lunes, 13 de mayo de 2013

Destello de gloria (IV)


Tumbado boca abajo en el follaje por delante del equipo de asalto, Lex Kempo apuntó con sus macrobinoculares al claro de la selva que se encontraba ante él.
-¿Qué ves? -susurró Brixie a su lado.
El campamento de los esclavistas consistía en varias torres de vigilancia, algunos edificios prefabricados y una pista de aterrizaje actualmente vacía para una nave del tamaño de un caza. En el centro del campamento, la tierra y la hierba de la selva habían sido aplastadas y prensadas para dar cabida al gran transporte de carga situado allí. Seres de todos los orígenes estaban siendo trasladados con urgencia a la nave, lo que no era una buena señal.
Kempo masticó lentamente un pedazo de galleta de proteínas de supervivencia mientras seguía observando el campamento a través de los prismáticos.
-Parece que nos superan por siete a uno, más o menos. Hay cuatro torres de vigilancia armadas con cañones desintegradores: dos cerca de nosotros, dos más allá del carguero. El campamento está lleno de matones. ¿Ves ese bunker al lado de la nave? Parece su centro de mando. Todos los sensores, comunicaciones y controles defensivos probablemente estén alojados allí.
-¿Eso de los costados son escotillas?
Kempo frunció el ceño mientras hacía zoom con los binoculares.
-Tienes ojos de láser, niña. Definitivamente son puertos de armas. Eso no importa, ese búnker bien podría estar a medio año luz de distancia. Nos detendrán antes incluso de llegar al carguero.
-No si puedo mantenerlos ocupados -murmuró la voz de Cutter detrás de ellos.
Kempo y Brixie se volvieron al unísono para mirar a Cutter y su bolsa de trucos de magia. En sus manos tenía uno de los explosivos focalizados Mesonics extrañamente cóncavos, del tipo de los utilizados para demoler estructuras. En cuclillas junto a Hugo, Sully Tigereye hizo un gesto con la mano, abriendo los dedos de par en par, y luego cerrándolos en un puño. Kempo resopló con sorna, pero asintió con la cabeza. Confundida, Brixie llamó la atención de Kempo con unos golpecitos en el hombro.
-No estoy familiarizada con esa señal manual -le susurró-. ¿Qué quiere decir?
El explorador le mostró una sombría sonrisa mientras quitaba el seguro del lanzagranadas montado en su rifle desintegrador de soldado de asalto.
-Esto significa que te sujetes tu hermosa cabeza. Estamos a punto de hacer algo de ruido.

***

La esclava se abalanzó sobre Trentacal, con un delgado objeto metálico en sus manos. A pesar de su tamaño, el jefe esclavista podía moverse rápidamente si quería. En cuestión de segundos, tenía sujetos los brazos de la niña. Ella luchaba en silencio contra su agarre, tratando de morderle las manos. Trentacal la contuvo el tiempo suficiente para poder presionar la llamada de emergencia. El espectro y varios guardias armados aparecieron en pocos instantes, justo cuando Trentacal tiró violentamente a la esclava al suelo de la sala.
-¡Estúpidos! ¡Todos vosotros! ¡Se supone que debéis protegerme! -Levantó el cuchillo que había tomado y apuntó con él a la esclava-. ¡Quiero que vaporicéis a esta cosa insolente y nos saquéis de aquí! ¡Y rezad para que mi próximo deseo no sea la cabeza de todos vosotros en una bandeja! -Los guardias sacaron sus armas de energía, apuntando con ellas a la esclava. La hija del embajador soltó un fuerte gritó, tratando de proteger a su hermano de la cruel escena.
Una explosión sorda hizo temblar el enorme transporte. Los ojos de Trentacal se salieron de sus órbitas en silenciosa sorpresa al ver cómo dos de las torres de vigilancia se inclinaban y caían en perfecto unísono.

***

Kempo y Brixie habían llegado sólo hasta la improvisada pista de aterrizaje para cazas del campamento cuando las bocas de varios enormes cañones desintegradores aparecieron de las ranuras en el búnker de mando. Las armas pesadas estaban creando una fulminante cortina de fuego, reteniéndolos allí.
-¡No te muevas! -Brixie todavía estaba tratando de aplicar una envoltura médica a la pierna derecha chamuscada de Kempo. El explorador había sido inesperadamente el primer objetivo del fuerte ataque de fuego bláster.
-¡Mira el tamaño de esas armas! -Kempo chasqueó la lengua indicando su fastidio-. Probablemente las hayan arrancado de alguna nave capital.
-¡A quién le importa! ¿Puedes ver a Hugo y Sully?
Kempo asomó ligeramente la cabeza por la esquina y disparó a un guardia esclavista en el torso, derribándolo al instante.
Vio la familiar mata de pelo despeinado de Cutter mientras se escondía de los disparos de energía provenientes del búnker de mando. Las estructuras prefabricadas detrás de las que se había escondido no durarían mucho tiempo más.
-Hugo está atrapado junto a esos edificios. -Tocó el interruptor de su comunicador dos veces, pero no hubo respuesta. Negó con la cabeza-. No puedo contactar con Sully, pero creo que ha conseguido llegar al carguero.
Cuando Kempo se asomó para mirar alrededor de la esquina otra vez, las armas del bunker estaban apuntando de nuevo a Cutter. Rayos de energía impactaron por todas partes alrededor del experto en demoliciones, haciendo saltar enormes pedazos de las estructuras prefabricadas.
Kempo se volvió hacia Brixie para gritar por encima del estruendo.
-¡Hugo va convertirse en una pequeña masa humeante e irreconocible a menos que hagamos algo para hacer callar a esas armas!
Sorprendida por sus palabras, miró al inexpugnable búnker de mando.
-¿Pero no deberíamos dirigirnos al carguero? ¡Ese es nuestro medio de escapar de aquí!
-Dejar atrás a mis compañeros de equipo no forma parte de mi trabajo.
Kempo dio un paso atrás y empujó algo. El lugar donde se escondían servía como nave de almacenamiento de la plataforma de aterrizaje. Desapareció por un momento en el interior y regresó con una carretilla gravitatoria y media docena de grandes cilindros con prominentes etiquetas de advertencia pegadas sobre ellos.
-Creo que es hora de que ofrezcamos un cálido saludo de los Lunas Rojas a nuestros amigos esclavistas.

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