viernes, 27 de mayo de 2016

Recuerdos de la vida


Recuerdos de la vida
Morrie Mullins

San Herrera y Nia Reston son dos jóvenes humanos con la mejor de las intenciones, que siguen lo que ellos perciben como la voluntad de la Fuerza... aunque no al estilo Jedi.
Los últimos meses, con las aventuras que han vivido, les han dado mucho sobre lo que reflexionar, y el tema de la mortalidad planea pesadamente en las mentes de muchos habitantes de Cularin. En este texto –su intento de un ensayo académico- San y Nia discuten el significado de “muerte”, lo que comúnmente se entiende como tal, al tiempo que sugieren que podríamos entenderla mejor en términos de la Fuerza.

***

Tesis: En este ensayo, presentaremos la posición de que la muerte no es bien comprendida por los ciudadanos de la galaxia, que existen diversos errores de concepto y falsedades flagrantes, y que una perspectiva diferente puede servir para que los individuos estén mejor capacitados para tratar con la dura realidad de la muerte. Presentaremos una de esas perspectivas y las ventajas que puede ofrecer.

Lo que comienza, termina.
Lo que nace, muere.
Todo lo hecho puede deshacerse.
La oscuridad carece de significado sin luz,
Y para todos los seres vivos
existe el definitivo
silencio.[i]

La galaxia es ancha, y la variedad de especies es casi incontable. Hutt y humanos, verpine y vuvrianos... las diferencias de un sistema estela a otro, incluso de un planeta a otro, pueden ser asombrosas. Y sin embargo, a pesar de todas las diferencias que existen entre las personas[ii] hay un punto en común. Todos los que vivimos moriremos algún día.
De niños, no comprendemos la muerte. Es un espectro, una amenaza que carece de significado para nosotros. ¿Quién muere? Nosotros no morimos. La gente habla de morir, ¿pero es real? Por supuesto que no, porque nosotros no hemos muerto nunca, ni tenemos planeado hacerlo.
La mente de un niño es incapaz de comprender el concepto de su propia desaparición. Algunos miran a los niños y los envidian; qué afortunados sin saber que algún día moriréis.
Otros miran a los niños y los compadecen; una lástima, que el niño crea en algo que nunca podrá suceder. Una lástima que un día el niño descubrirá, como lo hicimos nosotros, que la vida termina, que todo lo que vemos y conocemos y experimentamos un día simplemente dejará de existir para nosotros.
Lanzamos esta pregunta: ¿Quién debe ser envidiado, y quién compadecido? Podríamos decir que los “adultos”, en los dos ejemplos anteriores, son de hecho los que deben ser compadecidos, ya que los adultos han llegado a una comprensión de la “muerte” que es inherentemente errónea.
¿Significa eso que los niños deban ser envidiados? No. A esos niños se les enseñará la “verdad” de la muerte de boca de adultos, muchos de los cuales poseen una comprensión errónea de lo que significa la muerte. Aprenderán a temer a la muerte. Aprenderán que la muerte es algo “malo”, en lugar de una parte natural de la vida. Llegarán a ver la muerte como un final, en lugar de simplemente otro paso en lo que inherentemente es una progresión natural.
Ésta es una época en la cual muchos, en Cularin y en toda la galaxia, estamos pensando en el significado de la muerte. Conforme se recrudece la guerra, nos enfrentamos a diario con informes de campos de batalla en mundos lejanos, imágenes de naves disparando a otras naves entre campos de pacíficas estrellas que no cambian sin importar lo que nos hagamos unos a otros. Incluso aquí, perdemos a aquellos que queremos y respetamos, y muchos ven tales muertes con tristeza. En un reciente funeral, la Madre Doriana pronunció unas palabras durante del acto -que fue tratado no como un momento de lamentaciones sino como una celebración de una vida bien vivida- en las que dijo lo siguiente: “Esto no trata [del muerto]. Eso lo aprendes cuando ves muchos de estos. Casi nunca se trata de lo que habría querido la persona que se ha ido. Se trata de lo que necesita la gente que sigue viviendo.”[iii]
¿Pero qué necesitan los vivos? ¿Qué es necesario para permitirnos “enfrentarnos” a la muerte?
Tal vez la parte de la muerte que resulta más difícil de superar para muchos individuos es la sensación de vacío, de pérdida, que resulta cuando alguien que ha sido parte de nuestras vidas deja de existir de pronto. Desde luego, hay elementos de temor y de incertidumbre entrando en juego: si la persona ya no está aquí, ¿a dónde ha ido? ¿Simplemente ha dejado de existir? Y si es así, ¿no viola eso las leyes básicas de la física?
En este instante, puede que os mostréis escépticos. ¿Cómo podría la muerte violar una ley de la física? Bueno, pensad en esta afirmación, considerada como axioma básico por todos los estudiantes de ciencias de la galaxia: La materia y la energía ni se crean ni se destruyen; sólo pueden cambiar de una forma a otra.
Cuando una criatura viva muere, se vuelve inanimada. Toda la energía que estuviera almacenada en ese cuerpo se pierde. Se pierde. No se destruye. Sin embargo, incluso “perder” posee connotaciones inexactas, ya que la energía no puede perderse sino que sólo cambia de una forma a otra.[iv]
Para comprender la muerte, entonces, uno primero debe comprender que no es realmente una “pérdida” de nada. Simplemente es una transformación de la energía que proporciona la esencia vital del individuo de una forma a otra.
La Fuerza como Energía. Aunque no somos Jedi, encontramos que muchos de sus textos (al menos, aquellos que están disponibles para el público general) son de gran interés y nos ayudan a comprender el significado de la muerte. Cualquier estudiante de la Fuerza probablemente recuerde las palabras del Maestro Jedi Ood Bnar, que describió la Fuerza como un “campo de energía místico” que rodea a todos los seres vivos.[v] Nosotros sugerimos que esta es la energía presente en cada uno de nosotros, la que nos anima y nos da nuestra individualidad, y que cuando nuestros cuerpos nos fallan, esta energía cambia de forma y se vuelve a fusionar con la Fuerza, sirviendo para mantener unida la galaxia.
El significado de esto debería quedar claro inmediatamente. Quienes somos –quienes somos en realidad, si debemos entendernos a nosotros mismos en el contexto de la galaxia y no de forma limitada y egocéntrica- no es el cuerpo que los demás ven. Ese cuerpo es carne, que envejece, se marchita, y muere. Eso es un recipiente, un contenedor, y además uno que no siempre sirve especialmente bien a su cometido. Granos, espinillas, olores embarazosos en momentos inoportunos... son reflejos del cuerpo que habitamos, no de la persona que somos. La persona que somos existe en el interior. No en las entrañas del individuo, sino en la energía que nos recorre, que nos hace parte de algo más grande que nosotros mismos.
La clave para entender la muerte (y la vida) es darse cuenta de que todos tenemos la Fuerza en nuestro interior. No todos nosotros somos Jedi. No todos nosotros podemos siquiera sentir la Fuerza, la mayor parte del tiempo. Pero está ahí. Es lo que nos convierte en algo más que simples montones de materia que van moviéndose por la vida. Está dentro de todos nosotros, y somos parte de ella, y cuando morimos, la energía que nos permitía vivir no deja de existir sin más. Vuelve a fusionarse con la Fuerza, y el individuo se convierte en parte del todo... del que, para empezar, nunca llegó realmente a separarse.
El Código Jedi lo entiende así, aunque no vaya lo suficientemente lejos como para explicar sus palabras. En última instancia, la clave para comprender y enfrentarse a la muerte es darse cuenta de que no es algo que deba ser temido; es parte de quienes somos. Durante un tiempo, una pequeña parte de la Fuerza establece su residencia dentro de nuestros cuerpos. Los cuerpos, inevitablemente, fallan. La Fuerza continúa. Por tanto, la muerte no debe ser temida, porque de un modo muy real, “No existe la muerte, sólo la Fuerza”[vi].

