La campaña de Bissillirus
Bill Smith y Ed Stark
Hace mucho
tiempo, en una galaxia muy, muy lejana...
Un pequeño grupo
de luchadores de la libertad –la Alianza Rebelde- lucha contra la opresión del
malvado Imperio Galáctico. La galaxia, en otro tiempo hogar de la sabia Antigua
República, es el escenario de una titánica batalla entre el bien y el mal.
En las
profundidades del espacio, sobre un fondo de estrellas destaca un orbe amarillo
anaranjado; un mundo anónimo, uno de los millones de la galaxia. Un Destructor
Estelar imperial se acerca y se coloca en órbita alrededor del pequeño planeta.
Una lanzadera emerge de la atmósfera del planeta y asciende hacia una de las
bahías de atraque del destructor.
En el interior
de la bahía, una docena de soldados de asalto imperiales se encuentran
alineados en posición de firmes, esperando pacientemente a que desembarque el
pasajero de la lanzadera. Tras un instante de ansiedad, un hombre vestido con
uniforme de oficial de la Armada Imperial desciende por la rampa, flanqueado
por un par de soldados de asalto. Hace una mueca cuando se le acerca otro
oficial, un hombre de menor estatura que recita nerviosamente frases bien
ensayadas.
-Almirante
Heggel, es un gran honor que visite nuestro sistema –dice el oficial, con el
sudor visible en su frente.
El almirante
corta el saludo con un brusco movimiento de cabeza.
-Comandante
Resner, ahorrémonos las formalidades. Es bien sabido que ha habido un
significante aumento de la actividad rebelde en el Sector Trax. ¿Qué pasos
están siguiendo para acabar con la escoria rebelde?
Resner traga
saliva nerviosamente.
-Bundim, señor.
Hemos detectado que Bundim es el centro de las actividades sediciosas de los
rebeldes. Mientras hablamos, una fuerza de pacificación se dirige a ese mundo.
El almirante muestra
la sonrisa fría y calculadora que tantas veces había significado el infortunio
para sus enemigos. Resner no está seguro de si había complacido a su superior,
o si estaba a punto de ser desposeído de su cargo y ejecutado por
incompetencia.
-Un comienzo
prometedor. ¿Pero que hay acerca de consideraciones militares a largo plazo?
¿Suministros, apoyo? ¿Qué ha hecho para construir la infraestructura?
-Bissillirus.
La construcción de una célula rebelde
De acuerdo con la Alianza, esta transcripción
procede de una sesión informativa real ofrecida a jóvenes rebeldes antes de que
se fueran a organizar una célula y una red de información rebelde. Tan sólo los
nombres se han modificado para proteger a los implicados.
Los rebeldes más recientes
El general Cracken lanzó un
suspiro al ojear las fichas de los soldados rebeldes que esperaban fuera de su
oficina.
-Más corderos al matadero
–pensó, con algo más que una ligera amargura.
Estaba cansado. Cansado de ver
hombres y mujeres jóvenes subir en alas-X y alas-Y y cualquier otra cosa que
pudiera volar, y no regresar. Cansado de misiones secretas y espionaje, y
cansado de tantas muertes.
Sacudiendo la cabeza, el general
pulsó el intercomunicador de su escritorio.
-¿Sí, señor? –respondió la
droide recepcionista. La voz sonaba relativamente femenina, pero metálica.
-Que entren, Cuatrodé.
Si es que realmente quieren entrar,
estuvo a punto de añadir.
La puerta se abrió, y entraron
tres hombres y una mujer: Carns Capra, Denis Rygelli, Ben Spax, y Trinna Orani,
todos ellos rebeldes, y jóvenes. Bueno, pensó
el viejo general, mejor enviarlos
informados que a ciegas...
Después de los primeros días,
Cracken fue capaz de clasificar a cada uno de los rebeldes de su nueva
promoción: Capra era el apasionado, preparado para actuar, y para actuar ya. Su
padre había sido uno de los primeros líderes rebeldes y había muerto en
Mantooine, defendiendo los generadores hasta el final. El joven Capra estaba
ansioso por devolver el golpe al Imperio, pero no era estúpido.
Rygelli, o “Reggie”, como le
llamaban sus compañeros de clase, era un técnico: hacía cualquier cosa con
cualquier cosa. Desde que se enroló, había estado trabajando en todo, desde las
naves estelares de la rebelión hasta sus droides cocineros, pero ahora quería
“hacer algo más”. Era cauteloso, tal vez hasta el punto de mostrarse algo
temeroso, pero en el fondo era un buen hombre.
Ben Spax era un enigma. Nadie
sabía de dónde había salido; se rumoreaba que había encontrado la rebelión por
su cuenta. Sin embargo, había superado todas las comprobaciones de los técnicos
de inteligencia de la rebelión, y era un buen luchador; y, por lo que Cracken
había escuchado, un piloto malditamente bueno. El general se preguntaba por qué
Spax quería pasarse a la rama de inteligencia, pero no hizo preguntas.
Y luego estaba Trinna Orani. Era
tan pequeña que el resto del grupo no podía evitar actuar de manera protectora
hacia ella, como si fuera una hermana pequeña. Pero, desde el principio,
Cracken había estado seguro de sus habilidades, y la primera vez que fueron en
grupo a la galería de tiro, el resto del equipo también pudo comprobarlas.
Cracken tenía que admitir que
eran un equipo bien equilibrado. Pero eran tan jóvenes...
Paso Uno: El sistema
-Lo primero que
tenéis que hacer antes de intentar establecer una célula rebelde en un sistema
solar es aprender todo lo que podáis acerca del propio sistema. Todo. Cómo son
los habitantes, qué hacen allí, cómo lo hacen, y por qué lo hacen. Tenéis que
aprender su cultura y su historia. Esto puede ser especialmente complicado en
culturas extrañas a la propia, pero la rebelión trata de enviaros a sistemas
que están principalmente compuestos por aquellos similares a vuestra especie.
Se alzó una
mano. La de Capra.
-¿Sí?
-Señor, ¿se
refiere a que es adicional a nuestra instrucción? –preguntó el joven-. Quiero
decir, antes de irnos, nos informan a conciencia acerca del sistema.
Cracken asintió.
-Por supuesto,
la rebelión os informa, Capra, pero hay tantos sistemas y tantos mundos que la
Alianza no puede mantener información actualizada de todos ellos, especialmente
ahora. El Imperio ha estado poniéndose más estricto y dando más poder que nunca
a sus gobernadores. Hay sistemas de los que no hemos tenido noticias en años.
Trinna levantó
la mano.
-Entonces, ¿cómo
aprendemos, general?
-Cuando os
marchéis de aquí, no lo haréis en una nave estelar de la Alianza, lo que os
señalaría como rebeldes en una misión. Se os dejará en un puerto estelar en
algún lugar y tendréis que conseguir llegar por vuestra cuenta al sistema que
se os asigne. Durante vuestro viaje al sistema en cuestión, podréis visitar
bibliotecas, centros de comunicación, e incluso agencias de viajes imperiales,
y reunir información acerca del sistema al que os dirigís.
Cracken esperaba
algunas quejas en ese momento, y no quedó decepcionado.
-Esto no es solo
para proteger a la Alianza y a vosotros mismos, sino también para proteger al
sistema al que vais –dijo por encima del sonido de sus protestas.
Eso les hizo
pensar. Dejó que lo asimilaran por un instante y luego continuó.
-Claro, sabéis
que organizar una red de células rebeldes es peligroso, tanto para vosotros
como para la Alianza, ¿pero no os habéis parado a pensar en el sistema? Si el
Emperador supiera en qué sistemas estamos tratando de infiltrarnos con nuestros
espías, se pondría aún más estricto en esas zonas.
