martes, 11 de junio de 2013

Créditos fáciles (III)


-Terminado. -Sconn sonrió mientras salía del panel de acceso en el suelo del caminante.
Kalieva bostezó, haciendo un gesto para señalar las primeras luces del amanecer y frunció el ceño.
-Y justo a tiempo.
Sconn abrió unos ojos como platos mientras se lanzaba de nuevo a la estación del piloto.
-¿Por qué no me dijiste qué hora era?
-¡Estaba dormida!
-Genial... simplemente genial -murmuró Sconn mientras ponía el AT-AT en movimiento-. Te lo juro, si salgo de esta, nunca volveré a robar nada.
-Qué lástima. Un chip de aumento de inteligencia te vendría realmente bien.
-Nada. Especialmente princesas lenguaraces...
Se hizo el silencio mientras maniobraba el caminante a través de la inmensa ciudad capital de Ryell hasta que Kalieva finalmente habló.
-¿De verdad crees que lo lograremos?
Sconn miró su cronómetro.
-Si podemos llegar a la región de las afueras antes de las 11:00 horas, lo lograremos.
-¿Qué pasa después de eso?
-El capitán al que pagué por adelantado despegará en su transporte, con mi dinero, pero sin nosotros.
-Date prisa.
-¿Qué crees que estoy haciendo?
Sconn maniobró airadamente el AT-AT para doblar una esquina, y el caminante se encontró justo en medio de un gran desfile imperial.
Hubo un momento de silencio en el puente de mando, y Kalieva se volvió lentamente para mirar a Sconn.
-Conseguir que nos maten -dijo secamente.
Los lados de las calles estaban llenos de plataformas repulsoras elevadas que contenían lo que parecía ser todos los ciudadanos de la ciudad. El caminante de Sconn se introdujo directamente en la formación junto a otros cuatro, que conformaban la retaguardia de la gran procesión Imperial. Al frente del desfile iba una legión de soldados de asalto, varios vehículos repulsores, y una falange de unidades AT-ST.
Era un espectáculo impresionante, y la multitud reunida empezó a aplaudir y a lanzar oohs y ahhs de asombro ante el poder imperial allí reunido. Niños en equilibrio sobre los hombros de sus padres señalaban con entusiasmo al ver a los enormes caminantes AT-AT, que se movían con el mismo andar torpe de las bestias rythii nativas que habían visto en los Zoológicos Reales.
En marcado contraste con el resto de la alta tecnología, el palco real era una reliquia de otra época. Construido con un armazón de madera, la tribuna del rey se alzaba por encima de todo excepto los rascaestrellas que les rodeaban. Cuando las tropas imperiales visibles pasaron junto al palco real, saludaron a sus ocupantes, que incluían al rey, al Moff Caerbellak y a Variise.
El rey K'ntarr miró el asiento vacío a su lado y frunció el ceño con disgusto.
-Mi hija pagará caro haber faltado a este evento. Me está haciendo quedar mal.
Caerbellak miró por el rabillo del ojo al hombre, con su ligero sobrepeso y su vanidoso conjunto multicolor.
-No puedo imaginarme cómo podría empeorar -dijo el Moff con una sonrisa sardónica.

***

-Bueno, al menos las cosas no pueden ir peor.
Sconn se volvió hacia Kalieva y frunció el ceño.
-Nunca, jamás digas eso. Las cosas siempre pueden...
Una voz crepitó por el comunicador del caminante.
-Ya era hora de que se uniera a nosotros, Unidad 718-A. Si Caerbellak descubre que llegaste tarde, va a pedir tu cabeza.
Sconn miró a la princesa, que se encogió de hombros, mientras alcanzaba el comunicador.
-Entonces tal vez no tenga que saberlo... Yo, eh, todavía tengo una caja entera de brandy savareen en los barracones, ¿sabes?
A continuación hubo un insoportable momento de silencio y Kalieva echó una mirada a. El ladrón se encogió de hombros.
-Media caja y trato hecho.
-Hecho. -Sconn apagó el comunicador y exhaló-. Menos mal que el Imperio no es lo que solía ser.
-¿Y ahora qué?
-Ahora, desfilamos pasando la multitud, seguimos adelante saliendo de la ciudad, y nos dirigimos a las afueras a nuestra cita con el transporte.
Por primera vez, Sconn sonrió a su cronómetro.
-Y todo con tiempo de sobra...

