El Festival
de los Altos Vientos
Tom Pixley
La imagen de los macrobinoculares se enfocó y
desenfocó mientras el sistema de autoajuste trataba inútilmente de tomar una
lectura precisa a través del viento de arena. Jax apagó el enfoque automático y
ajustó él mismo los controles, y la plataforma de aterrizaje imperial apareció
ante su vista.
Una escuadra de soldados de las arenas estaba en
formación en el exterior de la nave cuando la escotilla se abrió. El primer
prisionero esposado salió y se tambaleó brevemente al tomar una mareante
bocanada del aire cargado de especia. Jax nunca entendía la reacción de algunos
extranjeros a la atmósfera de Sevarcos. Para él el aire siempre parecía dulce y
vigorizante después del frío aire estancado de las naves de los extranjeros.
El prisionero recuperó el equilibrio y avanzó
cuando él y otros prisioneros más fueron conducidos desde la lanzadera a la
entrada de la mina subterránea. Jax se centró brevemente en cada uno de los
rostros, comparándolos con la tableta de datos que tenía a su lado. Entonces
reconoció a uno de ellos; un humano de cabello negro y anchos hombros que se
movía con pasos firmes hacia la entrada de la mina, girando lentamente la
cabeza para echar un breve vistazo al desierto paisaje de Sevarcos antes de desaparecer
en la mina.
Al menos la información rebelde era acertada esta
vez.
Jax se apartó reptando del borde del risco mientras
pensaba en la última vez que había ayudado a los rebeldes. La información que
le habían proporcionado entonces había sido totalmente defectuosa. Pero Jax
conocía el desierto y conocía a los imperiales. Con algo de ayuda de otro
rastreador de clan nómada pudo localizar el objetivo y casi salvar la misión
antes de que llegara el equipo de operaciones rebelde.
Los malditos extranjeros con su tecnología
“superior” y su intelecto “superior”... ciertamente no necesitaban la ayuda de
un estúpido morador del desierto tan primitivo que aún usaba un arma de
proyectiles. Por supuesto, ¿quién les había salvado cuando su nave fue
derribada por volar en un espacio aéreo restringido y sus blásteres se
sobrecargaron por la tormenta de arena?
Jax alcanzó una pequeña duna de arena e introdujo
la mano en un lateral, revelando un pequeño navegavientos tapado con un toldo
cubierto de polvo. Mientras alzaba el pequeño mástil y se ponía en marcha por
el desierto, pensó a quién enviarían los rebeldes después de la última y
desastrosa misión. Fuera quien fuese, esperaba que fuese más capaz que el
anterior de adaptarse a Sevarcos.
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