martes, 30 de abril de 2013

La naturaleza de la compasión

La naturaleza de la compasión
Nicky Rea

Keldon corrió hacia la oficina del comandante. El agobiado médico se detuvo en el exterior de la puerta, preparándose mental y físicamente antes de enfrentarse al anciano. Las noticias eran aciagas, mucho peores de lo que habían pensado al principio. ¿Era posible que todo esto hubiera comenzado hacía tan solo 12 horas? El propio Keldon era el único médico que seguía en condiciones lo bastante buenas para cumplir con su cometido. Los droides médicos habían asumido el cuidado total de los 40 pacientes que llenaban la enfermería. El centenar más o menos de casos menos severos permanecían en sus habitaciones, aparentemente para detener la propagación de la plaga. De las pruebas que acababa de terminar, Keldon sabía que esa estrategia estaba condenada. Al igual que todo el personal de la base a menos que alguien pudiera ir a por la medicina que necesitaban y regresar a tiempo. Podía escuchar la tos agonizante en el interior de la oficina y supo que el comandante también estaba gravemente enfermo. Llamó y entró, y después de reprimir su sorpresa por el aspecto del comandante Astred, le ofreció el informe y su recomendación.
-No podemos mandar a nadie. –Astred se detuvo para toser-. Al ritmo que está progresando esta cosa, en cuestión de horas todo el mundo en la base estará demasiado enfermo para continuar. Tendremos que confiar en que alguna de nuestra nave de suministros regrese pronto. En cualquier caso, no se les puede permitir que aterricen; tendremos que mandarles un mensaje explicando la situación. ¿Queda alguien en comunicaciones? Demonios, entonces tendremos que hacerlo nosotros dos. Vamos, Keldon, tenemos que configurar el sistema droide con la transmisión continua de un mensaje antes de que nosotros también nos derrumbemos. Entonces todo lo que podremos hacer es esperar... y confiar.

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