[i] Traducido del ithoriano. “Recuerdos de la Vida”, de Soshu Londahl, tal y como fue publicado originalmente en la antología Metafísica Lírica: Oda a un Odon, editado por Soshu Londahl, Publicaciones Coruscani.

[ii] Usamos este término en el sentido más laxo posible; somos conscientes de que algunos lectores verán “persona” como un término humanocéntrico ya que, en básico, “persona” se utiliza a menudo en el habla diaria como sinónimo de “humano”. Nosotros preferimos una comprensión más inclusiva del término, usando “personas” para referirnos a todas las criaturas racionales (y potencialmente no racionales, aunque esto tal vez pueda ser estirar el término más allá de su utilidad) que residen en la galaxia. Si este uso ofende a alguien, pedimos perdón, pero creemos que esta es la menos elitista y la más sucinta de nuestras opciones lingüísticas.

[iii] Fragmento del panegírico de la Madre Dariana en las exequias de una importante personalidad de Cularin, hace seis meses.

[iv] Eso nos obliga a trazar una distinción que, en nuestra opinión, no es del todo exacta, entre el cuerpo físico y las energías que nos mantienen en pie. Volveremos en breve a esa distinción.

[v] Ood Bnar, Lecciones sobre la Naturaleza de la Fuerza; Templo Jedi, Coruscant.


[vi] De “El Código Jedi”.

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