jueves, 23 de octubre de 2008

Ala-X: La documentación Farlander (II)

Planeta Agamar. Al día siguiente

La mujer hizo una breve pausa. La multitud permaneció silenciosa, atenta a la menor de sus palabras. Cada hombre, cada mujer, cada criatura reaccionaba a su modo. Keyan Farlander estaba allí, entre la gente, escuchando a la Jefe de Estado de los Rebeldes, bebiendo cada una de sus palabras. Habría cerca de doscientos asistentes en ese almacén abandonado. Aún no hacía ni un mes que se había enrolado en las crecientes filas de la Resistencia de Agamar, y ardía de impaciencia por combatir. Las palmas de sus manos estaban húmedas. Ya imaginaba su venganza sobre las tropas imperiales, que habían destruido su pueblo y asesinado a su familia y amigos.
Aunque el lugar de la reunión estaba bien guardado, Keyan era perfectamente consciente de los riesgos que corría, al igual que todos los demás. Por su parte, él sólo deseaba una cosa: instalarse en la cabina de un caza espacial y reducir a cenizas un destructor estelar.
Pero no era más que un sueño. La jefe de los Rebeldes parecía dispuesta a continuar su discurso. Keyan se esforzó para concentrase y escuchar esa mujer que había venido a hablarles de los mundos que existían más allá de Agamar.
Ella tomó aire durante un buen rato, como si hubiera pasado demasiado tiempo en naves estelares y se deleitase con una buena bocanada de aire fresco. Después, prosiguió con su discurso, pronunciando cada palabra con pasión y deteniéndose a menudo para dar más fuerza a sus frases.

¿Cómo ocurrió todo esto? Esta es una respuesta abreviada: ¡AVARICIA! ¡CORRUPCIÓN! ¡MENTIRAS! ¡OPRESIÓN! ¡TIRANIA! ¡ESA ES TODA LA HISTORIA DEL IMPERIO!

Ella pronunció esas palabras con rabia y su voz resonó por todo el almacén. Luego hizo otra pausa, como para dejar que las palabras empaparan a los asistentes. Cuando continuó, su voz era más controlada, calmada y penetrante... la voz de una gran oradora. Tras ella, brutales imágenes de la opresión imperial aparecían de cuando en cuando, proyectadas sobre una simple pantalla plana. Keyan y todos los demás se sentían transportados a otra época, muy lejos de su planeta, pero en un pasado relativamente próximo.

No siempre fue así. Tras las Guerras Clon, tuvimos un período de paz. Guiados por los Caballeros Jedi y el gobierno de la República, los ciudadanos afectados por la guerra reconstruyeron sus planetas y sus sociedades. La autoridad central de la República favorecía la prosperidad y la libertad para todos los seres de la galaxia.
Pero la galaxia es inmensa, con millones de planetas que gobernar. Algunos senadores codiciosos supieron rápidamente aprovecharse de su poder, moderadamente al principio, luego de manera exagerada. De forma lenta, pero segura, la corrupción socavaba la República. Más y más senadores, atraídos por el poder y la riqueza, se aliaron con grupos de intereses particulares. La corrupción se extendió de este modo a numerosos planetas. La República se desmoronaba por todas partes.
Fue entonces cuando apareció un joven senador llamado Palpatine. Me acuerdo muy bien de él. Tenía un aire muy común, era muy metódico. No tenía nada de particular... Simplemente mantenía su posición. ¡ERROR FATAL! ¡Este anodino Palpatine era un rodiano con piel de ewok! Había elaborado un plan diabólico y lo realizó a la perfección.
La autoridad del Senado se debilitaba más y más, y a un ritmo alarmante. El crimen aumentaba por toda la galaxia y numerosos planetas lanzaban amenazas separatistas. Otros hacían todo lo que les apetecía mientras fingían seguir siendo leales a la República. Necesitábamos encontrar una solución, y eso es lo que Palpatine nos ofreció. Gracias a una combinación de maniobras políticas, promesas prudentes y operaciones fraudulentas, consiguió hacerse elegir como cabeza del Consejo del Senado y se convirtió en Presidente de la República. La mayor parte de los senadores honestos le apoyaba porque había prometido reunificar los planetas y que jamás se comprometería con los políticos más corruptos. Al mismo tiempo, los miembros con menos escrúpulos del Senado creían encontrar en él un presidente débil, fácilmente controlable, un emblema que representara la justicia mientras que ellos continuarían sirviendo a sus propios intereses.
Yo aún era joven en esa época, la mujer más joven que nunca haya sido elegida en el Senado. Pero, incluso en ese momento, presentí el monstruo en el que ese hombre podía llegar a convertirse. Pero teníamos tanta necesidad de una solución...
Ninguno de los dos grupos del Senado obtuvo los resultados esperados. Al contrario, con el nuevo poder de la presidencia, Palpatine se reveló como un líder dinámico y cada vez más cruel. Poco a poco, Asumió el control, mientras que los senadores se batían entre ellos. Palpatine avivó sutilmente esos desacuerdos, fingiendo apoyar muchas tendencias políticas. Consiguió aliarnos unos contra otros, utilizando todos los medios posibles para aumentar su poder. Consiguió atraerse el apoyo de algunos senadores a través de favores especiales, sometiendo a los otros mediante chantaje o coacción. Yo lloré cuando comprendí que no iba a ser capaz de hacerles ver la verdad.
Poco a poco, por medios tan sutiles que poca gente se daba realmente cuenta de lo que ocurría, Palpatine tomó el control del Senado. Cuando estuvo listo, se proclamó Emperador, anunciando la creación de un nuevo orden. Llenó las cabezas de los senadores con retórica, grandes ideas, prometiendo conducir la República hacia una gloriosa edad dorada, como la de la antigua dinastía Kitel Phard.
Este es el Nuevo Orden de Palpatine, que aplasta hoy vuestra libertad bajo su puño de acero...


Mon Mothma hizo una nueva pausa. La muchedumbre estaba muy agitada. Keyan se percató de que tenía los puños cerrados. Estaba furioso. Furioso contra el Imperio. Furioso contra aquel antiguo senador que provocó todo eso. Pero mantenía la esperanza...

Algunos de nosotros tratamos de desafiarle, pero conocéis el resultado, lo veis ahora. Me he convertido en una fugitiva. Palpatine ha ganado poder a través del Lado Oscuro de la Fuerza. Con la ayuda del Caballero Jedi caído, Darth Vader, se deshace rápida y cruelmente de todos sus enemigos. Si no hubiera huido, ahora estaría muerta. El poder de Palpatine aumenta sin cesar, y con él las tinieblas y la tiranía. Así desapareció la Antigua República. Así se formó el Imperio.
Examinemos juntos lo que yo llamo la Gran Mentira del Imperio. El
Emperador Palpatine siempre ha mantenido que pondría fin a la injusticia social y a la corrupción. En apariencia, su política parece concebida para arreglar los problemas causados por la difunta República. Pero su verdadero objetivo es la dominación de millones de planetas y la servidumbre de todos los ciudadanos de la galaxia. Gobierna mediante el terror, no mediante el acuerdo. Declara que todos los seres vivos tienen los mismos derechos, mientras organiza misiones secretas destinadas a destruir especies enteras.
El Imperio parece invencible. A menudo escucho esas palabras. Pero escuchad lo que dice el Gran Moff Tarkin, uno de los grandes jefes militares del
Emperador: “A pesar de la extrema rapidez con la que su Majestad refuerza nuestra flota, he podido darme cuenta de que será difícil mantener la seguridad del Imperio si cierto número de planetas siguen resistiéndose. Nos harán falta varios años antes de poder asegurar simultáneamente todos los sistemas planetarios de la galaxia. Gobernad con la amenaza de la fuerza, en lugar de con la fuerza en sí misma. Si utilizamos sabiamente nuestro poder, someteremos miles de planetas que en otro caso podrían intentar revelarse en nuestra contra.”
El Imperio es malvado. Está controlado por una criatura que vive del Lado Oscuro de la Fuerza. ¡NO OS DOBLEGUÉIS A SU VOLUNTAD! ¡RESISTID! Nunca podrán someternos a todos. ¡Y lo saben! Es vuestro miedo lo que les da poder. Si reaccionamos ahora, si reaccionamos juntos, ACABAREMOS CON LA OPRESIÓN Y EL REINADO DE LAS TINIEBLAS. ¡Y DESTRUIREMOS EL MALVADO IMPERIO DE UNA VEZ POR TODAS!


Keyan comenzó a vitorear con el resto de la multitud. Durante un instante, se encontró en otro lugar. Tuvo una fugaz visión de sí mismo, junto a millones de otras formas de vida, todos decididos a luchar para recuperar su libertad. Podía sentir su presencia a su lado. Luego, la visión se desvaneció y volvió a la realidad, dispuesto a escuchar respetuosamente el discurso. Ya no estaba solo. Estaba listo para dar su vida por defender la Alianza. Escuchó el resto del discurso de Mon Mothma como si fuera él mismo quien lo pronunciaba. Como si cada una de las palabras que ella decía, los pensamientos que las generaban, surgieran de su propia mente.

Incluso ahora, seres de todos los cuadrantes de la galaxia se sublevan contra la injusticia. Con coraje, desafían a los gobernadores imperiales y se enfrentan a una lucha a vida o muerte. Necesitan vuestra ayuda.
La Resistencia no está sola. Antes de que el Emperador disolviera el senado para siempre, algunos de nosotros tomamos un papel activo contra él. Uno de mis aliados más importantes fue el Senador Bail Organa de Alderaan. Aunque rara vez nuestras opiniones coincidían en el Senado, ambos comprendimos el peligro inherente al ascenso al poder de Palpatine. En secreto, conspiramos para derrocarle y reunir los crecientes movimientos de Resistencia que habían nacido en cientos de sistemas y que continúan creciendo.
Os traigo una oferta de unidad, de poder, de Rebelión total. Sólo trabajando juntos, coordinando vuestros esfuerzos con los de otros planetas y sistemas, podéis pensar en desafiar el poder del Imperio Os animo a que os unáis a la creciente Alianza Rebelde. SEPARADOS, FRACASAREMOS. ¡JUNTOS, DEBEMOS VENCER!


