El general Cracken hacía girar una y otra vez en
sus manos a la pequeña figurita de Darth Vader.
-No resulta tan intimidante a escala 1/1000, ¿verdad?
Cabe daba vueltas por la oficina, irritado.
-No necesitamos a Amor, general.
El fantasma de una sonrisa asomó en los labios de
Cracken.
-Venga. Todos necesitamos amor –dijo en voz baja el
general.
Cabe estaba demasiado ocupado quejándose para
captar el chiste.
-Esto es una pérdida de tiempo y efectivos en el
momento menos oportuno.
Cracken levantó una ceja, examinando al comandante.
-¿De modo que crees que me estoy equivocando, Cabe?
El agente de la INR se detuvo por un instante.
-Con el debido respeto, general...
Cracken levantó una mano y sonrió.
-Puedes terminar ahí. Ninguna buena noticia comenzó
nunca con esa frase. –Echó una mirada a Daniera, que estaba pacíficamente
sentada y, hasta el momento, en silencio-. ¿Tú qué piensas?
-Amor es fastidioso, egoísta y completamente
desprovisto de honor. –Cabe sonrió con suficiencia al ver confirmada su
opinión, pero luego Daniera se quedó pensando un instante-. Pero también es
inteligente, perceptivo, y tiene mucha experiencia.
Eso borró la sonrisa de Cabe y trajo otra a los
labios de Cracken.
-Nos vendría bien su ayuda –continuó ella-, aunque
no podemos contar con ella. Puede que esto recaiga enteramente sobre nuestros
hombros.
Cracken asimiló sus palabras, reclinándose en su
asiento mientras sus ojos regresaban a Cabe.
-¿Cómo van los preparativos para el Baile de
Máscaras?
-Todo el equipamiento de seguridad interno está
colocado. Los equipos de técnicos están colocando escáneres biológicos y de
armamento en cada entrada. Aparte de la seguridad de uniforme, tendremos
agentes de la INR camuflados. –Cabe meneó la cabeza con disgusto-. Sin embargo,
sigo pensando que deberíamos cancelar completamente el evento. Es un riesgo demasiado
elevado. Especialmente para la vida de la Jefe de Estado.
-La Nueva República tiene una firme política de no
ceder a las amenazas. No nos humillaremos ante el terrorismo. –La voz de
Cracken se suavizó un poco-. Además, Leia jamás accedería a cancelar el evento.
La recaudación del Baile de Máscaras Maltesara proporciona fondos para cientos
de obras de caridad. Es el evento
social de Coruscant.
-Y el lugar perfecto para un asesinato –replicó Cabe.
-Nuestro trabajo consiste en asegurarnos de que eso
no ocurra. –El general tendió la figurita de vuelta a Daniera-. Mira a ver qué
puedes descubrir en el Vórtice... pero ten mucho cuidado.
-Siempre –sonrió Daniera.
-Quisiera ir con ella –dijo Cabe.
-Negativo, comandante. Tú y yo vamos a supervisar
personalmente los últimos preparativos de seguridad en el Gran Salón de Baile
del Palacio. –Cracken se puso en pie y condujo a la puerta a sus agentes de la
INR subordinados-. Cada uno de nosotros tiene una misión que realizar.
***
Daniera se envolvió en la capa mientras caminaba
por el pasillo sombrío. Las lumas que asomaban desordenadamente por el pasillo
ofrecían cierta iluminación, al menos las pocas que aún funcionaban. Al principio
le costó creer que un establecimiento tan exclusivo pudiera encontrarse en
semejante lugar, pero por lo que había descubierto recientemente sobre la
clientela del Vórtice Oscuro, puede que no fuera tan extraño después de todo.
No muy alejado, ni por ubicación ni por espíritu,
del legendario Inframundo de Coruscant, el Vórtice atendía a los peces gordos
del elemento criminal del planeta. Se rumoreaba que en club podía comprarse o
venderse cualquier cosa, incluyendo seres y personas. Por supuesto, no todos
los parroquianos podían ser relacionados directamente con el crimen organizado;
muchos de ellos eran simplemente el típico rico y poderoso que pensaba que era emocionante
mezclarse codo con codo con el peligro.
