La amistad en la Orden
Morrie Mullins
Conforme la guerra se recrudece
por toda la galaxia, los Jedi han sido enviados en muchas direcciones a la vez.
Algunos, sintiendo la inquietud que recorre la orden, han tomado sobre sus
hombros la responsabilidad de recopilar el conocimiento y la filosofía de
determinados Jedi y registrarlo para las generaciones futuras. Además de
entrevistar a los miembros restantes del Consejo, gran parte de la
recopilación, edición y pulido de la información se está haciendo en Almas, muy
lejos de las luchas del centro galáctico. Al igual que los Padawans, la
facultad de la Academia se ha involucrado de muchas maneras en la recolección y
difusión de información.
El Maestro Lanius Qel-Bertuk ha
sido entrevistado para este proyecto en varias ocasiones. Aunque sus puntos de
vista a menudo son controvertidos, sigue siendo un miembro respetado de la
Orden Jedi. Esta transcripción contiene elementos de su pensamiento acerca de
un tema que muchos Jedi encuentran raramente confuso: la amistad.
Aparece un holograma del Maestro Lanius. Tiene las manos dobladas
bajo la barbilla y los codos apoyados sobre el escritorio. Su mirada está
perdida en la distancia en lo que podría ser un trance de la Fuerza.
Lentamente, sus ojos vuelven a enfocar, y mira hacia el espectador. Una voz
–distinta de la suya- comienza a hablar.
Entrevistador: Hola, Maestro Lanius.
Gracias por recibirnos.
Maestro Lanius: El honor es mío.
Gracias por pedirme que contribuya.
E: Su reputación es tal que, aunque
las circunstancias no hubieran dictado que viniéramos a Almas, habríamos
hablado con usted. Simplemente lamentamos lo... inoportuno de esta conversación
en concreto.
Lanius asiente, y por un instante un mohín de disgusto asoma en su
boca.
ML: Estos son tiempos difíciles para
todos. Si acaso, eso hace aún más necesario que grabemos lo que sabemos, así
como lo que sentimos.
Q: Usted es un conocido defensor de
la Fuerza viva, ¿no es cierto? La idea de que deberíamos confiar en nuestra
intuición no siempre es popular.
ML: Supongo que depende de a quién
le preguntes. Pero sí, supongo que a menudo comulgo con algunos puntos de vista
atípicos. (Sonríe) Si mi atipicidad
tiene algo que ver con que esté aquí, en este maravilloso planeta con todos
estos maravillosos Padawans, entonces no puedo sino creer que mi propia
intuición me ha servido infaliblemente bien.
E: Desde luego. Como alguien que se
esfuerza en estar en constante contacto con aquellos que le rodean, y con la
galaxia en su conjunto, esto debe causarle gran tensión. ¿Cómo hace uno para
mantener el contacto sin crear apegos dañinos?
ML: Eliges palabras interesantes.
Apegos “dañinos”. Eso presupone que también existan apegos “inocuos”, y no
estoy seguro de estar de acuerdo con eso.
E: Por favor, explíquese.
ML: Con gusto. El concepto de apego
es necesitar algo que está fuera de nosotros para sentirnos completos. Pero,
conforme crecemos en la Fuerza, aprendemos que no hay nada en el mundo material
que “necesitemos”, ni una sola persona sin la cual no podamos existir, en caso
de que desaparezca inesperadamente de nuestras vidas. (Cierra los ojos por un instante y asiente para sí mismo, y luego
vuelve a abrir los ojos.) Es un desafío. Para todos nosotros. Pero el apego
debilita nuestra determinación para hacer lo mejor para todos los seres vivos,
y nos hace pensar más en nuestras personas individuales.
E: Entonces, ¿la persona individual
no es importante?
ML: Lo es. Todos somos importantes,
porque todos somos parte de la Fuerza. He escuchado algo que la Madre Dariana
dijo recientemente, tocando un punto sensible. Contó una historia de su niñez
acerca de matar a otra criatura con la Fuerza porque estaba demasiado apegada a
la idea de vivir.
E: Pero la auto-preservación es
natural, y es voluntad de la Fuerza, ¿no?
ML: Tanto la vida como la muerte son
voluntad de la Fuerza. A veces, la auto-preservación es correcta. Otras veces,
la muerte de uno puede dar un mayor servicio a la mayoría.
E: Cambiemos de tema, volvamos al
apego. Usted conoce a muchos Jedi. ¿Considera a algunos de ellos como sus
amigos?
Hay una larga pausa mientras el Maestro Lanius considera la
respuesta. Mira fijo al frente, con una media sonrisa asomando su rostro,
mientras piensa.
