jueves, 7 de mayo de 2009

Ascensión y caída de Darth Vader (XVII)

Capítulo 14

Darth Vader se había encontrado con la hija de Bail Organa, la princesa Leia, en varias ocasiones en los últimos años. La primera vez había sido en Coruscant, antes de que ella llegase a ser senadora, cuando ella y su padre esperaban en fila una recepción para conocer al Emperador en el Palacio Imperial. Como la mayoría de la gente, ella había temblado en presencia del Emperador, y no había dado a Vader ninguna razón para pensar que pudiera suponerle ningún tipo de amenaza. Más recientemente, le había visto a ella y a uno de sus oficiales, el capitán Antilles, en el planeta Ralltiir, donde la princesa había dicho estar trabajando como embajadora de buena voluntad, esperando entregar suministros médicos al Alto Consejo de Ralltiir. Debido a que sus movimientos recientes la habían situado en zonas donde había actividad rebelde, Vader se aseguró de que su antigua corbeta corelliana –los imperiales le habían dado su apodo de “Burlador de Bloqueos” debido a sus capacidades evasivas- no abandonase Ralltiir sin un pequeño dispositivo de rastreo como polizón.
Tras descubrir que los rebeldes habían atacado un convoy imperial en el sistema Toprawa, Vader viajó allí con rapidez. Se encontraba en el puente del destructor imperial Devastador, en la órbita de Toprawa, junto a su ayudante, el comandante Praji, quien vestía su uniforme negro, cuando un pequeño punto que indicaba una nave que se acercaba apareció en una pantalla sensora. Aunque la nave no estaba transmitiendo un número de identificación, una señal de rastreo indicaba que se trataba del burlador de bloqueos de la princesa Leia.
Vader no estaba sorprendido.
Segundos más tarde, un oficial de comunicaciones imperial levantó la vista de su monitor.
-Comandante –dijo-, se están enviando señales codificadas desde el planeta.
Vader giró su casco para mirar a Praji.
-Esa nave que acaba de entrar al sistema –dijo-. Deténganla.
Praji se trasladó a una consola de comunicaciones para abrir un canal al burlador de bloqueos y habló en un comunicador.
-Nave no identificada. ¡Deténgase de inmediato y prepárense para búsqueda e interrogatorio de seguridad!
-Aquí el Tantive IV –respondió una voz masculina por el comunicador, y Vader inmediatamente reconoció al hablante como el capitán Antilles-. Tenemos una malfunción extravehicular. Una unidad de mantenimiento está trabajando en ella ahora. –Después de un momento de pausa, Antilles continuó-. Somos una nave consular en misión diplomática y abandonaremos este sistema tan pronto hayamos efectuado las reparaciones.
El comandante Praji miró a Vader, quien hizo un único gesto afirmativo con la cabeza.
-Damos acuse de recibo de sus transmisiones, Tantive IV. El Devastador no abrirá fuego. Mantenga su curso actual y prepárese para recibir investigadores imperiales.
Pocos segundos después, Antilles respondió.
-Crucero imperial Devastador, estamos en misión diplomática y no vamos a detenernos ni retrasarnos.
Praji examinó rápidamente una pantalla sensora.
-El Tantive IV ha alzado sus escudos de energía y está acelerando para salir de órbita.
-Tras ellos -ordenó Vader, seguro de que el burlador de bloqueos no escaparía.
Mientras los motores del Devastador rugían al cobrar vida, Praji volvió a hablar por el comunicador.
-Tantive IV, aquí el Devastador. Nuestros sensores indican que ha interceptado transmisiones ilegales en este sistema solar. ¡Deténganse o abriremos fuego!
-Disparen para un daño mínimo -dijo con calma Vader cuando vio que el burlador de bloqueos mantenía su rumbo.
Los cañones del Devastador lanzaron largos rayos de disparos de energía que martillearon sobre los escudos de la pequeña nave fugitiva. Un instante después, los motores del Tantive IV refulgieron y la nave se desvaneció en el hiperespacio.
Todos los espaciantes sabían que es imposible rastrear a otra nave a través del hiperespacio, la dimensión que permitía el viaje a una velocidad superior a la de la luz.
En el Devastador, el comandante Praji consultó una pantalla sensora para localizar el dispositivo rastreador.
-Lord Vader, se dirigen al sistema Tatooine.
¡Tatooine! Vader aparentó seguir impasible, pero tras su máscara apretaba los dientes y la sangre le hervía. Sólo con pensar en Tatooine un pequeño aluvión de desagradables recuerdos le invadió.
-Establezca un curso -dijo Vader, recuperando la compostura.
-Sí, mi Señor.
Para cuando el Tantive IV llegó al sistema Tatooine, el Devastador estaba justo tras él. El burlador de bloqueos estaba devolviendo el fuego cuando llegaron a la órbita de Tatooine, pero estaba siendo abrumadoramente superado por la potencia de fuego del destructor estelar imperial. Después de que el destructor estelar hiciera volar el conjunto de sensores primario del burlador de bloqueos y el proyector de escudo de estribor, la nave más pequeña quedó efectivamente paralizada.
Un rayo tractor imperial atrajo al Tantive IV hacia el hangar principal del Devastador, y soldados de asalto armados con rifles bláster fueron enviados a la nave capturada. Varios soldados de asalto fueron derribados por la tripulación del Tantive IV cuando entraron, pero el flujo constante de implacables soldados imperiales con armaduras blancas consiguió asegurar la nave en cuestión de minutos.
Cuando la batalla de blásteres hubo terminado, Darth Vader abordó el Tantive IV. Los pasillos de paredes blancas mostraban quemaduras, el aire era pesado con el aroma del humo de los blásteres, y el suelo estaba cubierto por los cuerpos tanto de los soldados de asalto caídos como de las tropas rebeldes. Vader avanzó por el pasillo como una malevolente sombra.
El capitán Antilles había sobrevivido al asalto imperial y fue escoltado por soldados de asalto al foro de operaciones de la nave, donde Vader le estaba esperando. Vader rodeaba el cuello de Antilles con sus dedos cubiertos con un guante negro cuando un oficial imperial irrumpió presuroso.
-Los planos de la Estrella de la Muerte no están en la computadora. -anunció.
Vader giró su visor para mirar al capitán Antilles.
-¿Dónde están esas transmisiones que habéis interceptado? -Sin esfuerzo, el Señor del Sith alzó lentamente su brazo y levantó a Antilles del suelo-. ¿Qué habéis hecho con esos planos?
-No hemos interceptado ninguna transmisión -respondió Antilles, jadeando-. Aaah... ésta es una nave consular, en misión diplomática.
Vader apretó con más fuerza.
-Si ésta es una nave consular... -dijo-, ¿dónde está el embajador?
Cuando Antilles no respondió, Vader decidió que el interrogatorio había terminado. El Señor Oscuro dio un fuerte apretón, rompiendo instantáneamente el cuello de Antilles. Vader arrojó el cadáver contra la pared, y se volvió hacia un soldado de asalto.
-Comandante -dijo-, registre a fondo esta nave hasta que encuentre esos planos, y tráigame a los pasajeros. ¡Los quiero vivos!
Minutos después de que las tropas de asalto comenzasen su búsqueda de pasajeros, Vader fue informado de que la princesa Leia había sido capturada.


