martes, 27 de noviembre de 2012

La prueba de Tinian (I)


La prueba de Tinian
Kathy Tyers

Tinian I'att, nieta y heredera de los fundadores de Armamento I'att, arrugó la nariz y trató de no respirar demasiado hondo. La sala de demostraciones del complejo de la fábrica olía a carne quemada y productos químicos. Pudo identificar cinco... no, siete fórmulas por sus olores, una poción de hechicería potencialmente catastrófica.
En ocasiones, los explosivos de las demostraciones explotaban más fuerte, más rápido, o antes de lo que nadie había previsto, e incluso el transpariacero cúadruple no proporcionaba una protección completa.
De pie junto al abuelo Strephan, Daye Azur-Jamin apoyó la mano en una barricada anti-explosión que le llegaba a la altura de la cintura. La túnica gris de Armamento I'att de Daye acentuaba su aire de autoridad. Al igual que el comunicador de gestión que llevaba en su cinturón. Una raya prematuramente gris marcaba el centro de la ceja izquierda de Daye.
-En apariencia, no hay nada malo en la armadura de un soldado de asalto, excelencia -dijo, y Tinian admiraba su autocontrol. Sabía cómo Daye se sentía acerca de las conexiones imperiales del abuelo-. Pero un buen tirador, o un idiota con un bláster de alta potencia, puede encontrar puntos débiles. Nuestro campo la hace invulnerable.
El Moff Imperial Eisen Kerioth golpeó su bastón ligero de ébano pulido contra la palma de su mano. Alto y delgado, el Moff Kerioth sostenía su cabeza orgullosamente erguida sobre un sorprendente conjunto de cuadrados de rango rojos y azules. Tinian, Daye, y sus abuelos habían esperado asesores tecnológicos en esta demostración, y quizás unos pocos soldados del ejército, pero nunca un Moff de sector con una escolta de soldados de asalto. Kerioth cojeaba, evitando dejar caer el peso sobre una rígida pierna izquierda y apoyándose ocasionalmente en el bastón ligero.
-Suena maravilloso, muchacho. Entonces, ¿por qué su empleado de demostraciones se ha acobardado?
El viejo uniforme negro de servicio imperial del abuelo Strephan contrastaba con su pelo blanco y espeso. La abuela Augusta jugueteaba con un pliegue lateral de su túnica verde largo. Recientemente había desarrollado un raro síndrome degenerativo, y el mejor especialista en bioinmunología de Druckenwell le había dado sólo unos meses de vida a menos que se sometiese a tratamiento. No estaba disponible allí en Il Avali, ni en ninguna otra ciudad de Druckenwell... y era caro. Detrás de la abuela Augusta, Wrrlevgebev, el guardaespaldas wookiee de la familia I'att, se apoyaba contra una pared de rugoso duracemento gris. Wrrl retumbó un rápido comentario en voz baja que sólo Tinian –que había estudiado su idioma- podía traducir.
No lo hizo, pero compartía el desprecio de Wrrl hacia los empleados cobardes. Jugueteó con una colección de parafernalia en el bolsillo de su mono: cáscaras de nueces neka, herramientas de ajuste de droides, y su amuleto secreto de la buena suerte.
Necesitaría toda su buena suerte hoy. Si Armamento I'att vendía su nuevo campo protector de armadura, sus abuelos podían jubilarse, y entonces ella y Daye se harían cargo de la fábrica.
Kerioth enderezó los hombros y el cuello, y luego dio un golpecito al abuelo con su bastón ligero.
-¿Y bien, I'att? ¿Quién va a entrar en esa armadura? Hemos venido desde muy lejos para ver esto. -Era evidente que el abuelo había conocido al Moff años atrás. Cada uno de ellos había escogido su propio camino para servir al Nuevo Orden: el abuelo, protegiendo el poder del Imperio; Kerioth, ostentándolo. Kerioth apuntó un dedo retorcido hacia Wrrl-. Tú. Wookiee. Baja aquí.
Wrrl curvó los labios mostrando sus dientes enormes y dejó escapar un aullido puntuado. Kerioth había exigido que los I'atts desarmaran al wookiee durante su visita, y Wrrl ya estaba irritado. Un mechón rubio rojizo cruzaba el rostro de Wrrl, con su pelaje casi del mismo tono que la media melena de Tinian. Era una coloración extraña para un wookiee.
-¿Qué ha dicho, Tinian? –La visión para los negocios del abuelo se demostraba por la forma en que observaba y trataba de contentar al Moff. En comparación, Kerioth parecía...