***

Celomar, asesor del Moff Imperial, susurró al oído de Caerbellak, y luego se apartó rápidamente cuando el Moff se puso en pie de un salto.
-¿Qué quieres decir con que el prototipo ha desaparecido?
Celomar pareció encogerse físicamente bajo la mirada fulminante de Caerbellak.
-Creemos que ha sido robado, señor.
-Qué deducción tan ingeniosa... yo habría pensado que sólo lo habíamos dejado en otro sitio. ¡Por supuesto que ha sido robado, idiota! La única pregunta es: ¿quién lo hizo?
El rey se quedó pasmado, elevando su voz una octava.
-¡Robado!
Caerbellak se dio la vuelta para enfrentarse a K'ntarr. La voz del Moff se convirtió en un susurro peligroso.
-Baja la voz, idiota. Este pequeño contratiempo va a permanecer en secreto aunque tenga que cortar lenguas personalmente. Bajo ninguna circunstancia voy a permitir que esta situación se convierta en otro incidente embarazoso para el Imperio.
Si el rey lo oyó, no dio ninguna muestra de ello ya que simplemente siguió hablando.
-Pero... pero, esto no puede ser. Nuestra seguridad...
-Fue a todas luces insuficiente. Sabía que debería haber exigido protección imperial en Laboratorios Rythani.
-Pero...
-Pero, erróneamente, le creí cuando me dijo que el prototipo estaría a salvo hasta su presentación.
El rey se puso en pie rápidamente, con una mirada de ira justa en sus ojos.
-Van a rodar cabezas por esto. ¡Se lo aseguro!
-Esa es la primera afirmación correcta que he oído salir de sus labios. -Caerbellak agarró el cuello de las ropas rey, atrayéndolo hacia sí-. Escuche, ese prototipo debe encontrarse en el acto y en silencio por cualquier medio necesario. Mataré a cada ser vivo de este planeta si es necesario, pero lo encontraré junto con las personas responsables de su robo.
-¡¿Cómo se atreve?! ¡Exijo que me libere de inmediato!
-Usted no está en condiciones de exigir nada. A partir de este momento, impongo la ley marcial en este planeta.
-¡Guardias!
Los dos guardias rythani acorazados avanzaron, cogiendo sus armas, y entonces ambos hombres cayeron al suelo del palco, con humeantes agujeros de bláster en la espalda.
Variise se detuvo sobre sus cuerpos, mirando fríamente el rey sorprendido por encima de las dos armas de bolsillo que sostenía.
-Me temo que no le pueden ayudar -sonrió Caerbellak-. Pero usted puede ayudarse a sí mismo si me proporciona algunos sospechosos.
-¡Pero no tengo ni idea!
-Puedo soportar muchos de los defectos de un tonto, buen rey, pero no puedo perdonar la inutilidad. -Caerbellak sacó su bláster, deslizando la punta bajo la nariz del rey-. Usted será el primero en morir... aunque sin duda no será el último.

***

En ese momento, el caminante de Sconn pasaba junto al palco real. Al ver a Caerbellak apuntando su bláster a la cabeza de su padre, Kalieva se inclinó hacia adelante en su asiento y gritó.
-¡Padre! ¡No!
Sconn apartó su mirada de Caerbellak y el rey para mirar a Kalieva, viendo cómo las lágrimas corrían por el rostro de la chica. El ladrón ponderó su elección... Si no hacía nada, su padre moriría. Si actuaba, su oportunidad de escapar se reduciría casi a cero y los matarían a todos.
Pensándolo bien, se dio cuenta Sconn, en realidad no había elección posible...