-Darth Vader -dijo Leia dirigiéndose a su captor. Sus muñecas estaba sujetas con esposas e ignoraba a los numerosos soldados de asalto que también se encontraban en el estrecho pasillo del Tantive IV-. Sólo tú podías ser tan osado -continuó, mirando valientemente a las oscuras lentes del casco del Señor del Sith-. El Senado Imperial no te perdonará esto. Has atacado a una nave diplomática...
-No finjáis sorpresa, alteza -interrumpió Vader-. Esta vez no ibais en misión de paz. En esta nave se han recibido transmisiones de los espías rebeldes. Quiero saber qué ha sido de los planos que os enviaron.
-No sé de qué me estás hablando -repuso secamente Leia-. Soy miembro del Senado Imperial y voy en misión diplomática a Alderaan...
-Vos formáis parte de la Alianza Rebelde... sois una traidora -bramó Vader-. ¡Lleváosla!
Conforme los soldados de asalto conducían a Leia desde su nave al destructor estelar, un oficial de uniforme negro y nariz aguileña llamado Daine Jir se puso junto a Vader y siguió al Señor del Sith en su camino por el pasillo, buscando cualquier indicio que le condujera a los planos robados.
-Es peligroso retenerla -dijo Jir con franqueza-. Si llega a saberse, puede provocar simpatía hacia la rebelión en el senado.
-He comprobado su conexión con los espías rebeldes -dijo Vader sin un asomo de preocupación-. Y ella es lo único que tengo para dar con la base secreta.
-Morirá antes de decir nada -añadió Jir, conocedor de la reputación de la princesa.
-Deje eso de mi cuenta -dijo Vader-. ¡¡Envíe una señal de desastre e informe al Senado de que todos han muerto!!
Cuando Vader llegó a un cruce del pasillo, el comandante Praji le detuvo.
-¡Lord Vader, los planos de la estación acorazada no están en esta nave! Y no se ha hecho transmisión alguna. Pero fue lanzada una cápsula durante la lucha, sin signos de vida a bordo.
-Ella debió esconder los planos en esa cápsula -dijo Vader, sintiendo que crecía su ira-. Envíe un destacamento a buscarla. Ocúpese personalmente, comandante. Esta vez nada nos detendrá.
-Sí, señor -dijo Praji.
-Y envíe destacamentos a asegurar los espaciopuertos del planeta -añadió Vader-. Ninguna nave debe abandonar Tatooine sin autorización imperial.
Vader caminó hacia un ventanal y miró hacia abajo, al planeta arenoso. Parecía tan yermo como lo recordaba.
Y pensar que una vez viví allí... que ese era mi hogar antes de que los Jedi llegaran y me llevaran consigo. Mi madre respiró su último aliento en ese mundo, y durante años sentí esa... pérdida agonizante.
Ahora no siento nada. Este mundo significa para mí lo mismo que una mota de polvo, y todos sus habitantes deberían ser polvo también.

Cuando volvió al Devastador, Vader consideró la posibilidad de que Tatooine podría ser reducido a polvo por la Estrella de la Muerte. Se preguntó si observar la destrucción del planeta arenoso podría reportarle algún placer. Era una posibilidad que no podía descartar.

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