lunes, 6 de mayo de 2013

Naves estelares alternativas

Naves estelares alternativas
Stephen Luminati

-¡Bip! ¡Tuit tuit! Gra-bup. Bidi-bidi-bidi zu-bip.
-¡Por el amor del creador, deja de parlotear! Él no entiende tu caótica cháchara.
-¡Bua-zup!
-Y no empieces tampoco a meterte conmigo. La razón de que soporte tus sandeces escapa a mi comprensión.
-¡Bup!
-Oh... ¡apágate! Oh, usted no, señor. Lo siento terriblemente, señor. Como puede ver, en realidad sólo estaba hablando con mi contraparte, aquí presente, cuando mis sensores fueron incapaces de detectar su llegada.
-(Bip hip hip hip hip...)
-¡Soy incapaz de comprender el humor de este R2! Ejem. Señor, permítame presentarme. Soy C-D20, relaciones cibernéticas-humanas. Y este...
Clonc.
-¡Biiiiiip!
-...es mi contraparte, R2-RD, droide astromecánico de especificaciones de naves estelares. El capitán Antilles ha mencionado que usted necesita otro carguero para su siguiente misión, y nos ha asignado para ayudarle. Ponemos a su disposición nuestras capacidades. Las cuales, si me permite decirlo, son bastante extensas. Domino más de seis millones de formas de lenguaje de programación, incluyendo ordenadores de astrogación, inteligencias de diagnóstico, y...
-¡Buap!
-Sí, ahora iba a decirlo, R2. Lo lamento terriblemente, señor, pero Artillería y Suministros parece haberse quedado sin cargueros ligeros YT-1300.
“Sí, señor, ya sé que es el carguero ligero más popular. Sí, señor, ya sé que es infinitamente modificable. Señor... ¡Señor!
“Tranquilo, señor, hay muchos otros cargueros entre los que escoger. Estoy bastante seguro de que encontrará uno de su agrado. Estos ingenieros de naves espaciales son bastante ingeniosos, ya sabe. Vamos, R2... ¿R2?
-Bup.
-¡R2-RD! ¡Deja de reprogramar a ese pobre droide de energía! Ven aquí y conéctate con las bases de datos de naves estelares.
-¿Ba-zuip?
-¡Las que el comandante Dauntarist acaba de mostrarnos, pequeño tonto defectuoso! ¡La razón por la que estamos aquí abajo en este hangar, para empezar!
-Buuup. Bip-bup.
-Eso está mejor. Aquí está. Mire, aquí hay uno que es similar a su YT-1300 en casi todos los aspectos. El carguero medio HT-2200, de la Corporación de Ingeniería Corelliana...
-¿Buwuiipp? ¿Buwuiipp?
-No, R2. Me atrevo a decir que él tampoco parece muy complacido. ¿Hay algo que no le agrade de este modelo, señor?
“Sí, señor. Oh, ya veo. Sí, por supuesto. Yo... Sí, señor. ¿R2? ¿Podrías encontrar en tu base de datos algo que no sea un... “objetivo de piratería garantizado”?
-¿Bueeeep?
-¿Cómo se supone que debo saber qué significa eso?
-Zuip dip bip-ip.
-¡Ya sé que yo soy el droide intérprete, error defectuoso! ¡Tan sólo accede a esa singularidad que llamas memoria y muestra otra nave!
-Ah, si le he entendido bien, señor, encuentra esta opción más aceptable que el carguero medio. Permítame mostrarle un modelo similar del mismo fabricante. ¿R2?
-Me complace que nuestra última selección merezca su aprobación, señor. Nuestro inventario muestra que el Muerte Vorpalina, un Cuestor Starfeld ZH-25, se encuentra en nuestros hangares de naves y está listo para su...
-¡Bup tiru-tiru ga-buip!
-Oh, estoy seguro de que ya han arreglado eso, R2. No reparar la cámara de colisión supondría una imprudente... ¿Señor? ¿Por qué me está mirando de ese modo?
-¡Be buip! ¡Bup tabuip dip!
-¡El capitán Antilles dijo que esa era la última opción! ¡Dijo específicamente que no quería que asignásemos otra nave con un arma ilegal instalada! (Especialmente a otro... ¿qué fue lo que dijo?... “piloto desbocado amante de la velocidad”)
-Kazuip dup fip.
-¡No me importa en absoluto si será divertido o no! Estoy seguro de que el señor no está interesado en esa clase de cohete para rufianes. Yo... ¿Señor? Oh, ya veo. Sí, señor. No, señor. Por supuesto que le daré más detalles, señor. (¿Ves lo que has hecho, R2? Ahora insiste en verlo.)
-Dip bip.
-Muy bien, aunque creo que vamos a lamentarlo. Permítame mostrarle el Arakyd Helix clase Interceptor.


