Control Imperial de los Territorios del Borde
Exterior
Eric S. Trautmann
Del diario de
la tableta de datos del gobernador imperial Wilek Nereus, introducido pocas
horas después de su llegada a Bakura. El diario fue confiscado poco después del
Incidente de Bakura.
El Emperador ha insistido durante mucho tiempo que
debe mantenerse un control casi total sobre los mundos bajo su dominio. En los
Mundos del Núcleo, la Armada Imperial patrulla el espacio abierto, el Ejército
Imperial protege las superficies planetarias, y el COMPNOR se asegura de la
estabilidad política. La presencia del Imperio es aceptada y, de hecho,
bienvenida.
Aquí fuera, en el Borde, es otra historia. Estoy de
acuerdo con la política del Emperador de utilizar el gobierno existente de un
planeta para mantener el control. Aunque resulta obvio que Su Majestad no
considera el Borde como una prioridad.
En los Mundos del Núcleo, donde el gobierno
imperial ya está firmemente arraigado, las mejores tropas, las mejores naves y
las armas más poderosas están todas a disposición del gobernador. Una
intrincada red de inteligencia se extiende por el Núcleo, proporcionando datos
a aquellos que deben implementar las políticas de Su Majestad. En definitiva,
una posición ideal desde la que mantener el control.
Aquí fuera, lugar tradicionalmente frecuentado por
piratas, ladrones y asesinos, mis fuerzas están anticuadas y pobremente
entrenadas. Bakura es un caso extraño; tal vez uno de los mundos más remotos
del Imperio, sigue siendo una fuente de generadores repulsoelevadores de gran
calidad.
Sin embargo, el enfoque de Su Majestad hacia Bakura
es un indicativo de una falta de compromiso hacia esta región. En lugar de
proteger este sistema con una poderosa nave de guerra o una plataforma espacial
Golan, la última línea de defensa de Bakura es un vetusto crucero clase Carrack.
Mis tropas son indisciplinadas, y carecen de
entrenamiento y motivación. La red de inteligencia necesaria para infiltrarse y
eliminar los diversos grupos políticos clandestinos del planeta es inexistente.
Todo depende, en última instancia, de la fuerza bruta.
Mi flota de pacificación –que incluía dos
Destructores Estelares Imperiales- sometió este simple mundo en cuestión de horas.
La pacificación se realizó con un derramamiento mínimo de sangro ya que el
planeta ya se estaba desgarrando a sí mismo en un desagradable conflicto civil.
El Imperio ofreció una oportunidad de mantener el orden el Bakura, y los
bakuranos la aceptaron. Y un único crucero anticuado –sumado a la amenaza de una fuerza mayor- es
suficiente para intimidar a los bakuranos.
Pacificación
La subsiguiente reorganización de la sociedad bakurana
ha resultado ser un efectivo campo de pruebas para nuestra red de inteligencia,
así como para las tropas de combate a mi disposición. Con suerte, el destacamento
de tropas de asalto de reemplazo que he solicitado acabará con cualquier tonta
idea acerca de derrocar el poder imperial que pueda albergar esta gente. Las
fábricas de repulsoelevadores ya están siendo reparadas; dentro de una semana
debería volver a comenzar la producción.
Conclusiones
Con suerte, esta pacificación ayudará a persuadir
al Emperador de que la región de los Territorios del Borde Exterior merece algo
más que tropas de segunda clase y oficiales que hayan caído en desgracia.
Aunque no siento ningún aprecio por esta región bastante desolada del espacio,
es mi deber como oficial imperial hacer lo necesario para cumplir los deseos
del Emperador. Es por ello que he preparado un informe detallado para
enviárselo a Su Majestad, describiendo mis procedimientos. Con suerte, el
Emperador –que ha cometido el error de escuchar a locos como Tarkin- se dará
cuenta de que los Territorios del Borde Exterior pueden dominarse por completo,
igual que el Núcleo, con un mínimo de esfuerzo. Espero poder convencer a Su
Majestad de que este refugio de rebeldes y piratas puede controlarse fácilmente
con la apropiada aplicación de fuerza.
Si tengo suerte, puede que incluso llegue a llamar
la atención del Emperador.
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