Luke estudia al robusto minero por un instante. Su cuidadosa mirada se pierde poco de lo que ocurre en la sala, aunque no parece especialmente interesado en los asuntos de nadie. Luke sabe bien que no puede juzgar a un hombre por su apariencia, pero no siente hostilidad ni maldad inherente en esta persona.
-Ese general promete un difícil camino -dice Luke. Mantiene sus ojos ocupados en su comida.
El minero deja de comer y estudia abiertamente a Luke por unos instantes. Al final, asiente.
-Lo cumplirá, no te equivoques. Ha sido inteligente por tu parte mantenerte tranquilo; podrían habernos matado a todos.
Luke responde a la franca valoración del hombre.
-¿En serio? Alguien debería resistirse a la opresión del Imperio.
El minero vuelve a su comida y Luke teme haber hablado demasiado abiertamente. Un instante después, sin embargo, el hombre de la barba habló de nuevo.
-Eso podría ser cierto, hijo. Pero ese tipo es un cobarde.
Un bípedo peludo y rubio con pupilas estrechas se sienta junto a Luke.
-El Gideon distorsiona los hechos -susurra el bípedo por su hocico chato-. El Tredway lidera el movimiento de resistencia.
Luke escucha con más atención. Como todos los pilotos de naves espaciales, tiene instrucciones permanentes de investigar cualquier movimiento de resistencia local que encuentre.
-Dime más.
-Él enseña que el derramamiento de sangre, incluso contra el loco opresor, es en sí mismo una maldad.
-Aprenderá el error de sis métodos en Tol Ado -murmura Gideon-. Sebastian Parnell cree en el derramamiento de sangre... y en muchas otras cosas.
-¿Tol Ado? -pregunta Luke.
-El planeta prisión del sector -responde el bípedo-. Una vez que uno entra, muere para el resto de la galaxia. Nunca volveremos a saber del Tredway.
Gideon escupe en el suelo.
-Mejor así. ¿Qué loco se “levantaría” sólo para que le maten? Dame a alguien que sepa usar un sable... -Gideon dejó caer su mirada al cinturón de utilidades de Luke-, y le seguiré al mismísimo corazón negro del Emperador.
Casi de forma involuntaria, Luke echa un vistazo al sable de luz inactivo que colgaba de su cinturón. Tenía la incómoda sensación de que Gideon quería -no, esperaba- algo de él.
-Entonces, ¿ha visto a alguien luchar con un sable de luz? -preguntó Luke con cautela.
-Claro -respondió Gideon-. Axton Tredway, el padre de Erling. Decía ser una especie de Caballero. ¿Eso es lo que eres tú?
-No, aún no -respondió Luke con aire ausente. ¡El padre de Erling era un Jedi!-. ¿Qué fue de Axton Tredway?
-El Imperio le persiguió, y un Señor Oscuro le mató. Y fue una lástima, además.
El corazón de Luke se hundió, pero de pronto sintió que un misterioso lazo le unía con Erling. No sólo sus padres habían sido Jedi, sino que probablemente habían muerto en manos del mismo hombre.
-Si aún no eres el Caballero -dijo el bípedo peludo-, entonces estudias los caminos del Jedi.
Luke no respondió a la deducción del bípedo.
-Si la leyenda es cierta -continuó el bípedo-, puedes salvar a Erling.
-¡No pongas ideas locas en la cabeza de este joven! -saltó Gideon-. Conseguirás que le maten, Sidney.
Sidney ignora a Gideon.
-¿Lo intentarás?
-No lo hagas, hijo -advierte Gideon-. Es bastante fácil entrar en Tol Ado, pero nunca saldrás. Lo mejor que puedes hacer es seguir con tus cosas y olvidarte de Erling Tredway.
Luke no responde de inmediato. Gideon está en lo cierto: intentar rescatar a Erling es una locura. Los planetas prisión imperiales son francamente seguros. Aunque sus órdenes le dejaban manga ancha para investigar movimientos de resistencia locales, ni las más liberales interpretaciones permitían penetrar en una instalación semejante.
Por supuesto, los oficiales rebeldes siempre pueden hacer uso de su propia iniciativa para abandonar una misión de cara a perseguir una oportunidad inesperada, siempre que la oportunidad sea más importante. Pero, sin importar como vea Luke la situación, no puede decir que Erling Tredway sea más importante que buscar una nueva base. Sabe poco sobre el hombre, aparte de que tiene una presencia de mando inusual y está animando a las formas de vida locales a resistir pasivamente al Imperio. Sólo la probabilidad de que el padre de Erling, como el de Luke, fuera un Caballero Jedi, le impide rechazar el rescate automáticamente. Por otro lado, parece poco apropiado abandonar su misión para perseguir lo que en última instancia es una tarea muy personal.
-Ese general promete un difícil camino -dice Luke. Mantiene sus ojos ocupados en su comida.
El minero deja de comer y estudia abiertamente a Luke por unos instantes. Al final, asiente.
-Lo cumplirá, no te equivoques. Ha sido inteligente por tu parte mantenerte tranquilo; podrían habernos matado a todos.
Luke responde a la franca valoración del hombre.
-¿En serio? Alguien debería resistirse a la opresión del Imperio.
El minero vuelve a su comida y Luke teme haber hablado demasiado abiertamente. Un instante después, sin embargo, el hombre de la barba habló de nuevo.
-Eso podría ser cierto, hijo. Pero ese tipo es un cobarde.
Un bípedo peludo y rubio con pupilas estrechas se sienta junto a Luke.
-El Gideon distorsiona los hechos -susurra el bípedo por su hocico chato-. El Tredway lidera el movimiento de resistencia.
Luke escucha con más atención. Como todos los pilotos de naves espaciales, tiene instrucciones permanentes de investigar cualquier movimiento de resistencia local que encuentre.
-Dime más.
-Él enseña que el derramamiento de sangre, incluso contra el loco opresor, es en sí mismo una maldad.
-Aprenderá el error de sis métodos en Tol Ado -murmura Gideon-. Sebastian Parnell cree en el derramamiento de sangre... y en muchas otras cosas.
-¿Tol Ado? -pregunta Luke.
-El planeta prisión del sector -responde el bípedo-. Una vez que uno entra, muere para el resto de la galaxia. Nunca volveremos a saber del Tredway.
Gideon escupe en el suelo.
-Mejor así. ¿Qué loco se “levantaría” sólo para que le maten? Dame a alguien que sepa usar un sable... -Gideon dejó caer su mirada al cinturón de utilidades de Luke-, y le seguiré al mismísimo corazón negro del Emperador.
Casi de forma involuntaria, Luke echa un vistazo al sable de luz inactivo que colgaba de su cinturón. Tenía la incómoda sensación de que Gideon quería -no, esperaba- algo de él.
-Entonces, ¿ha visto a alguien luchar con un sable de luz? -preguntó Luke con cautela.
-Claro -respondió Gideon-. Axton Tredway, el padre de Erling. Decía ser una especie de Caballero. ¿Eso es lo que eres tú?
-No, aún no -respondió Luke con aire ausente. ¡El padre de Erling era un Jedi!-. ¿Qué fue de Axton Tredway?
-El Imperio le persiguió, y un Señor Oscuro le mató. Y fue una lástima, además.
El corazón de Luke se hundió, pero de pronto sintió que un misterioso lazo le unía con Erling. No sólo sus padres habían sido Jedi, sino que probablemente habían muerto en manos del mismo hombre.
-Si aún no eres el Caballero -dijo el bípedo peludo-, entonces estudias los caminos del Jedi.
Luke no respondió a la deducción del bípedo.
-Si la leyenda es cierta -continuó el bípedo-, puedes salvar a Erling.
-¡No pongas ideas locas en la cabeza de este joven! -saltó Gideon-. Conseguirás que le maten, Sidney.
Sidney ignora a Gideon.
-¿Lo intentarás?
-No lo hagas, hijo -advierte Gideon-. Es bastante fácil entrar en Tol Ado, pero nunca saldrás. Lo mejor que puedes hacer es seguir con tus cosas y olvidarte de Erling Tredway.
Luke no responde de inmediato. Gideon está en lo cierto: intentar rescatar a Erling es una locura. Los planetas prisión imperiales son francamente seguros. Aunque sus órdenes le dejaban manga ancha para investigar movimientos de resistencia locales, ni las más liberales interpretaciones permitían penetrar en una instalación semejante.
Por supuesto, los oficiales rebeldes siempre pueden hacer uso de su propia iniciativa para abandonar una misión de cara a perseguir una oportunidad inesperada, siempre que la oportunidad sea más importante. Pero, sin importar como vea Luke la situación, no puede decir que Erling Tredway sea más importante que buscar una nueva base. Sabe poco sobre el hombre, aparte de que tiene una presencia de mando inusual y está animando a las formas de vida locales a resistir pasivamente al Imperio. Sólo la probabilidad de que el padre de Erling, como el de Luke, fuera un Caballero Jedi, le impide rechazar el rescate automáticamente. Por otro lado, parece poco apropiado abandonar su misión para perseguir lo que en última instancia es una tarea muy personal.
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