viernes, 25 de septiembre de 2015

Marcas de gusano


Marcas de gusano
Kathy Tyers

-Willye gusano, Willye gusano…
El niño de once años “Willye” Nereus salió huyendo del salón recreativo, cubriéndose los oídos con las manos para amortiguar el cántico. Una carretilla de fusión se abalanzó sobre él. Se apretó contra la pared y jadeó. La carretilla se alejó por el pasillo de la bóveda residencial.
-¡Cuidado, enano! –gritó la conductora. Su cabello naranja salía en todas direcciones, sujeto con lazos en mechones como si fueran largos cuernos rizados.
Pegado contra el muro gris, levantó la vista hacia el techo azul brillante que identificaba ese sector de la bóveda como el Tránsito, libre para los seis gremios. Miró primero a la carretilla, luego de nuevo al salón recreativo, y se concentró en su rabia. Esas burlas llamándole “gusano” le ponían furioso. Nadie tocaba nunca las marcas de nacimiento oscuras y viscosas del dorso de las manos, ni siquiera dentro de su familia...
Especialmente no dentro de su familia.
Con cara de ángel, ojos de querubín y una boca pequeña y arqueada –hermoso, salvo por las marcas de gusano-, Willye siguió un día, poco después de su quinto cumpleaños, a sus hermanos mayores fuera de la bóveda. “Pobre bonito Willye gusano”, le cantaron mientras le golpeaban.
Volvió corriendo al interior, clamando por justicia. Sus padres le tacharon de chivato. Él suplicó que le operaran para quitarle las horribles marcas de nacimiento. Le mandaron a la cama.
Ahora sabía que no servía de nada pedir clemencia. Las personas con poder hacían que los demás les obedecieran. Incluso su padre dijo que las marcas de nacimiento se quedarían ahí hasta que su carácter alcanzara algún estándar misterioso.
De modo que Willye necesitaba poder. Tenía que vengarse de esos matones del salón recreativo. Y también de sus hermanos.
Willye gusano, repetía amargamente. Willye gusano, Willye gusano...
El día anterior había leído una nota marginal acerca de los gusanos, en una pizarra de la lección de biotecnología. Los parásitos con forma de gusano vivían en muchos animales nativos, allí en OrulShal III; en sus estómagos, pulmones y corazones, y en ocasiones inclusos en sus ojos. A veces, hacían que los animales enfermaran o incluso murieran; por eso los colonos raramente comían carne nativa. Los animales nativos eran tan sucios como los alienígenas de grandes colmillos que antiguamente los cuidaban, criaturas cuyas imágenes tridimensionales aún causaban pesadillas a Willye cinco estaciones después de que su último poblado fuera erradicado.
Si Willye pudiera encontrar otra vez esa nota al margen... y luego conseguir un animal enfermo y extraerle tres o cuatro parásitos... ¿Cuántos...? Cuatro matones, dos hermanos... seis. Entonces ajustaría cuentas con algunas personas...
Se acarició con un dedo la cruel marca de su mano izquierda. Nadie le trataría como un animal cuando fuera mayor.

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