Tierra quemada
Liz Holiday
El último trabajo había sido un infierno. Un instante el
equipo estaba contactando con una célula rebelde en Daronak, y al instante
siguiente los soldados de asalto estaban encima de ellos. Esa pequeña comadreja
resultó ser un informante. Tenía que ser él, porque mientras salían por piernas
por el Bulevar Channoga, le vieron recibiendo un pago de un agente imperial con
el que se habían encontrado anteriormente tres planetas atrás. Eso fue antes de
que aparecieran los cazarrecompensas y comenzaran a lanzar detonadores termales
por todas partes.
Sí, claro, consiguieron escapar del planeta... pero a duras
penas. Y justo cuando pensaban que estaban a salvo, el maldito hiperimpulsor se
estropeó. De nuevo...
O algo así.
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