Alex trató de ahogar un bostezo, pero esa última conferencia en
la universidad acerca de la estructura militar imperial debía ser lo más
aburrido que podía ofrecerle el curso. Desafortunadamente, era obligatoria para
todos los estudiantes desde que el Imperio había establecido una presencia en
Garos.
Y Alex, a diferencia de muchos de sus compañeros de clase, tenía
el potencial, pero no el deseo, de ir a la Academia Raithal.
Ser una mujer podría haber puesto un freno a esa idea, pero Alexandra Winger era
la hija de un gobernador imperial. Y era una estudiante brillante. Si los
tiempos hubieran sido diferentes, sin duda a esas alturas ya estaría en la Academia.
Pero ése era el quid de la cuestión. El Emperador había muerto,
y la flota imperial se encontraba en un estado de confusión desorganizada.
Almirantes, gobernadores, y capitanes de la flota competían todos entre sí en
busca de una posición tratando de poner orden en el caos. La cuestión era que
no parecía haber mucho orden.
Ahora incluso había rumores de que la Nueva República
estaba avanzando más y más profundamente en los Mundos del Núcleo hacia
Coruscant. Algunos decían que cerca de la mitad de la galaxia estaba en sus
manos. Garos IV no estaba tan lejos de la ruta establecida; apenas a cuatro
días de distancia de Coruscant. Alex rezaba por el día en que la Nueva República
hiciera su aparición en Garos. Era un día que todos los que trabajaban en la
resistencia esperaban ansiosos.
La voz del comandante seguía zumbando monótonamente. Alex tuvo
que frotarse los ojos sólo para mantenerse despierta. Sólo unos minutos más, pensó, mirando su crono. Cuando levantó la
vista, descubrió a Lej Carner lanzándole una mirada furtiva. Le había conocido un
año antes cuando su padre, un general de división del ejército imperial, había
sido asignado para dirigir el complejo del centro minero. Y ella había tenido
la desgracia de tenerlo por lo menos en una clase durante cada uno de los
últimos tres trimestres.
¡Agh! Trató de sonreír.
Encontraba a Lej repugnante; uno de los hombres más arrogantes que había
conocido nunca. Pero había cultivado su amistad para descubrir todo lo que
pudiera sobre el aumento de las actividades imperiales en las minas.
Desafortunadamente, por lo que Alex pudo descubrir, Lej se mantenía
voluntariamente poco informado de las actividades de su padre.
Sonó el timbre que indicaba el final de la clase. Alex se puso
de pie, tratando de recoger sus cosas, cuando Trad Mays se estrelló contra
ella.
-Lo siento, Alexandra –dijo-. Espera, déjame ayudarte con eso.
Se agachó para recoger los libros de datos que se habían
estrellado contra el suelo, y Alex juraría que se había sonrojado.
Ella le sonrió, pasando por alto su torpeza, y le permitió recoger
sus cosas cuando Lej se acercó a ella.
-Alexandra, unos cuantos de nosotros vamos a juntarnos en Chado dentro
de una media hora. ¿Puedes venir? -preguntó.
Ella fingió decepción.
-Lo siento, Lej, tengo trabajo que hacer.
-Oh, vamos Alexandra. Ya sabes lo que dicen... Mucho trabajo y poca
diversión...
-Lej, esto es algo que mi padre me pidió que hiciera. No puedo
posponerlo -intentó explicar.
Él puso los ojos en blanco.
-¡Oh, sí, el gran gobernador en persona! Tú no trabajas para él,
¿sabes, Alexandra?
Trad entregó una pila de libros a Alex y le sonrió tímidamente.
-Nos vemos mañana -exclamó mientras la dejaba sola con Lej.
-Sólo estoy tratando de ser útil, Lej. Desde que mi madre murió
el año pasado he asumido algunas de sus funciones extraoficiales.
-¡Oh, ya veo tu plan! Tratando de conseguir puntos extra para
que tengan que admitirte en la Academia. ¡Lástima que
no puedas ir este año conmigo!
-Sí -ocultó el alivio en su voz-, qué lástima.
-Bueno, supongo que te veré más tarde.
Alex se apresuró a salir del edificio MilInDoc hacia la Biblioteca Universitaria.
Se detuvo en una de las terminales de la central de comunicación para comprobar
sus mensajes, tecleando su identidad. En pocos segundos, el mensaje que esperaba
apareció.
Reunión del grupo de estudio en L-25 a las 10:15.
Miró su cronómetro. Dentro de cinco minutos. Cerró la sesión en
la terminal y se dirigió a su "grupo de estudio".
