viernes, 24 de mayo de 2013

Matar dragones (y II)


-¡Por fin! ¡Pensé que no iba a terminar nunca! -dijo Boo mientras recibían la señal de que la última de las abrazaderas de enlace había asegurado el contenedor de carga en el transporte de la barcaza-. Kuat, al habla el transporte DeDé -dijo, silenciando el último tema prohibido por el Imperio de Billi B y la Banda del Paraíso y llamando a la estación-. Estoy enlazado a la barcaza, y me gustaría comprobar la carga antes de irme.
-Adelante, DeDé.
-Está bien, Deen -dijo Boo mientras cortaba la comunicación-. Es toda nuestra. Echemos un vistazo rápido y desaparezcamos antes de que aparezca la verdadera barcaza de transporte DeDé.
Deen entró en la esclusa de aire que conectaba la compuerta de acceso al contenedor de carga.
-¿El generador está bien? -preguntó Boo mientras Deen entraba en la bodega.
-El generador es enorme; realmente no querrás que me pase dos días inspeccionando... Espera un...
-¿Qué?
-He visto moverse algo...
-¡Hola, Deen! -dijo Shannon, apareciendo a la vista-. ¿Es este el generador que querías?
-¡Shannon!
-¿Quién es esta niña? -preguntó Boo.
-Mi prima... Shannon, ¿sabe tu madre que estás aquí?
-Por supuesto que no. Será mejor que nos pongamos en marcha.
-¿Nos pongamos? -dijo Deen-. ¿Qué quieres decir con “nos pongamos”?
-Me uno a la rebelión -respondió ella, arrastrando su ordenador portátil-. Ahora vamos, tenemos que irnos.
-Absolutamente no -dijo Deen-. Tú te vuelves directamente a tu casa.
-¿Cómo? -dijo Boo-. El muelle ha sido despresurizado, y no me emociona demasiado la idea de volver a llamar a los técnicos, hacer que nos desenlacen y vuelvan a presurizar el muelle, explicar el asunto de la niña a los de Seguridad y, a continuación, esperar a que nos enlacen de nuevo. No me gusta nada tener que arrastrar a una pobre niña al peligro, pero no tenemos otra opción. Tendrá que venir con nosotros.
-Tiene razón -dijo Shannon, subiendo a la cabina del transporte-. ¡Cerrad las escotillas y en marcha!
-Pero... -comenzó a decir Deen.
-El transporte imperial estará aquí en... menos de 30 minutos -dijo Shannon, comprobando su crono-. Establece nuestras coordenadas de hiperespacio, camarada -dijo a Boo.
-Me llamo Boo. Ahora guarda silencio, niña, tengo que hablar con la gente de tu madre.
Shannon asintió. Deen estaba en shock.
-Kuat, aquí la barcaza de transporte DeDé. Mi carga está asegurada y estoy listo para partir.
-Afirmativo, transporte DeDé -dijo el controlador-. Puede salir del puerto en cuanto esté listo, gracias por elegir Ingeniería Kuat y tenga cuidado con los drones de reparación al salir.
-No hay problema, Kuat -dijo Boo-, y gracias por todo. -Comenzó a pilotar la barcaza alejándose del muelle-. Esto es casi demasiado fácil –dijo-. Deen, tu tía es la mejor...
-¿Qué ha tenido que ver ella con esto? -preguntó Shannon-. ¡Yo lo organicé todo!
-¿Qué quieres decir con que tú lo organizaste? -preguntó Deen.
-Mamá estaba demasiado asustada para ayudaros; ya lo sabías, Deen -dijo Shannon-. Así que cambié la hora de recogida.
-Y la tía Nell...
-No sabe nada.
Boo estaba asombrado.
-¿La niña organizó esto? Estoy impresionado. Tienes una gran prima, Deen. Aunque habría estado bien si hubiera conseguido que los técnicos llegasen aquí antes.
-Lo siento, Boo, yo, uh, como que me olvidé de cambiar sus órdenes -dijo Shannon-. ¿Cuánto tiempo falta para que podamos saltar?
-Acabamos de superar el alcance del rayo tractor... Déjame que pase más allá de esa nave de transporte... ¡Ah, no, no puedo creerlo!
-¿Qué? -preguntó Shannon.
-¿Ver ahí delante? Esa es la verdadera barcaza de transporte 36DD, que viene a recoger el generador.
-¿Estás seguro? -preguntó Deen.
La luz del comunicador brilló.
-Transporte desconocido -dijo el controlador-, vuelva de inmediato al muelle.
Los tres rebeldes se miraron.
-Sigue adelante -dijo Deen.
-Repito -dijo el controlador-, transporte desconocido, regrese con su barcaza al muelle y no saldrá perjudicado.
-Sí, claro -murmuró Boo.
La nave de transporte imperial se posicionó entre los rebeldes y la salida al espacio.
-¡Rodéala! -dijo Shannon.
-¿Cómo? -dijo Boo-. El Largo Viaje no es ningún caza de combate: enlazado a una barcaza cargada, se mueve como un hutt borracho...
