Venganza en el Venganza
Peter Schweighofer
Sólo una hora más o menos, y Golthan
estará muerto.
Muy
por encima de Wroona, Dirk Harkness y Jai Raventhorn se asomaron a la
ventanilla de su lanzadera de transporte para mirar el Venganza, el Destructor Estelar Imperial que se encontraba atracado
ese momento en el único muelle estelar para naves capitales de Wroona. Marcas
de explosiones podían verse en algunas partes del Destructor Estelar, y algunas
secciones estaban oscurecidas por completo. Una hueste de mecánicos con trajes
energizados flotaba alrededor de la nave, tratando de llevar a cabo las
reparaciones de los daños causados por el último contrato de la nave con
fuerzas de la Nueva República.
Jai
sopesó la bolsa del equipo por encima de su hombro mientras ella se movía
inquieta en su uniforme de técnico del puerto estelar. Se ajustó la gorra con
inquietud, con el pelo recogido debajo de ella. Harkness cogió su maletín de
herramientas para naves espaciales, mirando casualmente a los demás técnicos
del puerto estelar a bordo de la lanzadera. Volvió a mirar con su único ojo al Venganza. Golthan está a bordo de esa nave, pensó Dirk. Ahora es el momento de cobrarnos nuestra venganza.
Durante
meses después de la Batalla de Endor, el Asesor Imperial Bregius Golthan y sus
espías habían tratado de evitar que Harkness y su equipo obtuvieran información
sobre el Imperio que se desmoronaba. Incluso habían capturado una vez a
Harkness, lo torturaron, le cegaron el ojo izquierdo... pero sus amigos de los
Perros Negros lo habían rescatado justo a tiempo. Ahora Dirk estaba decidido a
hacer que Golthan lamentara toda la miseria que había infligido...
-¿Hey,
te sientes bien? -le preguntó Jai, notando la mirada perdida en la cara de
Dirk. Él parpadeó antes de apartar la mirada y asintió. Jai miró por la ventana
mientras se acercaban al gigantesco Destructor Estelar, con la esperanza de que
su contacto a bordo del Venganza lo
hubiera preparado todo para su distracción. Se ajustó la bolsa de equipo sobre el
hombro, con cuidado de no presionar las cinco cargas de potente explosivo que
tenía allí ocultas.
Una
vez que el transbordador hubo atracado, Jai y Dirk se calaron sus gorras de
técnico y marcharon con el resto de mecánicos de naves estelares pasando junto
a las tropas de asalto que patrullaban el hangar de atraque del Venganza. Dirk deslizó su mano en un
bolsillo abultado y presionó el botón del pequeño transmisor. En algún lugar del
puente, los cables de los sistemas sensores comenzarían a arder hasta que...
-¿Hay
algún técnico de sensores? –preguntó un oficial imperial al grupo que salía de
la lanzadera-. El puente informa que los sensores de seguimiento principales acaban
de estallar.
-Nosotros
estamos cualificados -dijo Jai, mostrando su identiplaca falsa-. Nos ocuparemos
de eso de inmediato.
Dirk
se estremeció y se contuvo mientras se ordenaba a dos soldados de asalto que
los escoltasen hasta el puente.
***
Tru'eb
Cholakk, Platt Okeefe y Starter se encontraban juntos en la bahía de atraque
del puerto estelar de Wroona, estrechándose las manos. Sus naves, la Estrella Luudriana, el Última Oportunidad y el Ala-X de
Starter, esperaban pacientemente cerca.
-Allá
vamos -dijo Platt-. Desde luego, espero que Jai y Dirk sepan lo que están
haciendo.
-Vaya,
ojalá pudiera haber ido yo -dijo Starter-. Apuesto a que sería una gran
historia...
-Ya
hemos escuchado suficientes cuentos -dijo Tru'eb, sonriendo a Starter-. Ahora
es el momento de que nosotros mismos forjemos algunas leyendas.
-Sólo
recordad -dijo Platt-: Todo lo que tenemos que hacer es permanecer en patrones
de aproximación y despegue de Wroona hasta que el puente de ese Destructor
Estelar estalle, y entonces podemos acercarnos a toda velocidad para terminar
el trabajo y asegurarnos de que esos dos consiguen salir sanos y salvos.
-¿Crees
que Harkness intentará alguna de sus escenas de acción? -preguntó Starter.
-El dominio
de sí mismo no es exactamente una de las cualidades redentoras de Dirk -observó
Tru'eb.
-Harkness
odia a Golthan tanto como el resto de nosotros -dijo Platt-. Él sólo quiere
poner Golthan fuera de la circulación. Eso hará mucho más fácil la vida para
nosotros y la Nueva República. Pero aquí abajo charlando no hacemos nada de
provecho, así que subamos allí y hagamos algo de daño.
***
-¿Ustedes
son los especialistas en sensores? -preguntó el oficial de puente.
Jai
asintió.