La muchedumbre estalló de nuevo en aplausos y vítores que duraron varios minutos. Cuando la sala estuvo de nuevo en silencio, y ni un segundo antes, Mon Mothma continuó.

A pesar de las maniobras y engaños del senador Palpatine para convertirse en Canciller Supremo del Senado, Bail Organa y yo misma proseguíamos con nuestro plan secreto. Nos reuníamos regularmente en Chatham House, la residencia de Organa en la Ciudad Imperial. Al principio, Organa estaba horrorizado con la idea de la revolución global que le proponía, asustado de tener que abandonar el gobierno al que había consagrado toda su vida. Entonces fue la masacre de Ghorman, un pequeño planeta en el sector Sern, alejado de los Mundos del Núcleo.
Tras Ghorman, Bail Organa me ayudó a desviar armamento, fondos e información para ayudar a los núcleos de resistencia que se organizaban poco a poco. Pero desgraciadamente fui descubierta y tuve que huir de la capital tan sólo momentos antes de que agentes del ISB llegaran para arrestarme.
Mi objetivo era crear una Alianza de planetas Rebeldes y obtuve mis primeros éxitos en el sistema coreliano. Usando la misma línea argumental y las ideas de nuestras reuniones de Chatham House, conseguí convencer a tres núcleos para que se unieran. Les enseñé a mejorar sus sistemas de comunicaciones, a centralizar mejor las decisiones importantes. Les ofrecí la posibilidad de aprovecharse de fondos, provisiones y armamento indispensable para su supervivencia. Les convencí que de su unión nacería su fuerza. El Tratado Coreliano fue el punto de partida de la Alianza.
Tras la firma de ese tratado, recorrí la galaxia de planeta en planeta. En todas partes, seres inteligentes, pensadores independientes y víctimas de las atrocidades imperiales acudían para animarme. Se unieron a la Alianza, y espero que vosotros hagáis lo mismo. He venido para ofreceros la esperanza y la amistad en un movimiento galáctico que crece sin descanso.


En ese momento, un hombre avanzó hacia la oradora. Keyan lo reconoció como el jefe de la resistencia de Agamar.
-¿Qué nos ofrece la Alianza? -preguntó-. ¿Por qué deberíamos unirnos a ustedes?
Un murmullo creció entre los asistentes y un ambiente de nerviosa expectación se sentía en el ambiente, como electricidad. Mon Mothma hizo un gesto con la mano y les hizo callar.

Me alegro de que me haga esa pregunta. Imaginemos que naves de guerra imperiales estuvieran de camino hacia vuestro planeta. Solamente disponéis, quizá, de una docena de viejos cazas Headhunter y sólo cinco de ellos podrían soportar un combate de tal magnitud. Además, ni siquiera sabríais que venían hacia vosotros, ya que no tenéis ningún sistema de comunicaciones con los Rebeldes o con otros mundos. Estáis totalmente indefensos.
Ahora, imaginemos que estáis conectados a una red de información que cubre todo el sector. Los droides de vigilancia y los comunicados secretos de otros planetas de la Alianza os avisarían con antelación del avance de la flota imperial, y los sistemas vecinos podrían enviaros personal, armas y cazas para defender vuestro planeta.
Creo que ya comenzáis a entender. La Alianza os ofrece experiencia en el mando, coordinación de informaciones y apoyo logístico a todos los planetas deseosos de conservar su libertad.
Seguramente pensaréis que eso no sería sino cambiar un Imperio por otro. Yo soy Jefe de Estado de la Alianza y Comandante Supremo de las Fuerzas Rebeldes. Pero, al contrario que el Emperador, mi mandato sólo es temporal. Cada dos años, el Consejo Asesor vota de nuevo.
El Consejo Asesor puede deponer al Jefe de Estado de sus funciones en cualquier momento. Y cuando el Emperador sea derrocado, mi misión habrá acabado y se creará una Nueva República con todos los planetas de la galaxia.
Dejadme que lea un fragmento de nuestra Declaración Oficial de Rebelión. Está directamente dirigida al Emperador:

“Nosotros, la Alianza Rebelde, en nombre de todos los seres de la galaxia y autorizados por ellos, publicamos oficialmente esta declaración y anunciamos firmemente nuestras intenciones:
• Luchar y oponernos a vuestras fuerzas por todos los medios a nuestra disposición.
• Rechazar cualquier ley imperial contraria a los derechos de los seres libres.
• Destruiros y destruir vuestro Imperio Galáctico.
• Liberar para siempre los planetas de la galaxia.
Para conseguir nuestros fines, empeñaremos nuestros bienes, nuestro honor y nuestra vida.”
He dedicado mi vida a esta causa. ¿Haréis vosotros lo mismo? Con vuestra ayuda, la expansión de la Alianza continuará. ¡DESTRUIREMOS EL IMPERIO! ¡AL FIN SEREMOS LIBRES!

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