-¿Cuál es su tolerancia de escudos? -preguntó Deen, señalando por la ventanilla al exterior, donde al menos una docena de cazas TIE convergían sobre ellos.
-Oh, qué bonito -dijo Boo-. Ya sabía yo que esto era demasiado fácil.
La luz del comunicador parpadeó de nuevo.
-Transporte no identificado -dijo una voz femenina familiar-, al habla la Controladora Jefe Voorson con su última advertencia. Invierta su rumbo y regrese al muelle 42, o nuestras fuerzas de seguridad abrirán fuego.
-Genial -murmuró Boo-. Deen, ponte a manejar los cañones. Apunta a cualquier cosa que se interponga entre nosotros y la libertad.
-Espera -dijo Deen-, tengo una idea... Shannon, sígueme la corriente -dijo, activando el panel de comunicaciones-. Controladora Voorson –dijo-, suspendan el ataque. Tenemos a su hija. -Le dio un codazo a Shannon.
-¡Mamá, mamá, soy yo! ¡No disparéis! -dijo ella.
El panel de comunicaciones quedó en silencio.
-¿Crees que eso les detendrá? -preguntó Shannon.
Disparos láser rebotaron en los escudos del transporte.
-Ahí tienes tu respuesta -dijo Boo-. ¡Toma los cañones, Deen!
Deen pulsó los botones de disparo. Los pequeños turboláseres lograron golpear a dos TIEs que se acercaban, y tres más quedaron inutilizados por los escombros. Deen siguió disparando.
-Transporte rebelde -dijo Nell Voorson, con la voz afectada por el pánico-, dé media vuelta ahora. Seguridad no le permitirá escapar.
-¡No estamos pidiendo permiso! -gritó Boo, sin dejar de abrirse camino hacia adelante. El panel solar de in TIE rozó sus escudos; el TIE salió volando sin control, chocando con uno de sus compañeros.
-Boo, vamos a quedarnos sin escudos en cualquier momento -dijo Deen, todavía disparando a sus atacantes.
-Barcaza de transporte rebelde -dijo Nell Voorson-, esto no tiene sentido. Deténgase ahora o serán destruidos...
-¡Lo siento, tía, no hay vuelta atrás! -dijo Boo.
-Transporte... ¡Deen! –suplicó Nell-. Deen, piensa en lo que estás haciendo... piensa en Shannon... ¡Seguridad no va a escucharme! –gritó-. ¡No van a dejar que os vayáis!
-Lo siento, tía Nell -comenzó a decir Deen.
-¡Cuidado con los TIEs! -advirtió Boo; el flujo de diminutos cazas continuaba vertiéndose sobre ellos.
-¡Vamos a chocar contra ese transporte! –exclamó Shannon mientras la barcaza imperial 36DD se alzaba ante ellos.
-No si ellos son más inteligentes que nosotros -dijo Boo.
Deen se mordió el labio y Shannon se cubrió los ojos mientras los transportes se acercaban.
La voz de Nell Voorson continuaba pidiendo cordura por el panel de comunicaciones.
Una gota de sudor recorrió el rostro de Boo.
-No creo que ellos vayan a...
En el último momento, el transporte imperial se deslizo por debajo del Largo Viaje. Sus escudos se rozaron, temblaron y se derrumbaron mientras pasaban a toda velocidad junto a la otra nave, hacia el espacio despejado. Cuatro rayos láser de cuatro TIEs diferentes pasaron de largo junto al Largo Viaje mientras Boo tiraba de las palancas de salto; los tres rebeldes contuvieron la respiración cuando las líneas estelares se fusionaron en el borrón del hiperespacio.
-¿Estamos a salvo, Boo? ¿Estamos a salvo? -preguntó Shannon.
-Depende de dos cosas -dijo Boo-. En primer lugar, de si tu madre llamó a Venir o Renegg pidiendo Interdictores...
-Y de si no chocamos con nadie -finalizó Deen.
Shannon se deslizó en el regazo de su primo y apoyó la cabeza en su hombro. Los tres rebeldes permanecieron tensos, en silencio, esperando bien una colisión letal o ser sacados del hiperespacio para caer bajo custodia imperial.
Pasaron unos minutos eternos. Shannon se dio cuenta de que, tanto si vivía como si moría, ya no volvería a ver de nuevo a sus padres; se puso a llorar. Deen la abrazó, secándole las lágrimas y meciéndola.
-Hey -dijo Boo en voz baja-, ya han pasado 30 minutos. Estamos a salvo.
-¿Hemos escapado? -dijo Shannon.
Boo asintió.
-Libres y a salvo, niña. Bienvenida a la Alianza.
-Cosita -dijo Deen-, siento haberte metido en esto...
-Yo no -dijo Shannon, con una gran sonrisa-. Venga, vamos, Deen... Vayamos a matar algunos dragones...

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