-Sólo
muéstrenos dónde ir a trabajar. -Trató de no mirar hacia el pozo de tripulación,
donde sabía que habían sido saboteados los sensores, muy cerca de ese panel
cerca del mamparo exterior. El puente entero estaba lleno de otros oficiales,
técnicos y unos pocos guardias de seguridad. Su escolta de soldados de asalto
de la bahía de atraque todavía estaba alrededor, también. Esto no iba a ser
fácil.
-Allá
arriba, pozo de tripulación de estribor, justo al frente -dijo el oficial,
señalando el foso de tripulación y los ventanales panorámicos de
transpariacero. Miró a Harkness mientras ambos pasaban junto a él, y luego se
dirigió a informar al Asesor Golthan acerca de las reparaciones.
Dirk
y Jai retiraron rápidamente los paneles de control del sensor, arrancando matas
de cables fundidos.
-Parece
que hay algún daño interno más abajo, cerca de los circuitos de control -dijo
Harkness para el efecto. Los pocos técnicos y oficiales a su alrededor no parecieron
inmutarse. Los soldados de asalto estaban interesados en algún tipo de
actividad que tenía lugar fuera del ventanal-. ¿Quieres ir allí y comprobarlo?
-No
hay problema.
Jai
guiñó un ojo a Harkness mientras tomaba con cuidado su bolsa de equipo y maniobraba
para entrar en el área de acceso tras los controles.
Harkness
continuó "reparando" el daño mientras Jai gateaba por la caja del
sensor hasta el pasadizo de acceso que había más allá. Empujando ante ella su
bolsa de equipo, pronto llegó a la zona más próxima al tabique exterior. Jai programó
cada una de las cinco cargas para que estallasen, organizándolas para que
abrieran un boquete a través del tabique.
-No
tenemos mucho tiempo -susurró Jai a Dirk mientras salía de la caja del sensor.
Harkness reemplazó varios fusibles y placas de circuitería, y a continuación volvió
a colocar los paneles de control del sensor en su lugar.
-Hemos
terminado -dijo, empacando sus herramientas en la caja. Los dos salieron del
foso de tripulación justo cuando el oficial de puente se acercó a ellos para informarse-.
Los sensores delanteros funcionan de nuevo, teniente -informó Dirk. El oficial
le miró con recelo nuevamente... Probablemente
el parche en el ojo, pensó Harkness.
-Bien
-resopló el teniente-. Reúnanse con el grupo de trabajo 12... están trabajando
en los sistemas de control del hipermotor.
Conforme
Dirk Jai y se alejaban del foso de tripulación, comenzaron a pensar en maneras
para deshacerse de su escolta de soldados de asalto. La pareja no podía bajar a
trabajar en el hipermotor... tenían que llegar a la bahía de aterrizaje donde
Platt se reuniría con ellos después de que los explosivos estallasen.
Los
dos estaban casi en los turboascensores cuando la puerta de una cámara lateral se
abrió deslizándose.
-Nos
encargaremos directamente de este asunto, cazarrecompensas Beylyssa -dijo el corpulento
esqueleto vestido con ornamentadas túnicas imperiales-. Quiero a Harkness y
todos sus Perros Negros eliminados antes de actuar contra Sluis Van.
Las
dos figuras que salían de la cámara casi chocaron contra las dos figuras que
pasaban por la puerta.
-Mirad
por dónde vais, técnicos incompetentes -ladró el alto Asesor Imperial.
Dirk
miró el delgado rostro de Bregius Golthan. Jai miró hacia arriba y vio su
propio reflejo en la pulida placa frontal de Beylyssa. Cuatro caras del pasado
quedaron aturdidas por un momento. Golthan rompió el silencio.
-¡Estúpidos!
–gritó-. ¡Son ellos, los Perros Negros! ¡Matadlos inmediatamente!
Dirk
agarró a uno de los soldados de asalto de su escolta, lo hizo girar y lo empujó
contra Golthan y Beylyssa. Jai tumbó a su soldado de asalto de una patada y
rápidamente recuperó su bláster pesado. Antes de que otros soldados del puente
pudieran disparar, ella se dirigió hacia el turboascensor, derramando una lluvia
mortal de fuego bláster. Saltaron chispas de los paneles de control y dos
soldados cayeron, heridos, en el pozo de tripulación de estribor.
-¡Harkness,
vamos! –exclamó Jai-. Este no es momento para vengarse.
Pero
Dirk ya había sujetado a Golthan en tierra, y el cuchillo de la funda de su
bota estaba a punto de cortar el ojo del Asesor Imperial. Una dura bota surgida
de la nada hizo retroceder a Harkness. Se apartó rodando justo cuando Beylyssa
barría la cubierta con su rifle desintegrador. Dirk le tiró el cuchillo, pero
la armadura de la cazarrecompensas lo desvió. Trató de hacerse con una de las
pistolas bláster de los soldados de asalto que yacían sin usar en la cubierta,
pero Golthan extendió la mano y le agarró la pierna. Harkness levantó la vista para
ver cómo Beylyssa centraba el visor de su bláster en él.
