un minuto más tarde, los repulsores del buggy de supervisión cobran vida con un zumbido. Sidney regresa con un puñado de luces planas montadas en cintas de sintored ajustables. Gideon se coloca una cinta en la cabeza y un rayo de luz surge de la lámpara. Luke examina la lámpara que Sidney le ofrece. Hay una pequeña célula de energía junto a la bombilla. Cuando se coloca la cinta de sintored sobre la cabeza, se ajusta de forma suave y segura sin tener que hacer nada por su parte. Un poderoso rayo de luz brilla en la dirección en la que gire la cabeza.
Gideon indica a sus pasajeros que suban a bordo. Un momento después, aceleran por el túnel tras la luz desvaneciente. El zumbido del motor de repulsión del buggy de supervisión resuena en las paredes del túnel, creando un estruendo increíble. El mundo de Luke se reduce al círculo de luz que proporciona la linterna en su cabeza. Con el tremendo clamor del buggy de supervisión, sólo puede sentir aquello que ve. No es mucho... monótona roca gris pasando rápidamente por un círculo amarillo de dos metros de diámetro; tal vez la cola del buggy o la rodilla de Sidney apareciendo ocasionalmente en su campo de visión. Su visión periférica sólo ve oscuridad, y las cosas oscuras en las profundidades parecen inexistentes.
Si Luke se concentra en mantener la barbilla alta y la cabeza firme, puede ver las paredes del tubo del ascensor disminuir hasta convertirse en nada. Las distancias y las proporciones parecen exageradas bajo tierra. El final del túnel enmarca el tubo en una manga que se contrae cada vez más, y las luces que indican la única salida que el piloto rebelde conoce se desvanecen con intranquilizadora rapidez.
Al reflexionar en el aislamiento de este agujero ruidoso, Luke piensa de repente que debe haber una atmósfera ahí abajo. De otro modo, el túnel no seria tan ruidoso y polvoriento.
No tiene oportunidad de preguntarle a Gideon acerca de su descubrimiento. Cuando se gira para mirar hacia delante, dos disparos de bláster sucesivos casi le ciegan. Aparecen de la negra oscuridad que Luke suponía que era la pared del túnel. Por lo que él sabe, allí bien podía haber un ejército acechando; no tuvo oportunidad de alumbrar con la linterna de su cabeza en dirección a los destellos, y ahora estaba completamente a oscuras. Se retira la lámpara de la cabeza y salta del buggy de supervisión al suelo.
-Podríamos estar mejor si los imperiales se dispersasen -responde Luke a Gideon-. Eso igualaría las probabilidades. Atrapemos esa luz.
Se gira para comenzar a andar por el pasillo.
-Espera, joven amigo -dice el minero-. Si andamos, nunca llegaremos a ninguna parte. Esta mina tiene más de 200 kilómetros de galerías. -Trepa al asiento del conductor de un pequeño tractor elevador de repulsión. Aunque sólo hay un asiento en el sentido de la marcha, un banco corre a lo ancho en su parte trasera-. Nos llevaremos este buggy de supervisión, si es que arranca. Sidney, mira a ver si hay alguna linterna de sobra por ahí.
Mientras Gideon trastea en el buggy de supervisión, Luke usa su sable de luz para fundir las cajas de control de los demás vehículos. Está agradecido de que la persona al otro extremo del túnel no haya hecho lo mismo.
Un minuto más tarde, los repulsores del buggy de supervisión cobran vida con un zumbido. Sidney regresa con un puñado de luces planas montadas en cintas de sintored ajustables. Gideon se coloca una cinta en la cabeza y un rayo de luz surge de la lámpara. Luke examina la lámpara que Sidney le ofrece. Hay una pequeña célula de energía junto a la bombilla. Cuando se coloca la cinta de sintored sobre la cabeza, se ajusta de forma suave y segura sin tener que hacer nada por su parte. Un poderoso rayo de luz brilla en la dirección en la que gire la cabeza.
Gideon indica a sus pasajeros que suban a bordo. Un momento después, aceleran por el túnel tras la luz desvaneciente. El zumbido del motor de repulsión del buggy de supervisión resuena en las paredes del túnel, creando un estruendo increíble. El mundo de Luke se reduce al círculo de luz que proporciona la linterna en su cabeza. Con el tremendo clamor del buggy de supervisión, sólo puede sentir aquello que ve. No es mucho... monótona roca gris pasando rápidamente por un círculo amarillo de dos metros de diámetro; tal vez la cola del buggy o la rodilla de Sidney apareciendo ocasionalmente en su campo de visión. Su visión periférica sólo ve oscuridad, y las cosas oscuras en las profundidades parecen inexistentes.
Si Luke se concentra en mantener la barbilla alta y la cabeza firme, puede ver las paredes del tubo del ascensor disminuir hasta convertirse en nada. Las distancias y las proporciones parecen exageradas bajo tierra. El final del túnel enmarca el tubo en una manga que se contrae cada vez más, y las luces que indican la única salida que el piloto rebelde conoce se desvanecen con intranquilizadora rapidez.
Al reflexionar en el aislamiento de este agujero ruidoso, Luke piensa de repente que debe haber una atmósfera ahí abajo. De otro modo, el túnel no seria tan ruidoso y polvoriento.
No tiene oportunidad de preguntarle a Gideon acerca de su descubrimiento. Cuando se gira para mirar hacia delante, dos disparos de bláster sucesivos casi le ciegan. Aparecen de la negra oscuridad que Luke suponía que era la pared del túnel. Por lo que él sabe, allí bien podía haber un ejército acechando; no tuvo oportunidad de alumbrar con la linterna de su cabeza en dirección a los destellos, y ahora estaba completamente a oscuras. Se retira la lámpara de la cabeza y salta del buggy de supervisión al suelo.
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