Lo que no sabes...

Debret se quedó mirando al barabel de mandíbula pétrea, una torre de dos metros de alto de músculo y hueso, sin la menor pizca de emociones. No era de extrañar que fueran unos criados tan excepcionales.
-Esperaba encontrarme aquí con Jarafok –le dijo.
El Barabel podía haber sido perfectamente una estatua. Su rifle bláster, cruzado contra su torso, ni siquiera se movía con su pecho al respirar. El silencio mortal entre los dos sólo era roto por los conversores de potencia abasteciendo al Dama Estelar.
Se alejó un paso de su confiable Buscador Starfeld Z-10.
-Espero saber lo que voy a transportar –exigió con los brazos en jarras.
El matón de Jarafok ni se movió.
Una profunda voz resonó desde el otro lado de la bahía de aterrizaje.
-Él tiene sus órdenes, correo Nightmoon. Al igual que usted.
Nunca le habían gustado los quarren, y especialmente este quarren en especial. Nopan era tan atractivo como una babosa marina, e igual de digno de confianza. Conforme se deslizaba por la bahía de atraque, continuó agitando la multitud de tentáculos de su boca mientras hablaba.
-Y haría mejor si las siguiera –dijo con aire rotundo. Tras él, Debret advirtió que un módulo de carga compatible con los modelos Starfeld estaba siendo trasladado con repulsores, sin duda desde los almacenes privados de Jarafok. Caminó lentamente hacia la cápsula mientras la alzaban a su posición. Con un sobresalto, advirtió sorprendida que el módulo carecía de conexiones de soporte vital estándar. Zyom, ni siquiera pudo ver una anilla para esclusa.
-¿Un compartimento de carga sellado? –preguntó Debret. Miró con incredulidad a la cápsula mientras reconocía el revestimiento de aleación de nutorio para burlar a los sensores. Esta cosa tiene una piel más gruesa que mi nave, pensó.
Aunque no pertenecía a una especie telepática, Nopan adivinó sus pensamientos. Sintió cómo su grotesca presencia se acercó.
-Jarafok desea asegurarse de que sus intereses permanecen en secreto, incluso para usted.
Debret sabía que esas tres últimas palabras eran una amenaza. La única forma que tendría durante el vuelo para determinar cuál era su carga, era abrirse paso con un soplete, y esa intrusión sería fácilmente detectada en su destino. Aunque era un intento desesperado, decidió probar un acercamiento más diplomático y forzó una media sonrisa.
-¿Qué? ¿Jarafok ya no confía en mí?
-La confianza de Jarafok no es un término en su contrato con usted, correo Nightmoon.
El intenso siseo de los soldadores termales anunció que la instalación de la enigmática carga estaba completa.
Los tentáculos bucales de Nopan se agitaron en una grotesca imitación de una sonrisa sarcástica.
-Y, en este caso, lo que pueda llegar a saber ciertamente le hará daño.