Tinian trató de emular a su obsequioso abuelo. Kerioth parecía brusco. Y condescendiente.
Echó un vistazo a las piezas de armadura en la mesa de montaje. Dieciocho partes blancas yacían junto a las flojas mitades de un ceñido traje corporal negro de dos piezas. Wrrl no encajaría dentro del traje corporal, y mucho menos en el campo.
-Su excelencia, es demasiado grande -tradujo ella-. Los nodos de campo están maximizados a metro ochenta y seis de altura y un metro de ancho.
El moff Kerioth levantó una estrecha ceja negra.
-I'att, recuérdeme por qué esta niña, su nieta, asiste a demostraciones clasificadas.
Tinian se encrespó. Puede que fuera pequeña y delgada, pero ya no era ninguna niña.
¿No se había fijado Kerioth en su mono corporativo?
El abuelo le puso una mano cálida sobre el brazo.
-Su excelencia, Tinian es un invaluable miembro del equipo. Tiene instintos increíbles para los explosivos.
Un soldado de asalto se puso en pie en el centro de la segunda fila de asientos de arriba.
-Señor -dijo a través del filtro de su casco-, si el wookiee es demasiado alto, ¿qué tal ella?
Tinian palideció. Ella... ¿hacer la demostración? ¿Quedarse quieta en la trampa de ondas y dejar que le disparasen?
-De un extremo al otro -bromeó Kerioth-. Un invaluable miembro del equipo, ¿verdad?
El abuelo retrocedió hacia un panel de códigos. Desde esa pared, podía bajar dos muros de transpariacero cuádruple entre la trampa de ondas y las cuatro amplias filas de asientos blindados retráctiles.
-Ah... sí, pero Tinian no es nuestro voluntario para la demostración.
Kerioth cambió el peso de una pierna a otra.
-Ella servirá. ¿Está completamente seguro de que su armadura es impenetrable al fuego de bláster?
-Totalmente -murmuró el abuelo.
-Entonces demuéstrelo.
-Pero... no. Debería llamar a un droide de línea.
-Percibo una cierta falta de confianza.
Moff Kerioth dirigió la burla hacia sus soldados de asalto, pero Tinian la recibió como un puñetazo en el estómago. El abuelo y la abuela debían llegar a ese centro de atención sanitaria fuera del planeta. El amor centró el coraje Tinian, y sus esperanzas también. El campo funcionaba. Ella lo había visto a prueba.
-¿Abuelo? –dijo levantando la mano-. Me ofrezco voluntaria.
El abuelo, la abuela y Daye dieron un paso adelante, hablando al mismo tiempo:
-Espera...
-Tinian...
-No...
Wrrl parpadeó con sus grandes ojos azules y sugirió en voz baja que Daye tenía una complexión más parecida a la de un soldado de asalto que ella.
Tinian miró fijamente al moff Kerioth. Estaba segura que él actuaría como un burócrata de la Compañía BlasTech que había conocido una vez en una fiesta; una vez que había sugerido algo, no aceptaría ninguna otra idea.
La sonrisa de Kerioth se extendió lentamente de sus finos labios a sus ojos fríos y oscuros.
-Muy bien, ah, Tinian. Una verdadera prueba de la excelencia de Armamento I'att.
Antes de que Tinian cambiase de idea, arrastró a Wrrl a la mesa de montaje.
-Ayúdame -le ordenó.
Su mono cabría con facilidad dentro del traje corporal negro. También tomó el corselete superior del cuerpo, el espaldar y la placa pectoral, que los armeros apodaban el Cubo Corporal cuando se usaban en conjunto. Se los pasó a Wrrl. Montado detrás del espaldar, en lugar del paquete de instrumentos habitual, los droides de Armamento I'att habían instalado un disipador de calor y el transmisor de campo. Un único y nuevo control destacaba en el pectoral.
Se quitó los zapatos y deslizó una pierna en el traje corporal. Nunca había oído tanto silencio.
-Abuelo –sugirió-, explica cómo el traje corporal aumenta el campo.
-Tinian -suplicó el abuelo.
Se ajustó las perneras del traje corporal, pero quedaron arrugas en toda su longitud. Soltó de sus trabillas el estrecho cinturón de su traje y sujetó el pesado tejido negro.
-Me he aprendido el discurso de memoria –insistió-. ¿Lo pronuncio yo?
El Moff Kerioth apoyó su bastón ligero en un hombro.
-Por favor, hazlo -susurró.
