Relatos de los Operativos Rebeldes de Cracken
K'lial Khzrry |
K’lial y Diskio Khzrry
Chuck Truett
Documento de
Texto: Informe de la Agente Kara Via
K’lial y Diskio
se acercaron a los guardias de TGM mientras estos escoltaban a Basal Moor a
través del vestíbulo del edificio principal de la empresa.
-Esto es
increíble –dijo K’lial, con esa mareante voz suya-, realmente increíble.
-Sí –respondió
Diskio-, increíble.
K’lial se abrió
camino entre los guardias y rodeó a Basal con dos de sus brazos.
-Mi cónyuge y yo
te hemos espiado desde lejos y nos gustaría solicitar el honor de tu
consentimiento para un análisis genético completo para tu potencial inclusión
en nuestra unidad familiar.
Diskio Khzrry |
(Nota de la Agente: Aunque no observé la acción,
supongo que fue durante este parlamente cuando K’lial extrajo del bolsillo del
jefe de los guardias de seguridad las llaves codificadas para los grilletes de
Basal.)
Uno de los guardias apuntó con
su rifle a K’lial, mientras otro apartaba al xi’dec de un empujón.
-¿Qué estás haciendo? –preguntó el
guardia.
-Me estoy declarando –respondió
K’lial-, y si no le importa, ciertamente preferiría continuar mi declaración en
privado.
-¿Qué quiere decir con
“declararse”? –preguntó el guardia.
-Conoce el concepto de
“matrimonio”, ¿verdad? –preguntó K’lial a su vez.
.Sí, pero...
-Bueno, mi cónyuge y yo
–interrumpió K’lial, señalando a Diskio, quien hizo una especie de reverencia
con su disco corporal- estamos recorriendo la galaxia en busca de seres con
alto potencial genético para añadirlos a nuestra trágicamente deficiente unidad
familiar.
-¿Cónyuge? ¡Esa cosa ni siquiera
es de la misma especie!
-Desde luego que sí –dijo
altivamente K’lial, mientras Diskio consiguió ofrecer un aspecto ofendido-,
ambos somos orgullosos miembros de la especie xi’dec y protestamos
enérgicamente ante cualquier implicación de lo contrario, muchas gracias.
–K’lial avanzó hacia el jefe de los guardias de seguridad antes de continuar su
discurso.
(Nota de la Agente: Nuevamente, no fui testigo de esto, pero es
probable que K’lial usase este momento para liberar a Basal de sus grilletes.)
-Ahora –dijo K’lial, rodeando a
Basal con tres de sus brazos-, mi cónyuge en potencia y yo quisiéramos
retirarnos a un lugar privado para continuar nuestras negociaciones. –K’lial se
volvió hacia Diskio y le hizo un gesto con la cabeza-. Cónyuge, ¿vamos?
Diskio asintió inclinando de
nuevo su disco corporal y habló:
-Desde luego, mi gentil cónyuge.
Entonces Diskio introdujo tres
de sus brazos dentro de su concha quitinosa.
-Esperen un instante –dijo el
jefe de los guardias-. No van a llevarse a nuestro prisionero a ninguna parte.
-Sí, lo haré –replicó K’lial.
-Sí –dijo Diskio, extrayendo la
unidad de control remoto de donde la tenía oculta-. El abogado matrimonialista
debería llegar en cualquier momento.
-Estoy harto de escuchar estas
tonterías –exclamó el jefe de los guardias-. ¡Quedan todos arrestados!
Fue entonces cuando el
deslizador terrestre atravesó las ventanas de la entrada del vestíbulo. Diskio
extrajo dos blásters de debajo de su concha y comenzó a disparar.
El deslizador se detuvo entre
los rebeldes y los guardias de seguridad, y los xi’decs se apresuraron a ayudar
al humano a subir a la cabina.
Mientras el vehículo abandonaba
el vestíbulo, K’lial asomó la cabeza por la escotilla superior.
-Ha aceptado nuestra propuesta.
¡Estamos prometidos!
“Pimienta” Flarestream: La
Última Batalla en Refnar
Ted Stark
Era una historia familiar. Se
suponía que los cazas debían retener a las naves imperiales lo suficiente para
que los cargueros y los transportes de tropas lograran saltar. Nadie esperaba
que ganaran; sólo esperaban sobrevivir.
Pero ese era el primer mando de
“Pimienta” Flarestream.
En lugar de establecer una línea
de piquete y obligar a los imperiales a dispersarse por ella para llegar a los
cargueros y transportes, la comandante de vuelo Flarestream ordenó un cambio en
el procedimiento. Desde que el TIE/ln se había convertido en el caza estelar
estándar de las fuerzas imperiales, las pérdidas durante las retiradas de la
Alianza habían crecido dramáticamente. Podían esperar perder del 60 al 70 por
ciento de sus cazas estelares, y al menos el 30 por ciento de sus transportes.
A Pepper no le gustaban esas cifras.
Así que, en lugar de establecer
un piquete, ordenó a sus pilotos que se colocaran en una formación
“superpuesta”. Para los TIEs que se acercaran, presentaría el mismo aspecto
(siempre que se conformaran con los visuales y no se preocuparan demasiado de
los sensores), pero tendría una diferencia: un ala estaría considerablemente
por delante de la otra, permitiendo a la segunda fila saltar sobre los TIEs
cuando llegaran aullando.
Ese era el plan.
La primera oleada de cazas TIE
llegó rápido y con fuerza, esperando romper la línea del piquete y hacer que
los rebeldes huyeran buscando cobertura. Pero la formación superior aún estaba
fuera del alcance de sus armas, así que cuando la primera línea se rompió y
comenzó la acción evasiva, la segunda atacó. Un grupo de naves obsoletas y
desfasadas hizo pedazos las mejores naves que el Imperio podía ofrecer cuando
sus pilotos, al darse cuenta demasiado tarde de la trampa, trataron de virar y
retirarse. Eran como dianas de feria para los cañones rebeldes. Parecía como si
todo hubiera acabado.
Y así era, pero no del modo que
la comandante de vuelo Flarestream pensaba.
Dando media vuelta para
prepararse para una segunda pasada, Pimienta vio algo que nunca antes había
presenciado. Habitualmente, cuando el Imperio atacaba las bases de la Alianza,
enviaba una nave de línea con uno o dos escuadrones de TIEs. Los TIEs atacaban
los transportes y los cazas estelares, y el crucero de línea permanecía en
retaguardia. Pimienta había pensado que ese sería el único modo en que
actuarían.
Estaba equivocada. Al parecer,
su maniobra había pillado tan desprevenido al comandante de la nave de línea,
que desobedeció las órdenes establecidas. Arrojó su crucero a la refriega y,
mientras Pimienta observaba, avanzó y abrió fuego sobre los transportes. Un
transporte desapareció en una explosión de llamas y escombros. Una y otra vez disparó;
una y otra vez las naves de la Alianza explotaban y soldados de la Alianza
morían.
Al final, la maniobra de
Pimienta salvó casi todos los cazas estelares y más del 70 por ciento de las
naves de transporte. Pero nunca pudo quitarse esa imagen de la mente; comprobó
que el Imperio poseía más músculo del que necesitaba para ocuparse de la
“débil”·Alianza. Todo lo que podía esperar hacer era luchar en una batalla
perdida. Con eso, decidió que era el momento de colgar su mono de vuelo.
Una Conversación con el Spek-Man
Ted Stark
Rebelde: Eh, colega, he oído que
eres bueno con los droides.
El Spek-Man: Puedes apostar tu blik-clak a que sí. ¿Qué te rebanas?
Rebelde: ¿Eh? Ah... bueno, tengo una
unidad R2 con una interfaz de brazo dañada.
El Spek-Man: (avanza para examinar al droide) ¡Blip-ziOOP! ¡Wappittawappittawappitta!
Droide: ¡Ziiping! Whirrr (mueve el brazo
un poco, pero se atasca) ¡Click!
El Spek-Man: ¡Wappawappa repugnante forraje de wookiee biwhoop!
Rebelde: ¿Qué? ¿Qué has dicho?
El Spek-Man: ¿Eh? Oh... He dicho:
“Parece que vas necesitas remplazar el brazo.” ¡ZuBLAT!
Droide: ¡ZuBLAT!
Rebelde: (se encoge de hombros) Sí. Vale. Lo que sea.
Pertaal Shenvehr: Pregúntale a
Argothil lo que quieras
Peter Schweighofer
Los mensajes
recibidos por Shenvehr y los que envía en respuesta no están encriptados, sino
disfrazados con metáforas y juegos de palabras. El Imperio, las tropas de
asalto y los Destructores Estelares se describen con diversas metáforas, a
menudo referidas a la armadura blanca de los soldados de asalto o a la
característica forma triangular blanca de los Destructores Estelares. Argothil
responde muchas preguntas sobre esas “molestas larvas blancas que invaden
hogares”, y sobre “misteriosos objetos blancos y triangulares que caen del
cielo, como presagios”.
Shenvehr también
mantiene un ojo en las noticias galácticas reales, así que sabe qué zonas (y
qué peticionarios de ayuda) están en problemas.
Los
peticionarios de ayuda que son realmente rebeldes comienzan sus mensajes de la
Red de Correo con formas verbales y terminan la primera frase con una
exclamación.
Querido Argothil:Viajando a Brentaal, ¡mi equipaje siempre se pierde en el puerto estelar de Brentaal! Si alguna vez encuentro mi equipaje, los oficiales de aduanas afirman que se lo he robado a alguien. Viajo mucho, y Brentaal es una parada habitual. ¿Cómo puedo evitar este problema?Molesto en BrentaalQuerido Molesto:La próxima vez que aterrices en el puerto estelar de Brentaal, quéjate mucho sobre tu unidad R2. Diles que no deja de tararear melodías de holovídeos y que realmente necesitas borrarle pronto la memoria. Simpatizarán contigo.Traducción:Cuando llevamos carga o personal vital para la Rebelión a través del puerto estelar de Brentaal, siempre tenemos problemas en la aduana. Confiscan la mercancía y capturan al personal. ¿Cómo movemos personal y material a través de Brentaal?Respuesta de Shenvehr:Usad palabras en clave, generalmente una serie de quejas sobre droides y unidades R2 defectuosas. Un partidario rebelde del control del puerto estelar os ayudará.Shenvehr ha escuchado rumores de capitanes de cargueros que escriben a “Pregúntale a Argothil lo que quieras”, que dicen que ciertas frases en clave alertan a un simpatizante rebelde en el control del puerto estelar sobre las naves que llevan misiones para la Alianza. Algunas frases en clave conocidas se centran en quejas sobre unidades R2.
***
Querido Argothil:Construyendo una nueva expansión en nuestra casa, aquí en Bestine, ¡nos encontramos con una terrible infestación de insectos con aspecto de larvas, blancos con puntos negros en la espalda! Parecen haber bajado del cielo, como un enjambre. Están por todas partes y no nos dejan tranquilos. ¿Cómo podemos librarnos de ellos?Infestado en BestineQuerido Infestado:Recomendaría usar algunos pesticidas con gran potencia de fuego. Si eso no funciona (o no están disponibles en tu sistema), sugeriría pasarme por Mayorista de Armas de Fuego Palestro, en Wroona, y hacer saltar en pedazos a esos bichitos con unas cuantas granadas insecticidas. Y si eso no funciona, buscaría una nueva casa o me mudaría con los vecinos.Shenvehr sabe que el mensaje es de una célula rebelde porque comienzan con una forma verbal, “construyendo”, y han terminado esa frase con una exclamación. Shenvehr conoce la actividad en Bestine, publicitada como “medidas anti-terroristas” en la difusión de noticias oficiales, así que la ubicación del remitente le proporciona otra pista sobre la naturaleza del problema.Traducción:Estábamos preparándonos para expandir nuestra célula rebelde aquí en Bestine, cuando el Imperio llegó y envió un destacamento de tropas de asalto para acabar con nuestras actividades. ¿Qué hacemos?Respuesta de Shenvehr:Tratad de reunir suficiente potencia de fuego para una resistencia armada, o pedid ayuda a la célula rebelde de Wroona; Palestro es su contacto. Si no podéis hacerlo, abandonad Bestine o comenzad una célula en un sistema cercano.
Siro Simito
Chuck Truett
Lo siguiente son fragmentos de un informe preparado por Siro Simito
detallando sus actividades durante una carrera de Rally Estelar conocida como
el “Paseo Hiperespacial Dahvil-Fodro”.
DÍA UNO – Dahvil
Recientemente se han
despenalizado los rallies en Dahvil, así que la multitud de espectadores
presente en la zona de salida es el doble de numerosa que en el paseo anterior.
Tengo relativamente pocos fans en Dahvil, así que podía caminar sin demasiados
incidentes entre la multitud... hasta que el equipo de holovídeo de Ord Dolrass
me planta su parafernalia delante de la cara.
-Discúlpeme, Siro –dice la
reportera, una humana con maquillaje facial azul-, pero nos gustaría
preguntarle acerca de su rivalidad con Seeg. ¿Aún persiste el resentimiento?
Gruño y extraigo mi vibro-hacha.
-Si me vuelve a mencionar ese
nombre –exclamo-, le parto en dos.
-Pero Siro –vuelve a decir
ella-, Seeg dijo que él...
Tomo mi hacha y cargo con ella
contra la cámara droide, rebanándole la lente supertelefoto. La reportera y la
cámara droide dan media vuelta y salen corriendo.
La multitud a mi alrededor rompe
en vítores. Aunque dependen de los holovídeos para obtener noticias acerca de
los rallies, no pueden soportar a los reporteros.
Como de costumbre, Kaini ha
realizado un buen trabajo, y nadie de la multitud se da cuenta de que todo ha
sido una farsa. Sé que el módulo de datos que debo entregar está oculto en la
carcasa de la lente, así que la recojo y me la guardo en el bolsillo. Entonces
levanto el hacha por encima de mi cabeza y la multitud vuelve a vitorear.
DÍA TRES – Hiperespacio
El Paseo es una de las carreras
más cortas, y consiste únicamente en cuatro etapas: De Dahvil a Ord Dorlass; de
Ord Dorlass a Tintel; de Tintel a Azna; y de Azna a Fordo. Normalmente, es más
difícil hacer entregas durante carreras cortas como esta porque los pronosticadores
y los apostadores –los que observan con más cuidado el comportamiento de los
corredores- siempre están tratando de detectar carreras amañadas.
Por suerte, esta entrega es a
Fait d’Fait, un sistema no demasiado lejos de la ruta hiperespacial entre Tintel
y Azna.
He configurado mi hipermotor al
80% de eficiencia. Eso me ralentizará lo suficiente en las demás rutas, y luego
podré hacer la etapa que incluye el desvío –al 100% de eficiencia- en el mismo
tiempo.
DÍA SIETE – Ord Dorlass
Las carreras en sí mismas ya no
están guionizadas, como era en los primeros tiempos del circuito, pero
ocasionalmente interpretamos “incidentes” para dar a los holovídeos algo de lo
que informar. Seeg, el rodiano, y yo hemos representado una pelea a puñetazos
en uno de los mayores clubes nocturnos de la ciudad capital. El pequeño lagarto
se equivocó en su papel y me rompió la nariz... Yo le lancé por encima de la
barra, pero fue un accidente “honesto”.
La maniobra funcionó: cuando a
la mañana siguiente nos sacaron de la cárcel local, Tefilous nos informó de que
nuestra popularidad en Ord Dorlass había aumentado seis puntos.
DÍA CATORCE – Hiperespacio
Cuando los demás corredores
salieron de Tintel, se dirigieron directamente a Azna; pero yo me dirijo a Fait
d’Fait. Hasta Tintel, yo iba en cuarto lugar; justo después de Seeg. Si todo va
bien en Fait d’Fait, debería llegar a Azna justo en la estela de Seeg.
DÍA QUINCE – Fait d’Fait
Cuando llego aquí atraco en un
almacén propiedad de Gevin Flan. Gevin sabe quién soy, y sabe que supuestamente
debería estar corriendo directamente a Azna, pero mantendrá la boca callada
porque también sabe quién es mi familia y que, aunque yo quiera que lo hagan,
mi padre y mis hermanos –incluso mi hermana pequeña- no se lo pensarán dos
veces antes de matarle si descubren que me ha traicionado.
Cambio mis llamativas ropas de
corredor y me pongo un sencillo mono, y tomo mi otra vibro-hacha –un sencillo
modelo Tego con un fuerte zumbido- y me dirijo a la ciudad.
Mi contacto se reúne conmigo en
el vestíbulo de un hotel barato. Todo va como la seda, salvo por el hecho de
que ha llegado con una hora de retraso. Eso puede no parecer mucho –y tenía
buenos motivos para retrasarse-, pero significa que tengo que recalcular mi
salto hiperespacial. Sé por experiencia que va a añadirme al menos dos horas.
Para empeorar las cosas, cuando
salgo por la puerta del hotel, me asalta un atracador barabel.
-Dame esa hacha, humano, y todos
tus créditos.
A veces siento punzadas de
envidia por individuos como Seeg, que se habría limitado vaporizar al idiota y
seguir su camino, pero yo sabía que si le partía en dos, luego me sentiría
culpable... así que comienzo mi actuación de “lunático vociferante”.
-¿Quieres mi hacha, bolso
mohoso? –grito, sin tratar de tomar el hacha, sino convirtiendo mis manos en
fuertes puños-. ¿Eh? ¡Vale, gusano! ¡Adelante, cógela!
Para mi satisfacción, logro
pillar por sorpresa al barabel.
-Eh, humano –dice-,
tranquilízate y nadie saldrá herido.
-¿Quieres apostar? ¿Quieres
apostar si alguien sale herido? –Habitualmente me quedo sin ideas para réplicas
ingeniosas en este punto de la actuación, así que comienzo a repetir la misma
frase una y otra vez-. ¿Quieres apostar? ¿Quieres apostar?
Mientras grito, avanzo hacia el
barabel.
El barabel da unos tres pasos
hacia atrás, y luego se vuelve y sale corriendo. Ni una vez pensó en usar el
bláster que llevaba en la cintura.
Comienzo a correr hacia la nave.
DÍA DIECISÉIS – Azna
La multitud en la línea de
llegada de Azna es inmensa, especialmente teniendo en cuenta el hecho de que
las carreras son ilegales en este sistema, y los corredores sólo van a
detenerse aquí, recargar energía y suministros, y luego marcharse lo antes
posible. Seeg llegó con dos horas de ventaja sobre mí, pero tuvo un fallo de
condensador en su hipermotor, así que está atrapado en el planeta mientras se
lo reparan. Mientras tanto, está junto a Tefilous, hablando con un reportero de
holovídeo.
Mi nave está preparada, todo lo
que necesito es repostar y marcharme, para poder recuperar el tiempo que he
perdido, pero decido que es el momento de un poco de espectáculo.
Llego hasta donde está Seeg.
-Oh, ahí viene Siro –dice con
ese acento ridículo suyo-. Qué amable por tu parte unirte finalmente a
nosotros.
-Gracias, Seeg –digo, y le pego
un puñetazo en el hocico-. Que tengas un buen día –digo alegremente mientras
cae de espaldas ante la multitud. Todo el mundo estalla en vítores y me alejo
de allí, sosteniendo el hacha en alto sobre mi cabeza.
DÍA DIECIOCHO – Hiperespacio
He vuelto a bajar la configuración
de mi hipermotor; esta vez al 75%, y voy a decir a los reporteros que estoy
teniendo problemas con el hipermotor. Seeg debería ganarme por un par de horas,
y eso realmente me fastidia, pero tengo varias entregas que hacer durante la
siguiente carrera, así que perderé mucho tiempo, y necesito algo para explicar
mi pobre rendimiento.
Morrina
Reugus: Códigos de Reugus
Peter
Schweighofer
Cuando naves con cargas o
personal vital para la Alianza entran al sistema Brentaal, a menudo hacen
coincidir su llegada con el primer turno de trabajo de 10 horas del planeta,
cuando Morrina Reugus supervisa el control de tráfico del puerto estelar.
Reugus ha establecido varas palabras y frases clave para que los capitanes de
carguero puedan identificarse como simpatizantes rebeldes necesitados de una
instalación de atraque segura o con inspecciones de aduanas someras. Varios
capitanes han colaborado y han recopilado códigos de Reugus conocidos para
identificar naves rebeldes.
Para que Reugus identifique la
nave y la dirija a un puerto de aterrizaje seguro, cualquier combinación de
tres de las siguientes expresiones debe introducirse en la conversación con el
control del puerto estelar.
-Llevamos material caducado. Se
estropeará si no se procesa rápidamente.
-¿Puede acelerar un poco las
cosas? No podemos permitirnos quedarnos sentados todo el día rellenando
formularios en la tableta de datos, ¿sabe?
-Todo está en orden, la
situación es normal. Todos bien. Todos muy bien aquí ahora, gracias, control de
puerto estelar. ¿Vosotros bien?
-Sí, estamos teniendo problemas
con nuestro droide. Sigue interfiriendo con el panel de comunicaciones.
-Mire, señora, no transportamos
un montón de estiércol de bantha; llevamos un cargamento de primera calidad.
-¿Pueden hacernos aterrizar cerca
de un buen sitio para comer? Aquí arriba nos morimos de hambre.
-Lo siento, nuestra unidad R2 ha
estado haciendo cosas raras últimamente.
-¿Puede hacernos aterrizar en
algún sitio fácil? La mitad de mis sensores están fritos.
-¿Sabe de algún sitio donde
pueda hacer que borren la memoria de un droide? La maldita cosa no deja de
tararear melodías de holovídeos.
-Háganos aterrizar donde le
apetezca, pero no nos arruine el día.
-Vaya viaje tan suave. Los de
control del puerto espacial deberíais probar a viajar con nosotros alguna vez.
-Mire, sólo queremos descargar,
comer, y marcharnos.
Ytavarg Aleema: De Campeón a
Rebelde
Craig Robert Carey
Ytavarg Aleema nació en el
remoto mundo de Keedad, que fue colonizado originariamente en los primeros días
de la Antigua República. Es descendiente tanto de los colonizadores humanos
como de los keed, una especie humanoide indígena del planeta. Keedad es el
hogar de un juego conocido como lettranin, en el que los participantes usan
largas palas para lanzar una cápsula de semillas con pinchos (recogida de los
lettrani, unos árboles frutales nativos) a los miembros del equipo contrario.
La cápsula de semillas puede rebotar alcanzando grandes alturas. El lettranin
se juega en un estadio cerrado hecho de piedra, y el objeto del juego es
conseguir el mayor número de puntos posible en un periodo de tiempo determinado
(los puntos se consiguen marcando goles e incapacitando miembros del equipo
contrario).
Mientras participaba en un
partido informal de lettranin, Aleema llamó la atención de Ger Plortor,
cazatalentos de las Furias de Shad, un importante equipo de bolachoque
imperial. Plortor advirtió la habilidad de juego superior de Aleema, y decidió
reclutarle. Seducido por un lucrativo contrato, Aleema accedió a acompañar a
Plortor, que se encontraba de vacaciones, hasta Shad, donde se enamoró del
bolachoque. Después de unirse al equipo, condujo a las Furias a cinco títulos
imperiales consecutivos, venciendo a más de 80 de los mejores equipos de la
galaxia. Rompió todos los records del equipo y de la liga y se hizo millonario,
tanto por su salario como los ingresos publicitarios.
Durante su ascenso al estrellato,
el atleta era ajeno a las políticas del Imperio y a la lucha que llevaba a cabo
la Alianza Rebelde. Aleema se vio envuelto en la Guerra Civil Galáctica cuando
intentó proteger a un miembro no humano de los Asesinos de Quent (el equipo
contra el que habían estado compitiendo las Furias en la Serie de Exhibición de
Ciudad Imperial). El otro jugador estaba siendo atacado por lo que parecía ser
una multitud alterada de aficionados de las Furias, poco después de que el
equipo de Aleema perdiera un partido por 21-20 en la prórroga.
Resultó que el grupo de humanos
en realidad estaba “representando” los intereses de un moff lejano, y se
sospechaba que el jugador era un simpatizante rebelde. El jugador, el centro de
los Asesinos Ap Kormar, recibió una paliza mortal como mensaje a otros posibles
simpatizantes rebeldes. Horrorizado por el asesinato de un colega deportista,
Aleema usó su pala y su bolachoque para matar a los siete asaltantes. Después
de una reprimenda de su entrenador y ciertas maniobras políticas, se permitió
que Aleema regresara al equipo.
Las Furias dominaron en el campeonato
y Aleema volvió a ser el héroe. Aunque el entrenador Ji le aseguró que esos “rufianes”
que habían matado a Kormar eran simplemente un grupo de personas que creía
tomarse la justicia por su mano, Aleema seguía teniendo dudas.
Ingenuo pero no estúpido, Aleema
investigó los orígenes de la Alianza y pasó buena parte de su tiempo libre
hablando con individuos de mala reputación (a ojos del Imperio). Con el tiempo,
Aleema llegó a la conclusión de que el Imperio era realmente el poder tiránico
que la Alianza Rebelde afirmaba. Sabedor de que sería de poca ayuda en las filas
de la infantería o los escuadrones de cazas estelares de la Alianza, Aleema se
dio cuenta de que a menudo es el dinero lo que hace que una guerra se gane o se
pierda. Llegó a un acuerdo con un contacto rebelde para desviar gran parte de
su fortuna a la Rebelión, e Ytavarg se encargó de intensificar sus contratos
publicitarios y de merchandising. Canaliza casi el 50 por ciento de sus
ganancias a la causa rebelde.
Ytavarg es sin lugar a dudas el
atleta de bolachoque de más talento del Imperio. Continúa liderando las Furias
campeonato tras campeonato, y aparece en holopelículas, en paquetes de comida
infantil, y su rostro puede verse en casi cualquier complejo comercial del
Imperio. Sin que los que firman sus cheques lo sepan, el dinero de Aleema está trabajando
para derribar el mismo orden establecido del que la mayoría de ellos forman
parte.
Evran Darkmere
Michael Allen Horne y Carol
Hutchings
Apéndice personal del general
Airen Cracken
Darkmere es un personaje
peligroso en el que no se debe confiar bajo ningún concepto, pero ha sido de
gran utilidad para la Alianza.
Conocí a Darkmere una noche en
Nar Shaddaa. No era lo que me había imaginado. Comenzamos a hablar y a
compartir algunas bebidas fuertes. Le hice la gran pregunta que todo el mundo
hace en la guerra:
-¿Cómo te metiste en esto?
-¿Tienes un año? –dijo con una
risa, poniendo los ojos en blanco.
-Dime sólo la versión corta.
-En otro tiempo, no me
preocupaba gran cosa nadie salvo yo mismo. Digamos que después apareció la
razón adecuada para cambiar.
-¿Y qué pasó entonces? –pregunté.
Su perenne sonrisa se
desvaneció. Tensó la mandíbula.
-Era una piloto de ala-X. Está
desaparecida en combate. –Terminó su copa de un trago-. Creo que es hora de que
nos vayamos.
El Castigo: Con sus propias palabras
Cuando el Castigo tenía otro nombre, estaba capitaneado por otro tipo, Gorvan
“Sangre Negra” Shrulldike. Resultaba que siempre que capturábamos una nave y
reuníamos a los supervivientes, Shrulldike daba a sus cápsulas de escape las
coordenadas de unos esclavistas, a cambio de una comisión.
Esclavistas. Sólo pensar en
ellos me pone la carne de gallina. Shrulldike nos tenía atrapados a todos. Se
rumoreaba que poseía talismanes malignos, incluso que era un hechicero,
dependiendo de con quién hablaras y cuánto ron corelliano hubiera bebido. Tal
vez simplemente quisiéramos creer esas cosas para poder decir que no éramos
responsables de lo que estábamos haciendo.
Necesité un empujón de la
tripulación rebelde de Flin y Lupon para darme cuenta de en qué estaba metido.
Antes de eso, estaba casi resignado a mi vida, pero... digamos simplemente que
apareció la razón adecuada para cambiar. Se llamaba Arsitta Kushoe y era una
piloto de ala-X.
Desafié a Shrulldike. Combate
singular, a muerte. Casi acaba conmigo. Vencer a Shrulldike fue la parte fácil –incluso
le dejé vivir-, pero los lacayos de Shrulldike decidieron atacarme mientras yo
estaba inconsciente. Flin y los demás me salvaron; supongo que les debo un
favor que nunca podré devolver. Y tal vez, si las estrellas me favorecen, pueda
descubrir qué le pasó a Kushoe. Quién sabe, quizá hasta siga con vida.
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