***

-¡Caerbellak!
La voz amplificada sorprendió momentáneamente al Moff. Volvió lentamente su mirada, hasta que vio que uno de los caminantes del desfile se había detenido, con la cabeza girada a un lado para ponerse frente a él.
-¿Qué? -Impactado por lo que estaba viendo, Caerbellak apenas pudo pronunciar la palabra.
-Hay algo que debería saber, señor -fue la atronadora respuesta.
-¿Qué? -repitió el Moff, inseguro de poder articular una palabra diferente.
-Usted es un auténtico gusano espacial.
El rostro de Caerbellak pasó por tres tonos distintos de rojo.
-¿Quién eres?
-El tipo que tiene su prototipo. Así que sea bueno...
El Moff se quedó boquiabierto.
La voz de Kalieva resonó desde el caminante.
-¡Papá!
El rey se sorprendió.
-¿Kalieva?
-¡Alguien va a morir! -rugió el Moff, agitando su pistola amenazadoramente.
-Vaya, qué genio. Supongo que por eso es usted el Moff...
Y esas fueron las últimas palabras antes de cañones de la barbilla del caminante cobraran vida con un rugido...
Sconn sonrió mientras la mitad de los soportes de anclaje de la tribuna real cedían, haciendo que se sacudiera violentamente. Caerbellak, Variise y el rey cayeron al suelo del palco al perder el apoyo sólido. Toda la estructura parecía gemir, pero aguantó.
Kalieva se giró para mirarle.
-¿Estás loco?
-Eso me han dicho -respondió el ladrón encogiéndose de hombros.
-¡Podrías haber matado a mi padre!
-Pero no lo he hecho. Y si tiene algo de sentido común, saldrá huyendo de inmediato. -Sconn puso el AT-AT en movimiento, haciendo que Kalieva cayera de nuevo sobre su asiento-. Y nosotros también...

***

-¿Está herido, mi señor?
Caerbellak apartó bruscamente a su guardaespaldas mistryl.
-Estoy bien -gruñó el Moff mientras se sacudía el polvo del uniforme ceremonial y señalaba al caminante fugitivo-. ¡Detenlos!
Variise asintió.
-¿Y la princesa?
-¡No me importa! ¡Mátalos a ambos si así lo deseas, pero tráeme ese prototipo de vuelta!
Variise sonrió, y en un movimiento fluido se dio la vuelta, dio unos pasos corriendo y saltó del oscilante palco, aterrizando sin problemas en la parte trasera del caminante.
Olvidando su peligro, el rey se lanzó hacia delante.
-¡No! ¡No puedes matar a mi hija! ¡Es un rehén inocente!
El palco comenzó a crujir y agitarse, haciendo que el rey cayera tropezando en los brazos del Moff. Caerbellak recuperó el control sobre el rey, clavando su bláster en el estómago del hombre.
-Haré lo que me parezca... y eso incluye ordenar cualquier muerte que desee. Así que, si quiere seguir viviendo, hará lo que yo diga. -El Moff empujó el rey hacia delante-. Ahora empiece a moverse, su alteza, antes de que los dos seamos derribados por las circunstancias...