De pronto, él le disgustó. Daye siempre había insistido en que prefería morir por una causa noble que ganarse la vida con una innoble, y esperaba que solamente fueran sus nervios, gimiendo desde el lugar donde los estaba reprimiendo (para evitar que Daye tratara de detenerla), los que hacían que Kerioth pareciera siniestro de repente.
Daye era sensible a un campo de energía que él llamaba la Fuerza. Afirmaba que ser sensible a la Fuerza no era algo muy saludable para estar en Nuevo Orden del Emperador Palpatine, y había advertido a Tinian y a sus abuelos de que el Imperio había llegado a la represión violenta en otras partes de la galaxia... pero Tinian no lo creía. Armamento I'att había suministrado al Nuevo Orden desde hacía años, con grandes beneficios.
Ella se encorvó para ajustarse la parte superior del traje corporal. Mientras alisaba la tela negra suelta que se amontonaba en desordenados pliegues flojos en su cintura, respiró hondo.
-El campo de protección produce ráfagas anti-energía justo en contrafase con el fuego bláster –comenzó-. Las incrustaciones de zersio que hemos añadido al traje corporal avanzado -Tinian se estiró una manga floja y pasó el dorso de la mano sobre el otro antebrazo- amplifican el campo. Vemos eso como un elemento clave de este nuevo sistema...
-Todo el sistema ha demostrado ser vulnerable con demasiada frecuencia. –se alzó la voz de Kerioth-. Hace ocho años, una armadura de soldado de asalto se hizo pedazos a mi alrededor. He arrastrado esto desde entonces. -Golpeó su pierna izquierda con el bastón ligero-. ¿Estás cómoda, niña?
No soy una niña.
-Estoy bien. -Cuadró los hombros-. Siento lo de su pierna. ¿Puedo terminar?
Él hizo girar el bastón ligero.
-Por supuesto.
-De esta manera hemos eliminado los puntos débiles –dijo- conocidos desde hace mucho tiempo por los elementos insurrectos. Estoy lista, Wrrl.
Su wookiee alzó la placa pectoral y el espaldar. La abuela Augusta dobló sus manos temblorosas en la parte delantera de su larga túnica verde. Daye tomó posición detrás de Tinian. Estaba segura de que si ella vacilaba o retrocedía, él pediría ponerse la armadura.
Ella levantó el espaldar.
-Integrados en esta pieza hay un aislante y un disipador de calor -explicó, levantando el protector trasero para que el Moff Kerioth y sus acompañantes pudieran ver su interior. Una manga negra se deslizó, cubriendo la palma de su otra mano. Ella la empujó hacia arriba, amontonando la tela hacia el codo-. Durante el microsegundo que tarda el campo en llegar a pleno rendimiento, la propia armadura se encarga de la absorción de calor. El aislamiento, junto con este disipador, casi elimina el malestar térmico.
-Supuestamente. -Kerioth sonó sarcástico.
Tinian decidió que nunca iba a complacerle excepto mediante la demostración del producto. Entonces estaría impresionado. Luego concedería a Armamento I'att el contrato más lucrativo que jamás hubiera obtenido. Miles de soldados de asalto necesitarían esta cobertura.
-Ayúdame, Wrrl.
Wrrl ajustó a Tinian el corselete por delante y por detrás, sujetándolo en los hombros. Tinian confiaba completamente en Wrrl. Cinco años atrás, lo había visto siendo golpeado por un traficante de esclavos. Mechones sangrientos de pelaje sembraban el suelo alrededor del enorme alienígena. Tinian –de apenas doce años- había salido disparada, haciendo caso omiso de las protestas de la abuela Augusta (siempre podía moverse más rápido que cualquiera de los dos abuelos). Salvó la vida de la criatura. Lo que no sabía era que al rescatar a Wrrl se había ganado su lealtad hasta la muerte.
Los trozos de armadura colgaban sobre sus hombros. Tinian se retorció hasta que quedaron equilibrados.
Daye tomó las hombreras, apretándolas entre sus manos largas y delicadas.
-Ponte esto también -murmuró él. La raya gris se arqueó más alto que el resto de cualquiera de sus cejas. De acuerdo a las estrictas leyes de población de Druckenwell, ella y Daye eran demasiado jóvenes para casarse hasta que se demostrase su independencia financiera. Esbelto y con aire de estudioso, con vivaces ojos marrones, Daye había llegado a Il Avali para labrarse una vida para sí mismo.
