lunes, 3 de noviembre de 2008

Ala-X: La documentación Farlander (IV)

El Bautismo de Fuego

A bordo del buque insignia de la Alianza, el Independencia. En ruta hacia Mon Calamari

Cuando el crucero estelar MC80 Independencia llegó a Agamar, transportaba a Mon Mothma y a un pasaje de 1230 tripulantes, ingenieros y tropas rebeldes. Cuatro cazas Ala-X y cuatro Ala-Y patrullaron la zona por si aparecía alguna nave enemiga y permanecieron en alerta durante toda la visita al planeta. Cuando el Independencia partió de Agamar, la nave llevaba a Mon Mothma y 1233 pasajeros. Algunos consejeros de la Alianza se habían quedado en el planeta, y varios nuevos reclutas habían subido a bordo de la nave-almirante.
-Este será tu nuevo hogar, Cadete de Vuelo Farlander -anunció en básico, con un fuerte acento, el oficial quarren. Estaban junto a una habitación en forma de celda, en las cubiertas inferiores del crucero calamariano
Keyan se acordaba del menor detalle. De hecho, eso había ocurrido el día anterior, pero en una nave espacial viajando por el hiperespacio el tiempo no se percibe de la misma forma que en la superficie de un planeta.
Keyan jamás había visto a un quarren y miraba asombrado su cara de calamar. Pero el quarren parecía habituado a ser mirado así, y no lo consideraba una ofensa.
-¿Es el primer viaje fuera de tu planeta? -le preguntó-. Imagina lo que puedo pensar yo viendo tu cara -dijo, emitiendo un sonido que podría parecer una risa, pero Keyan no estaba seguro.
Avergonzado, no le respondió, sino que bajó inmediatamente los ojos, mirándose los pies como si estos pudieran aconsejarle qué hacer. Pero no llegó ningún consejo, y el quarren retomó la palabra.
-Toma. Coge este holodisco y estúdialo -uno de sus apéndices provistos de ventosas depositó el holodisco en la mano de Keyan-. Si quieres convertirte en piloto estelar, tienes que aprender las bases. Si tienes alguna pregunta, tu oficial de enlace será el Teniente Hamo Blastwell. No te preocupes, es un humano.
De nuevo, el quarren emitió un sonido similar a una risita burlona, o al menos eso es lo que Keyan esperaba que fuera. La extraña criatura dio la vuelta y se alejó. La cabina de Keyan estaba equipada con un lector bastante antiguo. Keyan introdujo el holodisco en el lector y lo activó.
Simulación Histórica:
Rescate en Mon Calamari

Al principio de la Rebelión no disponíamos de una flota de naves como la de ahora. No había más que algunos grupos de resistencia aislados pero motivados, equipados con viejos cazas y cargueros remodelados. Necesitábamos desesperadamente la ayuda de una especie de grandes viajeros. Esta especie, los calamari, existía y se mantenía neutral. Aún no sabían que el Imperio había programado su destrucción. Aún no conocían la sed de sangre del Imperio.
Cuando las fuerzas imperiales llegaron a Mon Calamari, encontraron un planeta pacífico y una población cooperativa. Para el Imperio, pacífico es sinónimo de estúpido y la cooperación significa que el planeta está a su merced. El Imperio se aprovechó de ello, explotando las industrias Mon Cal y convirtiendo a los calamarianos en sus servidores.
Hacía bastante tiempo que los jefes de la Rebelión se interesaban en los seres del planeta Mon Calamari, y tuvieron conocimiento de las atrocidades perpetradas por el Imperio quizá incluso antes que la mayoría de los calamarianos. Los convoyes imperiales transportaban cargas de esclavos, pero esos cargueros jamás habían sido concebidos para transportar pasajeros. Las condiciones a bordo eran deplorables, inhumanas y degradantes. Cuando los jefes rebeldes lo supieron, vieron la ocasión de ayudar a los calamari y el medio de reforzar su lucha común contra el Imperio.
Un grupo de cargueros, algunos con una carga de esclavos calamari, otros con material militar del Imperio, tenían programado un encuentro en el sistema Mon Cal para esperar la llegada de un destructor estelar. Los cargueros y los remolcadores que cargaban los contenedores estaban protegidos por una multitud de cazas TIE. Nuestra red de inteligencia captó el mensaje y se organizó una incursión para liberar a los calamari y recuperar los contenedores.
Para esta misión, cazas Ala-X y Ala-Y debían hacer un salto en el hiperespacio para llegar a la zona. Mientras los Ala-Y desactivarían los sistemas de los cargueros, los Ala-X mantendrían ocupados a los cazas TIE para que estos no molestasen a los Ala-Y. Una vez que la situación estuviera bajo control, un carguero de la Alianza llegaría para recoger los contenedores, todo ello antes de la llegada del destructor estelar del Imperio. En el transcurso de la misión, un piloto de Ala-X especialmente valiente jugó un papel importante. En el simulador, revivirás su experiencia.
Los cazas Ala-X y Ala-Y llegaron a la zona como estaba previsto, y los Ala-Y comenzaron a desactivar los cargueros. Los cazas TIE, que no esperaban un ataque, estaban fuera de su posición y los Ala-X pudieron mantenerlos alejados del combate con los cargueros.
Pero eran demasiado numerosos. Aunque los pilotos de los Ala-X habían logrado destruir o dañar buen número de aparatos, seguían luchando tres contra uno. Varios cazas TIE consiguieron zafarse y volvieron hacia los cargueros. En lugar de atacar a los Ala-Y, concentraron su fuego sobre los contenedores. ¡Preferían masacrar a miles de inocentes antes que abandonarlos al enemigo!
Halley Kadorto siguió a los cazas TIE que se dirigían hacia los primeros contenedores indefensos. Solicitó ayuda a su escuadrón, pero todos los pilotos estaban enfrascados en la lucha contra los TIE, y los pocos supervivientes huían en todas direcciones. Por este acto de valor, Halley Kadorto fue condecorado con el Cuarto Creciente de Kalidor.
Al final, el resto de cazas TIE fueron dispersados y la operación se desarrolló según lo previsto. Los calamarianos agradecidos apreciaron la amistad de los Rebeldes y les construyeron naves inmediatamente. Hoy, las naves más potentes de la flota se construyen en Mon Calamari, y el planeta se cuenta entre nuestros más fieles aliados.
Debes asumir el papel de Halley Kadorto, enfrentándote a los cazas TIE en una lucha a vida o muerte. Estarás a los mandos de un...
Keyan estudiaba el capítulo dedicado a las misiones históricas por tercera vez cuando sintió que alguien le observaba. Iba a girarse para ver de quién se trataba, cuando una voz le preguntó:
-Perdona. ¿Estás ocupado?
Keyan se volvió rápidamente y vio a un hombre joven, aparentemente humano, apenas mayor que él. El hombre lucía un uniforme de teniente, pero algo en su aspecto no concordaba con ese grado superior. Tenía pinta de no haber visto un peluquero desde hace meses, a juzgar por sus largos y desordenados cabellos rubios, y el cuello de su uniforme estaba descuidadamente desabrochado. El hombre se apoyó en la pared de la cabina de Keyan, sonriendo mientras le observaba.
Tras unos instantes, volvió a hablar.
-Aquí la tripulación me llama Teniente Blastwell, pero tú puedes llamarme Hamo. Pensé que quizá te gustaría comer algo.
Este encuentro había tenido lugar dos días antes. A raíz de entonces, Hamo se convirtió en su mejor amigo. Ambos eran procedentes de planetas similares y sus historias coincidían en muchos puntos. Keyan simpatizó con Hamo casi desde el primer instante. La mayor diferencia entre ambos era que Hamo ya llevaba casi un año con la Alianza y era un líder de ala y un piloto de Ala-X consagrado. Con él Keyan esperaba convertirse en uno de los ases de la flota. Durante dos días, Hamo cautivó a Keyan con sus historias de combates, maniobras heroicas, triunfos, golpes fallidos, situaciones límite... También le ayudó con sus primeras pruebas en el simulador, preparándole para la prueba del “Laberinto”.

