15
Sales agachado
del reservado justo cuando el rodiano desintegra la pared detrás de donde
estaba tu cabeza hace tan solo un segundo. Sin embargo, antes de tener tiempo
de disparar de nuevo, la mujer del cabello rubio platino apunta con su propio
bláster a la cabeza del rodiano.
-No creo que
freír a nuestro amiguito sea una buena idea –dice al rodiano-. Si no podemos portarnos
todos educadamente, alguien va a salir herido...
El rodiano
suelta una débil risita y enfunda su bláster. Encogiéndose de hombros, sale del
reservado, receloso del bláster de la mujer que le apuntaba, y se abre camino
hacia la salida entre la multitud de la cantina.
-¿Eres nuevo por
aquí? –te pregunta la mujer-. No, no me lo digas, soy bastante buena
reconociendo a los novatos. Vamos, ¿por qué no te unes a mí en la barra para
echar un trago?
Parece una buena
oferta. Probablemente no sea peligrosa, especialmente porque te ha salvado la
vida. La mujer regresa a su lugar en la barra, y la sigues.
No hay comentarios:
Publicar un comentario