Él era ahora oficialmente el Segundo Supervisor Inferior de Tinian y el centro de toda su vida. Ella dejó que él le fijase las hombreras sobre los hombros. Colgaban hasta cubrirle los codos, encerrando la parte superior de su cuerpo en una caja floja, mal ajustada. Los conductos del campo resonaron unos contra otros cuando se volvió hacia Daye. Si tan sólo pudiera tranquilizarlo...
-Sé por qué estás haciendo esto. -Se inclinó y bajó la mirada hacia ella-. No me gusta, pero lo entiendo. Nadie te llama cobarde y se sale con la suya. -Le apretó el antebrazo-. Que la Fuerza te acompañe, amor mío.
Cuando él retrocedió, Tinian giró un control en la placa pectoral. La primera vez que había visto una demostración de este campo, se había preocupado al llegar a ese momento. El campo no zumbaba, retumbaba, chispeaba, ni siquiera brillaba.
-¿Abuelo?
Como si despertara de entre los muertos, levantó una pequeña luma. Tinian alargó el brazo hacia un lado. Él encendió la luma. Ninguna mancha blanca apareció en la manga de Tinian.
-Cuando la energía se encuentra con el campo anti-energía -dijo el abuelo, recuperando su voz-, el campo responde y la cancela. Ahora estamos seguros de que el campo está en funcionamiento.
-¿Lista, Tinian? -preguntó el Moff. Su voz era tan suave como si estuviera invitándola a sentarse a comer en lugar de ordenando que saliera ante un pelotón de fusilamiento.
Tinian se dirigió a la trampa de ondas, sintiéndose ridícula dentro de ese enorme cubo, las hombreras y el traje corporal.
Construida como un bolsillo en un extremo de la amplia sala de demostración, las paredes y el suelo de duracemento de la trampa de onda se unían en un ángulo desconcertante para absorber impensables explosiones de energía. Pequeños huecos sombríos en sus muros evidenciaban anteriores demostraciones.
Al menos ella ya no podía oler la habitación. Incluso sin casco, el olor había dejado de notarse varios minutos atrás.
Daye estaba cerca de la barricada, frunciendo el ceño. Ella se irguió todo lo que su altura le permitía y le sonrió tímidamente. Wrrl se dirigió hacia el panel de códigos.
Kerioth apuntó con su bastón ligero hacia tres soldados de asalto.
-Ustedes tres. Rifles -espetó. Marcharon hacia adelante. Daye mantuvo ambas manos abajo, pegadas a los costados. Por lo general, solía estar con una o ambos metidas con aire casualmente en los bolsillos.
Tinian contempló los rifles bláster. No eran las piezas nuevas y relucientes, recién salidas de fábrica, con las que trataba generalmente.
Daye miró al soldado de asalto más cercano.
-Preparados -espetó el Moff. Tres rifles se alzaron-. Apuntad a puntos débiles.
Kerioth volvió la mirada hacia Tinian. Su labio se curvó. Evidentemente, disfrutaba viendo sudar al grupo de los I'att.
Ella sabía que la armadura funcionaría. Pero al mirar los tres cañones de fusil, perdió momentáneamente el control de su pánico.
Al instante, el rostro de Daye reflejó su miedo. Se volvió hacia el soldado y trató de agarrar su fusil.
-Ahora -ordenó Kerioth.
Tres rayos de energía bermellón zumbaron en el pecho de Tinian. Ella se estremeció, pero no pudo esquivarlos con suficiente rapidez. El calor recorrió momentáneamente su espalda y sus hombros a pesar de un aislamiento adicional del cubo. Daye quedó inmóvil y miró, afligido.
-Alto el fuego. –dijo Kerioth, haciendo girar su bastón ligero.
Tinian se enderezó de nuevo, dejó escapar el aliento, y luego sonrió débilmente a Daye. La venta era cosa hecha. Lo había logrado, aunque habría deseado no haber tratado de esquivar los disparos.
Daye metió una mano en el bolsillo y frunció el ceño. El pánico momentáneo de Tinian probablemente le había afectado más profundamente a él de lo que le había asustado a ella.
Kerioth extrajo un comunicador de la funda de su cinturón.
-Escuadrones tres, cuatro y cinco: sellen las entradas. Que ningún tráfico ni comunicación salga de los terrenos.
-¿Perdón? -El abuelo dio un paso adelante, obviamente tan confundido como abruptamente se sentía Tinian-. Señor, ¿qué significa esto?
El moff Kerioth tocó el hombro del abuelo con su bastón ligero.
-Felicidades, I'att. Voy a comprar su producto.
