Bill Slavicsek
Page examinó el campamento con sus
macrobinoculares, advirtiendo detalles que otros habrían pasado por alto en el
primer vistazo. Estaban en el planeta Hettsk, en la Región de las Tierras del
Borde. El planeta había sido el escenario de una gran batalla espacial y sobre
la superficie; una batalla que el Imperio había ganado. Por desgracia, en el
proceso habían capturado a dos pilotos de ala-X. La comandante de vuelo Greni y
su compañero de ala Bross, ambos del Escuadrón Oro, habían sido derribados
cuando la batalla estaba finalizando, y los imperiales se apresuraron a
capturarlos. Ahora, correspondía a Page y su equipo la tarea de rescatarlos.
Echó un vistazo a su equipo, repasando mentalmente
sus habilidades y puntos fuertes. Lilla Dade iba con ellos para abrirles camino
y mantener al enemigo a la vista. Idow, Frorral y Vandro estaban allí para
ofrecer músculo y potencia de fuego. Finalmente, Jortan les acompañaba para
administrar cuidados médicos a los dos pilotos si lo precisaban.
Estaban lejos de las guarniciones imperiales que
habían sido establecidas en el núcleo de población de Hettsk. Los pilotos
habían caído en las junglas deshabitadas del lado opuesto del planeta, y un
equipo imperial de reconocimiento había sido enviado para capturarles.
Encontrarles en la densa jungla les costó más tiempo del que habían previsto, y
ahora los imperiales habían decidido detenerse por la noche en lugar de tratar
de abrirse camino entre la oscuridad.
Los imperiales tenían un transporte HAVrA9; una
Fortaleza Flotante.
-Vandro, dame las especificaciones de su vehículo –ordenó
Page en voz baja.
Vandro echó una rápida ojeada a través de sus
propios macros, y luego comenzó a explicar detalles.
-La fortaleza necesita una tripulación de cuatro
miembros, pero en caso de necesidad un único piloto podría manejarla. Normalmente
transporta diez soldados adicionales, y lleva dos cañones bláster pesados. Mi
repetidor podría causarle molestias, pero no llevamos con nosotros ninguna otra
cosa que pudiera llegar siquiera a arañarle el blindaje.
Diez soldados. Ese era el número que Page había
identificado mientras observaba el objetivo. Había contado cuatro soldados de
asalto y seis soldados regulares.
Cuando los imperiales se acostaron para pasar la
noche, advirtió que dos soldados tomaban posiciones de vigilancia en el
exterior del vehículo. El resto estaba a salvo dentro del casco acorazado.
-Frorral, Idow, venid conmigo –ordenó Page mientras
se desabrochaba el uniforme y dejaba caer su cinturón de armas. Frorral gruñó
una pregunta, pero dejó caer sus armas tal y como había hecho su comandante-.
Vamos a rendirnos- respondió Page.
-¿Qué? –exclamó Lilla-. ¡Eso es una locura!
-Es la única forma de conseguir entrar en ese vehículo
repulsor- le dijo Page-. Nosotros tres podemos defendernos en combate cuerpo a
cuerpo. Una vez que comience la lucha, el resto de vosotros llegará corriendo
para echar una mano.
-De acuerdo –aceptó Lilla a regañadientes,
permaneciendo en su lugar mientras Page y los demás comenzaron a avanzar hacia
el campamento imperial.
-Guardadme unos pocos para mí –exclamó Vandro en
voz baja.
Instantes después, Page y sus dos compañeros entraron
caminando al claro donde estaba estacionada la Fortaleza Flotante. Flotaba
silenciosa sobre un campo repulsor invisible, acechando el claro como una
gigantesca babosa acorazada. Los dos soldados eran jóvenes e inexpertos; la
flor y nata de la última generación del Imperio. Justo con lo que contaba Page.
-Alto –exclamó el primero, apuntando a Frorral con
su rifle bláster-. ¿A dónde vais con esa... cosa?
-Nos rendimos –respondió Page con voz tranquila.
Trató de añadir una pizca de desesperación a su voz-. No nos importa lo que
hagáis, sólo sacadnos de este planeta. Cooperaremos, tan sólo salvadnos...
El otro soldado se llevó el comunicador a los
labios y habló por él en voz baja. Page realizó mentalmente una lenta cuenta
atrás, esperando al sonido de la escotilla de la Fortaleza al abrirse. Sabía
que, cuando lo escucharan, sólo tendrían unos pocos segundos antes de que los
soldados de asalto salieran en formación. Pasaron largos segundos, y entonces
se escuchó el sonido. Frorral dio un salto hacia delante, desplegando sus
poderosos músculos antes de que los sorprendidos soldados pudieran disparar.
Ambos cayeron bajo los golpes de los puños de la wookiee.
Mientras la escotilla se abría, Page se movió con
velocidad fruto de la práctica. Sacó una pequeña granada de un bolsillo oculto
y la lanzó por la puerta. La explosión sacudió a los soldados de asalto que
estaban saliendo y arrancó la escotilla de sus bisagras. Idow se apropió de uno
de los blásters de los soldados caídos y derribó a otros dos soldados de
asalto. La rabia y la fuerza bruta de Frorral se ocuparon de los otros dos.
La Fortaleza Flotante comenzó a maniobrar, tratando
de poner suficiente distancia entre ella y los atacantes para poder hacer uso
de sus blásters superiores. Sin embargo, Vandro no quería que nada de eso
ocurriera. Salió a la carga desde la jungla, disparando su bláster repetidor,
consiguiendo un impacto tras otro en los motores repulsores de la Fortaleza.
Lilla atacó desde los arbustos, con la esperanza de acercarse para ayudar a sus
compañeros antes de que la Fortaleza abandonase la zona. Frorral vio que esa
era su señal. Saltó a través de la escotilla con un feroz aullido, dispuesta a
acabar con la lucha antes de que llegara realmente a comenzar. Page deseó para
sí que la wookiee no dejara demasiados destrozos a su paso.
Pocos segundos después, Vandro logró un impacto
decisivo en los motores, y el casco humeante de la Fortaleza chocó contra el
suelo. Frorral salió, sosteniendo en alto orgullosamente los dos cascos de los
pilotos. Page no quiso mirar lo que había dentro de los cascos.
Jortan examinó a los dos pilotos del Escuadrón Oro
mientras Page observaba. El resto del equipo se estaba encargando de la operación
de limpieza.
-Podrían estar mucho mejor, pero también podrían
estar mucho peor –le informó el médico-. Necesitan un laboratorio médico
completo, pero deberían aguantar bien hasta que podamos llegar a un
espaciopuerto de la República.
-Entonces en marcha –exclamó Page. Luego añadió-:
Buen trabajo, equipo.
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