***

Sconn se volvió hacia Kalieva.
-¿Has oído algo?
La princesa asintió con la cabeza, señalando la parte trasera del caminante.
-Sonaba como si viniera de allí...
-Yo lo comprobaré. Tú toma los controles.
-Pero no sé lo que tengo que hacer -dijo Kalieva.
-Entonces estarás en tu salsa.
Molesta, Kalieva tomó los controles mientras Sconn se levantaba y entraba en el tubo de acceso contenida en el cuello del caminante, retrocediendo hacia la cubierta de tropas.
Sconn avanzó a través de la oscura cubierta de tropas, agarrando fuertemente el mango de su bastón aturdidor. Maniobró a través del compartimiento con la intención de comprobar que la esfera duracero estaba bien sujeta. Vio que lo estaba y sonrió, aliviado. El ladrón le dio una palmadita tranquilizadora.
-No te preocupes... todo va bien.
Fue entonces cuando el látigo de acero rodeó su garganta. Sconn gorgoteó, dejando caer el bastón aturdidor al retroceder y perder el equilibrio. El ladrón cayó de espaldas y se encontró mirando a Variise, que tenía el otro extremo del látigo en su mano. Sonrió al ladrón caído, y luego cambió la expresión a una mueca mientras pulsaba un botón en el mango.
Sconn dejó escapar un grito espeluznante cuando el látigo cobró vida rodeado de energía crepitante.
-Creo que voy a disfrutar viéndote morir, retorciéndote como el pequeño y miserable gusano askariano que eres...
Luchando contra el insoportable dolor, Sconn levantó el brazo ligeramente, dejando caer su manga para revelar su láser de muñeca. Gruñendo, encendió el haz, apuntando con él para cortar el látigo más o menos por la mitad. Separada de su fuente de alimentación, la espiral de acero alrededor del cuello de Sconn volvió a la normalidad. La punta cortada chisporroteó violentamente, enviando un pulso de energía retroalimentada de vuelta por el mango, a Variise.
La mistryl gritó cuando fue alcanzada por la crepitante energía, con una sacudida lo bastante potente como para lanzar su cuerpo contra la pared. El mango humeante cayó de sus dedos temblorosos mientras se deslizaba hasta el suelo. Haces de energía cargada continuaban recorriendo su cuerpo.
Sconn aprovechó la oportunidad para quitarse rápidamente el látigo de su cuello. Tropezó al tratar de ponerse en pie mientras los últimos coletazos conmoción hacían mella en su cuerpo. El ladrón logró agarrarse a la pared para no caer de nuevo al suelo e hizo una pausa para recuperar el aliento.
-Tengo que decirte... que estoy conmocionado al ver que una mujer tan hermosa pueda ser tan cruel. -Sconn vio la carga residual que aún parpadeaba alrededor del cuerpo de ella y sonrió-. Hmm. Supongo que sabes lo que se siente.
Sconn localizó su bastón aturdidor y trató de alcanzarlo, sólo para gritar cuando un largo cuchillo fino como una aguja golpeó contra su brazo. Retirándolo, se dio la vuelta a tiempo para ver a Variise cargando contra él. El ladrón cayó sobre su espalda al mismo tiempo que levantaba las piernas. El ladrón dirigió sus pies al estómago de la mistryl que se lanzaba sobre él, dejándola sin aliento y aprovechándose de su impulso... Haciendo palanca con sus piernas, Sconn lanzó a Variise volando por encima de él. La mistryl se estrelló en la pared lateral, golpeando con su cuerpo el panel sensor que controlaba la rampa de asalto...
Variise rodó hacia delante, asegurándose de mantenerse lejos de la rampa, que iba bajando hacia el espacio vacío fuera del vehículo. Al otro lado, Sconn se estaba poniendo lentamente en pie, todavía un poco débil por el látigo de conmoción. Al ver que, por su parte, su oponente todavía estaba tratando ponerse en pie, el ladrón aprovechó la oportunidad para empujarla. Desafortunadamente, Variise estaba más que preparada para eso.