-Ha sellado nuestras entradas.
Kerioth juntó las manos en la parte baja de su espalda.
-Sería lamentable que los elementos insurrectos se enterasen de que hemos encontrado una manera de hacer invencible una armadura de soldado de asalto, ¿verdad?
¿Hemos encontrado una manera?, protestó Tinian en silencio.
La abuela Augusta se deslizó hacia adelante, agitando su túnica.
-Nuestra seguridad siempre ha sido inigualable, Moff Kerioth. No tiene por qué temer acerca de...
-Entonces, naturalmente -continuó el Moff Kerioth-, usted comprenderán que todos los que hayan trabajado en este proyecto por encima de ciertos niveles deben regresar conmigo al sistema Doldur. Este artículo debe ser fabricado bajo condiciones estrictamente reguladas. El Nuevo Orden controla todo en Doldur, hasta los precios de los alimentos. Es el mundo más seguro para la fabricación militar avanzada.
Es su feudo, se dio cuenta Tinian. Quiere que eso sea fabricado donde pueda verlo.
El abuelo entrecerró los ojos.
-Lo siento, pero esta familia no puede viajar. Augusta necesita atención médica.
Tinian jugueteó entre sus dedos con el borde de la manga del traje corporal negro.
-Después de todos estos años de duro trabajo, merecéis una jubilación tranquila –protestó-. Daye y yo estamos preparados para dirigir la planta. Nosotros... -vaciló, pero luego se lanzó a hablar. Era la única manera-. Nosotros iremos a Doldur con usted. Pero el abuelo y la abuela se jubilan en Geridard.
-No -dijo Kerioth-. Vendrán a Doldur conmigo. Todos ustedes.
-Señor -habló Augusta-, me disculpo por complicar las cosas, pero nuestra solicitud para el Centro de Convalecencia Geridard ya ha sido procesada. Les hemos avanzado 90.000 créditos para una atención vitalicia.
Kerioth se dio la vuelta. Inclinó la barbilla hacia arriba como si estuviera releyendo las solicitudes de los I'atts en el techo. Cuando se giró de nuevo, su sonrisa condescendiente había regresado.
-¿No viajarán a Doldur? ¿No puedo convencerles?
-Lamentablemente, señor, es imposible. -Strephan cruzó los brazos sobre el adornado pecho de su uniforme negro.
-Tal vez no sea tan lamentable. Eso me permite disponer a un tiempo de su jubilación y de sus problemas de salud. -Kerioth apuntó con su bastón ligero al soldado de asalto más cercano-. Ocúpate de ambos.
Antes de que Tinian pudiera entenderlo, el soldado de asalto alzó su rifle bláster y disparó dos veces. El abuelo Strephan cayó al duracemento. Augusta jadeó antes de desplomarse sobre Strephan.
Ya no volvieron a moverse. Demasiado sorprendida para protestar, Tinian se tapó la boca con ambas manos. Daye dobló las rodillas, listo para lanzarse al ataque.
-¿Por qué ha hecho eso? -susurró.
Kerioth inclinó su bastón ligero como un arma contra el pecho de Daye.
-Os voy a contar un secreto, jovencitos –anunció-. He estado patrocinando la investigación en este tipo de campo de energía anti-bláster en Doldur. El Emperador Palpatine quedará muy agradecido cuando le presente este invento como mío... con todos los que no estén dispuestos a cooperar fuera del camino.
”¿Estáis dispuestos a cooperar? -preguntó con suavidad.
¡Abuelo! ¡Abuela! Aturdida por el dolor y el horror, Tinian tenía que sobrevivir... para vengarlos. Asintió con la cabeza. ¡Di que sí!, suplicó mentalmente a Daye.
Él se enderezó lentamente, pero no dijo nada.
Kerioth se encogió de hombros.
-Grilletes para el chico –ordenó a otro soldado-. La duración y la comodidad de tu vida, muchacho, dependerán de lo bien que cooperes.
Hizo hincapié de nuevo en la palabra.
Daye ajustó su posición, girando ambos pies ligeramente hacia afuera. Un soldado metió la mano en un compartimiento del cinturón de utilidades. Tinian pasó su mirada del soldado a Daye. Daye miró al soldado. Daye había aprendido de Wrrl un poco de auto-defensa. Podía moverse más rápido de lo que nadie esperaba.
Ella debía crear una distracción.
-¡Wrrl! –gritó-. ¡Ayuda!
Se dio la vuelta y echó a correr hacia la puerta.
