miércoles, 20 de enero de 2016

El arma perfecta (V)


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Capítulo 5


Al menos la rampa permanecía subida, lo que significaba que el Gavilán era seguro. Había tomado un camino largo hasta allí, sin parar de gritar a su comunicador, alternando entre las amenazas y las lisonjas a Orri, y obteniendo sólo el silencio en respuesta. Eso es lo que obtenía por confiar en alguien, incluso en alguien recomendado por Kloda, la única persona en quien confiaba de verdad.
Ciudad Vashka era fastidiosamente prístina y ordenada, lo que significaba que tendría que excavar más de lo normal para encontrar a alguien tan sucio como ella. Tendría que esperar hasta después de que oscureciera para volver a la parte sospechosa de la ciudad, encontrar el garito de los bajos fondos, y tratar de pescar allí un nuevo rebanador. Y este obtendría lo que necesitaba, porque recibiría amenazas en lugar de cálidas instrucciones. Perder un día en el horario previsto le puso de mal genio. Bazine pulsó el botón de su comunicador para activar la rampa, y los finos cabellos de su nuca se erizaron, alertándola del peligro. Extrayendo el escalpelo robado de su bolsillo, giró... y casi le abrió el cuello a Orri de un tajo. Él retrocedió a trompicones, con las manos en alto y un pequeño pinchazo sangrando ligeramente en la garganta.
-¿Por qué has hecho eso? –preguntó, con voz temblorosa.
Bazine volvió a guardar el escalpelo en su bolsillo y le miró fijamente, fría como el hielo.
-Yo podría preguntarte lo mismo.
-He seguido el plan. Obtuve la información, cubrí mis huellas, y volví a la nave. Aunque me perdí. Y alguien me birló el comunicador. –Alzó la muñeca, mostrando una magulladura-. Al menos no es fácil encontrar el espaciopuerto, ¿verdad?
Dejando escapar un suspiro, Bazine subió la rampa con Orri pisándole los talones. Quería creerle... pero nunca creía en nadie. ¿Qué clase de idiota dejaba que le robaran un sencillo comunicador en una ciudad tan segura como la capital de Vashka? Si realmente era tan estúpido, ¿qué podría haber hecho que Kloda creyera que podría valer algo como espía o mercenario? Los instintos de Orri eran horribles. La única opción que quedaba era que sus instintos fueran fantásticos y fuera un extraordinario actor. Tenía que averiguarlo.
Cuando Bazine entró en la zona de carga, giró bruscamente, lanzando una patada alta a la cabeza de Orri. Él lanzó el brazo para bloquearla, de forma rápida pero poco pulida, y soltó un gruñido al recibir, hueso a hueso, toda la fuerza del golpe. Luego ella probó una combinación básica de puñetazos, directo-cruzado-gancho-cruzado, y él apenas logró seguir el ritmo, esquivando y bloqueando de forma poco elegante pero sin recibir auténticos daños.
-¿Qué estás haciendo? –gruñó.
-Poner a prueba tus reflejos –respondió, sin rastro de agotamiento en su voz.
Después de unos cuantos puñetazos más, le agarró e intentó una simple llave que le hizo aullar y revolverse.
-¡Auh! ¡Auh! ¡Para! ¡Vas a romperme la muñeca! –gritó, agitando las piernas para tratar de golpearla.
Ella le liberó.
-No se te da demasiado bien.
Orri se enderezó, frotándose el brazo y lanzándole una mirada llena de reproche.
-Las patadas y los puñetazos son parte de mi entrenamiento, pero Kloda nunca me enseñó nada de lo que sea que has hecho con mi brazo.
Bazine le ofreció una sonrisa torcida.
-No enseña las artes echani en su escuela.
-¿Pero por qué me has atacado? Hice lo que me pediste. Tal como dijiste.
Ella sonrió, cerró la rampa tras ellos, y se dirigió a su camarote.
-Sólo trataba de mantenerte alerta. Me sorprende que dejaras que alguien te robara el comunicador.
Orri la siguió por un instante, luego se detuvo mientras ella cruzaba la puerta y se quitaba la peluca rubia.
-Tenían blásters. Yo no tenía armas. Estaba perdido y tomé un giro por el callejón equivocado. No es tan sorprendente. Pero conseguí la información. El último registro de TK-1472 lo identifica como residente en la Instalación de Retiro Cuarenta y Ocho del Valle de Vashka, que posteriormente cerró. Aquí están las coordenadas. –Le ofreció un fragmento desgarrado de plastifino cubierto con pulcra escritura en mayúsculas, y ella lo tomó-. No está lejos de aquí, pero no hay lanzadera. Supongo que tendremos que alquilar algo.
-¿Por qué lo cerraron?
Él se encogió de hombros.
-Eso no fue lo que me pediste averiguar.
-¿Y por qué crees que deberíamos ir a una instalación cerrada?
-Bueno, lo que tenían los registros de este tipo es que estaban marcados como confidencial, y cuando me salté esa protección, la mayoría de la información habitual tenía un código que podría traducirse por “almacenado en la ubicación”. De modo que tanto si él sigue estando o no en la Instalación Cuarenta y Ocho, sus registros sí lo están. Supongo que, por el motivo que fuera, querían mantener a tu tipo lejos de la instalación principal. Tal vez sea peligroso, o tal vez estén ocultando algo. Aunque el lugar haya ardido hasta los cimientos, lo más probable es que la sala de servidores siga intacta bajo tierra.
Irritada, Bazine golpeó con la palma de su mano el botón para cerrarle la puerta en las narices, y con alivio se quitó el disfraz, cambiándolo por las ropas con las que se sentía más cómoda. Todo negro, todo ceñido, y todo cubierto de mallas, placas de armadura, y armas. La camisa de tejido deflector se ajustó fácilmente sobre su camiseta negra sin mangas. Mientras se colocaba su capucha y sus botas, reflexionó en lo que había aprendido sobre Orri Tenro: principalmente, que Kloda tenía toda la razón. El tipo tenía grandes habilidades como pirata informático, instintos muy pobres, y ningún talento para la manipulación o el espionaje. No podías fingir malos reflejos. Sólo había una cosa que pudiera hacer con él antes del siguiente paso de su misión.
Pobre Orri. 

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