***

En otra parte de la nave, en una sala de conferencias fuertemente vigilada, se hallaban reunidos Mon Mothma, el Almirante Ackbar, el General Dodonna y el General Madine. Madine tenía la palabra.
-Nuestros servicios de inteligencia nos informan de que un transporte imperial, probablemente una corbeta coreliana, se dirigirá a la ciudad de Celanon dentro de dos semanas. Hará una escala cerca de Turkana, en el sector Hadar. Nuestro informador cree que puede llevar datos muy importantes a bordo -el General hizo una breve pausa-. O puede que se trate de un pasajero de gran importancia. No estamos seguros. Pero se han tomado muchas precauciones para disimular la importancia de este transporte. Para evitar atraer la atención, la corbeta viajará sin ningún tipo de escolta. Del mismo modo, la tripulación de la nave será mínima. Creemos que es una importante oportunidad para nosotros.
-¿Qué quiere decir? -preguntó el Almirante Ackbar.
-En primer lugar, Turkana es un pequeño puesto de avanzada y el Imperio no posee ninguna instalación importante en el sector. En segundo lugar... Bueno, sabemos por nuestros informadores que Lord Vader se está desplazando -el general se detuvo. Parecía nervioso, como si el nombre que acababa de pronunciar le oprimiera la garganta-. Podría ser el pasajero a bordo de esa nave.
El calamari se volvió un instante hacia Mon Mothma, y luego fijó sus grandes y luminosos ojos sobre el general humano.
-¿Qué precisa para esta operación?
Madine no dudó ni un segundo.
-Necesito dos escuadrones de Ala-X, un escuadrón de Ala-Y equipados con cañones iónicos, una fragata Nebulon B que actúe como señuelo para atraer a una posible escolta de la corbeta, y uno de nuestros transportes de Tropas de Asalto “liberados”, con unidades R2 a bordo. Y, por supuesto, necesitaré a nuestros mejores comandos por si Vader está realmente a bordo.
-Tenemos otras operaciones en curso, pero intentaré conseguir el equipo que necesita. ¿Jan?
-Tenemos los cazas -respondió el general de barba blanca—. Pero nos faltan pilotos experimentados. Hemos perdido muchos últimamente.
El almirante calamari permaneció un instante en silencio.
—Inténtelo -dijo.
—¿Está seguro de la veracidad de esta información? —preguntó Mon Mothma al General Madine.
—Nuestros servicios de inteligencia señalan que algo de extrema importancia se encontrará a bordo. Muchos de nuestros agentes se han arriesgado a ser descubiertos para procurarnos esta información. No lo habrían hecho en circunstancias normales.
—Entonces, haré todo lo posible para ayudarle -interrumpió Ackbar.
-Y yo —añadió Dodonna.

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