Ya le estaban esperando en las entrañas de la biblioteca, a
través de un laberinto de pasillos que llevaban a la entrada secreta de un
sistema subterráneo de túneles. Se decía que podías cruzar toda Ariana bajo su
superficie, si sabías orientarte.
Los hombres estaban sentados a la mesa de reuniones de la
pequeña habitación. El Dr. Carl Barzon y Magir Paca eran dos líderes del
movimiento de resistencia en Garos IV. Estos hombres eran parte del puñado de
personas cuya identidad Alex conocía. Barzón había sido el primer contacto de
Alex con la resistencia. Y Paca era un viejo amigo de la familia, por lo menos
hasta que sus actividades sediciosas habían sido descubiertas.
-¿Qué pasó? -preguntó Paca a Alex.
-Había guardias adicionales en las minas. Y debían de haber sido
desplegados por el perímetro antes de incluso llegar nosotros. Nunca vimos a
nadie hasta que comenzaron los disparos -les dijo-. ¿Alguna noticia del Equipo
Dos?
-Scat fue capturado. Está siendo retenido en el centro de
detención. Y debido al incidente de anoche, los esquifes se encuentran bajo
fuerte custodia en el centro minero.
Ella asintió con la cabeza.
-¿Qué está pasando en las minas? ¿Han descubierto algo que no
sepamos?
-Teníamos la esperanza de que pudieras ser capaz de averiguar
más acerca de eso -dijo el Dr. Barzon-. Han confiscado todas mis notas de
investigación. No me atrevo a añadir nuevos datos a lo que ya tienen.
-¿Su investigación sobre el mineral? -preguntó Alex.
-Sí. Hicimos un gran avance; aislamos el componente del mineral
que crea las capacidades naturales de camuflaje. Me estoy acercando a
perfeccionar una técnica que nos permitirá fabricar armas camufladas a una
fracción del costo que ahora requiere de construir dispositivos de camuflaje, y
con ninguno de los requisitos de energía que los dispositivos actuales
utilizan. Puedes imaginar las consecuencias para la galaxia si tales
conocimientos cayeran en las manos equivocadas.
Alex ni siquiera necesitaba imaginarlo. Resultaba muy claro que
esa nueva tecnología podría poner al Imperio de nuevo a la ofensiva.
-Me pregunto si su investigación tiene algo que ver con la
visita del Destructor Estelar Justiciero
a Garos -dijo Alex.
-¿El Justiciero está
aquí? –preguntó Barzon.
-Sí. Esta noche tengo que ayudar a mi padre a ofrecer una cena para
sus oficiales superiores. Tal vez sea capaz de averiguar algo útil.
-No lo dudo -dijo Barzon-. Ten cuidado.
-¿Qué hay de Scat? -preguntó Alex. Habían sacado a gente de su detención
otras veces, pero durante esas misiones había habido muchos menos soldados de
asalto imperiales a los que hacer frente.
-El Equipo Cinco va a entrar a las 04:00.
-Me gustaría ayudar –se ofreció.
-Es demasiado arriesgado, Alex.
-¡Riesgo es mi segundo nombre!
-Con el aumento de la actividad imperial, simplemente no creo
que...
-Paca, sé lo que estoy haciendo -insistió.
-De acuerdo. Reúnete con el Equipo Cinco a las 03:00 en el túnel
C-21 -dijo Paca.
Ella asintió con la cabeza.
-¿Usted dijo que las lanchas de abastecimiento están todavía en
la mina?
-Sí. Nuestro contacto en el Ministerio de Defensa dijo que saldrán
a las 12:30 de hoy. Se supone que deben llegar al puerto espacial a las 13:00.
-Así que están
llevando el mineral fuera del planeta.
-Sí.
-¿A dónde?
-No lo sabemos todavía. Nuestro contacto está trabajando en eso.
Tal vez escuches algo esta noche.
-Debe ser por eso que el Justiciero
está aquí -comentó Alex-. Entonces, ¿a qué hora atacamos el espaciopuerto?
-No podemos atacarles allí, Alexandra.
-¿No tenemos a nadie que pueda llegar a la lanzadera que está recibiendo
el mineral? ¿Sabotearla?
-La seguridad es muy estrecha... Hemos tenido problemas
infiltrándonos en el espaciopuerto, pero estamos trabajando en ello -dijo Paca-.
Por ahora, tendremos que atacar el convoy por el camino, antes de que llegue al
espaciopuerto.
-¿A plena luz del día? –preguntó Barzon.
-No tenemos otra opción -dijo Paca-. ¿Estáis dentro? -Alex
asintió con la cabeza, mostrando una determinación sombría en su rostro-. Está
bien. Este es el plan...
No hay comentarios:
Publicar un comentario