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-Golo le nochka, mootoe ne linga sochak –dices en
rodiano, soltando un insulto especialmente hiriente acerca de la herencia
cultural y familiar del rodiano.
El rodiano saca su pistola bláster pesada y te la
clava en tu pecho metálico.
-¡Que el Creador me proteja! –exclamas,
retrocediendo-. Lo siento, señor, no pretendía decir eso. Mire, sólo estaba
tratando de...
Un disparo de la pistola bláster pesada del rodiano
te interrumpe. Tus fotorreceptores parpadean y se apagan mientras tus brazos,
torso y cabeza se dispersan por el pasillo del puerto estelar. Ahora nunca
serás capaz de liberar a la señorita Carmesí de los soldados de asalto. Oh,
¿cómo te metiste en esta terrible situación? Por desgracia, harán falta más
cosas además de tus habilidades y capacidades para volverte a montar de nuevo.
Por ahora tus aventuras en Byblos han terminado...
FIN
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