-Su memoria es excelente, señor -responde Luke. De pronto se siente muy incómodo. Cada oficial del centro observa para ver el resultado de este encuentro descuidado con el gobernador general.
-Formaba parte del equipo encargado de capturar a Erling Tredway, ¿verdad?
Luke respira con alivio.
-Estuve involucrado en ese proyecto, sí.
Parnell se da la vuelta, impresionado con su propia memoria.
-Siga con el buen trabajo, coronel.
Luke avanza hacia la parte trasera del centro, ansioso de escapar del escrutinio de Sebastian Parnell y de los oficiales que le observan. Se abre paso rebasando fila tras fila de hombres con uniformes negros que, envidiosos, le estudian de forma disimulada. Finalmente, llega a una puerta abierta guardada por dos soldados de asalto de élite. Una señal de vídeo sobre la puerta reza: “Sólo trabajadores de la sub-instalación”. En el interior, un harapiento twi'lek con una cicatriz en forma de media luna sobre su ojo izquierdo habla con dos generales superiores de plantilla.
Luke busca una terminal de ordenador desocupada. Espera que la información concerniente a Erling Tredway esté disponible en los terminales del Centro de Mando. Por desgracia, siente que sigue siendo objeto de una considerable atención, de modo que puede resultar difícil encontrar una estación de trabajo que le permita la privacidad que necesita.
-No dejes que te molesten -dice un coronel de cara sombría-. Están celosos. El viejo no recordaría la mayoría de sus caras aunque compartiera una burbuja de supervivencia con ellos. Eres uno de los afortunados; te ascenderá a general la próxima vez que te lo encuentres.
-Si alguien de aquí no me reasigna antes a recogida de desperdicios -dice Luke. El coronel tiene los rasgos curtidos de un comandante de campo, pero le falta la pierna izquierda. A pesar de sus modales amistosos, el hombre tiene un aspecto frío y despiadado.
-Parece que necesitas que te echen una mano. ¿Eres nuevo en el Mando?
Luke asiente.
-Nuevo en Tol Ado. He venido aquí desde el Cinturón.
-¿Patrulla contra la piratería?
Luke asiente.
-Quizá pueda ayudarte. Nunca hace daño conocer a alguien que conoce al general.
-Gracias -dice Luke-. Estoy trabajando en un informe de seguimiento de la operación Tredway. El terminal de mi oficina está bloqueado y no tengo el código de autorización adecuado.
-¿Por qué no pides autorización mediante los servicios informáticos centrales?
-Me gustaría terminar el informe antes de que el general Parnell acabe con Tredway -dice Luke-. Quizá no se estremezca tanto cuando vea lo que cuesta.
-Entiendo lo que dices -dice el coronel-. Espera. -Teclea una serie de comandos en su interfaz. Un instante después, un diagrama de pequeños bloques aparece en su pantalla. No tiene más de 500 celdas, pero tiene el doble de emplazamientos de armamento pesado y guardias habituales. En el centro del bloque hay una sala de interrogatorios. A juzgar por las especificaciones del equipo de la sala, los interrogatorios en ese bloque no son placenteros-. Erling Tredway está en el Bloque de la Muerte -informa el coronel-, nivel dos, celda cinco. Eso será la 205.
-¿El Bloque de la Muerte?
-Eres nuevo, ¿verdad? Justo bajo nosotros; al fondo de la central de administración. Será mejor que te des prisa con ese informe, por cierto. Nadie dura más de dos días ahí abajo.
-¿Y luego qué pasa? -pregunta Luke.
-No escapan, eso seguro.
-¡No pueden matar a Tredway!
El viejo coronel estudia cuidadosamente a Luke.
-¿Por qué no?
Luke duda, temiendo que sus prejuicios le hayan traicionado.
-El arresto de Tredway ha causado mucho malestar. Su muerte podría levantar a todo el sistema en una revuelta.
Si la devoción de Sidney sirve de ejemplo del fanatismo de los seguidores de Erling, Luke duda de estar exagerando.
El coronel asiente.
-Cierto. Pero algunas cosas son peores que una revuelta.
-Pero la economía... ¿Como cuáles?
-Ya he dicho demasiado. Termina con tu informe.
Luke estudia al imperial. El viejo ha dejado de hablar, encajando la mandíbula, y ha vuelto a centrar su atención a su videopantalla.
-Gracias por su ayuda -dice Luke.
-Recuerda que me debes un favor.
-Puede contar conmigo -dice Luke. Vuelve a su carro repulsor y sonríe amenazantemente a Gideon y Sidney-. Vosotros dos, al Bloque de la Muerte.
El rostro de ambos palideció adecuadamente.
Siguió el sistema de rampas a través de una complicada serie de espirales y giros. Finalmente alcanzaron un nivel oscuro vacío de tráfico y personal. El único pasillo iluminado se extendía en línea recta al centro del complejo. En este nivel, la prisión consiste en 500 solitarias celdas de aislamiento y una sección de tropas de asalto de primera.
Apareció ante su vista un anodino grupo de puertas grises. Frente a las puertas descansan dos cañones iónicos ligeros. El personal de cada cañón se encuentra frente a sus armas. Un oficial está de pie ante las puertas.