Caja de Kizbon

Reposando sus botas oscuras en el panel de control de disparo, Larken echó un vistazo a los sensores.
-Ahí viene nuestro muchacho.
Un pequeño destello de luz avisó de la llegada de una nave estelar desde el hiperespacio. El objetivo, si saber que estaba clasificado como tal, cambió suavemente su curso hacia la Estación Espacial Darknon.
En la cabina del Pillaje, Larken se rascó su barbilla sin afeitar. Más fácil que cocer mon cals, pensó. Comprobó el estado de las otras dos naves piratas. El Beneficio y el Confía en mí estaban unos 20.000 kilómetros por delante de él, pero aún seguían protegidos por la tormenta magnética que los hacía invisibles a los sensores. El trabajo de Larken consistía en asegurarse de que su presa no volvía sobre sus pasos en un intento de escapar, aunque secretamente deseaba que el piloto tratase de hacer justo eso. Larken ansiaba desesperadamente derramar personalmente algo de sangre. Hizo un gesto con el pulgar hacia arriba hacia el pozo artillero. Tras la cubierta polarizada de la torreta, un cuerpo corpulento se agitó riendo mientras le devolvía el saludo.
Devolvió su atención a su nueva socia sentada junto a él.
-Gracias por el chivatazo, Sahr. No podríamos haber preparado esto sin ti.
La esbelta figura, vestida con blusa blanca y pantalones negros, se alborotó el cabello rubio tras la silla del copiloto. Sonrió placenteramente.
-Ofrecisteis un precio que no podía rechazar.
Un destello en sus ojos traicionó una segunda intención, pero Larken no la apreció.
El débil círculo en la pantalla del sensor que era el Caja de Kizbon se movía plácidamente hacia Darknon. Sólo estaría fuera del alcance de los sensores de la estación durante otros 10 minutos, pero Larken disfrutaba acechando al ingenuo incauto durante todo el tiempo que fuera posible. De acuerdo con el plan de batalla previsto, el Confía en mí emitió un rápido pulso binario. El Caja de Kizbon estaba ahora en su mejor punto de intercepción.
-¡Tiempo de cosecha! –anunció Larken a las otras naves mientras encendía sus motores. A través del parabrisas, observó cómo florecían las llamaradas de los impulsores de las otras dos naves. Mientras el Pillaje aseguraba el sector de escape, Larken transmitió instrucciones a sus co-conspiradores.
-Recordad, nuestro objetivo tiene una bañera pasada de moda y poco equipada con cápsulas de carga externa. Sois libres de hacer volar por los aires la sección de la cabina, pero dejad la popa libre para el saqueo.
La persecución había comenzado. Aunque el Pillaje aún estaba a 60 segundos del enfrentamiento, Larken notó cómo se le aceleraba el pulso por la emoción de la caza. Lamiéndose los labios, examinó a Sahr, disfrutando de su triunfo.
-¿Le amabas?
Sahr se encogió de hombros mientras las naves de delante se acercaban a distancia de tiro, con las garras extendidas y dispuestas a matar.
Entonces el Confía en mí estalló en una explosión de brillante fuego protónico.
Druug gritó de pánico por el comunicador.
-¡Bak! Es un... ¡Dispárale, estúpido! Ese maldito crotok tiene un...
Esta vez Larken vio los brillantes rayos de luz verde surgiendo de su “indefenso” objetivo, seguidos de una estrella fugaz roja. Larken sabía que ese último proyectil era un torpedo protónico. Druug no llegó a terminar su frase.
El Arakyd Helix viró diestramente alejándose del casco ardiente del Beneficio, y se lanzó a toda velocidad hacia el Pillaje. Sahr agarró la palanca de control de disparo con el rostro desencajado. Los escudos del Helix absorbieron sus disparos perfectamente alineados. Larken trató de alejarse con el Pillaje, esperando dejar atrás la tormenta magnética a tiempo para saltar. Pero el Caja de Kizbon ya estaba casi a tamaño natural en la pantalla de sensores de la nave.
Su altavoz de comunicaciones crepitó.
-Me alegro de volver a verte, Larken. Sahr.
Por primera y última vez en su vida, Larken supo lo que se sentía al estar al otro extremo del cañón de un láser.

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