miércoles, 25 de mayo de 2016

Larga vida a la República

Larga vida a la República
Morrie Mullins

La tarea de ser senador en la República –nunca tarea fácil- se vuelve mucho más complicada cuando la dirección de los debates en la cámara del Senado deja claro que el descontento con la República va en aumento. Con la moción de censura contra el Canciller Supremo Valorum y la incapacidad del Senado para censurar adecuadamente a la Federación de Comercio, uno de los peores trabajos de la galaxia era ser senador de bajo rango. Y peor aún era ser senador de bajo rango sin sistema.
Después de la desaparición de Cularin, la senadora Wren permaneció en el senado casi tanto por piedad como por respeto. Aunque estaba bien considerada, también era joven (al menos en asuntos políticos) y sabía que tenía mucho que demostrar. La suya se convirtió en una voz fuerte entre lo que llegaría a conocerse como los Lealistas, aquellos que creían en la República y sus ideales, y a pesar de su falta de electorado, debatía con tal pasión que muchos de los senadores olvidaron que estaba representando a un sistema que, durante un tiempo, sólo la incluía a ella y a unos pocos miles de expatriados. Al menos, aquellos que estaban de acuerdo con ella lo olvidaron.
La batalla para continuar representando a Cularin fue sólo una de las que Wren consiguió ganar debido a su continuo compromiso de los Jedi para descubrir qué había ocurrido en Cularin, y su creencia en que, efectivamente, Cularin no se había perdido. La perturbación en la Fuerza no era lo que esperarías si diez millones de personas hubieran muerto; si acaso, decía, la perturbación era más similar a diez millones de personas saltando de pronto al hiperespacio, pero sin volver a salir. Sin embargo, incluso con el apoyo de los Jedi, es improbable que Wren hubiera mantenido su posición en el Senado durante más de seis meses después de la reaparición de Cularin, en caso de no haber ocurrido nada.
Ha regresado a Cularin diversas veces después de su recuperación, pero hasta ahora sólo ha realizado visitas “no oficiales”. Esta es una transcripción y registro de su primera visita “oficial” a Cularin desde su regreso, y ofrece algunas ideas de los pensamientos de la senadora acerca de la actual situación galáctica. El discurso fue pronunciado con la senadora Wren de pie sobre una plataforma junto a la estatua de Reidi Artom en la plaza principal de Gadrin. El atuendo que viste Wren es un traje de viajero espacial, muy similar al que Artom luce en la estatua.

Amigos, me llena de alegría regresar a Cularin. No importa cuántos años lleve viviendo en Coruscant, o en las rutas que transcurren entre mundos, este siempre será mi hogar. Mi corazón se llena de gozo al ver aquí a tantos de vosotros para darme la bienvenida, aunque en última instancia mi visita vaya a ser demasiado breve.
Son tiempos difíciles para la República. No tiene sentido tratar de presentar la situación de modo distinto a la realidad. Estamos en guerra, y lo peor de esto es que estamos en guerra con nosotros mismos. Cularin, para bien o para mal, ha quedado fuera de las batallas; al no haber ningún ejército permanente, el Senado no tiene nada para reclutar, incluso aunque hubiéramos estado presentes cuando comenzó la guerra. Nuestra milicia servirá para la defensa que necesitemos, aparte de lo que proporcionen nuestros amigos de Thaere.
Aquí en Cularin pilotamos una nave pequeña. He visto los efectos por mí misma, en Coruscant, un mundo de naves grandes e ideas mayores. Me he esforzado al máximo para pilotar nuestra pequeña nave por el tráfico del gran mundo sin causarnos daño, y aquellos de vosotros que habéis tratado de hacer algo semejante sabéis que estar en una nave pequeña es bueno y malo a la vez. Es fácil, en ocasiones, escapar de la atención de las naves grandes. Es fácil deslizarse en huecos donde las naves más grandes no pueden atracar, ser sutil donde las naves más grandes sólo pueden avanzar de frente y esperar que todo lo que tengan por delante se aparte de su camino. Ser pequeño tiene sus ventajas.
Pero también hay desafíos. La pequeña nave que es Cularin debe ser pilotada con gran cuidado, para asegurarse de que las naves más grandes siguen siendo conscientes de nosotros. Existen aquellos que podrían atropellar a Cularin, que podrían encender sus motores con nosotros demasiado cerca y quemarnos hasta convertirnos en ceniza sin siquiera saber que han afectado a nuestras vidas. La sutileza, la habilidad de permanecer inadvertido, es tanto la mejor como la peor parte de pilotar una nave tan pequeña como la nuestra.
No afirmo haber sido el mejor piloto posible, pero he trabajado duro estos últimos años para hacer lo que he podido para asegurar que nuestra nave reclama la atención cuando necesita hacerlo, y pasa inadvertida cuando eso es lo mejor para nosotros.
Durante un tiempo me ha preocupado que Cularin pudiera convertirse en un objetivo militar de los separatistas; o, si no Cularin propiamente dicho, al menos Almas. Parafrasearé lo que dijo el Maestro Windu: Los Jedi son protectores, no soldados. Y sin embargo, esos protectores –liderados por el Maestro Yoda, el Maestro Windu, y otros- forman el mismísimo corazón de lo que intenta defender la República de las tácticas divisorias de los Separatistas. Un ataque en Coruscant sería una absoluta locura, pero un ataque en Almas, una de las mayores instalaciones de entrenamiento Jedi en la galaxia, amenazaría por igual la vida de Jedi y de civiles.
No es que tenga dudas de la capacidad de los Jedi de defenderse. El Maestro Lanius Qel-Bertuk es uno de los seres más sabios y capaces que he tenido el placer de conocer en mi vida. Pero su los ejércitos de los separatistas estuvieran sueltos sobre Almas, ¿cuánto tiempo podría aguantar cualquier grupo, por muy poderoso que fuera? Una lección que aprendimos en la batalla de Geonosis es que los Jedi son mortales, igual que cualquiera de nosotros. Un millar de mitos, y muchos más seres vivos, murieron ese día. Los Jedi son mortales, como lo somos todos, y si los mortales Jedi pueden ser objetivos, entonces debemos asegurarnos de que todos estemos protegidos.
Por eso continuamos empleando la ayuda de la Armada de Thaere para proteger las fronteras de Cularin. Los ejércitos separatistas podrían atacar en cualquier parte, en cualquier momento. Nuestra nube de cometas y las diversas anomalías geoespaciales que suponen una molestia e impiden que el viaje hiperespacial dentro y fuera de Cularin funcione correctamente, también son nuestra mejor defensa. Con una fuerza poderosa patrullando nuestras fronteras, resulta mucho menos probable que los separatistas traten de perturbar el equilibrio de nuestras vidas... seamos Jedi o no.

En este momento, estalla un alboroto al fondo del público. Las cámaras apuntan en esa dirección y vemos una escuadra de veinte o más miembros del personal militar thaereiano rodeando a un grupo de tres humanos. Se extraen grilletes y los tres humanos son reducidos y arrastrados fuera del lugar, mientras gritan “¡Abajo el Canciller Supremo!” Cuando la cámara regresa a Wren, parece algo más pálida que antes, pero recupera el color mientras fuerza una sonrisa y comienza a hablar de nuevo.

Parece que tenemos tres separatistas menos en el sistema, gracias a la Armada Thaereiana. Deberíamos estar... agradecidos de que estén aquí ayudándonos a mantener la paz. Si da la impresión de que su presencia actual en el sistema es mayor que antes, es debido a que la guerra ha aumentado por toda la galaxia, y nosotros, al igual que todos los demás, necesitamos protección. El Senado fue tan generoso como para nombrar hace algún tiempo a Thaere como protector de Cularin, y el hecho de que tengamos un protector es algo por lo que deberíamos estar agradecidos. Puede que la nave en la que nos encontramos no sea la nave que hubiéramos elegido, pero es más fácil ir a Coruscant en una nave que caminando.
¿A dónde vamos, entonces? ¿Qué hacemos? ¿Qué va a pasar con la galaxia? Amigos míos, me gustaría poder decíroslo. De verdad que me gustaría. Lo que sé es esto: Lo que más importa, a todos nosotros, es la preservación de nuestro estilo de vida. La República es fuerte. La República es amable y generosa. La República funciona. Nuestro mejor interés es mantener la República intacta, y mientras siga siendo senadora por Cularin, permaneceré con los lealistas. Nuestros ejércitos, liderados por los sabios Jedi, son rápidos y eficaces y vencerán a los ejércitos droide de los separatistas.
No podemos permitir que la República se fragmente. No podemos quedarnos quietos y ver cómo algo que ha perdurado durante mil generaciones se desvanezca porque un puñado de locos con exceso de orgullo crean que pueden hacerlo “mejor”. Las lecciones que hemos aprendido, las cosas que hemos visto, las victorias que hemos ganado como parte de la República... todo eso es lo que puede perderse. Todo eso es lo que perderemos si los separatistas logran desgarrar nuestra querida República.
Así que os digo esto: Mientras estoy aquí de pie ante vosotros, estoy sirviendo a la República. Soy leal a la República, al Senado, y al Canciller Supremo Palpatine. Lucharé por preservar aquello que me habéis encargado representar, no sólo porque creo que es lo correcto, sino porque es la misión que he recibido de vosotros. Encontrad formas de apoyar a la República. Haced lo que podáis. Pero tened cuidado. Seguimos pilotando una nave pequeña, y la galaxia es mayor de lo que cualquiera de nosotros haya imaginado.
¡Larga vida a la República!
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Larga vida a la República
Morrie Mullins

