viernes, 25 de septiembre de 2015

Control Imperial de los Territorios del Borde Exterior

Control Imperial de los Territorios del Borde Exterior
Eric S. Trautmann

Del diario de la tableta de datos del gobernador imperial Wilek Nereus, introducido pocas horas después de su llegada a Bakura. El diario fue confiscado poco después del Incidente de Bakura.

El Emperador ha insistido durante mucho tiempo que debe mantenerse un control casi total sobre los mundos bajo su dominio. En los Mundos del Núcleo, la Armada Imperial patrulla el espacio abierto, el Ejército Imperial protege las superficies planetarias, y el COMPNOR se asegura de la estabilidad política. La presencia del Imperio es aceptada y, de hecho, bienvenida.
Aquí fuera, en el Borde, es otra historia. Estoy de acuerdo con la política del Emperador de utilizar el gobierno existente de un planeta para mantener el control. Aunque resulta obvio que Su Majestad no considera el Borde como una prioridad.
En los Mundos del Núcleo, donde el gobierno imperial ya está firmemente arraigado, las mejores tropas, las mejores naves y las armas más poderosas están todas a disposición del gobernador. Una intrincada red de inteligencia se extiende por el Núcleo, proporcionando datos a aquellos que deben implementar las políticas de Su Majestad. En definitiva, una posición ideal desde la que mantener el control.
Aquí fuera, lugar tradicionalmente frecuentado por piratas, ladrones y asesinos, mis fuerzas están anticuadas y pobremente entrenadas. Bakura es un caso extraño; tal vez uno de los mundos más remotos del Imperio, sigue siendo una fuente de generadores repulsoelevadores de gran calidad.
Sin embargo, el enfoque de Su Majestad hacia Bakura es un indicativo de una falta de compromiso hacia esta región. En lugar de proteger este sistema con una poderosa nave de guerra o una plataforma espacial Golan, la última línea de defensa de Bakura es un vetusto crucero clase Carrack.
Mis tropas son indisciplinadas, y carecen de entrenamiento y motivación. La red de inteligencia necesaria para infiltrarse y eliminar los diversos grupos políticos clandestinos del planeta es inexistente. Todo depende, en última instancia, de la fuerza bruta.
Mi flota de pacificación –que incluía dos Destructores Estelares Imperiales- sometió este simple mundo en cuestión de horas. La pacificación se realizó con un derramamiento mínimo de sangro ya que el planeta ya se estaba desgarrando a sí mismo en un desagradable conflicto civil. El Imperio ofreció una oportunidad de mantener el orden el Bakura, y los bakuranos la aceptaron. Y un único crucero anticuado –sumado a la amenaza de una fuerza mayor- es suficiente para intimidar a los bakuranos.

Pacificación
La subsiguiente reorganización de la sociedad bakurana ha resultado ser un efectivo campo de pruebas para nuestra red de inteligencia, así como para las tropas de combate a mi disposición. Con suerte, el destacamento de tropas de asalto de reemplazo que he solicitado acabará con cualquier tonta idea acerca de derrocar el poder imperial que pueda albergar esta gente. Las fábricas de repulsoelevadores ya están siendo reparadas; dentro de una semana debería volver a comenzar la producción.

Conclusiones
Con suerte, esta pacificación ayudará a persuadir al Emperador de que la región de los Territorios del Borde Exterior merece algo más que tropas de segunda clase y oficiales que hayan caído en desgracia. Aunque no siento ningún aprecio por esta región bastante desolada del espacio, es mi deber como oficial imperial hacer lo necesario para cumplir los deseos del Emperador. Es por ello que he preparado un informe detallado para enviárselo a Su Majestad, describiendo mis procedimientos. Con suerte, el Emperador –que ha cometido el error de escuchar a locos como Tarkin- se dará cuenta de que los Territorios del Borde Exterior pueden dominarse por completo, igual que el Núcleo, con un mínimo de esfuerzo. Espero poder convencer a Su Majestad de que este refugio de rebeldes y piratas puede controlarse fácilmente con la apropiada aplicación de fuerza.
Si tengo suerte, puede que incluso llegue a llamar la atención del Emperador.

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