Cris Olson
Tu jefe en Resultados Ejecutivos había evitado responder en detalle en lo relativo a tu destino. Se había ganado tu respeto, por lo que permaneciste paciente y actuaste según lo programado. Al salir del hiperespacio, el código de navegación activa el piloto automático, y tu nave desciende a la turbia atmósfera del planeta Valgauth. Los sensores están en verde mientras los escudos deflectores aguantan firmes contra la fricción atmosférica. La nave planea entre nubes negras y grises que se agarran a ella como parásitos gaseosos.
Al atravesar la capa de nubes, aparece ante ti una escena repulsiva. Montañas retorcidas de escombros cubren la superficie del planeta y llegan hasta el cielo como decrépitos monumentos. Fuegos azules, negros y amarillos crepitan, devorando cualquier residuo combustible. Fuera de la ventanilla flota una atmósfera corrosiva de fluidos de máquinas, deshechos tóxicos y podredumbre biológica. Unas estructuras se materializan frente a tu nave a través de las brumosas precipitaciones. Este es el Patio, tu destino.
El ciclo de aterrizaje comienza mientras te acercas a un conjunto de gigantescos silos de manufactura orbitados por barcazas droide. El exterior blindado de uno de los silos se abre para dejar a la vista un muelle de aterrizaje bañado por luz naranja. Una suave sacudida indica que has tocado tierra, y un delicado brazo mecánico se extiende hacia tu nave, rociando la zona de la rampa con fluidos. Las sirenas indican que todo está despejado después de que los vapores esterilizados se levanten de la nave. Al descender la rampa de aterrizaje, un tufo rancio invade tus sentidos y la tormenta de polución se intesifica mientras las puertas del hangar se cierran. Esperando tu llegada se encuentra, inmóvil, un droide de protocolo verde. Al acercarte a él, cobra movimiento y habla.
-Bienvenido al Patio. Soy A-3T0. Venga conmigo, amigo escoria. -Señala hacia un pasillo-. El Sindicato Uno le espera...
Al atravesar la capa de nubes, aparece ante ti una escena repulsiva. Montañas retorcidas de escombros cubren la superficie del planeta y llegan hasta el cielo como decrépitos monumentos. Fuegos azules, negros y amarillos crepitan, devorando cualquier residuo combustible. Fuera de la ventanilla flota una atmósfera corrosiva de fluidos de máquinas, deshechos tóxicos y podredumbre biológica. Unas estructuras se materializan frente a tu nave a través de las brumosas precipitaciones. Este es el Patio, tu destino.
El ciclo de aterrizaje comienza mientras te acercas a un conjunto de gigantescos silos de manufactura orbitados por barcazas droide. El exterior blindado de uno de los silos se abre para dejar a la vista un muelle de aterrizaje bañado por luz naranja. Una suave sacudida indica que has tocado tierra, y un delicado brazo mecánico se extiende hacia tu nave, rociando la zona de la rampa con fluidos. Las sirenas indican que todo está despejado después de que los vapores esterilizados se levanten de la nave. Al descender la rampa de aterrizaje, un tufo rancio invade tus sentidos y la tormenta de polución se intesifica mientras las puertas del hangar se cierran. Esperando tu llegada se encuentra, inmóvil, un droide de protocolo verde. Al acercarte a él, cobra movimiento y habla.
-Bienvenido al Patio. Soy A-3T0. Venga conmigo, amigo escoria. -Señala hacia un pasillo-. El Sindicato Uno le espera...
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