La tarea de ser senador en la República –nunca tarea fácil- se vuelve mucho más complicada cuando la dirección de los debates en la cámara del Senado deja claro que el descontento con la República va en aumento. Con la moción de censura contra el Canciller Supremo Valorum y la incapacidad del Senado para censurar adecuadamente a la Federación de Comercio, uno de los peores trabajos de la galaxia era ser senador de bajo rango. Y peor aún era ser senador de bajo rango sin sistema.
Después de la desaparición de Cularin, la senadora Wren permaneció en el senado casi tanto por piedad como por respeto. Aunque estaba bien considerada, también era joven (al menos en asuntos políticos) y sabía que tenía mucho que demostrar. La suya se convirtió en una voz fuerte entre lo que llegaría a conocerse como los Lealistas, aquellos que creían en la República y sus ideales, y a pesar de su falta de electorado, debatía con tal pasión que muchos de los senadores olvidaron que estaba representando a un sistema que, durante un tiempo, sólo la incluía a ella y a unos pocos miles de expatriados. Al menos, aquellos que estaban de acuerdo con ella lo olvidaron.
La batalla para continuar representando a Cularin fue sólo una de las que Wren consiguió ganar debido a su continuo compromiso de los Jedi para descubrir qué había ocurrido en Cularin, y su creencia en que, efectivamente, Cularin no se había perdido. La perturbación en la Fuerza no era lo que esperarías si diez millones de personas hubieran muerto; si acaso, decía, la perturbación era más similar a diez millones de personas saltando de pronto al hiperespacio, pero sin volver a salir. Sin embargo, incluso con el apoyo de los Jedi, es improbable que Wren hubiera mantenido su posición en el Senado durante más de seis meses después de la reaparición de Cularin, en caso de no haber ocurrido nada.
Ha regresado a Cularin diversas veces después de su recuperación, pero hasta ahora sólo ha realizado visitas “no oficiales”. Esta es una transcripción y registro de su primera visita “oficial” a Cularin desde su regreso, y ofrece algunas ideas de los pensamientos de la senadora acerca de la actual situación galáctica. El discurso fue pronunciado con la senadora Wren de pie sobre una plataforma junto a la estatua de Reidi Artom en la plaza principal de Gadrin. El atuendo que viste Wren es un traje de viajero espacial, muy similar al que Artom luce en la estatua.

Amigos, me llena de alegría regresar a Cularin. No importa cuántos años lleve viviendo en Coruscant, o en las rutas que transcurren entre mundos, este siempre será mi hogar. Mi corazón se llena de gozo al ver aquí a tantos de vosotros para darme la bienvenida, aunque en última instancia mi visita vaya a ser demasiado breve.
Son tiempos difíciles para la República. No tiene sentido tratar de presentar la situación de modo distinto a la realidad. Estamos en guerra, y lo peor de esto es que estamos en guerra con nosotros mismos. Cularin, para bien o para mal, ha quedado fuera de las batallas; al no haber ningún ejército permanente, el Senado no tiene nada para reclutar, incluso aunque hubiéramos estado presentes cuando comenzó la guerra. Nuestra milicia servirá para la defensa que necesitemos, aparte de lo que proporcionen nuestros amigos de Thaere.
Aquí en Cularin pilotamos una nave pequeña. He visto los efectos por mí misma, en Coruscant, un mundo de naves grandes e ideas mayores. Me he esforzado al máximo para pilotar nuestra pequeña nave por el tráfico del gran mundo sin causarnos daño, y aquellos de vosotros que habéis tratado de hacer algo semejante sabéis que estar en una nave pequeña es bueno y malo a la vez. Es fácil, en ocasiones, escapar de la atención de las naves grandes. Es fácil deslizarse en huecos donde las naves más grandes no pueden atracar, ser sutil donde las naves más grandes sólo pueden avanzar de frente y esperar que todo lo que tengan por delante se aparte de su camino. Ser pequeño tiene sus ventajas.
Pero también hay desafíos. La pequeña nave que es Cularin debe ser pilotada con gran cuidado, para asegurarse de que las naves más grandes siguen siendo conscientes de nosotros. Existen aquellos que podrían atropellar a Cularin, que podrían encender sus motores con nosotros demasiado cerca y quemarnos hasta convertirnos en ceniza sin siquiera saber que han afectado a nuestras vidas. La sutileza, la habilidad de permanecer inadvertido, es tanto la mejor como la peor parte de pilotar una nave tan pequeña como la nuestra.
No afirmo haber sido el mejor piloto posible, pero he trabajado duro estos últimos años para hacer lo que he podido para asegurar que nuestra nave reclama la atención cuando necesita hacerlo, y pasa inadvertida cuando eso es lo mejor para nosotros.
Durante un tiempo me ha preocupado que Cularin pudiera convertirse en un objetivo militar de los separatistas; o, si no Cularin propiamente dicho, al menos Almas. Parafrasearé lo que dijo el Maestro Windu: Los Jedi son protectores, no soldados. Y sin embargo, esos protectores –liderados por el Maestro Yoda, el Maestro Windu, y otros- forman el mismísimo corazón de lo que intenta defender la República de las tácticas divisorias de los Separatistas. Un ataque en Coruscant sería una absoluta locura, pero un ataque en Almas, una de las mayores instalaciones de entrenamiento Jedi en la galaxia, amenazaría por igual la vida de Jedi y de civiles.
No es que tenga dudas de la capacidad de los Jedi de defenderse. El Maestro Lanius Qel-Bertuk es uno de los seres más sabios y capaces que he tenido el placer de conocer en mi vida. Pero su los ejércitos de los separatistas estuvieran sueltos sobre Almas, ¿cuánto tiempo podría aguantar cualquier grupo, por muy poderoso que fuera? Una lección que aprendimos en la batalla de Geonosis es que los Jedi son mortales, igual que cualquiera de nosotros. Un millar de mitos, y muchos más seres vivos, murieron ese día. Los Jedi son mortales, como lo somos todos, y si los mortales Jedi pueden ser objetivos, entonces debemos asegurarnos de que todos estemos protegidos.
Por eso continuamos empleando la ayuda de la Armada de Thaere para proteger las fronteras de Cularin. Los ejércitos separatistas podrían atacar en cualquier parte, en cualquier momento. Nuestra nube de cometas y las diversas anomalías geoespaciales que suponen una molestia e impiden que el viaje hiperespacial dentro y fuera de Cularin funcione correctamente, también son nuestra mejor defensa. Con una fuerza poderosa patrullando nuestras fronteras, resulta mucho menos probable que los separatistas traten de perturbar el equilibrio de nuestras vidas... seamos Jedi o no.

