Los problemas nos siguen
Morrie Mullins
La publicación de su tratado
sobre la naturaleza de la muerte, “Recuerdos de la vida”, ha proporcionado un
pequeño nivel de fama a San Herrera y Nia Reston. Lo bastante breve para ser
consumido fácilmente por los lectores de las holoredes, el ensayo ha dejado a
la gente hablando y preguntándose acerca del significado de lo que ocurre
después de que el cuerpo ha dejado de funcionar. Esto ha atraído la atención de
los medios, incluyendo una entrevista con Yara Grugara. San y Nia tenían una
idea sobre cómo podría ir la entrevista. Sin embargo, como suele ocurrir a
menudo, Yara tenía una idea completamente distinta...
San y Nia están sentado juntos en un sofá con un grueso acolchado
y un respaldo muy alto. Están relativamente limpios y presentables, aunque
ambos parecen más que ligeramente pálidos y miran en numerosas ocasiones en
dirección a la holocámara. Yara está sentada en una silla frente a ellos,
manipulando su tableta de datos, revisando notas, y haciendo “Mm-hmm” cada
pocos segundos. Finalmente, levanta la mirada y sonríe.
Yara: Buenas noches y bienvenidos a “El
Ojo de Cularin”. Les habla Yara Grugara, y esta noche tengo el absoluto placer de
entrevistar a dos de las más recientes celebridades intelectuales de Cularin:
San herrera y Nia Reston. ¡Saludad a la cámara, chicos!
San y Nia parecen algo aturdidos, pero se vuelven y saludan con la
mano a la holocámara.
Yara: Bueno, recientemente habéis
causado un buen revuelo con ese pequeño panfleto sobre la muerte, ¿verdad?
¿Cómo se llamaba?
San: Se... hm... titula “Recuerdos de
la Vida”. Pero no es ningún “panfleto”. Es un tratado académico...
Yara: Exacto. Yara cree que todos lo
hemos leído. Una lectura interesante.
Nia: Gracias. En realidad nos
gustaría hablar de...
Yara: Vosotros dos tenéis vidas
interesantes, ¿sabéis? Yara ha puesto a su gente a trabajar para comprenderos
mejor y así poder tener un marco para esta entrevista. Quiero decir, ¿por qué
dos niños tan normales decidirían gastar su tiempo pensando y escribiendo sobre
la muerte?
San: En realidad no somos niños. Yo
tengo veintitrés años, y Nia veintidós.
Yara: Muy jóvenes, para ser tan
macabros.
San: No creo que seamos macabros en
absoluto. Hay muchas formas macabras de escribir sobre la muerte, pero esa no
era una de ellas.
Nia: En realidad era optimista. Quiero
decir, lo es. Optimista. El ensayo. Porque no discutimos que la muerte es mala,
sólo que es algo sobre lo que en realidad no pensamos correctamente. Creo que
los Jedi lo hacen, en cierta medida, pero ya sabe cómo son los Jedi. Predican
mucho a su propia gente, pero no predican demasiado a nadie de fuera. ¿No es
usted una de las personas que dicen que los Jedi no están haciendo lo
suficiente para proteger Cularin? ¿Acaso decirnos cómo enfrentarnos a la muerte
no contaría como ayudar a Cularin?
Yara: Estás sacando de contexto los
comentarios de Yara. Lo que Yara dijo fue que los Jedi han sido demasiado
reactivos... no lo suficientemente proactivos. Pero como ya se ha informado en
otros canales, así como en un anterior informe especial de “El Ojo de Cularin·,
Yara no era ella misma ese día. Posteriores controles voluntarios de
estupefacientes demostraron que alguien había puesto algo en la bebida de Yara,
y mi juicio estaba perjudicado. Yara ofreció todo un espectáculo, y ha pedido
perdón una y otra vez por lo ocurrido. ¡Creedlo, ha habido muchos ruegos y
súplicas para mantener la entrevista que Yara tiene programada dentro de poco
con el Maestro Lanius!
San y Nia parecen poco convencidos.
Yara: Bueno, vosotros habéis hecho vuestra
buena ronda por Cularin, ¿no es así? Tengo entendido que algunos de vuestros
primeros esfuerzos incluyeron organizar misiones de ayuda a los tarasin. ¿Era
eso necesario?
Nia: No, como se pudo demostrar.
Estábamos convencidos de que eran primitivos que necesitaban nuestra ayuda...
San: Ayuda de alguien.
Nia: Exacto. Pensábamos que
necesitaban ayuda para vivir. Resulta que en realidad no la necesitan. Llevan
generaciones viviendo aquí perfectamente. Simplemente asumimos de algún modo
que tenían que tener nuestra ayuda.
San: Realmente desarrollamos parte
de nuestra teoría sobre la muerte basándonos en la Madre Dariana y su...
Yara: Vaya, eso fue más o menos al
mismo tiempo que el Cártel estaba estableciendo su base secreta en Cularin, ¿no?
¿La misma que ellos mismos acabaron haciendo volar en pedazos desde la órbita
cuando se descubrió que el líder en Cularin era un usuario de la Fuerza que
poseía un sable de luz robado?
San: Eso fue por la misma época, sí.
Yara: ¿De modo que os encontrabais en
la jungla al mismo tiempo que el Cártel?
Nia: Mucha gente estaba allí. ¿Está
sugiriendo que tuvimos algo que ver con ellos?