El rugido de Wrrl asustó incluso a Tinian. Cerró el panel de códigos con una zarpa gigantesca. Una pared blindada de transpariacero cayó del techo, atrapando a Kerioth y dos soldados de asalto en el interior.
Sin embargo, quedaban cuatro soldados. Wrrl corrió hacia la pareja que bloqueaba la salida, levantó a cada uno por un hombro, y entrechocó sus cascos.
Tinian pasó corriendo junto a él.
-¡Ve a la izquierda! -gritó Daye detrás de ella-. ¡Wrrl, quédate con Tinian!
Tinian giró a la izquierda y trató de correr. Tropezó con una de sus perneras flojas. Disparos de bláster pasaron silbando sobre su cabeza. Wrrl trató de recogerla con sus brazos largos y peludos. El pelaje se le ajaba en las partes que entraron en contacto con ella.
-¡No lo hagas! -gritó. El campo dañaba de forma impredecible el tejido vivo que lo tocaba. Tinian se puso torpemente en pie. Wrrl pasó corriendo junto a un perplejo droide de servicio. Notó el olor a pelo quemado-. ¿Daye? –gritó-. Wrrl, ¿dónde está...?
Wrrl gritó algo acerca de separar a los soldados de asalto.
Llegaron del tubo del elevador. Tinian saltó a la rejilla del suelo. No se activó para llevarla hacia arriba.
-¡Lo han desactivado! -exclamó.
Wrrl se puso delante de ella, invitándola claramente a subir a su espalda.
No había otra forma de salir de ese cuello de botella. Tinian apagó el campo de la armadura, tomó impulso, y apretó las manos delante de la garganta de Wrrl, esperando que nadie les disparase. El pelo enmarañado y apelmazado le rozó la cara. La placa pectoral de soldado de asalto se clavó en su estómago.
Wrrl saltó hacia la pared del pozo, clavando garras enormes -¡ella ni siquiera sabía que tenía garras!- en sus paredes de duracemento. Los poderosos músculos se tensaron bajo el agarre de Tinian. Apretó las rodillas alrededor de su costado, tratando de evitar que su peso le ahogase.
Él arrastró su peso y el de ella hasta la planta principal. Un droide de seguridad rodó hacia ellos, con cuatro blásteres montados en garras y escáneres instalados sobre una esfera perfectamente equilibrada. Repetía sin cesar:
-¡Alto! ¡Suelte las armas! ¡Alto...!
Tinian respiró profundamente.
-Reconocimiento -gritó por encima del hombro de Wrrl. Su voz debería desactivarlo...
-Confirmado. -El androide giró donde se encontraba. Se retiró, emitiendo aun la confirmación.
La luz del día brillaba a través de la puerta de servicio del sudeste. Otro par de soldados de asalto estaba agachado junto a ella, obviamente alertados por el mensaje de comunicador de Kerioth.
-No os mováis -ordenó uno de ellos.
Tinian se dejó caer de la espalda de Wrrl y, golpeando el control, volvió a conectar el campo. Entonces corrió hacia ellos, demasiado llena de adrenalina para acobardarse o encogerse siquiera en ese momento.
Mientras los soldados disparaban contra Tinian, Wrrl la adelantó gracias a sus patas largas y peludas. Les alcanzó antes que ella y los arrojó a un lado de un empujón.
Ella nunca antes había visto toda la fuerza de un wookiee. Él la aterrorizaba.
Fuera de la puerta de servicio, dos cintas transportadoras con cercas de energía conectaban la entrada con del área de recepción principal de Armamento I'att. Wrrl aulló dándole coraje.
Tinian saltó sobre una cinta transportadora y se lanzó hacia los espacios abiertos y la libertad. Tela se agitaba alrededor de sus pies, colgando pero dando a sus pies cierta protección. Cogió un puñado de tela suelta encima de cada rodilla y tiró. Eso ayudó un poco, pero no podía doblar los codos lo suficiente como para hacer nada que realmente sirviera de algo.
Saltó de la cinta transportadora al duracemento gris. Un muro de tres metros rodeaba el complejo, coronado por una pasarela con emplazamientos de armas pesadas. Cuando Tinian levantó la vista, su corazón dio un vuelco. Cinco soldados de asalto corrían a lo largo de la parte superior del muro, tres desde el norte y dos desde el oeste, convergiendo en la esquina delante de ella y Wrrl.
Entonces se acordó de su amuleto.
-¡Espera! -gritó.
