domingo, 21 de febrero de 2010

El honor de los Jedi (57)

57
Un momento más tarde, el rugido se apaga por completo y la brisa se desvanece. Luke trepa al buggy de supervisión y Gideon continúa por el pasadizo. Pocos minutos más tarde, el pasadizo termina en una caja forrada de acero.
-¡Esto es! -dice Gideon-. Bajad a la chica.
Luke y Sidney descargan la camilla de Dena y luego siguen a Gideon a la caja. El minero abre una puerta en la parte trasera y luego dirige la marcha a un pequeño elevador de personal. Deben poner la camilla de Dena de pie para que pueda caber dentro. Gideon activa el elevador y alcanzan el castillete pocos minutos después.
En la superficie, Luke va en cabeza mientras Gideon y Sidney llevan la camilla. Soprendentemente, no encuentra guardias cerca de sus naves. Se detiene al borde del edificio del molino para estudiar la situación.
-¿Qué pensáis? -pregunta-. Tienen que haber descubierto nuestras naves.
Gideon considera la situación un instante.
-Estamos acostumbrados a que los imperiales tengan todos los hombres que quieren -dice luego-. Pero ese no es el caso aquí, especialmente después de que hicieras volar su lanzadera. Apuesto a que tienen a todos sus hombres disponibles bajo tierra, creyendo que estamos ahí atrapados.
Luke asiente.
-De todas formas, yo iré primero. Vosotros dos llevad a Dena una vez que yo esté dentro del ala-X.
-Buena idea -dice Gideon.
Luke sale corriendo hacia su caza, esperando que los soldados de asalto surjan de la arena en cualquier momento. Para su alivio, parece que Gideon estaba en lo cierto. Él y Sidney cruzan el montón de residuos demasiado lento para el gusto de Luke, pero en cualquier caso llegan sin problemas a la nave minera. Pocos minutos después, ambas naves despegan.
-Yo dirigiré el camino para ir con Ire Eleazari -dice Luke-. Espero recordar correctamente esas coordenadas.

Han pasado tres horas desde que Luke rescató a Dena Tredway.

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