Unas palabras de Cohden K’Reye...
Paul Danner
Sé lo que estás
pensando, colega...
Ahora mismo, te
estás diciendo a ti mismo: Oye, ¿realmente
tengo que soltar 20 créditos para que un chulito corelliano me diga lo que ya
sé del asunto más banal de toda la galaxia?
Para los no iniciados (y
aquellos de vosotros que entréis en esa categoría deberíais dejar de leer ahora
y volver a casa con vuestras mamás), el tema del que voy a hablar se conoce por
multitud de nombres por toda la galaxia.
Club, cantina, bar, salón, lounge, tapcafé, emporio...
Todos se refieren al mismo tipo
de lugar.
Y si alguna vez abandonas tu agujero
en el desierto, granjero, seguro que encuentras al menos uno de estos
establecimientos en la gran y brillante ciudad.
Pero algunas personas (y esos
son los tipos sabelotodo que mantienen la cabeza tan erguida que su nariz
olfatea el vacío) creen que todas las cantinas son iguales; que el aburrimiento
flota en el aire tan denso como el humo de la pipa joonga de un hutt.
Por supuesto, también están los
tipos de mente microscópica que creen que ya lo han visto todo y tienden a
agrupar todo y a todos en amplias categorías. Para ellos un wookiee es un
wookiee, y, oye, son unos esclavos bastante buenos, ¿no? No es que esté
comparando a esos tipos con el imperio, claro, pero si el látigo esclavista
encaja...
Así que pueden
pensar que un bar es un bar, pero como con todo, desde seres racionales hasta
droides, las diferencias marcan la diferencia. Desde luego, si cada cantina en
la que entraras fuera un clon de la anterior, te hartarías bastante
rápidamente... y no estoy diciendo que no haya muchas de esas por ahí. En todo
caso, ahí es donde entramos yo y mi libro...
Es una especie
de guía por los peligrosos caminos de los pubs más típicos. Os mostraré algunos
de los mejores que la galaxia puede ofrecer; lugares donde puedes comer, beber,
bailar, apostar, conocer, flirtear, hacer tratos, susurrar, reír, o simplemente
relajarte. Cada establecimiento tiene su propio sabor único. Puedes probarlos
como si fueran caramelos, pero no te atiborres. Estos pequeños son bastante
capaces de causarte dolor de barriga.
La moderación es
la clave. Además, hay muchas cosas que puedes hacer en cada sitio... Charlar
con un camarero enterado de miles de cosas, encontrar un piloto para tu viaje
clandestino, encontrar seres nuevos e interesantes, comprar y vender bienes
poco legales (eso quiere decir “merado negro”, granjero), buscar contactos
clandestinos, y puede que incluso meterte en alguna de esas clásicas grandes
peleas de bar.
Estos son el
tipo de establecimientos donde lo inusual es habitual. Así que preparaos para
cualquier cosa... Esa belleza que se acerca y te pide bailar podría ser una
espía imperial. Ese trago al que te ha invitado podría estar condimentado con
narcótico. Y cuando te despiertas en una instalación imperial de
interrogatorios, su diáfano vestido de cóctel ha sido remplazado por el
uniforme estándar de la OIS.
No digáis que no
os he advertido. (Y tampoco tratéis de demandarme. ¿Habéis leído la letra
pequeña?)
Por cierto, la respuesta
correcta a la pregunta que he planteado al principio es un SÍ tan grande como
la Estrella de la Muerte. Si eres un tipo aventurero, entonces harás buen uso
de los datos que puedo proporcionarte. Como siempre solía decir mi tío Urrtie, Los 20 créditos que gastes hoy pueden
ahorrarte mucha recogida de musgos en las rocas de un terrible lugar. Ahora que lo pienso, el tío Urrtie nunca fue la vibrohoja más
aguda del arsenal...
Bueno, hasta aquí mi pequeña
presentación. Os comento que la estoy redactando en uno de mis garitos
favoritos, el Bar Binario de Venarii. Siento que la atmósfera pone en marcha
mis jugos creativos.
Esperad un microsegundo, amigos,
tengo un feo barabel tapándome la luz...
¿Puedo ayudarte?
¿Tu mesa?
Qué extraño... Acabo de comprobarlo y no parece que ponga “Espantoso
Pastor de Nerfs” por ninguna parte.
No sé, ¿crees que se suponía que debía ser gracioso?
¿Qué?
Para tu información, mi hermana nunca ha estado en Gamorr... Pero
ya que sacas el tema de los lugares exóticos, creo que visitar una ducha sónica
debería ser el máximo de tu itinerario de viaje, colega.
¿Perdona?
En realidad, no creo que tal cosa sea anatómicamente posible.
Espera, colega, ¿no eres un Jedi, verdad?
¿Por qué? Porque tal y como tu mano sigue moviéndose hacia ese
bláster, debes creer que tienes la Fuerza de tu parte o algo así.
Discúlpenme, caballeros, esto
sólo me llevará un instante...
No hay comentarios:
Publicar un comentario