Tumbado boca abajo en el follaje por delante del equipo
de asalto, Lex Kempo apuntó con sus macrobinoculares al claro de la selva que
se encontraba ante él.
-¿Qué ves? -susurró Brixie a su lado.
El campamento de los esclavistas consistía en varias
torres de vigilancia, algunos edificios prefabricados y una pista de aterrizaje
actualmente vacía para una nave del tamaño de un caza. En el centro del campamento,
la tierra y la hierba de la selva habían sido aplastadas y prensadas para dar
cabida al gran transporte de carga situado allí. Seres de todos los orígenes estaban
siendo trasladados con urgencia a la nave, lo que no era una buena señal.
Kempo masticó lentamente un pedazo de galleta de
proteínas de supervivencia mientras seguía observando el campamento a través de
los prismáticos.
-Parece que nos superan por siete a uno, más o menos.
Hay cuatro torres de vigilancia armadas con cañones desintegradores: dos cerca
de nosotros, dos más allá del carguero. El campamento está lleno de matones. ¿Ves
ese bunker al lado de la nave? Parece su centro de mando. Todos los sensores,
comunicaciones y controles defensivos probablemente estén alojados allí.
-¿Eso de los costados son escotillas?
Kempo frunció el ceño mientras hacía zoom con los
binoculares.
-Tienes ojos de láser, niña. Definitivamente son puertos
de armas. Eso no importa, ese búnker bien podría estar a medio año luz de
distancia. Nos detendrán antes incluso de llegar al carguero.
-No si puedo mantenerlos ocupados -murmuró la voz de
Cutter detrás de ellos.
Kempo y Brixie se volvieron al unísono para mirar a
Cutter y su bolsa de trucos de magia. En sus manos tenía uno de los explosivos
focalizados Mesonics extrañamente cóncavos, del tipo de los utilizados para
demoler estructuras. En cuclillas junto a Hugo, Sully Tigereye hizo un gesto
con la mano, abriendo los dedos de par en par, y luego cerrándolos en un puño.
Kempo resopló con sorna, pero asintió con la cabeza. Confundida, Brixie llamó
la atención de Kempo con unos golpecitos en el hombro.
-No estoy familiarizada con esa señal manual -le susurró-.
¿Qué quiere decir?
El explorador le mostró una sombría sonrisa mientras quitaba
el seguro del lanzagranadas montado en su rifle desintegrador de soldado de
asalto.
-Esto significa que te sujetes tu hermosa cabeza. Estamos
a punto de hacer algo de ruido.
***
La esclava se abalanzó sobre Trentacal, con un delgado objeto
metálico en sus manos. A pesar de su tamaño, el jefe esclavista podía moverse
rápidamente si quería. En cuestión de segundos, tenía sujetos los brazos de la
niña. Ella luchaba en silencio contra su agarre, tratando de morderle las
manos. Trentacal la contuvo el tiempo suficiente para poder presionar la
llamada de emergencia. El espectro y varios guardias armados aparecieron en pocos
instantes, justo cuando Trentacal tiró violentamente a la esclava al suelo de
la sala.
-¡Estúpidos! ¡Todos vosotros! ¡Se supone que debéis protegerme!
-Levantó el cuchillo que había tomado y apuntó con él a la esclava-. ¡Quiero
que vaporicéis a esta cosa insolente y nos saquéis de aquí! ¡Y rezad para que
mi próximo deseo no sea la cabeza de todos vosotros en una bandeja! -Los
guardias sacaron sus armas de energía, apuntando con ellas a la esclava. La
hija del embajador soltó un fuerte gritó, tratando de proteger a su hermano de
la cruel escena.
Una explosión sorda hizo temblar el enorme transporte.
Los ojos de Trentacal se salieron de sus órbitas en silenciosa sorpresa al ver cómo
dos de las torres de vigilancia se inclinaban y caían en perfecto unísono.
***
Kempo y Brixie habían llegado sólo hasta la improvisada pista
de aterrizaje para cazas del campamento cuando las bocas de varios enormes
cañones desintegradores aparecieron de las ranuras en el búnker de mando. Las
armas pesadas estaban creando una fulminante cortina de fuego, reteniéndolos
allí.
-¡No te muevas! -Brixie todavía estaba tratando de
aplicar una envoltura médica a la pierna derecha chamuscada de Kempo. El explorador
había sido inesperadamente el primer objetivo del fuerte ataque de fuego
bláster.
-¡Mira el tamaño de esas armas! -Kempo chasqueó la
lengua indicando su fastidio-. Probablemente las hayan arrancado de alguna nave
capital.
-¡A quién le importa! ¿Puedes ver a Hugo y Sully?
Kempo asomó ligeramente la cabeza por la esquina y
disparó a un guardia esclavista en el torso, derribándolo al instante.
Vio la familiar mata de pelo despeinado de Cutter mientras
se escondía de los disparos de energía provenientes del búnker de mando. Las
estructuras prefabricadas detrás de las que se había escondido no durarían
mucho tiempo más.
-Hugo está atrapado junto a esos edificios. -Tocó el
interruptor de su comunicador dos veces, pero no hubo respuesta. Negó con la
cabeza-. No puedo contactar con Sully, pero creo que ha conseguido llegar al
carguero.
Cuando Kempo se asomó para mirar alrededor de la esquina
otra vez, las armas del bunker estaban apuntando de nuevo a Cutter. Rayos de
energía impactaron por todas partes alrededor del experto en demoliciones, haciendo
saltar enormes pedazos de las estructuras prefabricadas.
Kempo se volvió hacia Brixie para gritar por encima del
estruendo.
-¡Hugo va convertirse en una pequeña masa humeante e
irreconocible a menos que hagamos algo para hacer callar a esas armas!
Sorprendida por sus palabras, miró al inexpugnable búnker
de mando.
-¿Pero no deberíamos dirigirnos al carguero? ¡Ese es nuestro
medio de escapar de aquí!
-Dejar atrás a mis compañeros de equipo no forma parte
de mi trabajo.
Kempo dio un paso atrás y empujó algo. El lugar donde se
escondían servía como nave de almacenamiento de la plataforma de aterrizaje.
Desapareció por un momento en el interior y regresó con una carretilla
gravitatoria y media docena de grandes cilindros con prominentes etiquetas de
advertencia pegadas sobre ellos.
-Creo que es hora de que ofrezcamos un cálido saludo de
los Lunas Rojas a nuestros amigos esclavistas.
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