Nilo puso los ojos en blanco mientras cerraba
el enlace de comunicador con el comandante general Carner, que se encontraba en
el centro minero. Había escuchando, más que hablado, mientras Carner se quejaba
por los habituales problemas burocráticos que parecían plagar cada cargamento
que pedía. Nilo se preguntó si alguna vez llegaría a acostumbrarse a lidiar con
los delicados egos de sus oficiales superiores.
Dair notó la mirada de exasperación en la cara
de Nilo cuando regresó a su oficina.
-¿Qué problema hay? -preguntó.
-Carner quiere saber cuándo debe esperar los
suministros entregados por la
Tempestad.
Sin duda, era útil tener un compañero de
oficina tan hablador.
-¿La Tempestad ?
Eso es un Destructor Estelar clase Victoria,
¿no es así?
-Así es. De Dulathia -le dijo Nilo-. Nuestros
muchachos salieron justo antes de que los rebeldes alcanzaran el lugar. Nos
entregó algunos equipos que lograron salvar para nosotros.
Dair se encogió de hombros con la mirada
perdida en el espacio.
Nilo meneó la cabeza con desaprobación.
-¿Dónde has estado, Haslip? -Entonces se dio
cuenta de la mirada de enamorado en los ojos de Dair. Cada vez que Alexandra
Winger pasaba por ahí, el cerebro de Haslip parecía tomarse el resto del día
libre-. ¡No importa!
-¿Qué? Bueno, ¿qué era lo que estabas
diciendo?
-La Tempestad
tuvo que almacenar la mayor parte de los suministros de Carner en Zila.
-¿Por qué? –preguntó Dair.
-Supongo que no quieren que la resistencia se
haga con ellos -dijo Nilo.
-Entonces, ¿qué está almacenado en Zila? -preguntó.
-Sistemas de armamento.
-¿Qué quieres decir? ¿AP.9’s, por ejemplo?
-Piensa en grande, Haslip. No estamos hablando
sólo de anti-infantería. -Nilo meneó la cabeza con autosuficiencia, su ego
inflado por el conocimiento de los pequeños detalles de ese importante cargamento-.
Sólo hay un pequeño problema.
Se rió en voz baja.
-¿Qué es tan gracioso? -preguntó Dair.
-Parece que cuando nuestros muchachos abandonaron
Dulathia olvidaron una pieza vital del equipo. -Se echó a reír de nuevo-. ¡Es
muy difícil cavar un agujero de 40 metros en una montaña sin un taladro de
plasma!
Dair abrió sus ojos como platos cuando se dio
cuenta de lo Nilo estaba hablando. Un
agujero de 40 metros .
¡¿Un pozo para un reactor?! ¡Santo cielo! ¡El Imperio está poniendo cañones de
iones anti-orbitales en las minas! Se sintió enfermo sólo de pensarlo.
-¡Hey, Haslip! ¿Estás bien?
Dair negó con la cabeza.
-Sabes lo que eso significa, ¿no? -le preguntó
en voz baja.
-Sí -dijo, dejando que la chulería dejase paso
al ceño fruncido. Lo único que podía significar
era más protección para las minas en previsión de un asalto de la Alianza Rebelde-.
¿Realmente crees que van a venir hacia aquí, Haslip?
Dair tragó saliva, con una mirada de
preocupación en su rostro.
-Sí –dijo. Cuento
con ello. Mil pensamientos se agolpaban en su mente mientras miraba por la
ventana-. Me pregunto si nos evacuarán.
Nilo le miró.
-Tal vez no tengamos que preocuparnos por ello
-dijo esperanzado-. ¡Tal vez ese gran almirante entierre a los rebeldes de una
vez por todas!
-¿Qué gran almirante? -preguntó Dair, mientras
un sentimiento de temor le invadía.
-Has
estado bastante desconectado, ¿no? -bromeó Nilo.
-¿Qué gran almirante? -insistió en un tono que
pilló a Nilo con la guardia baja.
-¡Cálmate, Haslip! Algún Gran Almirante ha
tomado el mando de la flota. El capitán Emba de la Tempestad
le dijo al general que su nave ha sido convocada a una cita en las tierras
fronterizas con nuestros viejos amigos del Justiciero.
-¿Qué más has oído sobre ese gran almirante? -preguntó
Dair.
-No mucho -dijo negando con la cabeza-. Se
supone que ha estado trabajando en las Regiones Desconocidas todos estos años
desde que el Emperador murió.
-¿Y está reorganizando la flota?
-Si. Emba dijo que este tipo es un genio táctico.
-Un genio, ¿eh?
-Esas fueron sus palabras exactas Supongo que
está planeando algo grande... por eso el Justiciero
lleva un tiempo sin pasar por aquí.
Por un momento, Dair se perdió en sus propios
pensamientos. De vez en cuando circulaban rumores acerca de algo grande, como había
dicho Nilo. Pero hablar de un Gran Almirante... eso era nuevo. ¿Podría ese gran
almirante volver a poner el Imperio a la ofensiva? ¿Qué significaría esto para
Garos IV?
-¿Haslip?
-¿Qué? -preguntó Dair, vagamente consciente de
un zumbido proveniente de algún lugar de la habitación.
-¿Vas a responder a eso, o lo dejarás zumbar
el resto del día? -preguntó Nilo con una sonrisa divertida en su rostro.
-Oh, sí, claro. -Se aclaró la garganta y activó
el comunicador-. Oficina del general Zakar. -Hizo una pausa, escuchando la voz
en el otro extremo. No pudo evitar sonreír. Algún capitán quería que el general
supiera que los Sistemas de Defensa Aérea habían estado a punto de disparar
contra el aerodeslizador del Gobernador Winger. ¡Alex y sus locas acrobacias!
-Sí, capitán. Estoy seguro de que el general transmitirá
sus disculpas al gobernador Winger. -Hizo una pausa, moviendo la cabeza-. Sí,
señor, se lo diré. Gracias por su llamada, señor.
Dair apagó el comunicador y vio que Nilo había
estado escuchando la conversación. Los dos estuvieron un buen rato riéndose
mientras Dair agradecía silenciosamente a la Fuerza que Alex estuviera bien. No podía esperar
a escuchar su versión de la historia.
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