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Te lanzas
atravesando la cortina mientras las crepitantes descargas de energía resuenan
sobre tu cabeza. En una esquina de la alcoba ves la salida trasera.
Atravesándola a toda prisa, encuentras varios callejones traseros que
serpentean por el puerto estelar de Wroona. Platt y su amigo twi’lek Tru’eb
están corriendo por uno.
-¡Pilota con
aire casual, muchacho! –te grita Platt mientras desaparece doblando una
esquina.
Será
mejor que te pongas en marcha antes de que esos soldados de asalto descubran
por dónde te has ido. Corres por un callejón que finalmente te conduce a
la bahía de atraque donde está amarrada tu nave estelar. Con algo de suerte –y quizá incluso la ayuda de la Fuerza- serás
capaz de entregar la tarjeta de datos rebelde a Locus Geen en Salliche...
Fin de la aventura
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