Antes de que la alcanzara, Variise se inclinó hacia adelante, haciendo que las piernas de Sconn tropezasen con ella. Ella utilizó inmediatamente la oportunidad para tratar de clavarle sus uñas afiladas en la garganta. Sconn la agarró por los brazos, tratando de evitar que le rasgase algo vital en el cuello.
A medida que se retorcían en el suelo, el viento comenzó a entrar violentamente por la escotilla abierta, abofeteándolos a ambos. Sconn utilizó su fuerza para hacer que Variise rodase sobre él, dejándola boca arriba justo al borde de la escotilla.
Sconn comenzó a empujarla fuera con una sonrisa.
-Creo que es hora de que desembarques... Por favor, cuidado con el escalón.
En respuesta, Variise asestó un rodillazo bien colocado que convirtió la visión de Sconn en un salto al hiperespacio con estrellas y todo.
-Ups. Se me ha resbalado la pierna... -Con todas sus fuerzas, Variise imitó el movimiento del ladrón e hizo que el aturdido Sconn rodase sobre ella... directamente fuera de la escotilla, a las garras del viento.
Sconn arañó el aire mientras caía, y sus dedos se agarraron del borde inferior de la rampa, la cual, sin tierra en la que posarse, estaba abierta en el aire. Apretando su agarre para sujetarse contra las fuertes rachas de viento, el ladrón se atrevió a mirar hacia abajo, tragando saliva al calcular la altura. La caída de 10 metros al suelo duro de abajo definitivamente le mataría.
Variise miró a Sconn, que estaba atrapado en una situación extremadamente precaria.
-Te lo advertí, ladrón... -La mujer sonrió y le apuntó con un bláster de mano-. Sólo perdono una vez. Y ya tuviste tu oportunidad.
-Está bien... Realmente no lo lamento -dijo Sconn, afianzando su precario agarre mientras arqueaba su muñeca derecha.
Un momento antes de que Variise apretase el gatillo, Sconn disparó su láser de muñeca, dirigiendo el haz para realizar un corte en la mano con la que ella sostenía el arma. La mistryl gritó de dolor, dejando caer el bláster. Sconn extendió su mano, cogiendo el arma, y abrió fuego rápidamente.
La mistryl se refugió en el interior mientras los disparos de bláster explotaban a su alrededor, y uno de los tiros le rozó hombro. Sconn arrojó el arma y metió la mano en uno de sus bolsillos, sacando uno de sus explosivos térmicos especiales de media esfera. El ladrón lo adhirió rápidamente en la rampa, lo más arriba que pudo llegar, y luego lo utilizó como asidero para trepar de vuelta al interior del caminante. Cuando asomó la parte superior del cuerpo a la cubierta de tropas, un bláster de mano estaba allí esperándole para darle la bienvenida.
Variise esbozó una sonrisa cruel mientras sostenía el cañón del arma apuntándole a la cara.
-Creo que es hora de que desembarques...
Sin previo aviso, Sconn la agarró de repente del brazo y tiró hacia adelante. El arma disparó y el disparo salió a toda velocidad por la escotilla sin causar daños, seguido rápidamente por Variise. En el último segundo, la mistryl se agarró de la parte inferior de la rampa.
Sconn se puso de pie y se volvió para mirar hacia abajo a Variise.
-Me encanta la ironía, ¿a ti no?
Ella gruñó al ladrón mientras este sacaba un pequeño dispositivo plateado y acariciaba uno de sus botones. Sus ojos se abrieron como platos al pasar su mirada desde el dispositivo a la media esfera colocada entre ella y Sconn.
-No irás a...
-Por supuesto que no –dijo él, y luego pulsó el botón-. Ups. Se me ha resbalado el dedo...
El aparato emitió un pitido y la semiesfera dio un tono de respuesta. Sconn saltó al interior cuando la explosión que siguió sacudió todo el caminante. Un momento después, el ladrón se asomó con cautela por la escotilla. Tanto la rampa como Variise habían desaparecido.
El ladrón asintió con satisfacción.
-Parece que mi suerte está cambiando por fin.
Tan pronto como las palabras salieron de sus labios, todo el caminante se sacudió de nuevo hacia delante, enviando a Sconn dando tumbos al suelo de la cubierta de tropas.

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