Jai
corrió gritando hacia Beylyssa, con su pistola lanzando fuego, golpeando
paneles de control, a Golthan, y a la cazadora de recompensas. El bláster de Beylyssa
se disparó solo, lanzando disparos perdidos en todas direcciones. Pero para cuando
Jai cayó sobre su adversaria cazadora de recompensas, Harkness estaba tirado en
el suelo, con disparos de bláster humeantes en el hombro y el estómago.
-Tenemos
que salir de aquí -dijo Jai, manteniendo sus ojos en Beylyssa, que estaba
tendida boca abajo cerca, gravemente herida.
Harkness
abrió un ojo y sonrió, algo que Jai nunca había visto. Se dio cuenta de que Golthan
estaba muerto junto a él, con su cuello largo y delgado partido.
-Sólo
dame un bláster -dijo Dirk.
El
turboascensor finalmente llegó y su puerta se deslizó a un lado para revelar un
pelotón de soldados de asalto listos para la batalla. Dirk abrió fuego mientras
Jai tiraba de él al interior de la habitación de la que habían salido Golthan y
Beylyssa: los aposentos privados de Golthan. Los dos se pusieron a cubierto a
ambos lados de la puerta y comenzaron a disparar a los soldados de asalto y los
oficiales de puente que les devolvían el fuego.
Dirk
se volvió a Jai.
-Bueno,
se acabó –dijo-. No hay forma de que salgamos del puente antes de que todo este
lugar salga volando.
-Bonito
pensamiento -espetó Jai. Miró a su alrededor, a los aposentos, y entonces advirtió
la escotilla contra una pared-. Olvídate ahora mismo de morir y mantén ocupadas
a las tropas de asalto.
Dirk continuó
disparando mientras Jai lo arrastraba hasta la escotilla. Más fuego de bláster
irrumpió en la habitación cuando los soldados de asalto llegaron a la puerta.
Dirk recibió otro disparo, pero Jai siguió arrastrándolo hacia la escotilla. Justo
acababa de abrirla cuando el explosivo estalló.
***
Platt,
Tru'eb y Starter habían comenzado su ataque al Venganza tan pronto como la larga llama entró en erupción desde el
puente del Destructor Estelar. Tru'eb había pilotado su carguero primero hacia
la estructura del muelle estelar, destrozando los emplazamientos turboláser con
sus cañones de impulsión de masa. Starter se había acercado después con su ala-X,
desgarrando con sus torpedos de protones el casco del Destructor Estelar. Pero Platt
había volado con cuidado debajo de la nave gigante, maniobrando hacia la bahía
de atraque.
Esperó
demasiado tiempo. Ya hacía cinco minutos que la explosión había desgarrado el
puente, y el Venganza ya se estaba escorando
en el muelle estelar, destrozándolo lentamente. Platt apuntó a los pocos grupos
de soldados de asalto que se dirigían a su nave, haciéndolos picadillo junto
con parte de la cubierta del hangar con las armas de su nave.
Una
explosión en el techo por encima de la bahía soltó un bastidor de cazas TIE: se
estrelló contra la cubierta, y cada caza estalló como una bomba.
-Por
los pelos -se dijo Platt a sí misma. Jai y Dirk no estaban por ningún lado. Un
instante más, y toda la bahía saldría volando.
El
rostro de Platt se torció en una mueca de disgusto. Si no abandonaba ya a sus
amigos, ella sería parte de los restos del destructor estelar un minuto más
tarde. Después de escanear el hangar una vez más, activó los motores iónicos
del Última Oportunidad, alejándose de
la bahía. Detrás de ella, el Venganza
se retorcía sobre sí mismo, con pequeños incendios brotando en distintos lugares
del casco. La nave que había acosado a los Perros Negros y a la Nueva República
era ahora un casco de metal inútil. El Venganza
había muerto. Y con él, pensó Platt, Dirk y Jai también.
***
La
explosión había sido mayor de lo que Jai había previsto. Fue tan potente que los
había empujado a ambos a cápsula de escape privada de Golthan antes de despresurizar
toda la cubierta del puente. Por suerte, el sello de la escotilla de la cápsula
y los controles de eyección no se habían atascado.
Jai se
limpió un poco el hollín de su cara, y luego miró a Dirk. Estaba acurrucado
junto a ella en la estrecha cápsula. Jai utilizó parte de su uniforme de
técnico hecho jirones para tratar y atender sus diversas heridas y quemaduras,
pero esa clase de primeros auxilios no era su especialidad. Harkness todavía
estaba caliente, sin embargo, así que no estaba muerto.
Jai se
liberó el cabello, soltando el moño que había escondido debajo de la gorra de
técnico y dejó que fluyera. Se pasó una vez los dedos por el pelo para
desenredarlo, y luego comenzó a buscar un medipac en los compartimientos de la
cápsula de escape.
A
través de la pequeña ventana observó al Venganza,
su casco torcido y moribundo alejándose cada vez más conforme la vaina recorría
su camino de regreso a Wroona.
-Si
alguna vez regresamos, esta va a ser una historia espectacular -dijo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario