martes, 17 de marzo de 2009

Relatos de los Jedi: Caballeros de la Antigua República (I)

Relatos de los Jedi: Caballeros de la Antigua República
de John Withman
Basado en los cómics "Star Wars: Relatos de los Jedi" y "Star Wars: Relatos de los Jedi – El Alzamiento de Freedon Nadd" escritos por Tom Veitch

Hace mucho, MUCHO tiempo
en una galaxia muy, muy lejana....


Parte Uno
Ulic Qel-Droma y las Guerras de las Bestias de Onderon



Narrador: Durante más de mil generaciones, los Caballeros Jedi fueron la fuerza más poderosa —y la más respetada— de la galaxia. En épocas anteriores al alzamiento del Emperador Palpatine, anteriores a la caída de Darth Vader, anteriores al nacimiento de Luke Skywalker, los Caballeros Jedi eran los guardianes de la paz y la justicia en la Antigua República.
A lo largo de muchos años, sus historias han perdurado. Dos de los más famosos de estos guerreros Jedi eran Ulic Qel-Droma y Nomi Sunrider. Jóvenes Caballeros Jedi de gran poder, que aprendieron a dominar los caminos de la Fuerza. Sus aventuras fueron un preludio a las grandes guerras que seguirían, al alzamiento y caída de imperios, y a todos los enfrentamientos futuros entre el Lado Oscuro y la Luz.
La batalla que alteraría el curso de la galaxia empieza en el planeta Arkania, donde el gran Maestro Jedi Arca entrena pacientemente a sus tres aprendices: el impetuoso joven Ulic Qel-Droma, su hermano Cay, y el alienígena llamado Tott Doneeta, miembro de la raza twi'lek. Presta atención ahora a estas historias sobre el bien y el mal... a estas leyendas de héroes y villanos que luchan por el control de la galaxia... a estos relatos de los Jedi...

Arkania — Terreno de Entrenamiento
Ruidos de lucha. El zumbido de los servomotores de un droide, y un disparo de bláster. El gemido de un sable de luz al moverse, y un gruñido de dolor. Ulic Qel-Droma está desviando los disparos bláster de un droide.
Cay: ¡Buen bloqueo, Ulic!
Ulic: (Respirando con dificultad) Gracias, Cay.
Tott: Por la diosa de los Twi'leks, tu hermano maneja bien su sable de luz, Cay.
Ulic vuelve a enfrentarse al droide de entrenamiento.
Cay: Él es el mejor, Tott Doneeta. (Otro bloqueo) ¡Guau!
Tott: ¿Entonces, estás seguro de que no te gustaría un poco de ayuda, amigo?
Ulic: ¡Eh, sabes perfectamente que no hace falta preguntar eso, Tott Doneeta! ¡Puedo arreglármelas solo! Este droide de entrenamiento es viejo y lento.
Otro bloqueo del sable de luz.
Cay: Entonces quizá debamos subirle otra muesca. (Respetuosamente) Con su permiso, Maestro Arca...
Arca: (Con voz sabia y atemperada) Sí, Cay. Pienso que tu hermano mayor puede afrontar una prueba más difícil.
Cay: Bien, Ulic. El Maestro Jedi ha hablado. ¡Una prueba mejor para nuestro gran héroe!
Más ruidos de lucha.
Cay: Abriré un poco los reguladores de energía de este droide, y..... ¡allá va!
La velocidad de la lucha aumenta significativamente.
Ulic: ¡Ja, ja, eso está mejor! ¡Pero todavía (gruñido) no es (gruñido) suficiente... uhh... para... uhh... vencerme!
Ulic corta el brazo del droide que sostenía el bláster, y apaga su sable de luz.
Ulic: ¡Se acabó!
Cay: ¡Hurra!
Tott: (Risita) Bien hecho, Ulic.
Ulic: Gracias, gracias.
Arca: Pero yo creo que deberías...
El droide dispara a Ulic en la espalda con su otro brazo. Sólo es un ligero rasguño. Ulic suelta un pequeño gemido.
Arca: ...cuidar tu espalda, mi joven aprendiz.
Cay: ¡Ulic! ¡Tenías que haber sabido que el droide todavía estaba armado! ¿Estás bien?
Ulic: Uh... claro, Cay. Simplemente un ego magullado, nada más.
Tott: Tu hermano deja que su valor nuble su mente, Cay.
Arca: Tott Doneeta dice bien, Ulic. Un Jedi necesita algo más que mera valentía. El exceso de confianza ha causado la destrucción de muchos guerreros curtidos. Deja que la Fuerza sea tu fortaleza.
Ulic: Tienes razón. Como de costumbre, Maestro Arca. Si ese droide de entrenamiento hubiera estado usando fuerza mortal, yo sería ahora mismo una silueta quemada en la pared.
Cay: Bueno, en cualquier caso hiciste un trabajo bastante bueno con él.
Cay abre el droide.
Cay: Será mejor que me ponga a arreglarlo.
Arca: Siéntate, Cay. El droide puede esperar. Tengo una historia que contaros a los tres. Pero..... debéis escuchar como un Jedi escucha.
Ulic: (Cuchicheando) ¡Cay, presta atención! ¡Es irrespetuoso arreglar tu sable de luz cuando un Maestro Jedi está hablando contigo!
Cay: (Cuchicheando) ¡No estoy arreglándolo, Ulic! ¡Estoy poniendo a punto la hoja!
Ulic: ¡Shh!
Arca: (Concentrándose) Abrid vuestros pensamientos a mí. Dejad que mis palabras se conviertan en imágenes en vuestras mentes. Escúchame, Ulic... escúchame, Cay… escúchame, Tott Doneeta…
El viento sopla, mientras el Maestro usa la Fuerza para plantar imágenes de su historia en las mentes de sus estudiantes.
Arca: A través de la Fuerza, veréis cosas... otros lugares... el futuro, el pasado... (Pausa) A años luz de aquí, orbitando un sol amarillo, está el mundo de Onderon, rodeado por sus cuatro lunas.
Se oyen los pasos de un animal grande, en suelo rocoso.
Cay: Yo..... puedo verlo. Es un lugar terrible. Desolado...
Ulic: Yo lo veo también. Hay criaturas que viven allí. Monstruos con alas..... ¡grandes como skyhoppers!
Se oye el agudo chillido de una criatura voladora que se lanza en picado sobre criatura que caminaba en el suelo.
Ulic: ...con terribles mandíbulas...
Tott: Yo también tengo esa visión. ¿Es el futuro, o...?
Arca: El pasado. Veis el pasado lejano del planeta Onderon. Hace eones, las atmósferas de Onderon y su cuarta luna se tocaron brevemente durante la estación de verano. En esos días, varias de estas criaturas salvajes aprendieron a escapar de los confines de su hogar, en la luna, y emigraron al planeta Onderon.
Se oye el ruido de una pequeña aldea.
Ulic: Pero... ¡hay personas en ese planeta! Primitivos... desvalidos... ¡serán aniquilados!
Se oye el grito de las bestias aproximándose.
Hombre de la aldea: ¿Qué es eso?
Mujer de la aldea: Criaturas... ¡saliendo
de las nubes!
Hombre de la aldea: ¡¡Están viniendo hacia aquí!!
¡¡¡Cuidado!!!
Mujer de la aldea: Mi bebé... ¡¡¡¡¡Tiene a mi bebé!!!!!
Arca: Y así ocurrió. Los pacíficos onderonianos estaban absolutamente desprevenidos ante el ataque de estas bestias salvajes. Las criaturas aladas los cazaron y los comieron a voluntad. Crecieron, y se multiplicaron. Los mansos onderonianos se vieron forzados a desarrollar armas letales. En unos pocos años, los onderonianos aprendieron los placeres de la caza, y empezaron a matar a los monstruos por su carne. Y por deporte.
Tott: Maestro, mi pueblo —la raza Twi'lek del planeta Ryloth— dice que “la Guerra es el principio de la civilización”.
Arca: Bien, Tott, en el planeta Onderon ese fue ciertamente el caso. Mirad la visión, mientras pasan los eones...
Ulic: Veo a las tribus desaparecer. La civilización empieza. La cultura tribal evolucionó en civilización. Pero, Maestro Arca..., la visión es... extraña. No veo más que UNA ciudad gigantesca en todo el planeta.
Arca: Sólo hay una ciudad en Onderon. Debido a la amenaza constante de las bestias, la sociedad onderoniana se desarrolló en una gran fortaleza amurallada, llamada Iziz.
Cay: En la visión, crece año tras año.
Ulic: ¡Nunca he visto una ciudad tan grande! ¡Debe haber millones de habitantes!
Se oye el grito de las Bestias.
Cay: ¡¡Cuidado!! ¡¡¡Las bestias están atacando!!!
Arca: Tranquilo, Cay. Es sólo una visión. Año tras año, las Bestias aladas atacaron la ciudad, atraídas por el olor de carne onderoniana. Pero las personas desarrollaron armas más poderosas, y rechazaban a las criaturas...
Disparos de una forma primitiva de arma bláster.
Arca: En el interior de la ciudad, reinaba la civilización. Pero más allá de sus paredes, la mayoría del planeta seguía siendo un páramo salvaje, gobernado por las viles Bestias.
Juez: (Con voz distinguida) ¡¡Por crímenes cometidos contra la ciudad, te
destierro a las tierras salvajes más allá de los Muros!!
Criminal: ¡¡No!!
¡¡¡¡¡Nnnooo!!!!!
Arca: Durante años, los onderonianos adoptaron la costumbre de desterrar a los delincuentes a las tierras salvajes.
Guardia: ¡Sal fuera, criminal!
Criminal: Noo... ten piedad...
¡¡¡¡¡Nnnnoooooo!!!!
El guardia empuja al delincuente el exterior por la puerta abierta. Se oye el grito de una Bestia. Tras unos ruidos de arañazos y desgarros, el delincuente muere entre balbuceos.
Arca: Al principio, los monstruos proveyeron una ejecución rápida y eficaz para estos proscritos. Pero, con el tiempo, los bandidos aprendieron a domar a las Bestias voladoras.
Se oye el gruñido de una Bestia.
Bandido: ¡Átala!
Bandido 2: ¡Afianza esa soga! ¡Cuidado con las mandíbulas!
Bandido: ¡Ponle el bozal!
Arca: Algunos de los proscritos se establecieron como poderosos señores de la guerra, con grandes ejércitos de malvadas Bestias bajo su mando. Onderon se convirtió en un mundo dividido. Un mundo constantemente en guerra, puesto que tanto los bandidos como los moradores de la ciudad desarrollaron armas de destrucción cada vez más poderosas.
Ulic: La visión... está desvaneciéndose...
Arca: Hemos alcanzado el presente. Ahora, el pueblo de Onderon ha pedido a la República que interceda. Y la República, a su vez, ha llamado a los Jedi para que presten su ayuda. Yo he accedido a convertirme en guardián del sistema de Onderon.
Ulic: ¿Vas dejarnos, Maestro Arca? ¿O nos llevarás contigo?
Arca: No voy a llevaros conmigo, Ulic. Porque yo me quedo aquí. Vosotros iréis a Onderon.
Ulic, Cay y Tott: ¿¡¿Qué?!?
Cay: ¿Nosotros? No entiendo...
Ulic: ¿No te das cuenta, Cay? Por fin, después de todos estos años de entrenamiento... ¡nos han dado nuestra primera misión!

1 comentario:

  1. muchas gracias, disfrute mucho ese audio book :) Amigo y no piensas transcribir el segundo audio book de tales of the jedi Dark Lords of the Sith?? Nomi es una de mis jedis favoritas :P

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