Yara: Bueno, veamos. Vosotros dos
parecéis aparecer en un buen puñado de lugares interesante. ¿No es así? Os
tenemos a los dos llevando suministros a las junglas de Cularin mientras el
Cártel estaba estableciendo su base, ¿correcto?
San: No teníamos ni idea. En serio.
Simplemente estábamos en el lugar equivocado en el momento equivocado.
Yara: ¿Cómo lo de Uffel?
San y Nia se ruborizan y luego se miran entre sí. Yara aguarda
pacientemente una respuesta.
San: Mire, la cosa fue así. Fuimos
allí cuando mucha gente estaba yendo allí, para ver las instalaciones y
descubrir lo que estaba pasando. Y, bueno, se nos pidió nuestra ayuda. Había
unos cuantos grupos de gente ayudando. Éramos nosotros, y unos cuantos más...
estaba Philinda, y... Nia, ¿quién más estaba?
Nia: Oh, claro. De ella sí te
acuerdas. ¿Sabes, Yara? Lleva seis meses llamándola “la caliente”.
Yara: ¿Oh?
Nia: Oh, sí. “Veamos si la caliente
quiere que hagamos algo.” “Llamemos a la caliente a ver si tiene noticias de
algún nuevo trabajo.” La caliente esto, la caliente aquello. Es decir, es mona
y todo eso, pero tampoco es que sea la mujer definitiva. Sólo tiene mucho
carisma.
Yara: Eso suena a celos. ¿Vosotros
dos sois pareja?
San: No.
Nia: Sí.
Se miran entre sí.
San: Sí.
Nia: No.
Yara: Bien. Así que estabais en Uffel
con la caliente y algunos otros que no eran tan calientes. ¿Qué pasó entonces?
Nia: Bueno, alguien decidió que
íbamos a escuchar lo que cada estúpido droide del lugar nos contara, así que
cuando uno de ellos nos dijo que había un grupo de no-droides suelto por ahí
cometiendo actos de sabotaje, y, oye, están en la sala de al lado, bueno, alguien
decidió que debíamos ir allí a toda prisa y detenerles. Ya sabes, por el bien
del sistema.
Yara: No funcionó, ¿no?
San: ¿Puedo decir algo? (No espera a que le respondan) Fuimos
mal informados. Creo que todos nos sentimos bastante estúpidos cuando atacamos,
y se trataba de algunas de las mismas personas que nos habían estado ayudando
cuando llevábamos suministros a los Tarasin. El droide nos engañó para que nos
mataran, o para que matáramos a parte de la gente que en realidad se encontraba
allí para capturar al droide.
Yara: ¿Lugar equivocado, momento
equivocado?
Nia: Desde luego. Y escuchar a la
gente equivocada. Bueno, a los droides.
Yara: Entonces, ¿qué pasa cuando un
droide muere?
Durante unos segundos, San y Nia no dicen nada. No parecen
recordar sobre qué se suponía que trataba la entrevista.
San: Bueno, nada. En realidad no
están vivos, así que no pueden morir.
Nia: No estoy segura. Quiero decir,
que pueden pensar y hablar, y a veces tienes la sensación de que también pueden
sentir cosas. No exactamente del mismo modo que nosotros. Son racionales,
después de todo.
San: Pero son máquinas. La Fuerza no
está en su interior.
Nia: ¿Ves, Yara? Esto es algo en lo
que no estamos de acuerdo. Todo el tema de “¿qué es la vida?” Él cree que si
algo no tiene alguna especie de proceso orgánico desarrollándose, si no respira
o tiene latidos o algo, entonces no está realmente vivo. Y yo creo que es
estúpido, porque hemos visto tantas clases distintas de vida que realmente no
podemos decir que sólo por el hecho de que algo es diferente no está vivo o no
tiene la Fuerza en su interior.
San: Sólo que los droides no nacen,
se fabrican.
Nia: Según esa lógica, los clones no
están vivos, ya que se fabrican en tanques. ¿Entonces no existe la Fuerza en
los clones?
San: Yo no he dicho eso.
Nia: ¡Sí lo has dicho!
San: Que no.
Nia: ¡Que sí!
Yara: Niños, todo esto es muy
interesante. ¿Por qué no escribís alguna vez otro ensayo sobre la posibilidad
de que la Fuerza exista en un droide, y así tendremos otra de estas fascinantes
charlas? Sin embargo, por ahora, habladme de Tilnes.
San: Hmm... ¿Realmente debemos?
Yara: ¿Por qué? ¿Estaba la caliente
allí?
Nia suelta un gruñido y aparta la mirada.
Yara: Tomaré eso como un sí. De modo
que estabais en Tilnes cuando la base secreta del Cártel fue descubierta, así
como la base secreta thaereiana.
San: Cuando lo dice de ese modo,
realmente no suena muy bien, ¿verdad?
Yara: No sé a qué te refieres.
San: Mire, creo que usted ha hecho
sus deberes. O su equipo lo ha hecho. Y tiene razón. Una de las razones por la
que escribimos lo que escribimos fue porque necesitábamos encontrarle sentido.
A la muerte, quiero decir. Porque parece aparecer cuando estamos cerca.
Yara: Los problemas os siguen, ¿no?
San: Supongo que sí. Le avisaremos
si escribimos ese texto sobre los droides.
Yara sonríe. La sintonía de “El Ojo de Cularin” suena de fondo, y
vemos cómo la imagen funde en negro.
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