Paso Dos: La presencia imperial
-El siguiente
paso es aprender todo lo que podáis acerca del alcance de la presencia imperial
en el sistema. A veces, la Alianza sabe por qué el Imperio ha elegido prestar
especial atención a un sistema antes que a otro, pero a menudo ese no es el
caso. Durante vuestros viajes, debéis tratar de averiguar, discretamente, qué
quiere el Imperio en, digamos, el Sistema Beta. ¿Hay recursos valiosos en el
sistema? ¿Es un puerto estratégico? ¿Algún personaje importante lo visita en
sus vacaciones? –El general Cracken se permitió una sonrisa sarcástica-. ¿El
gran moff del sector disfruta especialmente de alguno de los vinos locales?
Los cuatro
estudiantes soltaron una risita. Sin embargo, antes de que Cracken pudiera
continuar, Ben Spax alzó la mano. Su voz era suave y calmada, pero sus palabras
tenían la fuerza del acero.
-Creía que
sabíamos qué quería el Imperio de cualquier sistema: dominarlo y controlarlo;
explotarlo y corromperlo.
Los otros tres
miraron a Spax. Sus camaradas ya lo estaban mirando como si fuera su líder.
Cracken respondió con toda seriedad.
-Has estado
leyendo demasiada de nuestra propia propaganda, Ben.
Antes de que el
joven pudiera sentirse ofendido, Cracken continuó.
-Por supuesto,
sabemos que eso es exactamente lo que quiere el Emperador, pero no puede
tenerlo. Aún no. –El general soltó un suspiro-. Pese a lo vastas y poderosas
que son las fuerzas del Imperio, no son omnipotentes. No pueden estar en todas
partes.
”Cuando
Palpatine tomó el poder, tuvo que delegar su autoridad para mantener el control
de la galaxia. Tuvo que dar a los gobernadores regionales y de sistema una
autoridad casi completa. Algunos sistemas, en ese momento, tenían poca
presencia militar, si es que tenían alguna en absoluto, y algunos permanecieron
así. Palpatine está extendiendo su brazo, apoderándose de ellos, pero algunos
todavía permanecen relativamente libres. Tengo entendido que, antes de que Luke
Skywalker se uniera a la Alianza, Tatooine era uno de esos lugares.
Eso calmó un
poco a la clase. Menciona a un héroe, pensó Cracken, y tendrás
su atención.
Evaluar la resistencia
Tras estudiar las diversas
razones por las que el Imperio podría estar interesado en un sistema, y cómo
expresarían ese interés, Cracken se lanzó a la siguiente lección.
-Evaluad la resistencia, o
resistencia potencial, en un sistema o planeta. Si el Imperio está allí,
haciendo lo que le gusta hacer al Imperio, es muy probable que haya resistencia
de algún tipo, por menor que esta pueda ser.
-General Cracken, ¿siempre hay
resistencia? –preguntó Reggie-. ¿El Imperio nunca toma el poder de tal forma
que no le cause problemas después?
Los demás del grupo soltaron
risitas e hicieron algunos comentarios desdeñosos, salvo Spax, que parecía
estar perdido en sus pensamientos. Cracken esperó a ver si Ben salía en defensa
del hombre más pequeño, pero él se limitó a devolver la mirada al general sin
decir nada.
-Buen punto, y todos haríais
bien en tenerlo en cuenta –dijo el general, mirando con dureza a Trinna y Capra
al hacerlo-. Raramente ocurre, pero en ocasiones la conquista imperial
realmente parece beneficiar a un sistema.
Reggie parpadeó, aturdido, y
tanto Trinna como Capra parecían asombrados: ¡¿un general de la Alianza
defendiendo al Imperio?! Ben Spax se limitó a asentir lentamente.
-A veces, tal vez en una ocasión
de cada diez mil, el Imperio ocupa un sistema que estaba al punto del colapso,
o envía un gobernador que no es tan codicioso o malvado como acostumbran a ser.
Tal vez algún burócrata de la Antigua República que consiguió deslizarse entre
las grietas.
”Generalmente, dejamos esos
sistemas tranquilos... pero los observamos detenidamente. Con el tiempo, la
maldad que representa el Imperio se hace patente y la opresión comienza a
sentirse. Es triste, pero es sólo cuando las cosas están peor cuando podemos
actuar. De otro modo, es bastante posible que la población viera a la Alianza
como el enemigo.
Cracken hizo una pausa para que
el mensaje calara en sus estudiantes. Era tal vez, la primera vez que se daban
cuenta de la realidad de su misión: vivir en mundos donde el Imperio estaba en
su peor momento y luchar por la rebelión de forma secreta y silenciosa, quizá
por el resto de sus vidas.
-Pero continuemos, ¿de acuerdo?
–dijo el general, rompiendo la tensión-. Supongamos que el Imperio no es la
fuerza para el orden y la justicia que el Emperador dice que es. –Cracken vio
que eso volvió a despertar algunas sonrisas-. En ese caso, ¿qué haríais?
-¡Contraatacar al Imperio! –dijo
Capra-. ¡Dejar que la resistencia sepa que estás ahí!
-Una idea buena y sólida –dijo
Cracken, asintiendo-. Y casi completamente equivocada.
La sonrisa del chico se
desvaneció rápidamente.
-Oh, no me malinterpretes, hijo.
Sé que ese es el modo en el que te han entrenado: actuar rápido y contundentemente,
hacer volar algo por los aires, y volver a marcharte. Pero recuerda; vas a
tener que vivir allí. Si comienzas a causar problemas desde el primer momento,
el Imperio tratará de darte caza, y la resistencia, si existe, no tendrá nada
que hacer contigo. ¿Alguna otra idea?
Nadie dijo nada durante un buen
rato, y entonces Spax comenzó a hablar, lentamente.
-Establecer una base de
operaciones. Conocer a los lugareños. Hacer averiguaciones sobre la resistencia
y los sentimientos locales. Si no hay una resistencia organizada, encontrar
grupos que pudieran estar interesados. No descubrirte hasta que estés seguro de
sus lealtades.
Muy de vez en cuando, pensó el
general, hay uno.
-Exactamente –dijo
enérgicamente, tratando de enfatizar el punto-. Tomaos vuestro tiempo.
Vosotros, como miembros de la Alianza, queréis poner las cosas en marcha, pero
no podéis hacerlo si estáis muertos o encarcelados. Ahora, ¿cómo lo haríais?
Capra levantó la
mano con indecisión.
-Tal vez... eh…
¿buscando un trabajo o algo así?
Bien.
-Eso es, Capra, muy bien. No hay
nada mejor que trabajar junto a una persona para que llegue a confiar en ti.
¿Sí, Trinna?
-Estaba pensando que tal vez
podrías abrir una tienda o un bar. De ese modo podrías ver cada día a la gente
y saber quién hace qué.
-Buenas ideas. La del bar es la
mejor. Es asombroso lo que una persona puede decir o hacer cuando está
borracha, y muchos camareros ven más acción que la mayoría de psicólogos. Si
trabajáis en un bar (no recomendaría empezar siendo el propietario de uno;
habría que gastar mucho dinero de golpe) probablemente escuchéis muchas cosas
en poco tiempo.
”Continuando con nuestra tarea,
la siguiente parte de evaluar la resistencia es determinar de qué tipo es.
Algunos grupos de resistencia son simplemente un sentimiento común; mucha gente
reuniéndose y quejándose del Imperio. Otros son del tipo temperamental y
escandaloso; hacer estallar de vez en cuando un depósito de combustible, o
asaltar una patrulla. ¿Sí, Capra?
-Y será mejor que tratemos con
el primer grupo, ¿no, general? –dijo el joven con una sonrisa.
-Tal vez todavía haya esperanza
para ti, Capra. Tienes razón, por supuesto. Aunque queremos que los grupos de
resistencia contraataquen al Imperio, el valor de una célula rebelde de la
Alianza se mide por la información que proporciona. En la Batalla de Yavin, fue
la información lo que permitió la victoria, no únicamente el increíble disparo
del comandante Skywalker.
”Además, los que hablan suelen ser
habitualmente los que piensan. Cuando un grupo que piensa se une para hacer algo, habitualmente tiene un efecto mayor
que un grupo que se limita a atacar a lo primero que se le pone a tiro. Hacer
volar un depósito de combustible puede estar bien cualquier día, pero si se
hace el día antes de que llegue la flota para reabastecerse, puede ser
increíble. Usad vuestras células para transmitir esa información, y seréis los
héroes de la Alianza.
Organización
Algunos días después, Cracken
recibió a su clase para la última sesión informativa programada. Los observó
por lo que sabía que probablemente fuera la última vez, y comenzó.
-El último paso es organizar
realmente la célula rebelde. ¿Alguna idea?
Reggie fue el primero en
responder.
-Bueno, señor, funcionará mejor
si se configura como un circuito en paralelo.
El grupo reprimió risitas entre
dientes.
-¿Podrías explicarlo para el
resto de nosotros que no entendemos esos tecnicismos, Reggie? –preguntó el
general Cracken.
El hombrecito se ruborizó, pero
continuó.
-Si cada célula rebelde está
compuesta por muchas células pequeñas, con varias conexiones en distintos
lugares, si una célula es capturada, el circuito general no se rompe.
Con una ligera risita, Cracken
sonrió.
-Sé lo que quieres decir,
Reggie, y tienes razón. Pero tal vez sea mejor que lo explique de todos modos.
”Las células rebeldes se
construyen con unidades pequeñas y separadas. Cuando lleguéis a un planeta, vosotros
seréis, de hecho, una célula. Entonces deberéis, por separado, contactar con
otros miembros de la resistencia conforme los vais descubriendo. A su vez, vuestros
nuevos miembros deberían realizar contactos adicionales; sin deciros a vosotros
quiénes son esos contactos. Con el tiempo, debería haber toda una red de
células en el planeta y por el sistema. Cada miembro de cada célula sólo
conocería a uno o dos de los demás miembros de la resistencia. De ese modo, si
os atrapan, sólo podéis traicionar a uno o dos más.
Aún había algo de confusión en
la clase, así que Cracken se dirigió a la pizarra en la cabecera de la sala.
-Mirad –dijo-, os haré un
dibujo.
-Aquí podéis ver el valor de la
red de celdas. Si, por ejemplo, capturaran a Reggie, podría traicionar a los
miembros de la Célula 1 y al Miembro de la Resistencia A. Cada uno de vosotros sólo
podría traicionar a los otros tres, y a otro miembro de la resistencia. Desde
luego, con el tiempo el Imperio podría rastrear todo el complejo patrón, pero
para entonces las células ya se habrían desmantelado, dispersado y
reorganizado. En algún lugar, la conexión se rompería. Mientras tanto, las
demás células podrían seguir con su tarea como de costumbre.
Cracken observó los cuatro
jóvenes rostros en la clase. Ellos le devolvieron la mirada, y en ellos vio
ansiedad, determinación y miedo a partes iguales. Sorprendentemente, también
vio mucho de sí mismo a esa edad. Sintiéndose emotivo, el viejo general se
aclaró la garganta y se puso en pie.
-A menos que haya alguna
pregunta –dijo-, esto es todo lo que tengo para vosotros. Partiréis por la
mañana.
Sin decir palabra, pero con
gratitud y excitación en sus ojos, los cuatro futuros líderes rebeldes se
pusieron en pie, se cuadraron, y salieron por la puerta.
-Que la Fuerza os acompañe –dijo
el general en voz baja cuando se hubieron marchado.
Se sentó, se agachó bajo su
escritorio, y sacó una botella de brandy. Estaba a punto de tomar un largo
trago de la botella cuando fue interrumpido por una familiar voz metálica.
-La siguiente promoción a las
6:00, general Cracken.
Golpeó el intercomunicador con
su mano libre.
-¡Lo sé, maldita máquina! –exclamó-.
Tan solo deja que descanse un poco hasta entonces, ¿vale?
Echó la cabeza hacia atrás e
hizo una mueca cuando el fuerte alcohol le mordió el fondo de la garganta.
-Salud, general –respondió la
voz metálica.
Maldita máquina, pensó el general. Oh, bueno, al menos ya no estoy cansado...
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