jueves, 20 de noviembre de 2008

Ala-X: La documentación Farlander (VI)

El informe de Alto Secreto
A bordo del buque insignia de la Alianza, en ruta hacia la base de Yavin

—Mon Mothma, le presento al Oficial de Vuelo Keyan. Él fue quien encontró los holodiscos. Me han dicho, además, que se ha distinguido en el combate.
El Almirante Ackbar le animó a acercarse con un gesto. Mon Mothma examinó el rostro de Keyan, como si buscase sondear su personalidad.
—¿Nos hemos visto antes? —le preguntó.
-Yo estaba en Agamar -respondió Keyan
—¿Agamar? Estuve allí hace dos semanas... ¡No has perdido el tiempo, por lo que veo!
—¡Sí, Señora! Digo... No, señora. Quiero decir...
Mon Mothma le sonrió amigablemente.
—Déjame mostrarte lo que tu heroísmo nos ha traído. Es un informe de especificaciones militares imperiales. De muy alto secreto. Faltan muchos datos, pero la información que hemos recuperado es inestimable. El informe detalla con precisión el armamento y las características de las naves del Imperio, y contiene igualmente los datos que el Imperio posee sobre nuestras propias naves. Y también hay indicios de otras cosas. Oscuros planes secretos. No puedes hacerte una idea que la importancia de estas informaciones. Voy a darte una copia impresa para que las estudies. Te lo has ganado.
—Perdóneme, señora —se aventuró Keyan-, pero... ¿esta era la información que estábamos buscando?
Mon Mothma y el almirante Ackbar intercambiaron una extraña mirada. Era algún tipo de mensaje, tenía algún significado, de eso Keyan estaba seguro, pero no tenía la menor idea de qué podría ser. El almirante le miró con sus gigantescos ojos, que parecían, al mismo tiempo, llenos de compasión, confusos, comprensivos, inocentes y penetrantes. Keyan los encontró desconcertantes.
—Vuestra misión era muy importante, Oficial de Vuelo dijo el calamariano con una voz sorprendentemente grave y sibilante. Pero nuestro objetivo principal probablemente estaba muy lejos, en otro sector. No sabemos si nuestras demás misiones han tenido el mismo éxito. No aún, al menos. Pero mantenemos la esperanza.
»Vuestra misión ha complicado un plan muy elaborado del Imperio, concebido para hacernos perder el tiempo e inducirnos a error. El Imperio ha enviado numerosos transportes al espacio, con el único objetivo de confundirnos. Algunas de estas naves transportan informaciones muy importantes. Otras no son más que señuelos sin interés. No tenemos forma de saber con seguridad qué transportes debemos atacar, aunque concretamente vuestra misión estaba basada en informes bastante precisos. Nuestro objetivo principal es encontrar la nave que transporta a Darth Vader. Creemos que actualmente está en una misión secreta. Debemos intentar capturarle. O matarle. Aún no sabemos si hemos tenido éxito.
»Pero las informaciones que has recuperado son una victoria añadida para la Alianza. Puedes estar orgulloso de cómo has llevado a cabo la misión, al igual que el resto de tus compañeros.
Keyan se había quedado de piedra, sin palabras. Había muerto tanta gente... ¡en una misión que podría haber sido inútil! Era inconcebible. Finalmente consiguió articular unas palabras.
-Entonces, todas esas muertes... ¿No es un riesgo demasiado grande?
—¡No! —exclamó la Jefe de Estado—. Cada batalla es importante. Vuestra misión, es cierto, comportaba riesgos. Pero esta vez hemos tenido suerte, y la información conseguida nos ayudará a salvar millones de vidas. La guerra exige numerosos sacrificios. Ninguno de estos sacrificios es inferior, o menos importante que los demás. Incluso ahora, mientras esperamos noticias de las otras misiones, no minusvaloramos lo que usted y sus compañeros han conseguido. Y tú tampoco deberías hacerlo. Toma, lee el informe y observa lo que nos has traído. Vuelve aquí cuando hayas acabado.

***

Más tarde, cuando Keyan estaba solo, estudió los papeles de Mon Mothma le había ofrecido. Estaban etiquetados como Alto Secreto. Los leyó todos, lentamente. Luego volvió a leerlos.
Cuando Keyan terminó la lectura de los documentos que había encontrado a bordo de la nave antibloqueo, volvió al despacho de Mon Mothma, como ella le había pedido. Un ayudante le dijo que la Comandante en Jefe no estaba allí, pero que podía encontrarla en la sala de conferencias C, en la cubierta 5.
Aún no conocía muy bien el trazado de la nave, pues apenas llevaba allí dos semanas, y Keyan se perdió varias veces tratando de encontrar la sala de conferencias C. De modo que quizá esa fuera la razón por la que no prestó demasiada atención cuando la puerta se abrió y entró en la sala de conferencias. No encontró ningún significado especial al hecho de que la sala estuviera llena de pilotos y tripulantes del Mando de Cazas, y que Mon Mothma, el General Dodonna e incluso el Almirante Ackbar permanecían de pie en una plataforma elevada al fondo de la sala.
Keyan ya había recorrido la mitad del pasillo cuando se dio cuenta de que todo el mundo le estaba mirando. Avergonzado, redujo la marcha y continuó con pasos dubitativos, pero el General Dodonna le llamó con una voz grave que resonó de forma natural por toda la sala.
—No se detenga, Teniente Farlander. Esta es su fiesta.
Pero Keyan se detuvo. ¿Había dicho Teniente? De repente, se dio cuenta de que acababa de entrar en una especie de ceremonia o similar. Su gesto de sorpresa debió resultar gracioso; en cualquier caso, todo el mudo en la sala comenzó a reír. Keyan sintió el calor de sus mejillas al ruborizarse. Pero Mon Mothma le estaba invitando a subir al estrado, y de repente se encontró riendo él también. Teniente Farlander. Sonaba bien.
—Hay muchos héroes entre nosotros. Queremos dar la bienvenida a uno nuevo dijo Mon Mothma, mientras Keyan avanzaba hacia el pequeño estrado. Keyan Farlander vino a nosotros, como muchos otros antes que él, con la convicción de que el Imperio debía ser destruido. Pero como muchos de vosotros antes de que os unierais a la Alianza, aún no había visto la forma de luchar contra una fuerza tan grande y malvada. Ahora es uno de nosotros. Todos sabéis sus logros en el reciente ataque en Hadar. Se ha distinguido por su habilidad y valor... —hizo una pausa, examinando a Keyan—... y también, creo yo, por su suerte.
Keyan respondió a su sonrisa.
-Y suerte es algo que nos hará mucha falta, pero también voluntad y sacrificios. El Imperio es inmenso, y necesitaremos toda la ayuda que podamos encontrar. Por lo tanto, recibimos a Keyan “Afortunado” Farlander en la Alianza Rebelde, y lo ascendemos al grado de Teniente.
Entonces, el General Dodonna se acercó a Keyan y prendió una nueva insignia de rango en su uniforme. Cuando los asistentes comenzaron a aplaudir, escucho que el general le hablaba.
-Que no se te suba a la cabeza. Aún tienes mucho que aprender. A partir de mañana, volverás a los simuladores.
Pero Keyan sólo saludaba y saboreaba la ovación de sus nuevos amigos. Ya tendía tiempo para entrenar. Ya tendría tiempo para enfrentarse al Imperio. Sabía que seguía ahí fuera, en alguna parte del espacio. Pero en ese momento, ese día... Ese día fue su día de suerte.

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