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Esquivas algunos disparos del rodiano mientras te
abres paso entre la multitud. Pronto ves ante ti la oficina imperial de
aduanas. Irrumpes en la sala principal donde la señorita Carmesí aún está
siendo interrogada en el mostrador principal.
-¡Ayúdenme! –gritas-. Que alguien me ayude. Ahí
fuera hay un rodiano fuera de sí con un bláster, y está disparando a todo el
mundo. Creo que ha tomado a una pobre mujer como rehén.
Casi como si esa fuera su señal, en el pasillo el
rodiano disparó varios disparos bláster al aire. La mitad de los soldados de
asalto y oficiales de aduanas salieron corriendo a intentar reducir al rodiano.
La señorita Carmesí te ofrece una gran sonrisa y
señala con la cabeza a uno de los dos soldados de asalto que la vigilan
mientras el oficial de la flota continúa acosándola a preguntas. No estás muy
seguro de qué quiere decir con eso, pero entonces ella vuelve a distraerte...
¡justo antes de que choques justo contra ese soldado de asalto en particular!
-Mira por dónde andas –ordena el soldado de asalto.
Retrocedes y puedes ver cómo la señorita Carmesí aparta rápidamente sus manos
esposadas del cinturón de utilidades del soldado de asalto... ¡sosteniendo las
llaves para abrir sus grilletes!
-¡Qué el Creador me proteja! –exclamas-. Lo lamento
muchísimo, señor. Debería haber estado mirando por donde iba. Por favor, acepte
las humildes disculpas de este terriblemente torpe droide de protocolo. Lo
lamento de veras...
Parece que has distraído a los soldados de asalto
el tiempo suficiente para que la señorita Carmesí se libre de sus grilletes.
Mientras todo el mundo te observa parlotear pidiendo disculpas, ¡la señorita
Carmesí agarra los blásters de uno de los soldados de asalto y comienza a
disparar en la oficina de aduanas!
Humanos. Son terriblemente irracionales. No estás
seguro de cómo consigues soportar sus payasadas heroicas. Uno de estos días van
a conseguir que te vuelen en pedazos. Deberías haber supuesto que la señorita
Carmesí intentaría una fuga heroica en lugar de tratar de escabullirse
sigilosamente con otra distracción. Dispara a los pocos guardias que quedan en
la oficina de aduanas, luego te agarra de la mano y tira de ti saliendo al
pasillo del puerto estelar, en dirección a su nave.
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