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Agitas a ciegas los brazos, tratando de agarrarte a algo mientras caes en las profundidades
del pozo. De algún modo, consigues agarrarte a una piedra que sobresale de la
pared del pozo. Te quedas colgando precariamente, apretándote contra la roca.
Después de recuperar el aliento y calmar tu mente frenética, continúas
descendiendo por el pozo usando cualquier punto de apoyo para pies y manos que
puedas encontrar.
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