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-¡Que el Creador me proteja! –exclamas cuando un
disparo de bláster de los soldados de asalto te alcanza. Tus fotorreceptores
parpadean y se apagan mientras tus brazos, torso y cabeza se dispersan por el
pasillo del puerto estelar. Oh, ¿cómo te metiste en esta terrible situación?
Por desgracia, harán falta más cosas además de tus habilidades y capacidades
para volverte a montar de nuevo. Con suerte, la señorita Carmesí tendrá tiempo
durante su fuga de recogerte y llevarte al Fuego
Estelar Rojo para re-ensamblarte más tarde. Pero por ahora tus aventuras en
Byblos han terminado...
FIN
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