En este momento, estalla un alboroto al fondo del público. Las cámaras apuntan en esa dirección y vemos una escuadra de veinte o más miembros del personal militar thaereiano rodeando a un grupo de tres humanos. Se extraen grilletes y los tres humanos son reducidos y arrastrados fuera del lugar, mientras gritan “¡Abajo el Canciller Supremo!” Cuando la cámara regresa a Wren, parece algo más pálida que antes, pero recupera el color mientras fuerza una sonrisa y comienza a hablar de nuevo.

Parece que tenemos tres separatistas menos en el sistema, gracias a la Armada Thaereiana. Deberíamos estar... agradecidos de que estén aquí ayudándonos a mantener la paz. Si da la impresión de que su presencia actual en el sistema es mayor que antes, es debido a que la guerra ha aumentado por toda la galaxia, y nosotros, al igual que todos los demás, necesitamos protección. El Senado fue tan generoso como para nombrar hace algún tiempo a Thaere como protector de Cularin, y el hecho de que tengamos un protector es algo por lo que deberíamos estar agradecidos. Puede que la nave en la que nos encontramos no sea la nave que hubiéramos elegido, pero es más fácil ir a Coruscant en una nave que caminando.
¿A dónde vamos, entonces? ¿Qué hacemos? ¿Qué va a pasar con la galaxia? Amigos míos, me gustaría poder decíroslo. De verdad que me gustaría. Lo que sé es esto: Lo que más importa, a todos nosotros, es la preservación de nuestro estilo de vida. La República es fuerte. La República es amable y generosa. La República funciona. Nuestro mejor interés es mantener la República intacta, y mientras siga siendo senadora por Cularin, permaneceré con los lealistas. Nuestros ejércitos, liderados por los sabios Jedi, son rápidos y eficaces y vencerán a los ejércitos droide de los separatistas.
No podemos permitir que la República se fragmente. No podemos quedarnos quietos y ver cómo algo que ha perdurado durante mil generaciones se desvanezca porque un puñado de locos con exceso de orgullo crean que pueden hacerlo “mejor”. Las lecciones que hemos aprendido, las cosas que hemos visto, las victorias que hemos ganado como parte de la República... todo eso es lo que puede perderse. Todo eso es lo que perderemos si los separatistas logran desgarrar nuestra querida República.
Así que os digo esto: Mientras estoy aquí de pie ante vosotros, estoy sirviendo a la República. Soy leal a la República, al Senado, y al Canciller Supremo Palpatine. Lucharé por preservar aquello que me habéis encargado representar, no sólo porque creo que es lo correcto, sino porque es la misión que he recibido de vosotros. Encontrad formas de apoyar a la República. Haced lo que podáis. Pero tened cuidado. Seguimos pilotando una nave pequeña, y la galaxia es mayor de lo que cualquiera de nosotros haya imaginado.
¡Larga vida a la República!
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