Buscó a través de varias capas de ropa y extrajo un trozo pequeño de explosivo de impacto chepatite. Lo había recogido el primer día que el abuelo (su mente se contrajo de puro e ilógico dolor: ¡Abuelo!) le había permitido trabajar un turno completo. Un recuerdo tonto y peligroso, tal vez, pero no podía arrojarlo lo suficientemente fuerte como para hacerlo estallar.
Wrrl podía.
-Toma esto –exclamó-. Lánzalo... allí. -Señaló el gran cañón de la esquina. Dos soldados centraban su visor en ella y el wookiee-. Luego agáchate.
Wrrl enseñó los dientes, se apoderó del explosivo, y lo lanzó. El sudor corría por el pecho de Tinian. Se estaba asando...
Polvo, arena y pedazos de duracemento salieron disparados en todas direcciones. Un agujero apareció debajo de donde había estado el cañón. Tinian corrió hacia él. Notó que sus hombros y espalda se calentaban de nuevo. Debía de haber más soldados corriendo tras ella.
La pila de escombros era de casi dos metros de altura. Wrrl la instó a apresurarse.
Tinian tiró de los pliegues de la tela y comenzó a trepar.
-¿Estás... muy... malherido? -jadeó.
Él gruñó desafiante.
-Wrrl... necesitas... un médico...
Él sacudió la cabeza y siguió corriendo.
Tinian pasó reptando la cima. Un disparo láser zumbó sobre su hombrera derecha. ¡Ese disparo provenía del exterior del muro! Se echó hacia atrás en los brazos de Wrrl.
Wrrl aulló con sorpresa. ¿Le había quemado otra vez?
Él la apartó a un lado, cogió un pedrusco de duracemento, y lo lanzó  contra el soldado de fuera. Luego ladró suavemente a Tinian, instándola a salir.
Un disparo le alcanzó por detrás. Él aulló.
-¿Estás bien? –gritó Tinian.
Él balbuceó y señaló al exterior del muro.
-¡No me iré sin ti!
Sin tener en cuenta el campo de armadura, él la empujó con su enorme pata. Tinian saltó del montón de escombros, se dio la vuelta y miró hacia arriba.
Wrrl estaba enmarcado por el agujero. Otro disparo le alcanzó en el costado. Gritó y se dio la vuelta completa, luego se lanzó tambaleante contra los soldados de asalto del interior del enorme muro de guardia.
Desconsolada y tropezando a cada paso, Tinian atravesó un campo de maleza que rodeaba Armamento I'att. Esta era una zona segura, mantenida en caso de desastre interno... y que permitía al personal del muro de guardia observar el tráfico entrante.
¿Por qué no le estaban persiguiendo? ¿Había detenido Wrrl a todos ellos?
Llevando la armadura de disipación de calor, ella brillaba como un faro para los sensores IR. Sería un blanco fácil para cualquier armamento pesado. El moff Kerioth probablemente estaría llamando al espaciopuerto de Il Avali en esos momentos.
¿Cómo podía haber estado tan equivocada respecto al Imperio? ¿Cuándo había cambiado?
En el borde del campo de malezas, edificios de duracemento en ruinas formaban un perímetro dentado. Tinian apagó de un golpe el proyector de campo y corrió tambaleándose hacia un almacén abandonado. Su puerta colgaba torcida. Dos vagabundos, tal vez humanos, se ocultaron rápidamente en las profundidades de las sombras del interior.
Tinian trató de imaginar lo que habían visto: ¿la mitad superior de un soldado de asalto desarmado y sin casco? Se alejó de ese almacén y siguió corriendo, doblando un par de esquinas más entre los callejones, pero no encontró ninguna cobertura mejor.
Se quitó las piezas de armadura sueltas pasándolas por encima de su cabeza, y luego se deshizo del traje negro como si fuera una vieja piel de reptil. Estaba a punto de abandonar los objetos cuando un pensamiento más grande que el miedo la asaltó: el Moff Kerioth deseaba ese campo de protección con tantas ansias como para matar por él. Debía utilizarlo para dañar a Eisen Kerioth.
Extrajo su vibro-cuchillo de las herramientas de otro bolsillo de su mono. Cortó cuidadosamente los componentes vitales de la placa pectoral –tres paneles de control electrónicos, mandos, cables-, luego el aislamiento del espaldar, junto con el proyector propiamente dicho.
Un movimiento sobre ella captó la atención de su visión periférica. Un silencioso vehículo repulsor avanzaba a la altura del almacén.
