miércoles, 11 de diciembre de 2013

Bitácora de contrabandista

Bitácora de contrabandista
Peter Schweighofer

Liadden entró a trompicones en la cabina del Setenta y Siete Estrellas, donde su mentor, el twi’lek To’iir, acababa de activar el motivador de hipervelocidad. Soltó un suspiro de alivio cuando las estrellas se alargaron y la nave saltó al hiperespacio.
-Volatilicé el último de los cazadores de cabezas Z-95 de Roff –dijo, desplomándose en el asiento del copiloto-. Aunque nos han golpeado bien. Me sorprende que el hipermotor aún funcione.
-Diría que conseguimos escapar de esa basura sólo con daños menores –dijo To’iir, mirando por encima de sus anteojos pasados de moda al parpadeante panel de control de daños-. No está mal para un encuentro con los matones de Roff.
-Ese pequeño panel brillante de ahí no te cuenta el resto de las malas noticias –dijo Liadden, tratando de descifrar las lecturas-. Cuando el acoplamiento de energía del escudo estalló, se llevó consigo la válvula de flujo del tanque de agua. Hay agua estancada goteando por toda la bodega. Está empezando a oler realmente rancio ahí atrás. Luego, cuando los sensores se sobrecargaron, el autochef se volvió loco... y lanzó esa masa amarilla que hace llamar comida por toda la cocina. Afrontémoslo, To’iir, necesitamos una nave mejor... y unas vacaciones.
El viejo twi’lek se recostó en su silla y dejó escapar un largo suspiro.
-No te preocupes, jovencita –dijo, cerrando adormecido los ojos.
-¿Qué? ¿Estamos yendo a uno de esos planetas de los que siempre hablas? Ya sabes, esos realmente remotos y primitivos.
-No esta vez –dijo To’iir-. Necesitamos suministros y reparaciones menores, pero no podemos arriesgarnos a encontrarnos con más hombres de Roff. Necesitamos uno de mis agujeros seguros.
-¿Agujero seguro? –preguntó Liadden-. ¿Qué es eso, y por qué no me habías hablado aún de ello?
-Todo a su debido tiempo –dijo To’iir-. La aprendiza no puede esperar que el maestro se lo enseñe todo de una sola vez. Vamos a ir a un mundo remoto donde tengo almacenados unos suministros muy valiosos. Un buen lugar para esconderse y descansar por un tiempo. Al menos hasta que hayas reparado los escudos.

2 comentarios:

  1. Curioso que este sea el único Smuggler's Log... Creo que hay más fragmentos que se pueden extraer de los que aparecieron en las Adventure Journal anteriores.

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  2. Los he revisado y, aunque todos están escritos estilo "in-universe" por Platt Okeefe, este es el único que tiene esta especie de prólogo en forma de microrelato (en el que, por cierto, nada tiene ella que ver)

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