ML: Cada Jedi –cada Maestro, cada
Caballero, y cada Padawan- es mi amigo. Hay muy pocos seres que abracen el lado
luminoso de la Fuerza –o que, al menos, rechacen el lado oscuro- a los que no
llame “amigo”. Pero la pregunta que me haces va más allá de eso, y toca un
punto clave en nuestra cisión de cómo debemos servir a la galaxia. Ya que llamamos
“amigos” a algunos seres, ¿entonces no estamos implicando que tenemos cierto
apego hacia ellos, que los amamos y valoramos sus vidas? (Se inclina hacia delante, con las manos entrelazadas.) Y, si ese
es el caso, ¿no es esa una debilidad que puede entonces ser explotadas? ¿No
estamos fracasando en nuestro intento de servir a la voluntad de la Fuerza lo
mejor que podamos?
E: Esas son sus preguntas, no las
nuestras.
ML: He pasado mucho tiempo pensando
en estas cosas. He hablado de ellas con individuos que vinieron a mí desde
fuera de la Orden, tratando de explicarles el Código Jedi. Es muy difícil
ayudar a entender el significado del Código a alguien que no ha intentado vivir
según sus preceptos. No somos criaturas desprovistas de emociones. Sentimos. Ser
Jedi no nos priva de las emociones con las que nacimos. Simplemente ya no
estamos dominados por ellas.
”Sí. Amo a mis amigos. Los Jedi
son mis amigos. Muchos no-Jedi son mis amigos. Los amo a todos por igual, o tan
por igual como es capaz de hacer un ser falible.
E: ¿Y no hay apego, con este amor?
ML: Si lo hay, entonces se convierte
en apego a todos los seres vivos, a toda la vida. La clase de apego
problemática, la que enseñamos a nuestros Padawans a evitar, es el apego a una
persona, a una cosa, a costa de cualquier otra.
E: ¿Incluso a uno mismo?
ML: Había una historia que escuché
una vez acerca de un hombre que quería encontrar la Fuerza. Creía que podía
alcanzar un lugar en un planeta lejano, o tal vez una luna, donde encontraría
un torbellino de nubes blancas hechas de pura energía de la Fuerza. Viajó por
la galaxia de un lado a otro buscando su remolino de nubes blancas. Dejó atrás
su vida, dejó atrás su familia, y dejó atrás a sus hijos. Todos sus amigos,
todos sus bienes, todo lo que alguna vez había significado algo para él. Viajó
en cargueros, haciendo trabajos a bordo mientras saltaba de un planeta al
siguiente. Salía al planeta, hacía preguntas, describía la nube, y luego
buscaba otro carguero. Nunca cedió ante las decepciones, aunque hubo muchas. No
puedo ni imaginar cuántos planetas visitó, cuántos lenguajes debió hablar,
cuántas veces debió haberse obligado a seguir e intentarlo al menos en un mundo
más, porque allí podría hallar la Fuerza.
E: ¿Y lo hizo? ¿Existe esa nube?
ML: No sé si la nube existe. Pero sé
que nunca la encontró, y que murió viejo y decepcionado. ¿Sabéis por qué nunca
la encontró?
E: Nos habla como si fuéramos
Padawans.
ML: No, os hablo como si fuerais
Jedi. ¿Por qué nunca la encontró?
E: Porque estaba en su interior en
todo momento.
Lanius inclina la cabeza y ríe entre dientes.
ML: Sea lo que sea la Fuerza, venga
de donde venga, puedo garantizarte que no es un remolino de nubes blancas
dentro de ninguna persona en concreto.
E: Pero la Fuerza está dentro de
todos nosotros.
ML: Correcto. Pero esa no es la
razón por la que él no la encontró.
E: Entonces, ¿por qué?
ML: Porque, a pesar de todas sus
despedidas, a pesar de todas las cosas que eliminó de su vida, mantuvo un
apego, una cosa que valoraba por encima de todas las demás. Irónicamente, su
apego era a la propia Fuerza, y por ella renunció a lo que podía haber sido una
vida productiva para perseguir un sueño por toda la galaxia.
”(Se inclina hacia delante.) La amistad en la Orden Jedi es un
aspecto de nuestra filosofía. Todos somos parte de la Fuerza. Como dice el
Maestro Yoda, nos rodea y penetra en nosotros. En todos nosotros. Lo mismo
debería ocurrir con las amistades que tenemos. Así que no: la amistad no está
prohibida. Es parte de quienes somos, de lo que somos. Trabajamos juntos. A
veces, podemos luchar juntos. A veces, incluso morimos juntos. Pero no morimos
para salvar a otro Jedi. Morimos –si es necesario- sabedores de que toda vida
es sacrosanta. Todos somos, cada uno de nosotros, vitales para la voluntad de
la Fuerza.
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