Tinian se agazapó en la sombra del edificio más cercano. Se metió todas las partes pequeñas en el bolsillo junto con su vibro-cuchillo. Luego hizo un paquete con el resto de las partes. Corriendo descalza para doblar la siguiente esquina, pisó algo afilado y casi cayó en un montón de basura listo para ser recogido por droides.
Eso le dio otra idea. Cojeando, se apresuró a regresar hasta los restos que había dejado. Ella recogió fragmentos de la armadura en el traje corporal y los arrojó detrás de la basura, donde no podrían ser detectados. Luego siguió cojeando, adentrándose más en el peor barrio de Il Avali.
El Feliz Aterrizaje debía de estar cerca. Ella y Daye habían visitado la cervecería varias veces, burdamente disfrazados con monos de trabajador, en busca de buena música y comida incendiariamente picante. La suerte y la adrenalina la llevaron allí después de un único giro equivocado. Se detuvo en la puerta, y luego se sumergió en su oscuro interior sin dar a sus ojos tiempo para adaptarse. Por el sonido, parecía casi vacío. La última hora de la tarde nunca había sido la hora de más ajetreo del Feliz.
Se tropezó con un banco. Nadie protestó, por lo que debía estar vacío. Se dejó caer, exhausta y avergonzada. Tenía que abandonar Druckenwell, el único mundo que había conocido nunca.
Pero, ¿cómo? Y... ¿sola? Daye se reuniría aquí con ella, si podía.
Tragó saliva con su garganta reseca. No debía usar su cuenta de crédito. Buscó en un tercer bolsillo del mono y encontró unas pocas fichas de crédito que deberían bastarle para comprar un vaso de agua Elba fría. Las dejó caer sobre la mesa.
Entonces apoyó su sudorosa frente sobre sus brazos y trató de pensar. Ella no habría podido llegar tan lejos a menos que Kerioth hubiera enviado la mayor parte de sus soldados a perseguir a Daye. Por lo tanto, Daye debía estar prisionero. (Su mente se retorció de nuevo: ¡Daye! ¡Wrrl, oh, Wrrl!)
Pero pensándolo mejor, era ella quien llevaba puesta la armadura de valor incalculable. Deberían haberle perseguido todos a ella.
No, él había co-desarrollado el campo anti-energía. Necesitaban a Daye vivo. Kerioth, sin duda, les estaba siguiendo el rastro a ambos...

***

Daye Azur-Jamin se tumbó en el suelo de un estrecho túnel de servicio, casi sin aliento. Durante los primeros momentos de su huida, un disparo bláster le había rozado hacia la mitad de su muslo izquierdo. Había dejado de dolerle unos minutos antes. Ahora simplemente no lo sentía, como si esa parte de su cuerpo estuviera muerta.
Tres pares de botas blancas pasaron rápidamente fuera del panel de acceso al túnel.
Tarde o temprano le encontrarían.
Daye se arrastró más allá del panel, adentrándose hacia el centro de Armamento I'att.
Usando su pequeño comunicador, había supervisado la frecuencia de mando de Eisen Kerioth. El pobre Wrrl había pagado en su totalidad su deuda de vida, y había permitido a Tinian eludir la persecución, pero Kerioth –quien había escapado de su jaula de transpariacero dictándole permutaciones de código a un soldado- había pedido vehículos repulsores. Atraparían rápidamente a Tinian a menos que pudiera despistarles.
El comunicador de Daye también le permitía hacer seguimiento a los equipos de soldados de asalto mientras estos trataban de darle caza. Kerioth había ordenado que todo el personal saliera de los terrenos de la fábrica; pretendía usar análisis de IR, y menos huellas calientes dentro de la fábrica lo harían más fácil.
Sería una carrera, entonces. La red de energía de Armamento I'att estaba bajo un escudo de fuerza, abierta al cielo; la planta había sido construida a su alrededor como una gran plaza abierta. En media hora, Daye podía llegar arrastrándose a la central principal. En dos minutos más, podría realimentar el escudo de fuerza sobre la red eléctrica. Eso haría que toda la fábrica estallase. Daye había dudado en poner en peligro a transeúntes inocentes, pero Kerioth estaba alejando a todos los transeúntes.
Era probable que él no lograse escapar. Pero al menos Eisen Kerioth no conseguiría robar el campo anti-energía de Armamento I'att –el fruto de las mentes de Daye y Strephan- y  salirse con la suya.
Nadie sabría tampoco nunca lo que Daye había hecho, excepto Tinian. Ella lo conocía demasiado bien.
La idea le hizo sonreír. Siguió arrastrándose.

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