jueves, 19 de marzo de 2009

El honor de los Jedi (31)

31

-¿Dónde está Tol Ado? -pregunta Luke.
-¿Entonces rescatarás al Erling Tredway?
Luke asiente con la cabeza como respuesta.
-No debería, pero lo haré.
Sin duda, el general Dodonna desaprobará la decisión, y Luke será presionado para argumentar sus motivos racionalmente. Pero un indefinido y misterioso sentimiento oculto en su pecho le incitaba a rescatar al extraño. Quizá el sentimiento no es más que la vaga afinidad que siente por otro hijo de un Jedi, o quizá es algo mucho más fuerte y más importante. Sea cual sea el motivo, no importa. Luke sólo sabe que debe rescatar a Erling Tredway.
-Será mejor que nos movamos, entonces -dice Gideon, dirigiendo a un confuso bípedo de pelaje amarillo hacia la entrada.
-¿“Nos”? -pregunta Luke.
-Sí, “nos” -responde Gideon-. Si estás lo bastante loco como para entrar en un planeta prisión imperial y pensar que puedes lograr salir, entonces estás lo bastante loco como para lograr que te maten. No me apetece dejar que eso ocurra; hace ya demasiado tiempo desde que luché junto a un portador de sable.
Los decididos pasos del minero le llevan hacia un lugar definido.
-¡Pero yo no puedo! -objeta el bípedo de hocico chato, tratando de liberarse de la mano de Gideon.
-Claro que puedes, Sidney -responde Gideon alegremente, apretando su agarre.
-¡Pero puede que haya muertes! El Pada no puede matar... ¡está mal!
-¿Y? -pregunta Gideon-. ¿Cuál es la diferencia si lo hacemos este jovencito y yo, o si tú nos echas una garra? Las muertes son muertes.
Las orejas redondas de Sidney se inclinaron hacia delante como muestra de frustración.
-Pero si alguien muere...
-Demasiado tarde -presiona Gideon-. El joven Erling es tu héroe. No puedes pedir a nadie que luche por tú libertad, por tu causa, si tú no lo haces.
Sidney no tuvo argumentos.
-Muy bien. En marcha. -Se libera del agarre de Gideon y empieza a caminar hacia la salida.
Luke duda si seguirles o no. Aunque Gideon y Sidney parecen bastante dignos de confianza, no sabe nada acerca de sus capacidades de combate. Fácilmente podrían ser más una carga que una ayuda.
-Quizá debería ir yo solo -dice Luke-. Tengo una nave monoplaza.
Gideon sonríe abiertamente a Luke.
-Tienes miedo de que no sepamos pelear, ¿verdad? -Gideon espera un instante, pero Luke no sabe cómo expresar sus reservas de forma educada-. Quizá sepamos y quizá no. Eso no importa; este es nuestro sector, y sería un error dejarnos fuera de la lucha. Si alguien gana nuestra libertad por nosotros, no es realmente nuestra.
Luke asiente. Siente cierto respeto por el minero. Sigue a los mineros por un ventoso flexipasillo que conduce a la esclusa aérea. Mientras se colocan sus trajes de vacío, Luke se detiene cerca de la inmensa compuerta de la esclusa aérea y estudia el asteroide sobre el que se sitúa el hostal.
El hostal en sí es una colección de burbujas de plastiespuma conectadas por largos y ondulantes flexipasillos. Robustos cables de duracero anclan las burbujas y los flexipasillos a protuberancias de suelo rocoso que sobresalen de la polvorienta y cubierta de cráteres superficie. Los cables son necesarios porque el campo gravitatorio del pequeño asteroide es tan débil que un niño puede lanzar una roca al espacio. Salta-asteroides y maquinaria minera quedaban en un disperso radio alrededor del hostal, anclados a los edificios del hostal, a rocas cercanas o entre sí.
Conocido formalmente como Henryson 400.324, el planetoide tiene poco más de un kilómetro de largo, y la mitad de ancho y de espesor. El numero de designación que sigue al nombre indica que Henryson es el planetoide número 400.324 del Cinturón Sil'Lume en ser catalogado como propiedad de un ser racional. El nombre se refiere a su dueño original. Cuando Luke estaba investigando los registros del sector, Erredós informó que los números de catálogo ascienden hasta 895.256, pero nadie sabe cuántos asteroides nunca han sido reclamados.
Henryson rota tan rápido que Luke se marea cuando aparta la mirada del suelo. Las estrellas parecen volar sobre el horizonte como meteoros. Para empeorar las cosas, el sol nunca se pone en Henryson. Su disco del tamaño de una uva oscila en el cielo como si colgase de un péndulo. Como punto de referencia más importante en el cielo, sirve como constante recordatorio de que Luke no está más que en un gigantesco tío-vivo.
-Tol Ado es el tercer planeta de este sistema -dice Gideon, cerrando el último sello de su traje de vacío.
-Genial -dice Luke-. Pongámonos en marcha.
Gideon duda.
-No tan rápido, jovencito. Podría merecer la pena visitar Tredway 24 antes. Tol Ado es inmensamente grande. La familia de Erling puede tener alguna idea sobre cómo encontrarle. Además, deberían ser advertidos; Parnell podría no quedar satisfecho sólo con arrestar a Erling.
El hocico de Sidney se arruga en una bolita amarilla, y sus orejas tiemblan con impaciencia.
-El Parnell puede destruir al Erling en cualquier momento -insiste-. No deberíamos perder el momento.

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