Daniera miró con el ceño fruncido el gastado
pasillo, lleno de hidrotuberías con fugas, muros cubiertos de hongos, y los
desconchados paneles del suelo cubiertos por una especie de fango marrón que
sólo el Creador podía saber qué era. Ella estaba segura de que no tenía la
menor intención de mezclar sus codos con nada del entorno inmediato.
Su avance fue detenido por una gran puerta blindada
de ónice en buen estado. Puntos blancos cubrían el exterior de ébano, dando la
impresión general de un cielo estrellado.
La puerta lisa no tenía ningún panel de apertura a
la puerta, ni siquiera un pomo o nada similar, ya puestos. Daniera recorrió la
superficie con una mano enguantada, pero no pudo detectar ninguna agarradera,
palanca o cualquier otro tipo de mecanismo oculto.
De pronto se le ocurrió una idea y se llevó la mano
a un bolsillo. Después de unos instantes de rebuscar en el interior, se dio
cuenta de que lo que estaba buscando había desaparecido.
Daniera maldijo para sí y pegó un bote,
sobresaltada, cuando una suave voz surgió de las sombras.
-¿Buscas esto? –preguntó la voz.
El cañón del bláster de bolsillo de Daniera estuvo
en menos de un segundo presionando bajo la mandíbula del hombre.
-Sal a la luz –ordenó-. Ya.
Sonriendo, Amor hizo lo que se le ordenaba.
-Oooh. No hay nada como una mujer con dotes de
mando.
Daniera guardó su arma, con los ojos brillando con
una feroz mezcla de rabia y alivio.
-¿Qué haces aquí?
-Evaluar el talento –dijo Amor-. Has aprobado. –Le tendió
la estatuilla de Darth Vader.
-Así que el gran M’Kyas Amor también es un
carterista consumado.
-Hay muchos, muchos talentos en los que destaco.
-¿Cómo merodear en las sombras?
Amor mostró la mejor de sus sonrisas.
-Me gradué en acecho el primero de mi promoción.
Ella casi sonrió, pero simplemente se volvió hacia
la puerta. Con un rápido giro activó el sable de luz en miniatura. La diminuta
hoja carmesí iluminó la puerta con su brillo fantasmal y... no ocurrió nada.
Con un gruñido de disgusto, Daniera se preparó para
lanzar al hiperespacio el mini-Vader, pero Amor la detuvo poniéndole la mano en
el brazo.
-Espera –susurró-. Mira.
Daniera se volvió a mirar la puerta y observó con
asombro cómo una de las estrellas más grandes del campo estelar comenzaba de
pronto a brillar en un color rojo a juego.
Cautelosa, levantó un dedo y pulsó el panel
iluminado. La puerta retumbó y luego comenzó a ascender lentamente hacia el techo.
-Ya podemos entrar –dijo Daniera. Un pasillo
tenuemente iluminado se extendía ante ellos perdiéndose en la oscuridad.
-Ten cuidado –advirtió Amor-. Y sé que es duro,
pero deja que sea yo quien hable. Las mujeres sólo están un par de escalones
por encima de los esclavos en este antro y las cosas pueden ponerse un poco
feas.
Daniera hizo una pausa, entrecerrando los ojos
hasta que se convirtieron en simples ranuras.
-Así que ya has estado aquí antes, ¿eh?
-Sí, pero no por placer. Uno de mis conocidos es el
dueño del lugar.
-¿Entonces sabías desde el principio cómo entrar?
Amor simplemente le sonrió y luego entraron al
Vórtice.
***
Daniera aún estaba refunfuñando cuando entraron en
una sala de recepción circular. Un gran atril negro era el único mueble de la
sombría habitación, aunque una docena de cortinas aterciopeladas conducían a
lugares desconocidos.
Un twi’lek de aspecto grasiento vestido con una
cara capa negra permanecía tras el atril, examinando a Daniera con una mirada
voraz.
Daniera se inclinó para susurrar.
-¿Es cosa mía, o parece que abundan los sirvientes
babosos de esta especie?
Amor sonrió y añadió en voz alta.
-Cada pequeño twi’lek sueña en crecer y convertirse
en el mayordomo de algún sórdido mercader galáctico. ¿No es cierto, Vab?