-Formaba parte del equipo encargado de capturar a Erling Tredway, ¿verdad?
Luke respira con alivio.
-Estuve involucrado en ese proyecto, sí.
Parnell se da la vuelta, impresionado con su propia memoria.
-Siga con el buen trabajo, coronel.
Luke avanza hacia la parte trasera del centro, ansioso de escapar del escrutinio de Sebastian Parnell y de los oficiales que le observan. Se abre paso rebasando fila tras fila de hombres con uniformes negros que, envidiosos, le estudian de forma disimulada. Finalmente, llega a una puerta abierta guardada por dos soldados de asalto de élite. Una señal de vídeo sobre la puerta reza: “Sólo trabajadores de la sub-instalación”. En el interior, un harapiento twi'lek con una cicatriz en forma de media luna sobre su ojo izquierdo habla con dos generales superiores de plantilla.
Luke busca una terminal de ordenador desocupada. Espera que la información concerniente a Erling Tredway esté disponible en los terminales del Centro de Mando. Por desgracia, siente que sigue siendo objeto de una considerable atención, de modo que puede resultar difícil encontrar una estación de trabajo que le permita la privacidad que necesita.
-No dejes que te molesten -dice un coronel de cara sombría-. Están celosos. El viejo no recordaría la mayoría de sus caras aunque compartiera una burbuja de supervivencia con ellos. Eres uno de los afortunados; te ascenderá a general la próxima vez que te lo encuentres.
-Si alguien de aquí no me reasigna antes a recogida de desperdicios -dice Luke. El coronel tiene los rasgos curtidos de un comandante de campo, pero le falta la pierna izquierda. A pesar de sus modales amistosos, el hombre tiene un aspecto frío y despiadado.
-Parece que necesitas que te echen una mano. ¿Eres nuevo en el Mando?
Luke asiente.
-Nuevo en Tol Ado. He venido aquí desde el Cinturón.
-¿Patrulla contra la piratería?
Luke asiente.
-Quizá pueda ayudarte. Nunca hace daño conocer a alguien que conoce al general.
-Gracias -dice Luke-. Estoy trabajando en un informe de seguimiento de la operación Tredway. El terminal de mi oficina está bloqueado y no tengo el código de autorización adecuado.
-¿Por qué no pides autorización mediante los servicios informáticos centrales?
-Me gustaría terminar el informe antes de que el general Parnell acabe con Tredway -dice Luke-. Quizá no se estremezca tanto cuando vea lo que cuesta.
-Entiendo lo que dices -dice el coronel-. Espera. -Teclea una serie de comandos en su interfaz. Un instante después, un diagrama de pequeños bloques aparece en su pantalla. No tiene más de 500 celdas, pero tiene el doble de emplazamientos de armamento pesado y guardias habituales. En el centro del bloque hay una sala de interrogatorios. A juzgar por las especificaciones del equipo de la sala, los interrogatorios en ese bloque no son placenteros-. Erling Tredway está en el Bloque de la Muerte -informa el coronel-, nivel dos, celda cinco. Eso será la 205.
-¿El Bloque de la Muerte?
-Eres nuevo, ¿verdad? Justo bajo nosotros; al fondo de la central de administración. Será mejor que te des prisa con ese informe, por cierto. Nadie dura más de dos días ahí abajo.
-¿Y luego qué pasa? -pregunta Luke.
-No escapan, eso seguro.
-¡No pueden matar a Tredway!
El viejo coronel estudia cuidadosamente a Luke.
-¿Por qué no?
Luke duda, temiendo que sus prejuicios le hayan traicionado.
-El arresto de Tredway ha causado mucho malestar. Su muerte podría levantar a todo el sistema en una revuelta.
Si la devoción de Sidney sirve de ejemplo del fanatismo de los seguidores de Erling, Luke duda de estar exagerando.
El coronel asiente.
-Cierto. Pero algunas cosas son peores que una revuelta.
-Pero la economía... ¿Como cuáles?
-Ya he dicho demasiado. Termina con tu informe.
Luke estudia al imperial. El viejo ha dejado de hablar, encajando la mandíbula, y ha vuelto a centrar su atención a su videopantalla.
-Gracias por su ayuda -dice Luke.
-Recuerda que me debes un favor.
-Puede contar conmigo -dice Luke. Vuelve a su carro repulsor y sonríe amenazantemente a Gideon y Sidney-. Vosotros dos, al Bloque de la Muerte.
El rostro de ambos palideció adecuadamente.
Siguió el sistema de rampas a través de una complicada serie de espirales y giros. Finalmente alcanzaron un nivel oscuro vacío de tráfico y personal. El único pasillo iluminado se extendía en línea recta al centro del complejo. En este nivel, la prisión consiste en 500 solitarias celdas de aislamiento y una sección de tropas de asalto de primera.
Apareció ante su vista un anodino grupo de puertas grises. Frente a las puertas descansan dos cañones iónicos ligeros. El personal de cada cañón se encuentra frente a sus armas. Un oficial está de pie ante las puertas.
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