viernes, 15 de noviembre de 2013

Servidor del Imperio (I)

Servidor del Imperio
James L. Cambias

Mace supo que estaba en problemas cuando comenzaron los disparos.
Cuando el crucero de las Aduanas Imperiales había llamado a su nave, Mace trató desesperadamente de ganar tiempo. Usó el viejo truco del “fallo de comunicaciones”, seguido de la estrategia de “¿cómo sé que no sois piratas?”. Estaba a punto de comenzar el número de la “fuga en el reactor” cuando el crucero abrió fuego.
O bien la primera andanada era sólo una advertencia, o bien los artilleros imperiales tenían pésima puntería. Mace puso al máximo los motores y desactivó los bloqueos de seguridad. El Comerciante Ordinario saltó alejándose del crucero como un tauntaun asustado.
¡Bum! La cabina se estremeció cuando un disparo láser golpeó los débiles escudos de la nave. Le siguieron dos disparos más. El panel de estado brillaba en rojo.
Muy bien, así que no son malos tiradores, pensó Mace. ¿Pero qué tal es su pilotaje?
Comenzó a realizar giros y quiebros con el Comerciante Ordinario. Les dio un minuto para que se acostumbrasen al patrón, y entonces... el casco gimió cuando Mace lanzó la nave en un cerrado giro en espiral, haciéndola descender hacia el mayor de los gigantes gaseosos del sistema.

***

En el puente del crucero de patrulla Centinela, el comandante Panatic estaba engañosamente relajado. Habitualmente un oficial serio de aspecto impecable, en combate se desplomaba inmóvil en su asiento. Sólo sus ojos permanecían alerta, pegados a la pantalla de seguimiento.
Cuando el fugitivo cambió su curso, Panatic apenas parpadeó.
-Alférez Monidda, cambie a vector diez por dos-noventa. Mantenga la velocidad.
-¡Va al sistema de anillos del planeta! –exclamó el alférez Av, el astrogador.
-Síganle.
Cuando la vista de los anillos ante ellos cambió de un tembloroso arco plateado a una barrera de icebergs a la deriva, el alférez Monidda comenzó a ganarse la paga. El carguero fugitivo los esquivaba con giros y rizos, y el Centinela se pegó trabajosamente a su cola.
-¡Parada total!
El timonel apagó los motores con un suspiro de alivio.
-¿Va a dejar que escape, señor? –Av parecía confundido.
-Sáquenos de aquí. Vector cero por noventa. –Panatic echó una mirada al astrogador-. No voy a jugar a este juego. Una vez que salgamos de los anillos, pase a modo silencioso. Motores apagados, sensores en modo pasivo. Dejaremos que sea él quien nos encuentre.

***

-¡Ja! –Mace se permitió una risita cuando su escáner dejó de mostrar el crucero imperial-. Lo tienen bien merecido por tratar de seguir a un piloto experto por un anillo de hielo.
Aminoró el Comerciante Ordinario a una velocidad segura, e hizo un barrido de escáner. Ni rastro de la nave imperial en ninguna parte. ¿Habrían chocado contra un pedazo de hielo? Sintió una momentánea punzada de simpatía mientras maniobraba con cuidado fuera del anillo y establecía un curso hacia el espacio abierto. Estaba justo preparando el hipermotor cuando todo salió mal.
El crucero estaba justo enfrente, disparando sus cuatro lásers. Antes de que Mace pudiera reaccionar o ajustar los escudos, el Comerciante Ordinario recibió tres impactos. El panel de control de Mace se iluminó de rojo, mostrando los impulsores de maniobra apagados, el escudo caído y el cañón láser deshabilitado.
-¡Ríndase o será destruido! –aulló el altavoz del comunicador.
-Vale, vale. Me habéis pillado.

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