Auténtico talento
Kathy Tyers
-¡Buena parada, Grifo!
-Te los has comido a todos, Ave de Guerra.
Conn Doruggan disfrutó del chorro de agua caliente en
los vestuarios del equipo mientras sus compañeros le vertían alabanzas. La
wegsfera, el deporte oficial del Nuevo Orden, crecía en popularidad cada día y,
de hecho, sus acciones subían como la espuma. Durante la última hora, saltando
en el pozo de juego hexagonal de baja gravedad, había bloqueado el último
intento de marcar de la Liga Cobre. Había vuelto a ganar el partido para el
equipo Granate.
Le llamaban “Grifo”, por un ave de presa
alderaaniano. Esperaba ansioso el siguiente partido de la liga contra los
extraplanetarios de Raithal... no la academia militar, por supuesto, sino su
contrapartida civil. Por primera vez en tres años, Alderaan esperaba ganar.
En Raithal, casi el planeta entero lo vería. El
enganche interespacial de la HoloRed costaba a ambas universidades miles de
créditos en tasas de comunicación, pero los billetes de visionado se vendían
rápido... incluso allí, y Alderaan aún no era un mundo especialmente aficionado
a la wegsfera. Conn echaba la culpa a los comentarios despectivos de una joven
heredera Organa. Le gustaría verla intentando hacer una parada de wegsfera. Las
largas y nervudas piernas de Conn, sus enormes manos y sus excelentes reflejos
a baja gravedad hacían de él un campeón.
Se vistió con un cómodo albornoz para después del
ejercicio. Con sus amigos Pul y Tannan, tomó la acera móvil que cruzaba el
campus de vuelta a la Residencia Universitaria Iihot. El templado viento de
primavera agitaba su cabello.
Tannan le dio un codazo.
-Alerta de sangre caliente.
Tres estudiantes femeninas se acercaban por la
acera opuesta, vistiendo poco más que lo estrictamente necesario. Conn agarró
con los puños su túnica granate y agitó los brazos como si fueran un par de
alas. La más pequeña de las mujeres sonrió mientras el grupo pasaba de largo.
-Pídele el número de comunicador, Grif –le incitó
Pul.
Caminaron por el ancho vestíbulo de Iihot. Conn
echó el zurrón de su ropa al conducto de la lavandería.
-Eh –exclamó Tannan-. Han puesto las notas finales
en los tablones personales.
La vida académica, la cruz de la existencia de
Conn. Se acercó a Tannan, que ya estaba pulsando controles para mostrar las notas
finales de los tres. Tan había sido bendecido con buenas notas toda su vida.
Conn aparecía el último. Había aprobado todo –por los pelos- excepto...
-Guau –jadeó Pul-. ¿Qué ha pasado?
-Azzi –dijo Conn, pronunciando el nombre del
profesor de Historia Moderna con un gruñido-. No le debe de haber gustado mi
ensayo. –El apresurado trabajo de Conn sobre Expansionismo Humano habría
impresionado a otros profesores. Azzi se oponía abiertamente a la “tiranía” del
Nuevo Orden, incluyendo sus juegos públicos-. Gracias por nada, Azzi –murmuró Conn.
Tendría que repetir esa asignatura durante el verano.
-Mala suerte, Grif –dijo Pul dándole golpecitos en
el hombro.
¿Mala suerte?
Ese era el insulto final. Los talentos de Conn estaban siendo malgastados allí.
-Vete a llamar al ascensor –ordenó a Pul.
Menos de una hora más tarde, vestido con su traje
formal de una pieza, Conn se encontraba frente a un mostrador de reclutamiento.
Dos emperifollados oficiales jóvenes estaban sentados al otro lado, bajo un logo
tridimensional de la Academia de Servicio Imperial. La Mili de Raithal tenía un
currículo serio y riguroso...
Y el mejor equipo de wegsfera del Núcleo.
-En efecto –repitió Conn-. Con efecto inmediato.
Puedo llegar al sistema Raithal antes del siguiente trimestre.
El hombre sentado a la derecha de con tenía la
musculatura y la complexión de un tritón de mantequilla. Pulsó varios botones y
frunció el ceño.
-Lo siento, joven Doruggan. Sus notas no tienen
nivel para la Academia. Historia Moderna es particularmente cuestionable.
Conn cruzó sus largos brazos y se lanzó a matar.
-Ese profesor es un agitador. Mire la sección de
Educación Física. En wegsfera.
El delgaducho sentado a la izquierda alzó una ceja
negra y rizada.
-¿Eres wegsferista?
-Uno de los mejores –anunció Conn-. Y no
fanfarroneo. Es un hecho.
Se pulsaron más botones. El tritón se puso en pie.
-Ah, Doruggan –graznó-. Hay una beca para cinco
cursos reservada para un alderaaniano con tus talentos. Incluye una tutoría
especial para asegurar unos resultados académicos satisfactorios. Puedo tomarte
juramento de servicio a Su Alteza Imperial en este mismo mostrador. Levanta la
mano derecha.
Conn la levantó. Igual que prepararme para un saque, pensó.
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