miércoles, 27 de enero de 2016

Relatos de los Operativos Rebeldes de Cracken

Relatos de los Operativos Rebeldes de Cracken

K'lial Khzrry
K’lial y Diskio Khzrry
Chuck Truett

Documento de Texto: Informe de la Agente Kara Via

K’lial y Diskio se acercaron a los guardias de TGM mientras estos escoltaban a Basal Moor a través del vestíbulo del edificio principal de la empresa.
-Esto es increíble –dijo K’lial, con esa mareante voz suya-, realmente increíble.
-Sí –respondió Diskio-, increíble.
K’lial se abrió camino entre los guardias y rodeó a Basal con dos de sus brazos.
-Mi cónyuge y yo te hemos espiado desde lejos y nos gustaría solicitar el honor de tu consentimiento para un análisis genético completo para tu potencial inclusión en nuestra unidad familiar.

Diskio Khzrry
(Nota de la Agente: Aunque no observé la acción, supongo que fue durante este parlamente cuando K’lial extrajo del bolsillo del jefe de los guardias de seguridad las llaves codificadas para los grilletes de Basal.)

Uno de los guardias apuntó con su rifle a K’lial, mientras otro apartaba al xi’dec de un empujón.
-¿Qué estás haciendo? –preguntó el guardia.
-Me estoy declarando –respondió K’lial-, y si no le importa, ciertamente preferiría continuar mi declaración en privado.
-¿Qué quiere decir con “declararse”? –preguntó el guardia.
-Conoce el concepto de “matrimonio”, ¿verdad? –preguntó K’lial a su vez.
.Sí, pero...
-Bueno, mi cónyuge y yo –interrumpió K’lial, señalando a Diskio, quien hizo una especie de reverencia con su disco corporal- estamos recorriendo la galaxia en busca de seres con alto potencial genético para añadirlos a nuestra trágicamente deficiente unidad familiar.
-¿Cónyuge? ¡Esa cosa ni siquiera es de la misma especie!
-Desde luego que sí –dijo altivamente K’lial, mientras Diskio consiguió ofrecer un aspecto ofendido-, ambos somos orgullosos miembros de la especie xi’dec y protestamos enérgicamente ante cualquier implicación de lo contrario, muchas gracias. –K’lial avanzó hacia el jefe de los guardias de seguridad antes de continuar su discurso.

(Nota de la Agente: Nuevamente, no fui testigo de esto, pero es probable que K’lial usase este momento para liberar a Basal de sus grilletes.)

-Ahora –dijo K’lial, rodeando a Basal con tres de sus brazos-, mi cónyuge en potencia y yo quisiéramos retirarnos a un lugar privado para continuar nuestras negociaciones. –K’lial se volvió hacia Diskio y le hizo un gesto con la cabeza-. Cónyuge, ¿vamos?
Diskio asintió inclinando de nuevo su disco corporal y habló:
-Desde luego, mi gentil cónyuge.
Entonces Diskio introdujo tres de sus brazos dentro de su concha quitinosa.
-Esperen un instante –dijo el jefe de los guardias-. No van a llevarse a nuestro prisionero a ninguna parte.
-Sí, lo haré –replicó K’lial.
-Sí –dijo Diskio, extrayendo la unidad de control remoto de donde la tenía oculta-. El abogado matrimonialista debería llegar en cualquier momento.
-Estoy harto de escuchar estas tonterías –exclamó el jefe de los guardias-. ¡Quedan todos arrestados!
Fue entonces cuando el deslizador terrestre atravesó las ventanas de la entrada del vestíbulo. Diskio extrajo dos blásters de debajo de su concha y comenzó a disparar.
El deslizador se detuvo entre los rebeldes y los guardias de seguridad, y los xi’decs se apresuraron a ayudar al humano a subir a la cabina.
Mientras el vehículo abandonaba el vestíbulo, K’lial asomó la cabeza por la escotilla superior.
-Ha aceptado nuestra propuesta. ¡Estamos prometidos!


“Pimienta” Flarestream: La Última Batalla en Refnar
Ted Stark

Era una historia familiar. Se suponía que los cazas debían retener a las naves imperiales lo suficiente para que los cargueros y los transportes de tropas lograran saltar. Nadie esperaba que ganaran; sólo esperaban sobrevivir.
Pero ese era el primer mando de “Pimienta” Flarestream.
En lugar de establecer una línea de piquete y obligar a los imperiales a dispersarse por ella para llegar a los cargueros y transportes, la comandante de vuelo Flarestream ordenó un cambio en el procedimiento. Desde que el TIE/ln se había convertido en el caza estelar estándar de las fuerzas imperiales, las pérdidas durante las retiradas de la Alianza habían crecido dramáticamente. Podían esperar perder del 60 al 70 por ciento de sus cazas estelares, y al menos el 30 por ciento de sus transportes. A Pepper no le gustaban esas cifras.
Así que, en lugar de establecer un piquete, ordenó a sus pilotos que se colocaran en una formación “superpuesta”. Para los TIEs que se acercaran, presentaría el mismo aspecto (siempre que se conformaran con los visuales y no se preocuparan demasiado de los sensores), pero tendría una diferencia: un ala estaría considerablemente por delante de la otra, permitiendo a la segunda fila saltar sobre los TIEs cuando llegaran aullando.
Ese era el plan.
La primera oleada de cazas TIE llegó rápido y con fuerza, esperando romper la línea del piquete y hacer que los rebeldes huyeran buscando cobertura. Pero la formación superior aún estaba fuera del alcance de sus armas, así que cuando la primera línea se rompió y comenzó la acción evasiva, la segunda atacó. Un grupo de naves obsoletas y desfasadas hizo pedazos las mejores naves que el Imperio podía ofrecer cuando sus pilotos, al darse cuenta demasiado tarde de la trampa, trataron de virar y retirarse. Eran como dianas de feria para los cañones rebeldes. Parecía como si todo hubiera acabado.
Y así era, pero no del modo que la comandante de vuelo Flarestream pensaba.
Dando media vuelta para prepararse para una segunda pasada, Pimienta vio algo que nunca antes había presenciado. Habitualmente, cuando el Imperio atacaba las bases de la Alianza, enviaba una nave de línea con uno o dos escuadrones de TIEs. Los TIEs atacaban los transportes y los cazas estelares, y el crucero de línea permanecía en retaguardia. Pimienta había pensado que ese sería el único modo en que actuarían.
Estaba equivocada. Al parecer, su maniobra había pillado tan desprevenido al comandante de la nave de línea, que desobedeció las órdenes establecidas. Arrojó su crucero a la refriega y, mientras Pimienta observaba, avanzó y abrió fuego sobre los transportes. Un transporte desapareció en una explosión de llamas y escombros. Una y otra vez disparó; una y otra vez las naves de la Alianza explotaban y soldados de la Alianza morían.
Al final, la maniobra de Pimienta salvó casi todos los cazas estelares y más del 70 por ciento de las naves de transporte. Pero nunca pudo quitarse esa imagen de la mente; comprobó que el Imperio poseía más músculo del que necesitaba para ocuparse de la “débil”·Alianza. Todo lo que podía esperar hacer era luchar en una batalla perdida. Con eso, decidió que era el momento de colgar su mono de vuelo.


Una Conversación con el Spek-Man
Ted Stark

Rebelde: Eh, colega, he oído que eres bueno con los droides.
El Spek-Man: Puedes apostar tu blik-clak a que sí. ¿Qué te rebanas?
Rebelde: ¿Eh? Ah... bueno, tengo una unidad R2 con una interfaz de brazo dañada.
El Spek-Man: (avanza para examinar al droide) ¡Blip-ziOOP! ¡Wappittawappittawappitta!
Droide: ¡Ziiping! Whirrr (mueve el brazo un poco, pero se atasca) ¡Click!
El Spek-Man: ¡Wappawappa repugnante forraje de wookiee biwhoop!
Rebelde: ¿Qué? ¿Qué has dicho?
El Spek-Man: ¿Eh? Oh... He dicho: “Parece que vas necesitas remplazar el brazo.” ¡ZuBLAT!
Droide: ¡ZuBLAT!
Rebelde: (se encoge de hombros) Sí. Vale. Lo que sea.


Pertaal Shenvehr: Pregúntale a Argothil lo que quieras
Peter Schweighofer

Los mensajes recibidos por Shenvehr y los que envía en respuesta no están encriptados, sino disfrazados con metáforas y juegos de palabras. El Imperio, las tropas de asalto y los Destructores Estelares se describen con diversas metáforas, a menudo referidas a la armadura blanca de los soldados de asalto o a la característica forma triangular blanca de los Destructores Estelares. Argothil responde muchas preguntas sobre esas “molestas larvas blancas que invaden hogares”, y sobre “misteriosos objetos blancos y triangulares que caen del cielo, como presagios”.
Shenvehr también mantiene un ojo en las noticias galácticas reales, así que sabe qué zonas (y qué peticionarios de ayuda) están en problemas.
Los peticionarios de ayuda que son realmente rebeldes comienzan sus mensajes de la Red de Correo con formas verbales y terminan la primera frase con una exclamación.

Querido Argothil:
Viajando a Brentaal, ¡mi equipaje siempre se pierde en el puerto estelar de Brentaal! Si alguna vez encuentro mi equipaje, los oficiales de aduanas afirman que se lo he robado a alguien. Viajo mucho, y Brentaal es una parada habitual. ¿Cómo puedo evitar este problema?
Molesto en Brentaal

Querido Molesto:
La próxima vez que aterrices en el puerto estelar de Brentaal, quéjate mucho sobre tu unidad R2. Diles que no deja de tararear melodías de holovídeos y que realmente necesitas borrarle pronto la memoria. Simpatizarán contigo.

Traducción:
Cuando llevamos carga o personal vital para la Rebelión a través del puerto estelar de Brentaal, siempre tenemos problemas en la aduana. Confiscan la mercancía y capturan al personal. ¿Cómo movemos personal y material a través de Brentaal?

Respuesta de Shenvehr:
Usad palabras en clave, generalmente una serie de quejas sobre droides y unidades R2 defectuosas. Un partidario rebelde del control del puerto estelar os ayudará.

Shenvehr ha escuchado rumores de capitanes de cargueros que escriben a “Pregúntale a Argothil lo que quieras”, que dicen que ciertas frases en clave alertan a un simpatizante rebelde en el control del puerto estelar sobre las naves que llevan misiones para la Alianza. Algunas frases en clave conocidas se centran en quejas sobre unidades R2.

***
Querido Argothil:
Construyendo una nueva expansión en nuestra casa, aquí en Bestine, ¡nos encontramos con una terrible infestación de insectos con aspecto de larvas, blancos con puntos negros en la espalda! Parecen haber bajado del cielo, como un enjambre. Están por todas partes y no nos dejan tranquilos. ¿Cómo podemos librarnos de ellos?
Infestado en Bestine

Querido Infestado:
Recomendaría usar algunos pesticidas con gran potencia de fuego. Si eso no funciona (o no están disponibles en tu sistema), sugeriría pasarme por Mayorista de Armas de Fuego Palestro, en Wroona, y hacer saltar en pedazos a esos bichitos con unas cuantas granadas insecticidas. Y si eso no funciona, buscaría una nueva casa o me mudaría con los vecinos.

Shenvehr sabe que el mensaje es de una célula rebelde porque comienzan con una forma verbal, “construyendo”, y han terminado esa frase con una exclamación. Shenvehr conoce la actividad en Bestine, publicitada como “medidas anti-terroristas” en la difusión de noticias oficiales, así que la ubicación del remitente le proporciona otra pista sobre la naturaleza del problema.

Traducción:
Estábamos preparándonos para expandir nuestra célula rebelde aquí en Bestine, cuando el Imperio llegó y envió un destacamento de tropas de asalto para acabar con nuestras actividades. ¿Qué hacemos?

Respuesta de Shenvehr:
Tratad de reunir suficiente potencia de fuego para una resistencia armada, o pedid ayuda a la célula rebelde de Wroona; Palestro es su contacto. Si no podéis hacerlo, abandonad Bestine o comenzad una célula en un sistema cercano.


Siro Simito
Chuck Truett

Lo siguiente son fragmentos de un informe preparado por Siro Simito detallando sus actividades durante una carrera de Rally Estelar conocida como el “Paseo Hiperespacial Dahvil-Fodro”.

DÍA UNO – Dahvil
Recientemente se han despenalizado los rallies en Dahvil, así que la multitud de espectadores presente en la zona de salida es el doble de numerosa que en el paseo anterior. Tengo relativamente pocos fans en Dahvil, así que podía caminar sin demasiados incidentes entre la multitud... hasta que el equipo de holovídeo de Ord Dolrass me planta su parafernalia delante de la cara.
-Discúlpeme, Siro –dice la reportera, una humana con maquillaje facial azul-, pero nos gustaría preguntarle acerca de su rivalidad con Seeg. ¿Aún persiste el resentimiento?
Gruño y extraigo mi vibro-hacha.
-Si me vuelve a mencionar ese nombre –exclamo-, le parto en dos.
-Pero Siro –vuelve a decir ella-, Seeg dijo que él...
Tomo mi hacha y cargo con ella contra la cámara droide, rebanándole la lente supertelefoto. La reportera y la cámara droide dan media vuelta y salen corriendo.
La multitud a mi alrededor rompe en vítores. Aunque dependen de los holovídeos para obtener noticias acerca de los rallies, no pueden soportar a los reporteros.
Como de costumbre, Kaini ha realizado un buen trabajo, y nadie de la multitud se da cuenta de que todo ha sido una farsa. Sé que el módulo de datos que debo entregar está oculto en la carcasa de la lente, así que la recojo y me la guardo en el bolsillo. Entonces levanto el hacha por encima de mi cabeza y la multitud vuelve a vitorear.

DÍA TRES – Hiperespacio
El Paseo es una de las carreras más cortas, y consiste únicamente en cuatro etapas: De Dahvil a Ord Dorlass; de Ord Dorlass a Tintel; de Tintel a Azna; y de Azna a Fordo. Normalmente, es más difícil hacer entregas durante carreras cortas como esta porque los pronosticadores y los apostadores –los que observan con más cuidado el comportamiento de los corredores- siempre están tratando de detectar carreras amañadas.
Por suerte, esta entrega es a Fait d’Fait, un sistema no demasiado lejos de la ruta hiperespacial entre Tintel y Azna.
He configurado mi hipermotor al 80% de eficiencia. Eso me ralentizará lo suficiente en las demás rutas, y luego podré hacer la etapa que incluye el desvío –al 100% de eficiencia- en el mismo tiempo.

DÍA SIETE – Ord Dorlass
Las carreras en sí mismas ya no están guionizadas, como era en los primeros tiempos del circuito, pero ocasionalmente interpretamos “incidentes” para dar a los holovídeos algo de lo que informar. Seeg, el rodiano, y yo hemos representado una pelea a puñetazos en uno de los mayores clubes nocturnos de la ciudad capital. El pequeño lagarto se equivocó en su papel y me rompió la nariz... Yo le lancé por encima de la barra, pero fue un accidente “honesto”.
La maniobra funcionó: cuando a la mañana siguiente nos sacaron de la cárcel local, Tefilous nos informó de que nuestra popularidad en Ord Dorlass había aumentado seis puntos.

DÍA CATORCE – Hiperespacio
Cuando los demás corredores salieron de Tintel, se dirigieron directamente a Azna; pero yo me dirijo a Fait d’Fait. Hasta Tintel, yo iba en cuarto lugar; justo después de Seeg. Si todo va bien en Fait d’Fait, debería llegar a Azna justo en la estela de Seeg.

DÍA QUINCE – Fait d’Fait
Cuando llego aquí atraco en un almacén propiedad de Gevin Flan. Gevin sabe quién soy, y sabe que supuestamente debería estar corriendo directamente a Azna, pero mantendrá la boca callada porque también sabe quién es mi familia y que, aunque yo quiera que lo hagan, mi padre y mis hermanos –incluso mi hermana pequeña- no se lo pensarán dos veces antes de matarle si descubren que me ha traicionado.
Cambio mis llamativas ropas de corredor y me pongo un sencillo mono, y tomo mi otra vibro-hacha –un sencillo modelo Tego con un fuerte zumbido- y me dirijo a la ciudad.
Mi contacto se reúne conmigo en el vestíbulo de un hotel barato. Todo va como la seda, salvo por el hecho de que ha llegado con una hora de retraso. Eso puede no parecer mucho –y tenía buenos motivos para retrasarse-, pero significa que tengo que recalcular mi salto hiperespacial. Sé por experiencia que va a añadirme al menos dos horas.
Para empeorar las cosas, cuando salgo por la puerta del hotel, me asalta un atracador barabel.
-Dame esa hacha, humano, y todos tus créditos.
A veces siento punzadas de envidia por individuos como Seeg, que se habría limitado vaporizar al idiota y seguir su camino, pero yo sabía que si le partía en dos, luego me sentiría culpable... así que comienzo mi actuación de “lunático vociferante”.
-¿Quieres mi hacha, bolso mohoso? –grito, sin tratar de tomar el hacha, sino convirtiendo mis manos en fuertes puños-. ¿Eh? ¡Vale, gusano! ¡Adelante, cógela!
Para mi satisfacción, logro pillar por sorpresa al barabel.
-Eh, humano –dice-, tranquilízate y nadie saldrá herido.
-¿Quieres apostar? ¿Quieres apostar si alguien sale herido? –Habitualmente me quedo sin ideas para réplicas ingeniosas en este punto de la actuación, así que comienzo a repetir la misma frase una y otra vez-. ¿Quieres apostar? ¿Quieres apostar?
Mientras grito, avanzo hacia el barabel.
El barabel da unos tres pasos hacia atrás, y luego se vuelve y sale corriendo. Ni una vez pensó en usar el bláster que llevaba en la cintura.
Comienzo a correr hacia la nave.

DÍA DIECISÉIS – Azna
La multitud en la línea de llegada de Azna es inmensa, especialmente teniendo en cuenta el hecho de que las carreras son ilegales en este sistema, y los corredores sólo van a detenerse aquí, recargar energía y suministros, y luego marcharse lo antes posible. Seeg llegó con dos horas de ventaja sobre mí, pero tuvo un fallo de condensador en su hipermotor, así que está atrapado en el planeta mientras se lo reparan. Mientras tanto, está junto a Tefilous, hablando con un reportero de holovídeo.
Mi nave está preparada, todo lo que necesito es repostar y marcharme, para poder recuperar el tiempo que he perdido, pero decido que es el momento de un poco de espectáculo.
Llego hasta donde está Seeg.
-Oh, ahí viene Siro –dice con ese acento ridículo suyo-. Qué amable por tu parte unirte finalmente a nosotros.
-Gracias, Seeg –digo, y le pego un puñetazo en el hocico-. Que tengas un buen día –digo alegremente mientras cae de espaldas ante la multitud. Todo el mundo estalla en vítores y me alejo de allí, sosteniendo el hacha en alto sobre mi cabeza.

DÍA DIECIOCHO – Hiperespacio
He vuelto a bajar la configuración de mi hipermotor; esta vez al 75%, y voy a decir a los reporteros que estoy teniendo problemas con el hipermotor. Seeg debería ganarme por un par de horas, y eso realmente me fastidia, pero tengo varias entregas que hacer durante la siguiente carrera, así que perderé mucho tiempo, y necesito algo para explicar mi pobre rendimiento.


Morrina Reugus: Códigos de Reugus
Peter Schweighofer

Cuando naves con cargas o personal vital para la Alianza entran al sistema Brentaal, a menudo hacen coincidir su llegada con el primer turno de trabajo de 10 horas del planeta, cuando Morrina Reugus supervisa el control de tráfico del puerto estelar. Reugus ha establecido varas palabras y frases clave para que los capitanes de carguero puedan identificarse como simpatizantes rebeldes necesitados de una instalación de atraque segura o con inspecciones de aduanas someras. Varios capitanes han colaborado y han recopilado códigos de Reugus conocidos para identificar naves rebeldes.
Para que Reugus identifique la nave y la dirija a un puerto de aterrizaje seguro, cualquier combinación de tres de las siguientes expresiones debe introducirse en la conversación con el control del puerto estelar.
-Llevamos material caducado. Se estropeará si no se procesa rápidamente.
-¿Puede acelerar un poco las cosas? No podemos permitirnos quedarnos sentados todo el día rellenando formularios en la tableta de datos, ¿sabe?
-Todo está en orden, la situación es normal. Todos bien. Todos muy bien aquí ahora, gracias, control de puerto estelar. ¿Vosotros bien?
-Sí, estamos teniendo problemas con nuestro droide. Sigue interfiriendo con el panel de comunicaciones.
-Mire, señora, no transportamos un montón de estiércol de bantha; llevamos un cargamento de primera calidad.
-¿Pueden hacernos aterrizar cerca de un buen sitio para comer? Aquí arriba nos morimos de hambre.
-Lo siento, nuestra unidad R2 ha estado haciendo cosas raras últimamente.
-¿Puede hacernos aterrizar en algún sitio fácil? La mitad de mis sensores están fritos.
-¿Sabe de algún sitio donde pueda hacer que borren la memoria de un droide? La maldita cosa no deja de tararear melodías de holovídeos.
-Háganos aterrizar donde le apetezca, pero no nos arruine el día.
-Vaya viaje tan suave. Los de control del puerto espacial deberíais probar a viajar con nosotros alguna vez.
-Mire, sólo queremos descargar, comer, y marcharnos.


Ytavarg Aleema: De Campeón a Rebelde
Craig Robert Carey

Ytavarg Aleema nació en el remoto mundo de Keedad, que fue colonizado originariamente en los primeros días de la Antigua República. Es descendiente tanto de los colonizadores humanos como de los keed, una especie humanoide indígena del planeta. Keedad es el hogar de un juego conocido como lettranin, en el que los participantes usan largas palas para lanzar una cápsula de semillas con pinchos (recogida de los lettrani, unos árboles frutales nativos) a los miembros del equipo contrario. La cápsula de semillas puede rebotar alcanzando grandes alturas. El lettranin se juega en un estadio cerrado hecho de piedra, y el objeto del juego es conseguir el mayor número de puntos posible en un periodo de tiempo determinado (los puntos se consiguen marcando goles e incapacitando miembros del equipo contrario).
Mientras participaba en un partido informal de lettranin, Aleema llamó la atención de Ger Plortor, cazatalentos de las Furias de Shad, un importante equipo de bolachoque imperial. Plortor advirtió la habilidad de juego superior de Aleema, y decidió reclutarle. Seducido por un lucrativo contrato, Aleema accedió a acompañar a Plortor, que se encontraba de vacaciones, hasta Shad, donde se enamoró del bolachoque. Después de unirse al equipo, condujo a las Furias a cinco títulos imperiales consecutivos, venciendo a más de 80 de los mejores equipos de la galaxia. Rompió todos los records del equipo y de la liga y se hizo millonario, tanto por su salario como los ingresos publicitarios.
Durante su ascenso al estrellato, el atleta era ajeno a las políticas del Imperio y a la lucha que llevaba a cabo la Alianza Rebelde. Aleema se vio envuelto en la Guerra Civil Galáctica cuando intentó proteger a un miembro no humano de los Asesinos de Quent (el equipo contra el que habían estado compitiendo las Furias en la Serie de Exhibición de Ciudad Imperial). El otro jugador estaba siendo atacado por lo que parecía ser una multitud alterada de aficionados de las Furias, poco después de que el equipo de Aleema perdiera un partido por 21-20 en la prórroga.
Resultó que el grupo de humanos en realidad estaba “representando” los intereses de un moff lejano, y se sospechaba que el jugador era un simpatizante rebelde. El jugador, el centro de los Asesinos Ap Kormar, recibió una paliza mortal como mensaje a otros posibles simpatizantes rebeldes. Horrorizado por el asesinato de un colega deportista, Aleema usó su pala y su bolachoque para matar a los siete asaltantes. Después de una reprimenda de su entrenador y ciertas maniobras políticas, se permitió que Aleema regresara al equipo.
Las Furias dominaron en el campeonato y Aleema volvió a ser el héroe. Aunque el entrenador Ji le aseguró que esos “rufianes” que habían matado a Kormar eran simplemente un grupo de personas que creía tomarse la justicia por su mano, Aleema seguía teniendo dudas.
Ingenuo pero no estúpido, Aleema investigó los orígenes de la Alianza y pasó buena parte de su tiempo libre hablando con individuos de mala reputación (a ojos del Imperio). Con el tiempo, Aleema llegó a la conclusión de que el Imperio era realmente el poder tiránico que la Alianza Rebelde afirmaba. Sabedor de que sería de poca ayuda en las filas de la infantería o los escuadrones de cazas estelares de la Alianza, Aleema se dio cuenta de que a menudo es el dinero lo que hace que una guerra se gane o se pierda. Llegó a un acuerdo con un contacto rebelde para desviar gran parte de su fortuna a la Rebelión, e Ytavarg se encargó de intensificar sus contratos publicitarios y de merchandising. Canaliza casi el 50 por ciento de sus ganancias a la causa rebelde.
Ytavarg es sin lugar a dudas el atleta de bolachoque de más talento del Imperio. Continúa liderando las Furias campeonato tras campeonato, y aparece en holopelículas, en paquetes de comida infantil, y su rostro puede verse en casi cualquier complejo comercial del Imperio. Sin que los que firman sus cheques lo sepan, el dinero de Aleema está trabajando para derribar el mismo orden establecido del que la mayoría de ellos forman parte.


Evran Darkmere
Michael Allen Horne y Carol Hutchings

Apéndice personal del general Airen Cracken
Darkmere es un personaje peligroso en el que no se debe confiar bajo ningún concepto, pero ha sido de gran utilidad para la Alianza.
Conocí a Darkmere una noche en Nar Shaddaa. No era lo que me había imaginado. Comenzamos a hablar y a compartir algunas bebidas fuertes. Le hice la gran pregunta que todo el mundo hace en la guerra:
-¿Cómo te metiste en esto?
-¿Tienes un año? –dijo con una risa, poniendo los ojos en blanco.
-Dime sólo la versión corta.
-En otro tiempo, no me preocupaba gran cosa nadie salvo yo mismo. Digamos que después apareció la razón adecuada para cambiar.
-¿Y qué pasó entonces? –pregunté.
Su perenne sonrisa se desvaneció. Tensó la mandíbula.
-Era una piloto de ala-X. Está desaparecida en combate. –Terminó su copa de un trago-. Creo que es hora de que nos vayamos.

El Castigo: Con sus propias palabras
Cuando el Castigo tenía otro nombre, estaba capitaneado por otro tipo, Gorvan “Sangre Negra” Shrulldike. Resultaba que siempre que capturábamos una nave y reuníamos a los supervivientes, Shrulldike daba a sus cápsulas de escape las coordenadas de unos esclavistas, a cambio de una comisión.
Esclavistas. Sólo pensar en ellos me pone la carne de gallina. Shrulldike nos tenía atrapados a todos. Se rumoreaba que poseía talismanes malignos, incluso que era un hechicero, dependiendo de con quién hablaras y cuánto ron corelliano hubiera bebido. Tal vez simplemente quisiéramos creer esas cosas para poder decir que no éramos responsables de lo que estábamos haciendo.
Necesité un empujón de la tripulación rebelde de Flin y Lupon para darme cuenta de en qué estaba metido. Antes de eso, estaba casi resignado a mi vida, pero... digamos simplemente que apareció la razón adecuada para cambiar. Se llamaba Arsitta Kushoe y era una piloto de ala-X.
Desafié a Shrulldike. Combate singular, a muerte. Casi acaba conmigo. Vencer a Shrulldike fue la parte fácil –incluso le dejé vivir-, pero los lacayos de Shrulldike decidieron atacarme mientras yo estaba inconsciente. Flin y los demás me salvaron; supongo que les debo un favor que nunca podré devolver. Y tal vez, si las estrellas me favorecen, pueda descubrir qué le pasó a Kushoe. Quién sabe, quizá hasta siga con vida.

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