miércoles, 13 de enero de 2016

Unas palabras de Cohden K’Reye...

Unas palabras de Cohden K’Reye...
Paul Danner

Sé lo que estás pensando, colega...
Ahora mismo, te estás diciendo a ti mismo: Oye, ¿realmente tengo que soltar 20 créditos para que un chulito corelliano me diga lo que ya sé del asunto más banal de toda la galaxia?
Para los no iniciados (y aquellos de vosotros que entréis en esa categoría deberíais dejar de leer ahora y volver a casa con vuestras mamás), el tema del que voy a hablar se conoce por multitud de nombres por toda la galaxia.
Club, cantina, bar, salón, lounge, tapcafé, emporio...
Todos se refieren al mismo tipo de lugar.
Y si alguna vez abandonas tu agujero en el desierto, granjero, seguro que encuentras al menos uno de estos establecimientos en la gran y brillante ciudad.
Pero algunas personas (y esos son los tipos sabelotodo que mantienen la cabeza tan erguida que su nariz olfatea el vacío) creen que todas las cantinas son iguales; que el aburrimiento flota en el aire tan denso como el humo de la pipa joonga de un hutt.
Por supuesto, también están los tipos de mente microscópica que creen que ya lo han visto todo y tienden a agrupar todo y a todos en amplias categorías. Para ellos un wookiee es un wookiee, y, oye, son unos esclavos bastante buenos, ¿no? No es que esté comparando a esos tipos con el imperio, claro, pero si el látigo esclavista encaja...
Así que pueden pensar que un bar es un bar, pero como con todo, desde seres racionales hasta droides, las diferencias marcan la diferencia. Desde luego, si cada cantina en la que entraras fuera un clon de la anterior, te hartarías bastante rápidamente... y no estoy diciendo que no haya muchas de esas por ahí. En todo caso, ahí es donde entramos yo y mi libro...
Es una especie de guía por los peligrosos caminos de los pubs más típicos. Os mostraré algunos de los mejores que la galaxia puede ofrecer; lugares donde puedes comer, beber, bailar, apostar, conocer, flirtear, hacer tratos, susurrar, reír, o simplemente relajarte. Cada establecimiento tiene su propio sabor único. Puedes probarlos como si fueran caramelos, pero no te atiborres. Estos pequeños son bastante capaces de causarte dolor de barriga.
La moderación es la clave. Además, hay muchas cosas que puedes hacer en cada sitio... Charlar con un camarero enterado de miles de cosas, encontrar un piloto para tu viaje clandestino, encontrar seres nuevos e interesantes, comprar y vender bienes poco legales (eso quiere decir “merado negro”, granjero), buscar contactos clandestinos, y puede que incluso meterte en alguna de esas clásicas grandes peleas de bar.
Estos son el tipo de establecimientos donde lo inusual es habitual. Así que preparaos para cualquier cosa... Esa belleza que se acerca y te pide bailar podría ser una espía imperial. Ese trago al que te ha invitado podría estar condimentado con narcótico. Y cuando te despiertas en una instalación imperial de interrogatorios, su diáfano vestido de cóctel ha sido remplazado por el uniforme estándar de la OIS.
No digáis que no os he advertido. (Y tampoco tratéis de demandarme. ¿Habéis leído la letra pequeña?)
Por cierto, la respuesta correcta a la pregunta que he planteado al principio es un SÍ tan grande como la Estrella de la Muerte. Si eres un tipo aventurero, entonces harás buen uso de los datos que puedo proporcionarte. Como siempre solía decir mi tío Urrtie, Los 20 créditos que gastes hoy pueden ahorrarte mucha recogida de musgos en las rocas de un terrible lugar. Ahora que lo pienso, el tío Urrtie nunca fue la vibrohoja más aguda del arsenal...
Bueno, hasta aquí mi pequeña presentación. Os comento que la estoy redactando en uno de mis garitos favoritos, el Bar Binario de Venarii. Siento que la atmósfera pone en marcha mis jugos creativos.
Esperad un microsegundo, amigos, tengo un feo barabel tapándome la luz...

¿Puedo ayudarte?
¿Tu mesa?
Qué extraño... Acabo de comprobarlo y no parece que ponga “Espantoso Pastor de Nerfs” por ninguna parte.
No sé, ¿crees que se suponía que debía ser gracioso?
¿Qué?
Para tu información, mi hermana nunca ha estado en Gamorr... Pero ya que sacas el tema de los lugares exóticos, creo que visitar una ducha sónica debería ser el máximo de tu itinerario de viaje, colega.
¿Perdona?
En realidad, no creo que tal cosa sea anatómicamente posible.
Espera, colega, ¿no eres un Jedi, verdad?
¿Por qué? Porque tal y como tu mano sigue moviéndose hacia ese bláster, debes creer que tienes la Fuerza de tu parte o algo así.

Discúlpenme, caballeros, esto sólo me llevará un instante...

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