-Amor, no tengo palabras para expresar lo mucho que
me alegro de verte –gruñó Vab D’Buula-. Porque no me alegro en absoluto. –El twi’lek
volvió su hambrienta mirada a Daniera, dejando que asomasen sus incisivos
amarillentos y su lengua pustulosa-. Aunque ha sido extremadamente amable por
tu parte traerme el postre.
Daniera se encogió apartándose del espantoso
encargado, pero Amor avanzó hasta apoyar los codos en el atril.
-Lo único que vas a saborear son tus propias colas
craneales a menos que me digas detrás de qué cortina se está escondiendo esa
babosa espacial de Mah-Luu.
Sin dejarse impresionar, Vab se irguió en toda su
estatura.
-¿Tienes una cita para ver al amo?
-Claro –dijo Amor echando mano al interior de su
abrigo-. Aquí está.
Vab se encontró mirando al muy grande cañón de la
muy, muy pesada pistola bláster de Amor. Amor presionó ligeramente el gatillo,
causando que el arma sobredimensionada emitiera un intimidante zumbido mientras
se cargaba para disparar.
Vab sólo tuvo que considerar la oferta por un
microsegundo.
-Cortina número tres. Tercera puerta a tu derecha.
Amor sonrió, y mientras pasaba a su lado dio al twi’lek
una amistosa palmada en el hombro, haciendo que el encargado se estremeciera
visiblemente.
Daniera se unió a Amor mientras este apartaba a un
lado la tercera cortina.
-Eso ha estado bastante bien. Recuérdame que no
juegue contigo al sabacc, nunca sabría cuándo te estás echando un farol.
-No era un farol. -Señaló a Vab con la cabeza-. La
última vez se pasó tres semanas en un tanque de bacta.
-No puedo creerte.
-Tienes que hacer lo que sea necesario para
terminar tu trabajo -dijo, poniéndole una mano en el hombro, que ella
inmediatamente se quitó de encima-. Escucha, chica. Las cosas van a ponerse
intensas ahí dentro –dijo, señalando con la cabeza la puerta en el pasillo
delante de ellos-. A Luu-Mah “Termal” Mah-Luu le gusta mantener a sus invitados
en tensión.
Después de comprobar el paquete bláster, Amor
finalmente volvió a deslizar el arma en su funda.
-Aunque no quisiera parecer maleducado...
Mientras avanzaban por el pasillo, Daniera
preguntó:
-En el nombre de Byss, ¿qué es ese cañón que
llevas?
-Bueno, además de tener capacidades olfativas y
auditivas asombrosas, nosotros los latarzianos también somos unos maestros
armeros tremendamente hábiles. Nuestras armas preferidas son más que simples
pistolas, son declaraciones de quiénes somos. –Volvió la mirada hacia ella, un
poco avergonzado-. Pero no te aburriré con nuestras pequeñas y tontas costumbres.
–Hizo una gran pausa, y luego le tendió el arma como un cadete ofreciendo su
arma para la inspección-. La base es una pistola bláster pesada Calban Modelo
X, con un visor bláster lateral añadido, un patrón galven mejorado, ajuste de
la válvula del conversor de energía, y media docena de pequeñas modificaciones
más que poca gente conoce.
Daniera dio vueltas a la pesada arma en sus manos, asintiendo
con apreciación.
-Es asombrosa.
Amor estaba radiante como un padre orgulloso.
-Estoy pensando en añadirle un cerebro droide y un
vocabulador.
Ella se la devolvió.
-¿Una pistola parlante?
-Sí –dijo mientras enfundaba el bláster-. Chula,
¿eh?
Daniera sólo pudo menear la cabeza.
-Bueno. Ya sabes lo que dicen... Una gran arma
trata de compensar...
-...Los problemas para acabar con tu objetivo –completó
Amor justo cuando llegaban a la puerta correcta. Acercó la mano al panel de
control, pero ella le detuvo súbitamente.
-Espera un momento. –Daniera entrecerró sus ojos hasta
que sólo fueron rendijas-. ¿Por qué le llaman “Termal”?
-Oh. Ya lo verás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario