-Buen trabajo -comentó
Karrde cuando el Comprador Uwana atravesó
la atmósfera superior de Varonat y salió al espacio profundo-. Realmente muy buen
trabajo. Aunque debo confesar cierta decepción de que en realidad no fueran los
morodins tomándose finalmente su venganza.
A su lado,
Celina resopló por lo bajo.
-Teniendo en
cuenta que probablemente no puedan distinguir a un humano de un krish, y mucho
menos a un humano de otro, debe considerarse afortunado que no fueran ellos. Le
habrían aplastado en la tierra junto con Gamgalon y su equipo.
-Muy
probablemente -admitió Karrde-. ¿De dónde sacaste las grabaciones de gruñidos
de morodin?
-Gamgalon me
llevó una vez en uno de sus safaris -dijo Celina-. Antes, cuando él todavía
pensaba que podría tener una oportunidad de reclutarme en su organización.
-Así que no
estabas trabajando para él. Nos habíamos preguntado acerca de eso.
-No me gustan
los krish -dijo rotundamente-. Incluso en los honestos, no se puede confiar
demasiado, y Gamgalon difícilmente podía calificarse de honesto. Además, para lo
único que me quería era para hacer de espía para él en el espacio-puerto. No
hay mucho futuro en eso.
-Ya no -coincidió
Karrde-. ¿Así que, mientras estabas en la selva de todos modos, avanzaste y
grabaste algunos gruñidos de morodin?
Ella se
encogió de hombros.
-Pensé que
podría ser útil tener registrado algo así. Resulta que tenía razón. -Ella le
echó un vistazo-. Me debe esas tres grabadoras, por cierto. Esas cosas no son
baratas.
-Te debo mucho
más que eso -le recordó Karrde sobriamente-. ¿Por qué nos seguiste ahí fuera,
de todos modos?
-Oh, vamos -se
burló ella-. ¿Hart y Seoul? Por no hablar de una nave llamada Comprador Uwana. Todo era un poco demasiado
curioso. Y recordaba haber oído hablar sobre un jefe contrabandista que
tenía una cierta afición por los juegos de palabras curiosos1.
Así que me la jugué.
-Y ha valido
la pena -dijo Karrde-. Te has ganado una recompensa considerable. Di qué
quieres.
Ella se volvió
a mirarlo con aquellos ojos verdes suyos.
-Quiero un
trabajo -dijo.
Karrde frunció
el ceño. No era la respuesta que esperaba.
-¿Qué clase de
trabajo?
-Cualquiera –dijo-.
Sé pilotar, luchar, hacer de seleccionador de recién llegados...
-¿Mecánico de
hipermotor?
-Eso, también -dijo
Celina-. Lo que necesites, puedo aprenderlo. -Tomó una respiración profunda, y
dejó escapar el aire-. Sólo quiero volver otra vez a la vida social.
Karrde enarcó
una ceja.
-Tienes una
visión extraña del contrabando si lo consideras vida social.
-Confíe en mí -dijo
con gravedad-. En comparación con algunas de las cosas que he hecho, lo es.
-No lo dudo -dijo
Karrde, estudiando su rostro. Un rostro muy llamativo, con un cuerpo
impresionante acompañándolo. Decorativa y competente a un tiempo; su
combinación favorita-. Está bien –dijo-. Has conseguido un trato. Bienvenida a
bordo.
-Gracias –dijo-.
No se arrepentirá de haberme contratado.
-Estoy seguro
de que no lo haré. -Él sonrió ligeramente-. Y ya que ahora estamos trabajando
oficialmente juntos... -le tendió la mano-. Puedes llamarme Talon Karrde.
Ella sonrió
con fuerza mientras le tomaba la mano.
-Encantada de
conocerte, Talon Karrde -dijo ella-. Me puedes llamar Mara Jade.
1 Es habitual que tanto los alias como los nombres de las naves que usa Talon Karrde sean juegos de palabras, en su mayoría intraducibles. En este caso, los alias usados por Karrde y Tapper, Hart-Seoul, en inglés suenan muy similar a Hard soul, es decir, “Alma dura”. Por otra parte, la nave Comprador Uwana es en inglés Uwana Buyer, que suena muy similar a You wanna buy her, es decir, “¿Quieres comprarla?” (N. del T.)
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