14
-Vaya, ahora
mismo iba a ver a tu jefe, ¿sabes? –mientes-. Tengo todos sus créditos en mi
nave. ¿Por qué no vienes conmigo y te podré pagar en persona? Así evitamos un
desagradable lío en este estupendo establecimiento, y podré darte unos cuantos
créditos adicionales por tu esfuerzo. ¿Qué te parecen 300 créditos?
El rodiano te
mira perplejo por un instante, baja su bláster y comienza a rascarse la
barbilla con la mano libre.
-Le notka sa
Tolga? –pregunta, agitando ahora su bláster con aire casual.
Por supuesto,
mientras estabas embaucando a este tipo con tu palabrería, has estado ocupado
deslizando tu bláster fuera de su funda y apuntándole con él por debajo de la
mesa. Estás a punto de freír al rodiano cuando ocurre algo inesperado...
No hay comentarios:
Publicar un comentario