Almuerzo de negocios
Paul Danner
-Buen intento,
Odanni –dijo Geffa entre dos humeantes bocados de pez khasva frito-. Pero no
vas a conseguir la mercancía, no importa lo bien que me alimentes. –Se detuvo
el tiempo suficiente para tomar aliento y señaló el plato-. Aunque debo decir
que esto es espectacular.
Odanni miró fijamente al
rodiano, entrecerrando sus grandes ojos fijos en él. Su propio cuenco de sopa
de especia marina permanecía intacto.
-No necesitas decirme lo buena
que es la comida, Geffa. Soy la propietaria de este sitio, ¿recuerdas?
Geffa atravesó con su tenedor
otro pedazo de khasva y sonrió.
-Un desafortunado intento de
negocio legítimo. Me sorprende que Fathoms aún siga en funcionamiento teniendo
en cuenta lo poco que sabes sobre honradez.
Odanni no estaba dispuesta a
dejar que le pinchara. Sonrió elegantemente, y dijo:
-No soy yo quien intenta alterar
el trato en el último microsegundo.
-Tonterías. Sólo estoy añadiendo
un, digamos, “ligero sobreprecio para emergencias”. Estas cosas pasan.
-“Pequeño” no es lo que yo diría
para un aumento del 10 por ciento en tu parte. Las palabras que usaría para
describir la situación no son especialmente adecuadas para un restaurante
familiar.
-Sé que no te gusta, Odanni.
Pero no es que tengas demasiadas opciones al respecto. –Geffa la miró
lascivamente mientras mascaba otro bocado de pescado-. Sabes que soy el único
tratante de especia lo suficientemente grande para cubrir tu pedido.
-¿Así que es eso? ¿O te pago tu
ridículo sobreprecio, o me cortas el grifo?
-Supongo que tenían razón. Sí que eres una chica lista.
Odanni sostuvo en alto un
pequeño vial lleno de líquido azul.
-Es una lástima –dijo, vertiendo
su contenido en el suelo.
Eso picó la curiosidad de Geffa.
-¿Qué era eso?
-Nada, en realidad. Sólo el
antídoto para la comida envenenada que acabas de engullir con tu bocaza
traicionera.
El rodiano pareció volverse aún
más verde. El tenedor se le cayó de los dedos y miró fijamente su comida.
-¡Mientes!
-Supongo que tenían razón. Sí que eres un idiota. –Ella se puso súbitamente
en pie-. Me gustaría decir que ha sido un placer hacer negocios contigo. Pero
en realidad no lo ha sido.
Geffa trató de levantarse,
tratando de alcanzar su bláster.
No consiguió hacer ninguna de
las dos cosas.
De pronto, su cuerpo se quedó
rígido. Un gorgoteo lastimero escapó de su garganta, y su cuerpo se derrumbó
hacia delante sobre el plato de comida.
Odanni dio media vuelta,
caminando hacia la puerta. Nollo Kanx permanecía en las sombras del pasillo de
entrada, apoyado contra el muro. Ella pasó a su lado con una rápida inclinación
de cabeza. Mientras Kanx se volvía para seguirla, murmuró:
-Debe de haber sido algo que ha
comido.
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