jueves, 14 de enero de 2016

Almuerzo de negocios

Almuerzo de negocios
Paul Danner

-Buen intento, Odanni –dijo Geffa entre dos humeantes bocados de pez khasva frito-. Pero no vas a conseguir la mercancía, no importa lo bien que me alimentes. –Se detuvo el tiempo suficiente para tomar aliento y señaló el plato-. Aunque debo decir que esto es espectacular.
Odanni miró fijamente al rodiano, entrecerrando sus grandes ojos fijos en él. Su propio cuenco de sopa de especia marina permanecía intacto.
-No necesitas decirme lo buena que es la comida, Geffa. Soy la propietaria de este sitio, ¿recuerdas?
Geffa atravesó con su tenedor otro pedazo de khasva y sonrió.
-Un desafortunado intento de negocio legítimo. Me sorprende que Fathoms aún siga en funcionamiento teniendo en cuenta lo poco que sabes sobre honradez.
Odanni no estaba dispuesta a dejar que le pinchara. Sonrió elegantemente, y dijo:
-No soy yo quien intenta alterar el trato en el último microsegundo.
-Tonterías. Sólo estoy añadiendo un, digamos, “ligero sobreprecio para emergencias”. Estas cosas pasan.
-“Pequeño” no es lo que yo diría para un aumento del 10 por ciento en tu parte. Las palabras que usaría para describir la situación no son especialmente adecuadas para un restaurante familiar.
-Sé que no te gusta, Odanni. Pero no es que tengas demasiadas opciones al respecto. –Geffa la miró lascivamente mientras mascaba otro bocado de pescado-. Sabes que soy el único tratante de especia lo suficientemente grande para cubrir tu pedido.
-¿Así que es eso? ¿O te pago tu ridículo sobreprecio, o me cortas el grifo?
-Supongo que tenían razón. que eres una chica lista.
Odanni sostuvo en alto un pequeño vial lleno de líquido azul.
-Es una lástima –dijo, vertiendo su contenido en el suelo.
Eso picó la curiosidad de Geffa.
-¿Qué era eso?
-Nada, en realidad. Sólo el antídoto para la comida envenenada que acabas de engullir con tu bocaza traicionera.
El rodiano pareció volverse aún más verde. El tenedor se le cayó de los dedos y miró fijamente su comida.
-¡Mientes!
-Supongo que tenían razón. que eres un idiota. –Ella se puso súbitamente en pie-. Me gustaría decir que ha sido un placer hacer negocios contigo. Pero en realidad no lo ha sido.
Geffa trató de levantarse, tratando de alcanzar su bláster.
No consiguió hacer ninguna de las dos cosas.
De pronto, su cuerpo se quedó rígido. Un gorgoteo lastimero escapó de su garganta, y su cuerpo se derrumbó hacia delante sobre el plato de comida.
Odanni dio media vuelta, caminando hacia la puerta. Nollo Kanx permanecía en las sombras del pasillo de entrada, apoyado contra el muro. Ella pasó a su lado con una rápida inclinación de cabeza. Mientras Kanx se volvía para seguirla, murmuró:
-Debe de haber sido algo que ha comido.

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