Armaduras de batalla ilegales
Philip Tobin
-¡General Geen, general Geen, cuéntenos una historia de las antiguas guerras! –clamaron los niños alrededor del viejo veterano mientras caminaba por el foro de Salliche. Geen se detuvo y se apoyó pesadamente en su bastón.
-Sí, sí, pero sólo un relato corto.
Los niños gritaron jubilosos, siguiendo a Geen a un banco de piedra cercano donde se sentó y comenzó su relato.
-Hace muchos años, cuando el abuelo de mi abuelo era un general en la Antigua República, había una gran banda de bandidos merodeadores que destruían ciudades enteras, mataban a mucha gente inocente y robaban riquezas inimaginables. Destruyeron todo el espaciopuerto de Wroona, y asaltaron las Cámaras del Tesoro de Narner. Nadie sabía quiénes eran esos terribles guerreros, debido a que sus rostros estaban ocultos tras las frías máscaras de sus armaduras de batalla.
“Y qué terribles eran esas armaduras de batalla. Cada brazo estaba erizado de blásters, cada espalda tenía una mochila propulsora adosada, y cada casco supervisaba la batalla con sensores de puntería y computadoras de seguimiento. De los cinturones de municiones y de las corazas de los hombros colgaban trofeos, y las placas pectorales multicolores llevaban las marcas de bláster de numerosas batallas. Nadie estaba a salvo de esos malvados merodeadores.
-¿Cómo detuvieron a esos bandidos acorazados? –preguntó un niño.
-Ah, justo estaba llegando a eso –respondió Geen con una sonrisa torcida-. A pesar de todas sus grandes armaduras y sus poderosas armas, esos mercenarios fueron completamente destruidos por un caballero Jedi solitario llamado Soonis. Lo que únicamente viene a demostrar que las apariencias externas pueden ser a menudo engañosas...
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